domingo, 5 de abril de 2020

Gómez Carrillo de Albornoz. Protonotario, Canónigo y Tesorero de la Catedral de Cuenca


Gómez Carrillo de Albornoz. Protonotario, Canónigo y Tesorero de la Catedral de Cuenca

Arquitectura y poder: espacios emblemáticos del linaje Albornoz en la ciudad de Cuenca. Pedro Miguel Ibáñez Martínez

Historia y Arte en las Catedrales de España. Narciso Casas, 20113

Luz Rokiski Lázaro. Arquitectura del siglo XVI en Cuenca, 1985 y La escultura del primer tercio del siglo XVI en Cuenca de 1996 de la misma autora

           
            Vivian los Carrillo de Albornoz en casa palacio situado en el lugar que ahora ocupa la Audiencia Provincial de Cuenca, junto a la Fuente del Escardillo y la Puerta de San Juan. De esta casa palacio solo han quedado las columnas del patio de la Audiencia tras ser derruida en 1970. Recibe el nombre de El Cuarterón la casa solariega de los Albornoz en  la Ronda de Julián Romero o del Huécar, en la parte alta del casco Antiguo. Situada un poco más arriba de la Catedral. Más abajo de la Catedral tenía su casa el canónigo Gómez Carrillo de Albornoz y Mendoza. Llamada Casa del Canónigo o Casa Curato de San Martín, ahora sede del Museo Arqueológico de Cuenca. La Casa de los Carillo de Albornoz fue propiedad de los que son sus herederos desde el siglo XVIII los duques del Infantado[1].

            La Capilla de los Caballeros fue construida en uno de los ábsides laterales de la Catedral. Tuvo que ser reedificada en los primeros años del siglo XVI tras  las obras de la girola que se llevaron a cabo a mediados del siglo XV. En el año 1448 se modifica la cabecera de la Catedral, levantándose una girola similar a la de Toledo

            Se ubica la Capilla en la zona de encuentro de la Girola y la nave del Evangelio, formando un rincón y poseyendo dos entradas a la misma, una con reja y otra con puerta labrada en alabastro. Del trabajo en la Capilla de los Caballeros se encarga Antonio Flórez, maestro entallador[2]. La fábrica de la Capilla es protorrenacentista, siendo su estructura gótica y la decoración plateresca. Comenzaron las obras entre 1520 y 1525 siendo terminadas en 1531. Antonio Florez también trabaja  en Capilla de los Apóstoles fundada por el Chantre de la Catedral, García de Villarreal, en 1528.  Con el trabajan Cristóbal de Andino, Martín Gómez el Viejo, Gonzalo de Castro y Pedro de Castro[3].
           
            De las obras de reconstrucción de la Capilla de los Caballeros se encarga Gómez Carrillo de Albornoz, hijo natural de Pedro Carrillo de Albornoz y Toledo. Tuvo D. Pedro, además, fuera de matrimonio, a Gómez Carrillo, Canónigo de la iglesia de Cuenca; Gonzalo Carrillo, Garci Lasso de la Vega y Fray Francisco, Religioso; los tres primeros los nombra su padre en el testamento. Con Gómez interviene en las obras su hermano Luis en 1517.

            Gómez Carrillo de Albornoz estudia en Colegio de los Españoles de Bolonia, que había fundado su antepasado el cardenal Gil de Albornoz, hijo del cuarto señor de Albornoz. Estuvo en Bolonia desde 1486  hasta 1498 y fue en el centro: rector, consiliario, consiliario médico y visitador extraordinario. Su larga estancia en  Italia influye en las ideas de Gómez  para rehacer la capilla familiar donde vemos reflejado el estilo plateresco clasicista.
           
