Entre los años 1000 y 500 a. C. los celtiberos de la España prerromana viven en pequeños y numerosos asentamientos dispersos por el territorio del centro peninsular. Son poblados en llano junto a cursos de agua o manantiales donde no eran extrañas las inundaciones. La superficie media de estos asentamientos era generalmente de medio kilómetro cuadrado. Los asentamientos en llano dependían de un poblado en altura que localizados en lugares estratégicos permitían controlar amplios territorios y desde ellos divisar un valle o un paisaje abierto y ejes de comunicación. Desde estos poblados era posible el control y defensa del territorio así como la vigilancia de los caminos. Sus defensas naturales se fueron completando con sencillas murallas que se adaptaban al perímetro del terreno. Estos asentamientos en altura se localizan en las llamadas MORRAS y el algunas zonas como ocurre en tierras de Carrascosa MUELAS. Son las MORRAS elevaciones de pequeña altura en las vegas de los ríos o en donde hubo zonas pantanosas desde donde se divisa una gran espacio. Tales son las circunstancias que caracterizan el conocido en Loranca como Cerrro de la Morilla. Situado al oeste del termino y desde donde es posible la vista de todos los pueblos de los altrededores Huete, Vellisca, Carrascosa, Olmedila y Alcazar del Rey. En algunas de estas morras se pueden observar amontonamientos de piedras como resultado del derrumbe de sus construcciones. En algunas morras se pueden encontar restos de muros que si son más o menos circulares se denominan morras y que si son alargadas reciben el nombre de castillejos.
En Carrascosa, encontramos los importantes restos de uno de estos poblados en altura en el cerro de la Muela del Pulpón. Asentamiento que prolonga su existencia durante la época romana hasta llegar a la edad media.
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