domingo, 28 de febrero de 2021

Incautación de los bienes religiosos desamortizados. Monasterio Bernardo de Nuestra Señora de Monte Sión. Toledo

Ángela Franco. Doña Catalina Núñez, segunda esposa de Alonso Álvarez de Toledo, fundadora del desaparecido Monasterio de Santa Clara, en Madrid. Avatares históricos y consideraciones artísticas», Anales del Instituto de Estudios Madrileños (Madrid), LVII (2017), págs. 327-375

Varios organismos intervinieron en la incautación de los bienes religiosos desamortizados.

El Ministerio de Hacienda, a través de los intendentes, comisionados y contadores de arbitrios, se haría cargo de los bienes destinados a la amortización de la deuda, en tanto el Ministerio de la Gobernación, por medio de las comisiones civiles por el designadas, le corresponderían los objetos relacionados con las ciencias y las artes: bibliotecas, pinturas, esculturas, etc. Por su parte, los obispos se harían cargo de los objetos litúrgicos, vasos sagrados y ornamentos. 

Intervinieron asimismo la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que desempeñó un destacado papel en la salvaguarda del patrimonio cultural, y en menor medida, la Academia de la Historia y Sociedades Económicas . Los bienes muebles de monasterios y conventos se catalogaron en cuatro grupos diferentes según el destino determinado por las medidas legales: 1º. Los destinados a la venta: víveres, frutos, caldos, muebles de uso de la comunidad, aperos de labranza, adornos, ganados, utensilios de cocina, etc. 2º. Los bienes culturales artísticos y literarios constituidos por las pinturas, esculturas y bibliotecas de los conventos, adjudicados a los museos y bibliotecas públicas. 3º. Los objetos de culto y ornamentos sagrados que deberían ser entregados a las parroquias e iglesias abiertas. 4º. Los muebles de uso personal de los religiosos que, considerados como bienes particulares, podían entregárseles en el momento de su exclaustración .

Entre las actividades desarrolladas por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando figuró la creación de algunas comisiones en un escaso número de provincias, que funcionaron como asesoras de las comisiones civiles, aunque en Madrid, Toledo y Ávila fueron las que confeccionaron los inventarios. La formación de los inventarios no se verificó simultáneamente en todos ellos y tampoco concurrieron oportunamente los delegados de las autoridades civil y eclesiástica. 

A finales de octubre se habían realizado los inventarios de diecisiete conventos de Toledo y su partido. 

En algunos, como la Sisla y Monte Sión, emplazados extramuros de la ciudad, cuando se fue a tomar posesión de ellos, no se hallaron existencias de frutos en los almacenes ni objetos muebles; se habían vendido las caballerías, aperos de labranza, ganado lanar, etc. Eran considerados entre los más ricos, con gran número de tierras y elevadas rentas. El convento de los bernardos tenía propiedades en las provincias de Toledo, Cuenca y Guadalajara. La extensión de sus fincas se evaluó en unas 3.600 hectáreas y la renta en unos 50.000 reales anuales30. Según afirmaciones del comisionado aparecieron completamente desmantelados: “En el espacio de 15 días los frutos, granos y existencias han desaparecido. No queda más que el edificio y tierras incultas porque las labranzas las tienen arrendadas y tomado dinero por adelantado como aparece en los contratos celebrados. Han arrendado los pastos con fecha 1º de septiembre exigiendo a los arrendadores la mitad del importe a la firma del contrato por lo que sólo se podrá obtener la ganancia del valor de unos miserables muebles que los más infelices vecinos no quieren” . 

Ante las irregularidades e ignorancia de muchos empleados del gobierno para controlar la enajenación de los bienes artísticos de los conventos, la Academia de San Fernando adquiere protagonismo para solucionar la caótica situación. La mayoría de los organismos culturales, la prensa y el propio Gobierno coincidían en afirmar que la riqueza cultural de los monasterios y conventos era considerable. Revista Española se refería en 1835 a que las riquezas en escultura, pintura y manuscritos eran numerosas y muy apreciadas por los extranjeros que acudían no sólo a estudiarlas y copiarlas, sino también a sustraerlas para exportarlas a sus países. Sin embargo, más que la calidad de muchas obras, era la cantidad la que imperaba, aunque, por diversas razones, algunos de los objetos más valiosos no llegaron a manos del Estado. No hay que olvidar las ventas clandestinas de obras a comisiones extranjeras así como a particulares y la entrega de otras a las iglesias que permanecieron abiertas. 