            Sabemos que Pedro Carrillo de Albornoz. Alcalde Mayor de los Hijosdalgo de Castilla. Dio muerte a su hermano Juan por maltratar a su madre, obteniendo el perdón de los Reyes Católicos. Casó con Mencía de Mendoza y Quiñones, hermana del segundo conde de Tendilla y primer marqués de Mondejar[4]. Fueron padres, entre otros, de Luis Carrillo de Albornoz su primogénito y sucesor, y de Alonso Carrillo de Albornoz, obispo de Ávila[5]. Lo encontramos como hijo de sexto hijo de Gómez Carrillo de Albornoz, consejero de Juan II y Enrique IV, y de Teresa de Toledo, hermana del primer duque de Alba. Este matrimonio son los abuelos paternos del Obispo y tiene un hijo tambien llamdo Alonso Carrillo de Albornoz que fue canónigo de Cuenca y es tío paterno del obispo de Avila.

            Gómez Carrillo de Albornoz es hermano de Luis Carrillo de Albornoz y Toledo, que sigue como cabeza de la familia Albornoz de Cuenca. Luis tenía por tanto el patronato de la Capilla de los Caballeros de la familia Albornoz de la catedral de Cuenca. La jefatura de linaje Albornoz pasa a sus parientes de apellido Carrillo de Albornoz cuando mueren sin descendencia María y Beatriz de Albornoz, ultimas señoras de Albornoz, a fines del siglo XIV.

                A la muerte de Luis Carrillo de Albornoz sin descendencia masculina, le sucedió en el título su hija primogénita, Mencía Carrillo de Albornoz y Barrientos, esposa de Gutierre de Cárdenas, señor de Colmenar, hijo del duque de Maqueda. Otra de sus hijas, Juana Carrillo de Albornoz, casa con Fernando Carrillo de Mendoza, conde de Priego.  Con sucesión el segundo matrimonio como condes de Priego[6]. Juan de Cárdenas, hija de Mencia Carrillo de Albornoz, es madre de Sancha de Mendoza en quien sigue el linaje Carrillo de Albornoz. Casó con Francisco Centurión, hermano del marqués de Estepa, Sevilla. En los marqueses de Estepa está la sucesión del linaje Carrillo de Albornoz. El titulo de Estepa cae en la Casa del Infantado en el siglo XVIII y los Infantado serán dueños de los bienes Carrillo de Albornoz. Entre estos bienes la casa de Cuenca que es derruida en 1970 y sobre ella se levanta la el edificio de la Audiencia Provincial de Cuenca.
            La Capilla de los Caballeros reúne varias obras de arte, incluyendo sus dos rejas. Debe su nombre a la inscripción que podemos leer sobre su puerta plateresca DEVICTIS MILITIBUS MORS TRIUMPHAT, la muerte triunfa siempre sobre los caballeros. Esta portada está trabajada en piedra blanca y ornamentada con motivos alegóricos alusivos a los caballeros y a la muerte. Sin olvidar el esqueleto con su guadaña sobre el frontón triangular que cierra esta portada para recordarnos la acción desoladora de la muerte, triunfante siempre de la vida.
            La Capilla de los Caballeros se funda en el siglo XIV como panteón familiar de la familia Albornoz. Es la capilla más importante de la Catedral. Fundada en el siglo XIV por don García Alvarez de Albornoz y su esposa doña Teresa de Luna, cuartos señores de Albornoz. Fundada bajo la advocación de Santa María de la Seo. Levantada en uno de los ábsides de la catedral que fueron destruidos para construir la doble girola a mediados del siglo XV.

