martes, 29 de septiembre de 2009

Mencia López de Haro. Reina de Portugal.

Mencia Lopez de Haro. Nace en 1215 y muere en 1270 en Palencia. Es hija de Lope Díaz de Haro, XI señor de Vizcaya, y de Urraca Alfonso. Casa primero con Álvaro Pérez de Castro, matrimonio sin hijos, y después con su primo segundo Sancho II, rey de Portugal, con quien tampoco tiene hijos. Pasa la Corona de Portugal a Alfonso II, hermano de Sancho II. Casa Alfonso II con su también prima Urraca de Castilla que es hija de Alfonso VIII. Mencia es también prima hermana de Alfonso X "el Sabio ", ambos nietos de Alfonso IX de León.

Ya una López de Haro había casado con un monarca portugués. Fue Urraca López de Haro, tía abuela de Mencia. Era Urraca hija del IX señor de Vizcaya. Tiene con Fernando II de León, con quien casa en terceras nupcias para él, dos hijos. Sobrevive Sancho, señor en Valladolid de Aguilar de Campo, que casa con su prima hermana Teresa López de Haro, hermana del XI señor de Vizcaya y así tía de Mencia López de Haro.

Es Urraca Alfonso hija natural de Alfonso IX rey de León, así hermana de padre de Fernando III "el Santo" , habida con Inés Íñiguez de Mendoza, hija del I señor de Mendoza.

Alfonso IX es nieto de los primeros reyes de Portugal, Alfonso Enriquez y Maud de Saboya.

Alfonso IX de León casa en primeras nupcias con su prima hermana Teresa infanta de Portugal, hija de Sancho I de Portugal. Son Alfonso y Teresa nietos de Alfonso Enriquez pimer rey de Portugal; él hijo de Urraca de Portugal y Fernando II de Léón y ella de Sancho I de Portugal, hermano de Urraca. Pero será con su segunda esposa y prima segunda la infanta castellana Berenguela con quien tenga Alfonso IX a su sucesor Fernanado III " el Santo ". Es Berenguela hija de Alfonso VIII y de Leonor de Plantagenet y por lo tanto hermana de Urraca que casa con Alfonso II de Portugal.

Por lo tanto Alfonso III de Portugal y Fernando III " el Santo " de Castilla son primos hermanos. A ello añadir que una nieta natural del rey de Castilla casa con el monarca portugués.

Alfonso VIII de Castilla es primo hermano de Alfonso IX de León, ambos nietos de Alfonso VII rey de Castilla y León.

Los enlaces entre las Casas Reales de Castilla y Portugal continuan, y así Alfonso III de Portugal por su madre primo hermano de Fernando III "el Santo " casa con su también prima Beatriz de Castilla que es hija de Alfonso X "el Sabio " y por lo tanto nieta de Ferando III " el Santo " que como hemos dicho es primo hermano de Alfonso III de Portugal como nietos ambos de Alfonso VIII . Son Alfonso X " el Sabio" y el rey don Dionís, hijo de Alfonso III de Portugal, primos segundos además de ser don Dionís nieto de Alfonso X " el Sabio ".
Alfonso IX de León es también rey de Castilla por su matrimonio con Berenguela que se titula reina de Castilla a la muerte de su hermano Enrique y heredero de Alfonso VIII de Castilla; el que hubiera sido Enrique I que muere a los 13 años.

Maud, Mahaut, de Saboya. Reina consorte de Portugal.

Maud, Mafalda, de Saboya nace en 1125 y muere en Coimbra en 1157. Hija de Amadeo III conde de Saboya y Moriana y de Matilde de Albón casa en 1146 con Alfonso Enriquez , primer rey de Portugal. Nace don Alfonso en Viseu en 1109 y muere en Coimbra en 1185. Es hijo de Enrique de Borgoña, conde de Portugal , y de Teresa de León, condesa de Portugal. Es Teresa hija natural de Alfonso VI de Castilla y de Jimena Muñoz y así hermanastra de Urraca, reina de Castilla. Es Jimena Muñoz hija de Munio Muñoz, conde del Bierzo, y nieta materna del conde de Cea.