El Ministerio del Interior a instancias de la Academia, ordenó la creación de comisiones artísticas dependientes de ella, con la finalidad de que recorriesen las provincias y averiguase la riqueza artística que había sido transferida al Estado. No llegaron a funcionar en todas las provincias; solamente pudieron recorrer algunas: Madrid, Burgos, Toledo, Salamanca, Ávila, Segovia, Valladolid, Zamora y Palencia. 

La Academia organizó comisiones para desplazarse a las provincias e inventariar los bienes artísticos para su futura recogida. La primera de dichas comisiones fue la presidida por el pintor de Cámara Juan Gálvez, cuya actuación se desarrolló en Madrid, Alcalá y Toledo, y contó con la colaboración de otras de tipo eventual asociadas temporalmente a ella. La comisión en la que trabajó también su hijo Miguel Gálvez, invirtió 397 días, más de un año, en inventariar y recoger los objetos artísticos de los conventos de Madrid, Alcalá y Toledo. En Madrid permaneció 192 días, en Alcalá 47, en El Paular 50; el resto del tiempo lo ocupó en el traslado de los mismos a la Academia y en la formación de un inventario general. 

Al iniciar sus trabajos en los conventos de Madrid, las comisiones civiles, encargadas de incautarse de los efectos culturales y artísticos, ya se habían hecho cargo de los de varios conventos, aunque posteriormente también fueron trasladados a la Academia. La primera operación realizada por Gálvez fue efectuar un reconocimiento general de los objetos con el fin de asegurarlos en la medida de lo posible y contribuir a preservarlos. Objetos valiosísimos desaparecieron, como el altar de oro y marfil regalado por la Reina Isabel la Católica a la fundadora del convento de Santa Clara, donde se contabilizó un cuadro de buena calidad entre los cuadros procedentes de conventos madrileños, según comunicación de Juan Gálvez. A continuación procedieron a la formación de inventarios, ya que los confeccionados por los comisionados civiles resultaban inservibles, por ser incompletos y deficientes. Tampoco existía una normativa sobre la pertenencia o no al Estado de objetos que se decían ser de patronato o de hermandades. Por otra parte el Gobierno no había adoptado fórmulas en cuanto a iglesias de conventos que iban a quedar abiertas al culto, y muchas de las capillas guardaban obras importantes, pero se desconocía el paradero de las llaves y no se les permitía levantar las cerraduras. También se les planteó un problema con los retablos de las iglesias contenían mármoles y dorados. La Academia los consideraba obras de arte y susceptibles por tanto de incautación. Esta opinión contrastaba con la de los comisionados de amortización para quienes el dorado y los mármoles correspondían a la amortización y no a las Bellas Artes. Por lo que respecta a bienes artísticos a caballo entre los muebles y los inmuebles, como los frisos, sepulcros, balaustradas y estatuas incrustadas en los muros, eran también reclamados frecuentemente, por los compradores de los edificios por entender que formaban parte del mismo.

A todo lo indicado se unía la falta de medios para coronar con éxito la desamortización de las obras de arte. Para paliar la situación, se arbitró la concesión de 6.000 reales en marzo de 1836, pero resultaron totalmente insuficiente, por lo que hubo se elevarse el presupuesto a 30.000 reales. Los comisionados de la Academia hicieron inventarios de 37 conventos de la Corte, poco más explícitos que los realizados por los comisionados de amortización, pero más efectivos. En los cuadros se indicaba el tema o título, dimensiones y lugar de procedencia, y rara vez el autor, si bien se trataba de una clasificación provisional, pues más tarde se trasladarían a la Academia para ser sometidos a una clasificación más científica por una comisión compuesta por los directores de pintura, escultura, arquitectura y grabado. De entre los cuadros de los 33 conventos de Madrid, clasificados como de primera, segunda y tercera, solamente uno del convento de Santa Clara, fue catalogado en el primer grupo34.

Juan Gálvez también fue comisionado para la catalogación y obtención de objetos artísticos en los conventos de Toledo. En esta provincia había 68 conventos suprimidos, 41 de religiosos y 27 de religiosas, lo que supondría a juicio del comisionado el hallazgo de importantes obras, pero la realidad fue otra bien distinta. Se unió además el agravante de también se personaron en Toledo clandestinos extranjeros con ánimo de apropiarse las obras más relevantes, como los celebres cuadros guardados en la iglesia del Tránsito.