            En ella fueron enterrados los fundadores y tambien su hijo Alvar García de Albornoz y Luna, quinto señor de Albornoz[7]. García Alvarez de Albornoz y su hijo Alvar estan sepultados con estatuas yacentes de alabastro realizadas en el siglo XVI durante la reforma de la capilla. En los sepulcros de García Álvarez de Albornoz y de su hijo Alvar García de Albornoz, los personajes van vestidos con sus respectivas armaduras de caballeros. Colocadas sobre los sepulcros e incrustadas en los muros se encuentran dos placas en bronce que nombres de los personajes enterrados en la Capilla. El sepulcro de la Fundadora es una impactante losa por debajo el nivel del suelo actual. En esta losa vemos la imagen de Teresa de Albornoz vestida con ropajes negros tallados en pizarra y alabastro. Se considera fue costeado por su hijo el arzobispo y cardenal don Gil de Albornoz y Luna[8]. Pedro Carrillo de Albornoz padre de Gomez y de Luis Carrillo de Albornoz, los reformadores de la Capilla, muere en 1493 y tambien fue enterrado en la capilla de los Caballeros. En esta capilla está el sepulcro del obispo Antonio Palafox, colocado en el siglo XIX. El sepulcro del obispo Palafox está formado por una urna de mármol rojo, con las insignias episcopales en su frente, y entre dos jaspeadas columnas dóricas figura la placa con la leyenda conmemorativa de este enterramiento

            Además de las esplendidas rejas con escudos de los Albornoz, obra de Esteban Lemosín, podemos ver dos retablos obra de FernandoYañez de la Almedina. El primero es el retablo de la Adoración de los Reyes, el segundo el retablo de La Piedad[9] y el tercero al fondo de la Capilla, el retablo mayor, de 1526, cuya tabla central representa la Crucifixión del Señor es obra de Martín Gómez, el Viejo, seguidor de Yáñez de la Almedina. A los pies del altar de La Piedad se encuentra una lápida de mármol blanco que muestra en relieve la figura del Canónigo y Tesorero Gómez Carrillo de Albornoz, enterrado bajo ella, y cuenta con la siguiente inscripción: Peccator Thesaurarius - migravit anno D. MDXXXVI Die XII SE...., sin encontrarse legible el resto por estar empotrada la piedra bajo la mesa del altar. Los marcos platerescos originales de retablo de la Adoración de los Reyes y del retablo de La Piedad son obra de Antonio Flórez.

            Fernando Yáñez de la Almedina está considerado por muchos historiadores como el pintor español más importante del Renacimiento. Fue uno de los principales introductores en España de las fórmulas propias del cuatrocento italiano, que había aprendido del propio Leonardo da Vinci, con el que pudo haber colaborado incluso en la desaparecida “Batalla de Anghieri”, y también, según algunos autores, de Rafael. Aunque después de su regreso de Italia, el artista había estado trabajando antes en Valencia, con Hernando de los Llanos, no sería extraño que el propio Carrillo de Albornoz pudiera haberlo conocido en la propia península italiana, y que sería este hecho el que le hubiera movido al sacerdote conquense a reclamarle, entre 1525 y 1531, a la ciudad del Turia, donde entonces se encontraba, para que pudiera terminar la decoración pictórica de su capilla. En este sentido, otros críticos también ven en su obra reminiscencias del pintor italiano Filippino Lippi, lo que nos lleva a pensar en su estancia no sólo en Florencia, sino también en Roma.