Maud y Alfonso son padres de,

Don Enrique, infante de Portugal.
Doña Urraca, infanta de Portugal. Casa con Fernando II, rey de León
Don Mafalda, infanta de Portugal.
Don Sancho I, rei de Portugal. Casa con Dulce de Barcelona, infanta de Aragón. Es dulce hija de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y de Petronila, reina de Aragón. Es Petronila hija única de Ramiro II de Áragón.
Don Juan, infante de Portugal.
Doña Teresa Matilde, infanta de Portugal que casa con Felipe, conde de Flandes y con Eudes III, duque de Borgoña.
Doña Sancha, infanta de Portugal.

Alfonso Enriquez es padre natural de
Don Fernando Alfonso.
Don Pedro Alfonso, maestre de la Orden de Avis-
Don Alfonso de Portugal.
Don Teresa Alfonso.

Con Elvira Gualter es padre de Doña Urraca Alfonso, señora de Aveiro que casa con Pedro Alfonso Viegas.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ermita de Nuestra Señora del Mirón. Soria.

Monumento a San Saturio, patrón de Soria, en la explanada de la Ermita.
Vista de la ermita de Nuestra Señora del Mirón desde San Juan del Duero. Junto a ella el hotel Leonor.

De estilo barroco. Destaca su importante decoración. Desde el cerro donde se encuentra se tiene una estupenda vista de la curva del Duero. La imagen de la Virgen data del siglo XIV. Es una talla un poco tosca en cuanto a los rasgos faciales de la Virgen y del Niño. Tiene al Niño en el brazo izquierdo y una manzana en la mano derecha. Hace unos años se restauró ya que estaba en muy malas condiciones. La fiesta de la Virgen del Mirón, se celebra el día de San Isidro, el 15 de mayo, por ser patrona de los labradores sorianos.

Se ha querido atribuir la fundación de su primitiva iglesia al rey suevo Teodomiro, cuyo hijo se llamo Miro, en el siglo VI. Lo cierto es que en el padrón de vecinos que mando hacer el rey Alfonso X en 1270, ya aparecía la antigua parroquia, que lo fue hasta 1585.
La leyenda popular dice que un labrador encontró que los bueyes se paraban repetidamente en un punto. Este hecho se repitió varias veces sin que el hombre pudiera hacerles avanzar. En un momento determinado escuchó una voz que decía repetidamente: "¡Mira, Mirón!". Impresionado por el suceso, dio parte de lo sucedido a las autoridades de la aldea que fueron allí y comprobaron el hecho milagroso de que los bueyes no avanzaban. Mandaron excavar en ese punto y desenterraron la talla de una virgen a la que denominaron Nuestra Señora del Mirón. Porque se da el caso de que el labrador, al descubrirse la estatua, cayó al suelo repitiendo una y otra vez: "¡Mira, Mirón!, ¡mira, Mirón!". De ahí que dichas autoridades mandaran levantar la primitiva ermita
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San Juan del Duero. Soria. Claustro.
















"La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria........................................

Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.
Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.
Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla,
y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.
La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria............................................................
Gustavo Adolfo Becquer. El Monte de las Ánimas.

Soria. Castillo y Murallas.









La Margen izquierda del Río Duero fue declarada Bien de Interés Cultural el 15 de junio de 2006; ya había sido declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 1979. Situada al este de la ciudad de Soria, en una explanada comprendida entre los cerros de Santa Ana y el Monte de las Ánimas, escenario de algunas leyendas de Becque, junto a San Juan del Duero. Desde aqui siguiendo la ribera del duero llegamos a San Polo y desde aquí a San Saturio.