El barón Taylor, de origen inglés y nacionalizado francés, y el pintor Dauzats fueron enviados por el rey de Francia Luis Felipe. Curiosamente ambos eran amigos de Madrazo y el segundo además de Valentín Carderera, que fue nombrado comisionado de Burgos. Cuando Juan Gálvez llegó a Toledo los comisionados antedichos, con importantes sumas de dinero, se les habían adelantado a visitar conventos de religiosas y adquirir cuadros valiosos. El comisionado de la Academia de San Fernando realizó inventarios de pinturas y esculturas, que fueron traídas a Madrid, de 19 conventos toledanos, el más rico de los cuales fue San Pedro Mártir, de donde se incautaron 318 pinturas y 59 esculturas, y traídos a Madrid.

De San Bernardo, fueron incautados 33 cuadros y una escultura y cuatro traídos a Madrid. Julio Porres consigna muy pocos objetos litúrgicos: retablos y mesas de altar, sillería de coro, cajonería en la sacristía, 2 estatuas de piedra con la Virgen y San Bernardo, un escudo de armas de piedra, de todo lo cual se ignora el paradero. Según él, se ignora si fueron recogidos por la Comisión de Monumentos. El Gobierno Civil de Toledo pidió la devolución, en 1844, de las obras trasladadas a Madrid, porque no disponía de nada apreciable para formar el museo: “Aunque es grande el número de pinturas recogidas no hay originales ni piezas de mérito de que poder formar el museo pues si esta capital debía poseerlas por muchos títulos fue despojada de esa riqueza, ya por el pintor de Cámara Juan Gálvez que trasladó a Madrid una colección de pinturas escogida y respetable en 1836 y además se cree que hubo substracciones de dichos efectos en diferentes ocasiones”. Los que no se trajeron a Madrid fueron depositados en el convento de San Pedro Mártir.

Una fuente documental importante es la aportada por Esteban de Garibay, ya que efectúa la descripción hacia 1509. El manuscrito se conserva en la Real Academia de la Historia.

 

martes, 23 de febrero de 2021

Los Ocaña de Madrid y los Alarcón de Cuenca

Gabriel de Alarcón Ocaña fue un noble y militar castellano que sirvió en las guerras de Italia .

Era hijo de Gonzalo de Ocaña y Teresa de Alarcón, la cual quedó viuda muy pronto de su marido y por razones de prestigio de un miembro de su familia, el militar Fernando de Alarcón , se decidió dejar el apellido Ocaña y se decidió establecer el de Alarcón entre sus descendientes. 

Se casó con María de Soria, también natural de Madrid,  con quien tuvo su sucesor Luis , miembro del consejo de Hacienda, y María, que se casó con el cronista de Carlos V, Pedro de Salazar. 

Vecino de Madrid, como se declaró en sus obras, es forzoso considerar a este desatendido historiador de Carlos V y Felipe II, en cuyo manuscrito inédito de El Escorial se conservan indicios de la residencia familiar en la real villa; casó con Aldonza Vázquez de Carrión, según consta en la filiación del testamento de su hijo, y no con María de Alarcón, como confundió el diccionario de Álvarez y Baena, error en que han incurrido algunos catálogos y estudios sobre su hijo Eugenio. Poseyó inmuebles en Madrid, en la collación de San Ginés, según atestigua un poder para tomar un censo de 500 ducados otorgado desde Sevilla (19 de agosto de 1567), ciudad en la que probablemente pudo recabar datos para su última obra histórica.

Hermano de Lope Ruiz de Alarcón y Carrillo, quinto señor de Valverde, es Hernán, segundo hijo de sus padres, de quien vienen los señores de Valera de Arriba y los marqueses de Valle Siciliana con heredamientos en Palomares del Campo.

Diego Ruiz de Alarcón, hijo legitimo de Fernán Ruiz de Alarcón y de su mujer doña Francisca de Salazar, anduvo en las guerras en servicio de los Reyes don Juan el II y don Enrique IV. Casó dos veces. La primera, con doña Isabel, de quien, y de su apellido no hay otra noticia. Tuvieron por hijo a Diego Ruiz de Alarcón que casó en Carrión de los Condes con doña María de Berrio de quien descienden los Alarcones que viven en Carrión de los Condes, Palencia. Viudo Diego Ruiz de Alarcón de su primera mujer doña Isabel, casó segunda vez en Palomares del Campo con doña Isabel de Llanes y Santoyo, hija de Rodrigo de Llanes y Noriega el viejo y de su mujer doña María de Santoyo. Padres del primer marques de Valle Siciliana en Italia