            Fernando Yáñez de la Almedina, (Almedina, Ciudad Real, h. 1475-1540). Pintor español. Puede ser considerado el «más exquisito pintor del Renacimiento en España». Se le cita por vez primera en unas Relaciones de los pueblos de España (1575), en la misma Almedina, como «licenciado Yánez». Documentado en Cuenca a partir del 1525. Se encarga del Retablo de la Crucifixión de la capilla de los Caballeros de la catedral. El estilo leonardesco se manifiesta en la Epifanía de la capilla de los Caballeros de la catedral de Cuenca, de la que Antonio Ponz, cuando todavía se desconocía su autoría, escribió que si no era de Leonardo da Vinci había de ser «de algún célebre hombre de los que iban a estudiar su obra a Florencia». Del análisis de las pinturas ejecutadas en solitario al final de sus carreras se desprende un mejor conocimiento de la pintura italiana de finales de quattrocento por parte de Yáñez, quien maneja con soltura y combina con acierto en sus pinturas de la capilla de los Caballeros de la catedral de Cuenca modelos tanto de Leonardo como de Filippino Lippi, que parecen exigir una estancia en Roma previa a su paso por Florencia. La muerte de Lippi en 1504 y el abandono de la proyectada Batalla de Anghieri por Leonardo, que parte para Milán en mayo de 1506, explicarían el retorno a la península. En 1525 se encontraba en Cuenca, donde otorgó poder, declarándose vecino de Almedina, para cobrar ciertas deudas que tenía pendientes en Valencia, poniéndose de manifiesto que, a pesar del traslado a su localidad natal, no había perdido el contacto con Valencia. De 1526 a 1531 trabajó en la catedral de Cuenca en la capilla de los Albornoz y de los Carrillo de Albornoz, llamada de los Caballeros. En 1532 reaparece en Almedina como compadre en un bautizo, lo que se va a repetir en los años siguientes hasta octubre de 1537, fecha de la última referencia documental disponible. En el mes de enero de 1536, en una visita hecha a Almedina por los comisionados de la Orden de Santiago, se citaba a «Hernandiañez» entre los vecinos «de cuantía» de la localidad, lo que habitualmente implicaba un reconocimiento de hidalguía. Yáñez, que tuvo cuatro hijos, aparece documentado en Almedina hasta 1537, dedicándose por completo al desaparecido retablo mayor de su pueblo natal. Introductor de las fórmulas quattrocentistas italianas en Valencia y Castilla la Nueva. Su conocimiento de la pintura de Leonardo da Vinci, con quien pudo colaborar en el perdido mural de La batalla de Anghieri, conjugando su influencia con la de otros pintores italianos como Filippo Lippi o Perugino, se pone de manifiesto tanto en el conjunto de su producción pictórica como en sus dibujos  del Museo del Louvre y en la labor de sus seguidores directos, como el conquense Martín Gómez el Viejo.