Soria tuvo un gran castillo, uno de los mejor defendidos en la España de comienzos del siglo XII y del que en la actualidad sólo quedan unos pocos restos esparcidos. La ciudad original se encontraba fuertemente amurallada en su totalidad, más de un kilómetro cuadrado, con una doble barrera y barbacana, estando el castillo en el cerro que lleva su nombre, el originario monte Oria de algunos autores, desde donde se tiene una buena panorámica de la vaguada de la ciudad y el puente sobre el Duero, al que defendía. Hoy encontraremos en el cerro del castillo los depósitos de agua de la ciudad, unas piscinas (que aprovecharon el aljibe del castillo) y el Parador Nacional Antonio Machado. Se atribuye la construcción del castillo, no sin ciertas reservas, al Conde Fernán González, y a Alfonso el emperador y Sancho IV la de las barreras interior y exterior respectivamente. El castillo contaba con una torre del homenaje al este, junto al aljibe y próxima a la muralla interior, que se ciñe más o menos a la superficie del cerro. Dentro de este primer perímetro, al abrigo del castillo, nació la ciudad de Soria. El núcleo se encontraría situada en las proximidades de la iglesia de San Pedro, actual concatedral desde 1266, colegial desde 1152, y que en el siglo XVI sería trasladado a la hoy Plaza Mayor.

El recinto exterior de las murallas, de más de ocho kilómetros y forma más o menos rectangular, cubría gran parte del casco antiguo de la ciudad actual. A lo largo de esta muralla existieron varias puertas, de las que hoy no se conserva ninguna.Tras la retirada y saqueo de las tropas francesas sólo queda una ciudad completamente empobrecida e indefensa por gracia del general Durán, que dinamita el castillo y las murallas como hiciera en otros muchos lugares tal es el caso de Almazán.

Soria. Iglesia de San Nicolás.

Escondida pero no lejos de la Concatedral. Las ruinas de la iglesia de San Nicolás, todavía nos permiten formar una idea de su elegancia. Fue templo de nave única, orientado, con planta de cruz amplio presbiterio y corto transepto. A los pies del muro norte se adosó una rechoncha torre de la que persiste su base.
Se sitúa a unos doscientos metros al suroeste de la concatedral de San Pedro, entre las calle Real y Postas. Sus dimensiones fueros de 28,5 x 6,70 metros. Es obra de un momento avanzado del siglo XII. Hay constancia documental de que en 1858 se demolieron sus bóvedas por amenazar ruina. En 1908 se trasladó su portada oeste a la iglesia de San Juan de Rabanera; y en 1933 se desmontaron parte de sus muros por hallarse inestables. Fue durante esta fase cuando apareció la cripta del templo. Lo que se conserva es su planta, y buena parte del alzado del cilindro absidal, presbiterio y muro sur, el arranque de la torre y la capilla sur añadida, así como la planta de la cripta.






Soria se repobló, entrado ya el siglo XII, cuando se había alcanzado la plenitud del arte románico. Fue por tanto en este estilo arquitectónico en el que se ejecutaron las construcciones civiles y religiosas de la Villa. Componían su estructura urbana una serie de pequeños barrios o colaciones que tenían por núcleo aglutinante una parroquia. Llegó a haber hasta 35 colaciones, según se desprende del censo poblacional de 1270 elaborado por Alfonso X. Cada una de tales colaciones disponía de su propio templo cuya grandeza estaría en función del poder económico de las familias que la formaban. Se conocen las advocaciones de aquellas iglesias románicas parroquiales, muchas de ellas relacionadas con los lugares de procedencia de los repobladores que las levantaron, pero la mayoría han desaparecido. Por testamento de Alfonso el Batallador que legaba sus posesiones a las Órdenes Militares, inmediatamente después de su muerte acaecida en 1134 debieron asentarse en Soria los Caballeros del Temple y los Hospitalarios de San Juan: aquéllos en San Polo y éstos en San Juan del Duero. Así pues, la iglesia de San Juan de Duero -que no el claustro- y la de San Polo son las más primitivas de cuantas obras románicas perduran. Entre las que todavía podems ver, siguen cronológicamente las de San Pedro, Santa María la Mayor; antes San Gil, El Salvador, Santo Domingo y San Juan de Rabanera, todas ellas de la segunda mitad del siglo XII, y por fin, de inicios del siguiente siglo, la iglesia de San Nicolás y el claustro de San Juan de Duero.

Soria. Plaza Mayor.