Diego de Alarcón y su mujer Isabel Llanes son padres de Hernando de Alarcón[1] que casa con Constanza de Lizón y tiene amores con doña Juana de Nápoles, viuda del rey Fernando II de Nápoles. Hernando de Alarcón es el primer marqués de Valle Siciliana y Renda[2]. De su matrimonio con Constanza de Lizón tuvo una hija, Isabel de Alarcón y Lizón, segunda marquesa de Valle Siciliana que casa con un Mendoza de la Casa del Infantado, nieto del segundo duque de Infantado, con sucesión en Italia en los Caracciolo[3]

De los amores en Italia de Hernando Ruiz de Alarcón y Carrillo con Juana de Aragón, viuda de Fernando II de Nápoles y sobrina de Fernando el Católico, nacieron dos hijos, Alonso, que murió niño y Fernando de Alarcón que fue el primer señor de Valera de Arriba[4]. Fernando de Alarcón fundó Mayorazgo en la villa de Valera agregando la hacienda de Palomares del Campo, que había sido de su padre[5].

       Diego de Alarcón que casa con Isabel Llanes es padre con una primera mujer de nombre desconocido de Diego Ruiz de Alarcón que casa con María Berrio, de los que vienen los Alarcones de Carrión en Palencia[6].

Gabriel de Alarcón-Ocaña y Céspedes, nieto paterno de Luis de Alarcón y de María de Soria, desempeño varios cargos administrativos bajo el reinado de Felipe IV. Fue Caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresó el año de 1615. Compró y unió a su mayorazgo, la villa de Pozuelo de Alarcón.

Gabriel de Alarcón-Ocaña y Céspedes contrajo matrimonio con doña Mariana de Garnica y Ramírez de Haro, natural de Madrid, hija de don Francisco de Garnica Torres, Corregidor de Valladolid, de la Contaduría Mayor y Consejo de Real Hacienda, Caballero de la Orden de Santiago y de doña Jordana María de Eguino. Tuvo hijos con doña Margarita de Aybar, que fueron legitimados por el Rey.

Gabriel de Alarcón-Ocaña y Mariana de Garnica tuvieron dos hijos:

  • Luis de Alarcón-Ocaña y Garnica
  • Gaspar José de Alarcón-Ocaña y Garnica

Gabriel de Alarcón-Ocaña y Margarita de Aybar tuvieron dos hijos:

  • Francisco Antonio de Alarcón-Ocaña y Céspedes y Aybar
  • Antonio de Alarcón-Ocaña y Céspedes y Aybar


[1] Hermana suya es Leonor de Alarcón se casó con su pariente Andrés de Alarcón. Tuvieron un hijo, Diego de Alarcón y Alarcón, que obtuvo hábito de la orden de Santiago. Leonor de Alarcón fue dama de la reina Juana en Tordesillas y Andrés de Alarcón caballerizo de dicha reina. Hermanos son también Isabel de Alarcón y Lope de Alarcón. Isabel de Alarcón tuvo una hija, Francisca de Alarcón, que casa con Íñigo López de Mendoza, de los señores de Ocentejo, rama de los duques del Infantado; vivió en la villa de Palomares del Campo hasta su muerte en 1595 a los 95 años de edad.

[2] Llamado “el señor Alarcón”, célebre capitán general del emperador Carlos V, nacido hacia 1466, muerto en Castilnovo el 15 de enero de 1540, caballero de la Orden de Santiago, conde de Somorriva del Bosque, marqués de la Vala Siciliana y de Renda, castellano de Castilnovo de Nápoles. Contrajo matrimonio en Córdoba con doña Constanza Lizón, con ilustre sucesión en España e Italia, contándose entre esta última a don Carmine Niccolò Caracciolo, V príncipe de Santo Buono, virrey del Perú. José Ignacio Rubio Mañé, Introducción al estudio de los virreyes de la Nueva España, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. Fondo de Cultura Económica, 1983. Comentarios de los hechos del señor Alarcón, marques de la Valle Siciliana y de Renda, y de las guerras en que se halló por espacio de cincuenta y ocho años. Antonio Suarez de Alarcón, año 1665. Marquesado de Valle-Siciliana. Es un título nobiliario español creado por el monarca Carlos I de España en 1526 a favor del Capitán Hernando de Alarcón y Llanes, título radicado en la provincia de Abruzzo, Marqués de Renda, Conde de Somorriva del Bosque, fundador del Mayorazgo de su Casa y Miembro de la Casa de los Marqueses de Trocifal y Condes de Torresvedras. Natural de Palomares del Campo, en 1513, el Rey Fernando el Católico, le dio el Gobierno de la provincia de Calabria, y en 1528, le nombró el Emperador su Capitán General y Lugarteniente, en Trípoli de Berbería. Había tomado parte en las campañas de Italia, en compañía del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba. También desempeñó el cargo de Castellano de Castilnovo, en Nápoles, y después fue Virrey de este Reino. Le fue encomendada la custodio del Rey de Francia, Francisco I, en Italia y en España, cuando cayó prisionero, y al entrar las armas Imperiales en Roma, gobernada por don Carlos de Borbón, tuvo también en custodia al Pontífice Clemente VII. Pasó a África para echar de Túnez a los turcos, que había sido invadida por Barbarroja; Capitán General de todos los Ejércitos de Italia, en sucesión al Príncipe de Orange.