[1] Los Carrillo de Albornoz terminan sin sucesión masculina en la línea primogénita y la sucesión pasa a mediados del siglo XVII a sus primos los marqueses de Estepa que también asumen la Alcaldía de los Hijosdalgo. Serán luego los Infantado también marqueses de Estepa. Por ello la Casa de los Carrillo de Albornoz en Cuenca fue propiedad de los duques del Infantado, marqueses de Estepa, desde el siglo XIX. Arquitectura y poder: espacios emblemáticos del linaje Albornoz en la ciudad de Cuenca. Pedro Miguel Ibáñez Martínez. Universidad de Castilla La Mancha. 2003
[2] Alrededor de 1518 vino a Cuenca el entallador Francisco de Coca, procedía de Sigüenza, en cuya catedral había participado en la realización de la sillería del coro. Había nacido en Coca en 1466. Era hijo de Juan García Hernández y de Catalina Sánchez y nieto de maestre Juan, un pintor flamenco que vivía en Coca. Contrajo matrimonio con Francisca Rodríguez y de esta unión nacieron tres hijos, Catalina, que casó con el maestro de cantería y entallador Antonio Flórez, Francisca, que lo hizo con el carpintero Pedro Suárez y Diego, que fue organista y vihuelista.
[3] La Capilla de los Apóstoles  fue fundada en el siglo XVI por el chantre García de Villarreal. La obra de la capilla se inició en 1528 a cargo de Antonio Flórez y Juan de Alviz. La portada se organiza dentro del más puro estilo renacentista. Su pórtico de entrada es majestuoso y está realizado en piedra labrada con reja de Cristóbal de Andino, de estilo plateresco. El altar principal dispone de un retablo central con esculturas de talla policromada y pinturas, del siglo XVI. También existen pinturas del siglo XVI en el altar situado a la derecha también llamado de la Virgen de la Salud, obra de Andrés de Vargas. El altar de la izquierda fue trazado por José Martín de Aldehuela, mientras que la reja del comulgatorio es de Alonso Beltrán, en el más puro estilo conquense de círculos secantes formando estrellas. Las pilastras y columnas no abundan en decoración puesto que ésta se traslada hacia lugares secundarios.
[4]  Íñigo López de Mendoza y Quiñones, 1440- 1515, fue  el primer marqués de Mondejar  y segundo conde de Tendilla, conocido como El Gran Tendilla. Sobrino paterno del primer duque del Infantado y del Cardenal Mendoza.  Hijo de Íñigo López de Mendoza y Figueroa, primer conde de Tendilla, y nieto paterno del poeta y poderoso señor Íñigo López de Mendoza, el marqués de Santillana.
[5] Alonso Carrillo de Albornoz, muere en 1514. Fue canónigo de Toledo, visitador y reformador de la orden de San Benito en España, obispo de Catania entre 1486-96. Durante este tiempo, volvió a Castilla para reformar algunos monasterios benedictinos, misión que le fue encomendada por el Papa Inocencio VIII, a instancias de los Reyes Católicos. Durante este período de retorno a Castilla, realizó inspecciones a diversas universidades en las que había habido denuncias por parte de los corregidores reales sobre la mala praxis y la conducta indigna de los frailes. En 1496 fue nombrado obispo de Ávila, cargo que ocupó hasta la fecha de su muerte, así como el de presidente de la chancillería de Ciudad Real en 1494, y más tarde de la de Granada, en 1505. Fue enterrado en la capilla de San Ildefonso de la catedral de Toledo, con el beneplácito del cardenal Cisneros.
[6] Juana Carrillo de Mendoza casa con Fernando Carrillo de Mendoza, VII conde de Priego, señor de Escavas y Cañaveras, señor de las escribanías públicas, del pontazgo y de las penas de cámara de la ciudad de Guadalajara, embajador del rey Felipe II en Portugal, Asistente de Sevilla, Mayordomo mayor de Juan de Austria, con quien se halló en Lepanto, con sucesión en los condes de Priego.
[7] García Álvarez de Albornoz, cuarto señor de Albornoz. Muere en 1328, sepultado en la Catedral de Cuenca. Casó con Teresa Luna, fallecida en 1362. Hermana de Jimeno de Luna, arzobispo de Toledo, de Pedro de Luna Ricohombre de Aragón, y de Juan Martínez de Luna padre del Papa Luna y bisabuelo del condestable de Castilla Álvaro de Luna. Padres de Alvar García de Albornoz el Viejo, señor de Albornoz;
[8] Gil Álvarez de Albornoz, nacido en 1310, fallecido el 24-VIII-1367 en Viterbo, Italia. Arzobispo de Toledo 1337, Cardenal de Santa Sabina 1351; fundador del Colegio Español de Bolonia, Italia.
[9] Los cuadros de la Piedad y la Adoración de los Magos, pintadas por Fernando Yáñez hacia 1525-1532 para la capilla de los Caballeros de la Catedral de Cuenca han sido recientemente restaurados por el restaurador Luis Priego, ayudado por su equipo de colaboradores. La restauración ha sido producto de un convenio firmado entre el Obispado de Cuenca y la empresa pública Canal de Isabel II de Madrid, que ha financiado los trabajos.