Conserva restos románicos de su fábrica original de los siglos XII y XIII, si bien la mayor parte de su arquitectura y su mobiliario interno corresponden a una época posterior, fundamentalmente el siglo XVI.

Torre de doña Urraca. Dicen falsamente que doña Urraca estuvo presa en el torreón en que termina el edificio.
La torre perteneció en su día a la familia de Suero de Vega, del linaje de los Betetas y hospedaje de nobles como él cuando acudían de visita a Soria, entre los que cabe destacar al mismísimo Felipe II y Santa Teresa de Jesús cuando se desplazó para fundar el convento de Carmelitas. Habiendo muerto el último descendiente directo, don Jorge de Beteta y Castilla en Valladolid el 7 de enero de 1577, sin sucesión, dejó sus bienes a su sobrino Juan de Castilla y Beteta, que había adoptado el apellido de su madre "Castilla". Era Maestrescuela de la Colegiata y párroco del Espino. Murió el 1 de septiembre de 1589, ocho años después de haber conocido a Santa Teresa. Quedó en posesión del Mayorazgo su hermana doña Juana de Castilla, casada con Fernando de Vega, señor de Grajal, heredando después todos los bienes el segundo hijo de éste matrimonio, Suero de Vega.
El edificio del siglo XV constaba de una elevada torre, de gruesos muros, levantada hasta tres pisos (el tercer piso se derribó en su última utilización) sobre una planta rectangular cuadrada, de mampostería, con piedra sillar en las esquinas, puertas y ventanas, y artesonado en los techos de algunas habitaciones de el interior. Si las dobles molduras que rodean las jambas y dinteles se dieron en los edificios primitivos, no sería obstáculo para asignarle una gran antigüedad. La presencia de los balcones platerescos, no usados hasta la edad moderna, fueron realizados mucho después de la construcción del edificio, y los vanos, hecha abstracción de los antepechos, pudieron ser perfectamente las ventanas primitivas convertidas en los dichos balcones, sin más alteración ni más reforma que la colocación de aquellos.
Por otra parte, la torre estaba unida, o más bien pegada, a la fachada de otro palacio más moderno que se quemó en el siglo XVII, subsistiendo la torre por el grueso de sus muros y su mayor altura. La fachada de este palacio, aunque marcando ya la transición al del renacimiento, era de estilo gótico. La antigua puerta de la fachada en el lateral da lugar a un espacio amplio y abandonado. Éste fue el patio de armas de aquel palacio.
Siglos después fue una pensión que llevó por nombre “de la gitana” y más tarde propiedad de la familia Ruiz Pedroviejo, importantes industriales sorianos.
La Casa del Común, en la que se abre el arco del cuerno, fue sede durante siglos del Estado Llano de Hombres Buenos de la Ciudad de Soria y dónde se conservan los Fueros que otorgaron en su día derechos ciudadanos a los sorianos.
Se trata de un amplio edificio con una severa fachada de tres pisos, dos en su origen pero en su última restauración se le añadió otro de igual factura. En la planta baja se abre el “Arco del Cuerno” y junto a este otro similar pero que da al interior del edificio. Sobre ésta el primer piso tiene un balcón corrido con cuatro vanos de arcos de medio punto, los dos centrales mayores que los laterales. El segundo piso es un poco más bajo pero de igual configuración y sin balcón.
Fue sede de la Biblioteca Pública desde 1935 a 1968. En 1956 se crea e instala en el mismo local el Archivo Histórico Provincial que sería trasladado posteriormente al Palacio de los Ríos y Salcedo. Al año siguiente en 1957 nace legalmente la Casa de Cultura de Soria. Actualmente es sede del Archivo Histórico Lócal.
En su interior encontramos los fueros otorgados a la ciudad de Soria. En 1120 le es concedido el "Fuero Breve" de Alfonso I que recogía los derechos de la población y del cual no nos queda ningún resto físico. En 1214 se le otorgó a Soria otros dos fueros, uno el llamado "extenso" otorgado por el rey Alfonso VIII, en agradecimiento por la acogida que encontró en Soria durante su minoría de edad y otro llamado "Fuero Real" otorgado por Alfonso X en 1256.