[3] Iñigo López de Mendoza, II duque del Infantado, casa con María de Luna, señora de Alamín, Méntrida, el Prado, la Torre y San Martín, quien instituyó en su marido mayorazgo con las villas de Méntrida, Alamín, el Prado, San Martín de Valdeiglesias, Arenas, Castilbayuelas, la Torre de Esteban Hambrán, la Higuera de las Dueñas, hija y heredera de Álvaro de Luna, condestable de Castilla, y de su segunda mujer Juana Pimentel, hija de los II conde de Benavente. Su nieto Pedro casa con la I marquesa de Valle Siciliana hija única de Hernando de Alarcón Mendoza y Llanes, Salazar y Santoyo, 1466-1540, I marqués de Valle Siciliana, capitán general de las armas imperiales en Carlos V, y lugarteniente de este emperador así como capitán general de todos los ejércitos, en las provincias italianas. Fundó largo mayorazgo sobre sus bienes en Nápoles y Palomares de Huete, hoy Palomares de Campo. Con sucesión los marqueses de Valle Siciliana. Doña Isabel de Alarcón y Lizón, II marquesa de la Valle Siciliana y de Renda en la provincia de Abruzo y Calabria, como única heredera legítima de Hernando de Alarcón cuyo mayorazgo fundado con los bienes de Italia heredó. Casa en Guadalajara con Pedro González de Mendoza, en presencia del rey Francisco I de Francia, cuando en 1525 su padre, Hernando de Alarcón lo llevaba prisionero a Madrid. Tuvo siete hijos. El primogénito es Fernando de Alarcón y Mendoza, murió joven y su hijo Fernando de Alarcón fue el III marqués del Valle Siciliana y de Renda, al que sigue su hermano Pedro, IV marqués del Valle Siciliano. Con sucesión. El primer marqués de Valle Siciliana es tío de doña Francisca de Alarcón, hija de doña Isabel de Alarcón, su hermana, que contrajo matrimonio con su pariente don Íñigo López de Mendoza, de los señores de Ocentejo, rama de los duques del Infantado; vivió en la villa de Palomares del Campo hasta su muerte en 1595 a los 95 años de edad.

[4] Se manda enterrar en el altar mayor de la iglesia parroquial de Valera de Arriba. Podemos ver su lapida y su escudo. En la página WEB del Ayuntamiento de Valeria proporciona interesantes informaciones sobre Valera de Arriba y sobre su pasado como Valeria, ciudad romana. Tambien en la página granvaleria.com podemos consultar informaciones sobre Valera de Arriba y sobre la ciudad romana de Valeria. Los Alarcón dotan a la iglesia de Valera de una importante y rica ornamentación litúrgica.

[5] Fernando de Alarcón, Señor de Valera, nació en Nápoles (1510 a 1512). Siendo muy joven  fue nombrado caballero de la Orden  de San Juan de la que llegó a ser Gran Canciller  y en cuyas caravanas sirvió combatiendo a los turcos. Fue caballero de justicia, quedando agregado a la Lengua de Castilla, recibiendo uno de los cargos más importantes de esta Lengua, el de  Bailío de Lora. Destacó como militar recibiendo numerosos títulos: Comendador de El Viso, encomiendas de Olmos y Bamba, etc. y perteneció al Consejo de Guerra, como consejero del Rey Felipe II. Valeria. Jornadas Romanas 2016.