Martín Gómez el Viejo (c. 1500 – 1562) fue un pintor renacentista español activo en Cuenca, cabeza de una dinastía de artistas que culmina con el arquitecto Juan Gómez de Mora.


Juan Gómez de Mora, nació en Cuenca en 1586 y muere en Madrid en 1648. 


Hijo de Juan Gómez, pintor, y nieto de Martín Gómez el Viejo, pintor que trabaja en la catedral de Cuenca

Las noticias documentales acerca de Martín Gómez arrancan de la carta de dote, que el pintor no pudo firmar por no saber escribir, fechada en abril de 1526. Se sabe por ella que era hijo de Julián Gómez, vecino de la villa de San Clemente de la que probablemente fuese natural. Contrajo matrimonio con Catalina de Castro, hija del pintor Gonzalo de Castro, con domicilio en el barrio de San Esteban de Cuenca.1​ Con su suegro y sus cuñados, Diego y Pedro de Castro, integró el taller más activo de la diócesis, a cuyo frente se situó a la muerte de Gonzalo de Castro en 1535.

Con Catalina de Castro tuvo tres hijos, Gonzalo y Julián, también pintores, y Catalina, que casó con Mateo Calvete, procurador. 

A su muerte (1562), continuó con el taller Gonzalo, nacido en 1531 y desde 1552 asociado artísticamente con su padre en obras como el retablo de los Santos Mateo y Lorenzo de la catedral de Cuenca.

La incorporación de Martín Gómez al taller de Gonzalo de Castro queda confirmada por un documento de poder otorgado en 1532 a su suegro, junto con sus cuñados y firmado por él, que entre tanto había aprendido a escribir, para que contratase la pintura y dorado del retablo de la iglesia parroquial de Horche, en la actual provincia de Guadalajara.​ Tanto este como el resto de los retablos documentados en estos años se han perdido, conservándose únicamente el de Valdecabras, en el que trabajaba el equipo en el momento de morir Gonzalo de Castro. La asimilación de los modelos de Fernando Yáñez de la Almedina, presente en Cuenca entre 1525 y 1531, es ya manifiesta en este retablo y ha de deberse a la intervención de Martín Gómez más que a la del viejo Castro. Algunas tablas, como las de David e Isaías, parecen incluso directamente copiadas de los paneles del retablo de la Crucifixión pintado por Yáñez para la catedral conquense.

Ya en solitario y a partir de 1547, cuando percibió alguna cantidad por el retablo de escultura de la capilla de Santiago de la catedral, limitada su participación al dorado, monopolizará los trabajos de pintura en el templo catedralicio: retablos del Cabildo, 1548-1549, y de san Mateo y san Lorenzo, 1553-1554. De este momento y pintada también para la catedral ha de ser la Presentación del Niño Jesús en el templo (Museo Diocesano), la obra más célebre y de mayor nivel del pintor, a la vez que la más cercana a Yáñez de la Almedina, a quien en ocasiones se ha atribuido.4​ Al margen de estas obras para la catedral, y junto a otros trabajos menores, en 1550 contrató un retablo de San Juan Evangelista para el convento de Santo Domingo, a costa de la capellanía fundada por Francisco Hernández, fallecido en las Indias, del que se conserva la tabla central en el Palacio Episcopal.

La última obra documentada, de lo conservado, es el retablo de la parroquial de Castillejo del Romeral, asentado y tasado en 1555 por lo que debió de ser pintado inmediatamente antes. Desmembrado y sustituido por otro barroco, restan cuatro tablas en el muro de la Epístola de la propia iglesia, dos en formato rectangular, con la Adoración de los Reyes y una nueva versión de la Presentación más recogida que la anterior pero con rica ornamentación renacentista, como por ejemplo en los angelotes del ara del altar, que debió de tomar de estampas, y dos tondos con las imágenes de los santos Juan Bautista y Antonio Abad.

Entre las obras atribuidas cabe destacar la copia de la Piedad de Sebastiano del Piombo procedente de la cárcel de Cuenca y propiedad del Ministerio de Justicia. La pintura original, sobre pizarra, fue pintada para Francisco de los Cobos con destino a su Sacra Capilla del Salvador de Úbeda y no se completó antes de 1539, por lo que hay que descartar totalmente la posibilidad de que la copia fuese ejecutada por Yáñez, como alguna vez se ha supuesto a la vista de la figura de San Juan Evangelista, situada tras la Virgen y mal encajada en la composición, que no aparece en el cuadro original de Piombo y recuerda al contrario imágenes semejantes del pintor de la Almedina. La copia atribuida a Gómez conserva el marco original, con una inscripción tomada de las Lamentaciones de Jeremías, lo que permite descartar que fuese parte de un retablo, pero pudiera tratarse de la pintura que el ayuntamiento le encargó en 1549 para el altar de Nuestra Señora de la Piedad de la catedral, «que es a cargo de esta çibdad».




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