Ayuntamiento. Palacio de Los Doce Linajes. El actual edificio del Ayuntamiento es verdaderamente señorial y destaca por el hecho de mostrarse exento, es decir, aislado de todos los demás edificios del entorno. Sobre su fachada aparece, enorme, un escudo nobiliario redondo dividido en doce partes iguales, cada una de las cuales tiene el escudo de una de las casas nobles que repoblaron Soria en el siglo XII.
El edificio perteneció a la Diputación de Los Doce Linajes cuyos nombres eran: Calatañazor, Barnuevos, San Llorente, Velas o Don Vela, Chancilleres (1ª casa), Cancilleres (2ª casa), Santa Cruz, San Esteban o Santisteban, Morales blancos o someros, Morales negro u hondoneros, Salvadores blancos y Salvadores negros. Hasta que edificaron su casa palacio, las juntas generales tenían lugar a campana tañida en la desaparecida iglesia de San Miguel de Montenegro. Todos los linajes eran iguales sin distinción ni preferencia de unos sobre otros.
Se trata de un edificio que ha sido sometido a diversas obras de ampliación y reforma que lo hacen aún más majestuoso, pero del que aún se conserva su fachada principal, obra acometida por Martín de Solano en 1629. La parte antigua muestra una fachada con un pórtico de arquerías de medio punto sobre pilares y dos pisos, el inferior con balcones coronados por frontones rectos, y el superior con vanos adintelados.
Palacio de la Audiencia. Fue antiguo palacio del marqués de Velamazán, se transformó en Ayuntamiento y posteriormente en Audiencia y Cárcel en 1769, fecha en que conoció una profunda remodelación. Sobre ella el reloj colocado mucho después, el mismo que conoció Antonio Machado y al que cantó en uno de los numerosos poemas compuestos durante su larga estancia en tierras sorianas.
Hubo dos relojes en Soria anteriores a este. Uno sobre la desaparecida Puerta del Postigo, demolida en el siglo XX, y otro en la misma Plaza Mayor pero en la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor que fue trasladado en el año 1862, junto con su campana mayor al Palacio de la Audiencia. El reloj consta de la esfera propiamente dicha y de una espadaña de hierro forjado repetidamente retocada, con la campana mayor fundida "a su costa la cual mandaron hacer los caballeros i concejo i justicia i rrejidores de la dicha ciudad para relox" según reza en su inscripción, en 1536. Los campanillos se instalaron tras el traslado y proceden de alguna torre parroquial o ermita dadas sus proporciones. El de los tonos agudos tiene sendas inscripciones además de su fecha de fundición en 1820, el otro no tiene fecha pero se puede datar a principios del siglo XIX.
El palacio es una bella obra neoclasica del siglo XVIII, según planos del arquitecto Antonio Serrano, en un primer momento, y de Domingo Ondátegui, más tarde, se trata de un edificio de planta rectangular, con un pórtico de arcos de medio punto sobre pilares en la planta baja y un piso noble con balcón corrido y cuatro vanos adintelados coronados por frontones rectilíneos.
Fue rehabilitado en 1986 de mano de varios arquitectos: Mariano Magister, Ricardo Martínez y Javier Maroto. El edificio tiene tres plantas, dos salas de exposiciones y dos salas de conferencias, además del propio teatro.

En el centro de la plaza, encontramos la Fuente de los Leones, denominada la "viajera" que estuvo ausente durante años, trasladada en la última renovación urbanística de la Plaza Mayor en 1987, desde su última ubicación en la falda del Cerro del Castillo. Se sabe también que estuvo en el parque de la Alameda de Cervantes e incluso desmontada en los almacenes del Ayuntamiento. Se trata de una fuente ornamental del siglo XVIII realizada según reza en la inscripciçón de la base del pináculo durante el reinado de Carlos IV, año de 1798. Sobre un montículo de rocas dos leones vierten por la boca su agua sobre dos pilas rodeadas por dos serpientes que a su vez derraman el agua al suelo. En el centro hay un pináculo alargado sobre una base rectangular coronado por una piña.