A la muerte de su padre heredó el señorío de Palomares del Campo y varios bienes por Nápoles con los que más tarde compró Valera de Arriba para formar junto al señorío heredado y los de Poveda y Santa María del Campo un rico mayorazgo para su hijo Diego, enterrado también como él, en la iglesia de la Sey, a la que dotó con varias capellanías, ornamentos, relicarios, etc. y  le añadieron la torre, el artesonado de la nave del evangelio, que lleva su escudo y el altar con cerámica de Talavera. El Molino de Herraiz en Valera de Arriba formó parte de los bienes que Fernando de Alarcón destina a la dotación dotó las capellanías que fundó en la Iglesia parroquial de la Sey de Valeria en el S.XVI. El agua utilizada en el molino, antes de llegar al río, continuaba hasta mover un batán.

[6] El mecenazgo de la familia Berrio en la iglesia de San Julián de Carrión de los Condes. Concepción Ferrero Maes, 1996. El Solar de los Berrio está en Vizcaya. Diccionario Heráldico y Genealógico de apellidos españoles y americano de Alberto y Arturo García Carraffa. De Vizcaya pasaron a ambas Castillas, fundando casas de mucho lustre en Hinojosa y Cogolludo (Guadalajara); en Medinaceli (Soria); en Aguilar de Campóo, Frómista y Carrión de los Condes (Palencia), y en la ciudad de Ávila.


Aunque Pozuelo se constituía en lugar realengo -jurisdicción real ordinaria-, el acceso a la corona de Felipe IV en 1621 propicia una serie de ventas que palien la bancarrota de las arcas reales por los gastos de sus antecesores y permitan al rey entrante mantener a flote sus ejércitos de mar y tierra para sostener la expansión territorial. El 6 de mayo de 1625, el monarca recibe permiso para vender terrenos reales correspondientes a veinte mil vasallos, entre los que se encontraba Pozuelo de Aravaca.

 El 21 de enero de 1629, Bartolomé Spínola, Factor General del reino, solicita la compra del lugar de Perales -actual Perales del Río- por 17 000 maravedíes por vecino, pero poco después, renuncia a dicha compra. Luis de Alarcón, que pertenecía al Consejo de Contaduría Mayor de Hacienda de su Majestad, aprovecha dicha situación para solicitar la subrogación de la deuda de Spínola por la compra de Perales, cambiándola por la aldea de Pozuelo de Aravaca. El 31 de enero de 1632 se aprueba la escritura de venta -por valor de 2 454 925 maravedíes-,por la que Gabriel de Ocaña y Alarcón, hijo del solicitante, se hace cargo de la aldea. Un año después, en 1633, Pozuelo se convierte en villa y los derechos de señorío se incorporan al mayorazgo familiar, lo que da al municipio su nombre definitivo como Pozuelo de Alarcón.

Gabriel de Ocaña y Alarcón Venegas, cuarto  señor de la Villa del Pozuelo, es hijo de Gaspar José de Ocaña y Alarcón Garnica y Haro, tercer señor del Pozuelo, y de Salvadora Venegas de Córdoba y Aguayo, Casa con su pariente de los Alarcón llamada Luisa de Alarcón y Montoya, tercera  condesa de Valverde de Júcar, Señora de la villa de Valverde, y de las de Talayuelas, Veguillas, Ontecillas y Mezquitas. Muerto su marido en 1676. La Marquesa, sin hijos de su primer matrimonio, casa de nuevo con Antonio de Velasco de la Cueva y Ramírez de Arellano, XIII conde de Siruela, Mayorazgo de la villa de Roa y su tierra, Señor de los Valles de Pernía y de Cervera de Río Pisuerga, de Castrejón y Villalobón, y del Mayorazgo de Nogueros. Padres de José de Velasco de la Cueva Ruiz de Alarcón y Ceballos que muere en 1701 y de Josefa de Velasco de la Cueva Ruiz de Alarcón y Ceballos, cuarta condesa de Valverde de Júcar.


 

 

Alcocer, Dávila y Coronel

 Poder y riqueza: los judeoconversos de Castilla en el tránsito del Medievo a la Modernidad. María del Pilar Rábade Obrad.

