domingo, 16 de febrero de 2020

Catania. La ciudad de las iglesias Barrocas. La Vía Crocifieri



En Catania hay 51 iglesias barrocas. 

y 20 palacios Barrocos.



Construida después del terremoto de 1693, la Via dei Crociferi lleva el nombre de la Iglesia de S. Camillo dei Padri Crociferi, situada al final de la calle. 

Empieza en Piazza San Francesco y se accede a través del arco de San Benedetto. 

Las iglesias y los palacios representan notables ejemplos de la arquitectura barroca y la mayoría de estos edificios fueron realizados por Vaccarini y sus colaboradores directos. 

Las iglesias de San Benedetto, San Giuliano y Santa Chiara no parecen simplemente alineadas al eje de la calle, pero las barandillas de hierro forjado, verdaderas obras de arte de artesanía, dan un cierto movimiento a la pequeña calle. 

Otros espléndidos prototipos de arquitectura barroca son el Collegio dei Gesuiti y Villa Cerami, sed de la Facultad de Derecho. 

El arco de San Benedetto fue construido para unirse al monasterio benedictino con el de las benedictinas; el puente-arco fue construido en una sola noche a principios del siglo XVIII, gracias al obispo Monsignor Andrea Riggio, el constructor de la ciudad. 

Entrando a través del arco, a la izquierda se encuentra la fachada barroca de la iglesia de San Francesco d' Assisi all'Immacolata. 

En la esquina derecha de Via Vittorio Emanuele encontramos la casa de nacimiento de Vincenzo Bellini. 

En el lado derecho de Via dei Crociferi se encuentra el Palazzo Zappalà y poco después la Iglesia de San Giuliano, obra de Vaccarini, cuya fachada curva está subrayado por un extraordinario cancelado. 

Siempre en el lado derecho, terminada Via di San Giuliano, se encontrará el Palazzo Villarruel, ejemplo de construcción civil burguesa. 

Mientras que por otro lado se puede admirar la Iglesia dei Crociferi. 

Via dei Crociferi sigue desempeñando un papel importante en las ceremonias religiosas de la ciudad: por este camino, de hecho, pasa la procesión de Sant'Agata, que se detiene frente a la Iglesia de San Benedetto para escuchar los cantos de las monjas benedictinas. 

La alternancia de los edificios sagrados y seculares y el espectacular dinamismo de esta calle constryen una pequeña calle barroca, una de las más ilustres de las bellezas barrocas de la Sicilia oriental.


San Francisco de Asis




La basílica de Maria Santissima dell'Elemosina, más conocida como basilica della Collegiata, es una iglesia tardobarroca italiana situada a lo largo de la Via Etnea, a poca distancia del palazzo dell'Università.

 La iglesia se encuentra sobre un antiguo templo pagano dedicado a Proserpina

En los primeros siglos de la época cristiana se construyó en el terreno una pequeña iglesia dedicada a la virgen María, que en la época bizantina era llamada Madonna dell'Elemosina. 

En 1396 fue elevada a la dignidad de Regia Cappella porque era muy frecuentada por los aragoneses, gobernantes de Sicilia en esa época.

La iglesia fue reconstruida en los primeros años del siglo XVII, al igual que gran parte de la ciudad de Catania, destruida por el terremoto del 1693. 

Antes del terremoto la entrada del edificio estaba en el tramo inicial de la actual Via Alessandro Manzoni y tras la catástrofe se decidió invertirla, orientándola hacia la Via Etnea. En febrero de 1946 el papa Pío XII elevó la iglesia a la dignidad de basílica menor.

El proyecto se atribuye a Angelo Italia, que cambió la orientación del nuevo edificio respecto al precedente, destruido por el terremoto, de manera que su fachada principal diera hacia la Via Uzeda (la actual Via Etnea), prevista por el plano de reconstrucción. La fachada, proyectada por Stefano Ittar, es un magistral ejemplo del barroco siciliano.

La fachada campanario (típica de la tradición siciliana) es a dos órdenes y en el primer orden tiene seis columnas de piedra, coronadas por una barandilla. En el segundo orden hay un ventana central y a los lados cuatro grandes estatuas de san Pedro, san Pablo, santa Águeda y santa Apolonia. También en el segundo orden hay un elemento central que aloja las campanas. Se accede a la iglesia mediante una gran escalinata antes de la cual, para delimitar el parvis, hay una barandilla de hierro forjado.

El interior tiene planta basilical con tres naves, delimitadas por ocho pilares, y tres ábsides, de los cuales el central está notablemente estirado para permitir la realización del coro de los canónigos, el segundo más importante de la ciudad por detrás del de la catedral.

En la nave de la derecha se encuentra el baptisterio y tres altares con lienzos de Olivio Sozzi que representan a santa Apolonia y san Euplio y un Martirio de santa Águeda de Francesco Gramignani. En el fondo de la nave está el altar de la Inmaculada, protegido por una barandilla de mármol, sobre la cual hay una estatua de mármol de la Virgen.

En el ábside de la nave central está el altar mayor con un icono de la Virgen con el Niño, copia del icono bizantino de la Virgen llamada dell'Elemosina (de la Misericordia) venerada en la basílica colegiata de Biancavilla. Detrás del altar mayor hay un órgano de madera del siglo xviii. A un lado hay un coro de madera con treinta y seis estalos, y al otro lado dos lienzos del pintor Giuseppe Sciuti.

En la nave de la izquierda, en la parte del ábside, está la capilla del Santísimo Sacramento con un altar de mármol. A continuación hay otros tres altares con lienzos que representan a san Juan Nepomuceno, la Sagrada Familia y san Francisco de Sales.


En 1896 Giuseppe Sciuti pintó frescos en la bóveda y la cúpula de la iglesia con varias imágenes de la virgen María, ángeles y santos.



Vía Crociferi

Iglesias de San Francisco de Borja  a la derecha e iglesia de San Benito a la izquierda.


Iglesia de san Francisco de Borja.







La Iglesia de San Francisco de Asís y de la Inmaculada (Chiesa di San Francesco d'Assisi all'Immacolata) es una iglesia barroca cuyo actual edificio data del siglo XVIII, aunque la fachada, construida en piedra caliza, fue terminada a principios del siglo XIX.

Esta iglesia está muy ligada a la figura de la Reina Leonor de Anjou, esposa de Federico II de Aragón, que fue enterrada allí. 
En el interior, se puede ver una lápida de piedra que señala el lugar de la sepultura. Además, hay una pintura anónima del siglo XVIII, que la representa junto a Santa Clara.

Destacan también la estatua de madera de la Inmaculada Concepción, atribuida al escultor de Palermo Bagnasco, y "El camino al Calvario", pintado en 1541 por Jacopo Vignerio.

En la Iglesia de San Francisco de Asís y la Inmaculada se guardan seis de los once "candelore" que desfilan en la Fiesta de Santa Águeda.



Plaza de San Francisco de Asis y Arco de San Benito

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