El doctor Juan Díaz de Alcocer es nieto de Fernando Díaz de Alcocer, que vivía en Alcalá de Henares en los años centrales de la década de los 30 del siglo XV. Juan II ordenó a su montero mayor, Diego Hurtado de Mendoza, que lo armara caballero. Otro Fernando Díaz de Alcocer, escribano de cámara, hijo del anterior, es el padre del doctor Juan Díaz de Alcocer. Juan Díaz de Alcocer obtiene un grado de licenciado, aunque no se ha podido determinar la universidad en la que cursó esos estudios. Su primer apuntamiento como oficial cortesano se hizo en 1465, cuando se convirtió en miembro del consejo y en oidor de la audiencia de Alfonso de Castilla, que acababa de ser proclamado rey tras la deposición de su medio hermano, Enrique IV, en la Farsa de Ávila. Tras la muerte de Alfonso en 1468, Juan se integró en la corte de Enrique IV, ostentando los mismos oficios que ya había desempeñado junto al difunto. Cuando se inició el reinado de los Reyes Católicos en 1474 se encontraba a su lado. El servicio a la corona permitió a Juan Díaz de Alcocer hacerse con un importante patrimonio. También le reportó un gran reconocimiento social, pues se le consideró uno de los juristas más destacados del reinado. Fue regidor de su ciudad de residencia, Valladolid. Su primogénito, Cristóbal, fue introducido tempranamente en la corte de los Reyes Católicos, aunque su prematura muerte hizo que Juan se centrara en su segundogénito, García, hasta ese momento dedicado a la carrera eclesiástica, pues ya se le había concedido una canonjía en Granada. García sustituyo a su difunto hermano mayor en los planes de su padre. Dejó de lado la carrera eclesiástica para asentar como oficial en la corte de los Reyes Católicos, aunque su carrera como tal nunca logró ensombrecer la de su padre. También fue el beneficiario del mayorazgo que fundaron sus progenitores, así como quien sucedió al doctor de Alcocer en la regiduría de Valladolid. Durante sus últimos años de vida Juan Díaz de Alcocer y su esposa fundaron la capilla que iba a convertirse en su última morada en la Iglesia de San Miguel de Valladolid, bajo la advocación de San Juan Evangelista. La pareja la dotó muy generosamente, quedando como patronos de la misma dos de los tres hijos que les sobrevivieron: García e Isabel; la tercera, Juana, quedó al margen, posiblemente porque hacía ya muchos años que se había apartado del mundo, tras ingresar en el monasterio cisterciense de San Quirce de Valladolid.

 El ingreso en la carrera eclesiástica fue otra vía para la promoción social de los judeoconversos. Tal es el caso de Juan Arias de Ávila, el segundo de los hijos de Diego Arias de Ávila, todopoderoso contador de cuentas de Enrique IV y muy posiblemente convertido al cristianismo en la infancia. El primogénito, Pedro Arias de Ávila, siguió una carrera de oficial regio durante el reinado de Enrique IV, con el que tuvo una excelente relación hasta que las convulsas circunstancias del reinado separaron a los dos hombres, convirtiéndoles en feroces enemigos. Pedro acabó pasándose al partido de los futuros Reyes Católicos, muriendo en el contexto de la guerra de sucesión, cuando participaba en el sitio de Madrid para reducirla a la obediencia de los Reyes Católicos. Fue el primer conde de Puñoenrostro.

La única hermana, Isabel, casó con Gómez González de la Hoz, también converso, así como también oficial al servicio de la corona. Probablemente el más destacado de la parentela fue uno de los cuñados de Isabel, don Esteban González de la Hoz, protonotario apostólico, consejero de los Reyes Católicos, que, aunque ostentó a lo largo de su vida diversos cargos eclesiásticos, se permitió el lujo de rechazar nada menos que dos mitras episcopales, las de Calahorra y Astorga, que le ofrecieron Isabel y Fernando.

Juan Arias de Ávila y González, más conocido como Juan Arias Dávila (h. 1436, Segovia – 1497, Roma) fue nombrado obispo de Segovia, protonotario apostólico y del Consejo Real de Enrique IV de Castilla y los Reyes Católicos. Fue un mecenas de las artes y las letras y está considerado el introductor de la imprenta en España, de la mano de Juan Parix de Heidelberg, quien imprimió en Segovia el Sinodal de Aguilafuente en 1472. Mandó edificar también el palacio episcopal de Segovia y reedificó el castillo de Turégano. Yace sepultado junto al denominado altar del Crucifijo de la catedral de Segovia

Ya avanzada la década de los ochenta, el Santo Oficio abrió proceso contra los progenitores y la abuela materna del prelado segoviano. El desarrollo del proceso, que debió resultar bastante escandaloso, es muy mal conocido. Pero lo que parece evidente es que se recogieron abundantes testimonios incriminatorios contra las dos mujeres, a las que los declarantes pintaban como criptojudías, mientras que los testimonios relativos al padre parecen apuntar más bien en otra línea, la del desprecio hacia el cristianismo, pero también hacia el judaísmo. Las cosas se pusieron tan feas, que el obispo debió de considerar que la única opción de que el proceso terminara bien para sus parientes pasaba por recurrir al amparo de Roma, donde podía acudir a Rodrigo de Borja, con quien le unía una vieja amistad. De modo que marchó subrepticiamente a la Ciudad Eterna, donde iba a pasar el resto de su vida. Allí desarrolló una exitosa estrategia, que culminó con la absolución de sus parientes, absolución que los soberanos estuvieron dispuestos a acatar.

Abrahem Seneor y Meyr Melamed, suegro y yerno, se convierten al cristianismo en 1492 como Fernán Pérez Coronel y Fernán Núñez Coronel. La familia una la riqueza que ya tenía al prestigio social que su condición judía le había negado.

Fernán Pérez Coronel se convierte en miembro del consejo real, regidor de la ciudad de Segovia, en la que estaba avecindado, y, finalmente, se le concedió ejecutoria de hidalguía, rehabilitando un antiguo linaje desparecido como consecuencia de la extinción de sus miembros. Como símbolo de su nueva funda una capilla funeraria en el monasterio de El Parral de Segovia bajo la advocación de la Santa Cruz.

El éxito de los Coronel fue efímero. La participación de algunos miembros de la familia en la guerra de las Comunidades fue determinante. Sobre todo, hay que destacar el papel que jugó Íñigo López Coronel, cuya única hija estaba casada con Juan Bravo, uno de los líderes comuneros.

 

sábado, 20 de febrero de 2021

Diligencias de deslinde de vías pecuarias del término de Masegosa, año 1890

Diligencias de deslinde de vías pecuarias del término de Masegosa, año 1890

           La Cañada Real de Beteta que arrancaba de Molina de Aragón pasaba por Masegosa. Por ella transitaban unas trescientas mil cabezas de ganado. En la comarca de Molina de Aragón nacía la Cañada de Beteta que atravesaba los términos de Cañizares, Fuertescusa, Albalate de las Nogueras, Arrancacepas, Bonilla, Olmedilla del Campo y Carrascosa del Campo. Desde este último pueblo se dirigía por Rozalén hasta Uclés. Desde aquí se seguía hasta los pastos de Toledo, Ciudad Real o Jaén. Por tierra de Masegosa también discurría la cañada de Rodrigo Ardaz. Esta Cañada recogía los ganados de las tierras del norte de Cuenca en sus límites con Guadalajara. Arrancaba en la provincia de Guadalajara y cruzaba el río Tajo por el puente de Rodrigo Ardaz en tierras de Peralejo de las Trucha. Entraba en la provincia de Cuenca por Cueva del Hierro y continuaba por Masegosa, Poyatos, el Tobar, Las Majadas, Portilla, Villalba de la Sierra, Sotos, Mariana, Embid, Arcos de la Cantera hasta Chillarón, cruzando primero el río Chillarón y después el Júcar por el puente Palmero. Terminaba en tierras de Villar de Olalla.

La anchura de una cañada era, cuando cruzaba tierras de cultivo, de 6 sogas de 45 palmos lo que equivale a unas noventa varas castellanas. La cara castellana son unos 83, 5 centímetros. La cañada no tenía límite de anchura cuando pasaba por baldíos o montes comunales. El deslinde de estas vías pecuarias se intentó establecer a través del Reglamento de Reorganización de la Asociación General de Ganaderos. Este organismo sustituye la Mesta en el segundo tercio del siglo XIX. La legislación deriva de las Cortes de Cádiz de 1808 termina con el Honrado Concejo de La Mesta[1] en 1836. Por Real Orden de 31 de enero de 1836, se crea la Asociación General de Ganaderos del Reino. Debía atender al fomento de la ganadería siendo de ello responsables los alcaldes. El Reglamento de 31 de marzo de 1854 disponía que corresponda al Ministro de Fomento la suprema inspección y jurisdicción sobre las cañadas reales. Por Real Decreto de 3 de marzo de 1877, se aprueba el Reglamento para el régimen de la Asociación General de Ganaderos del Reino. La Asociación de Ganaderos estuvo vigente hasta la creación del Sindicato Nacional de Ganadería, en 1940. En 1931 cambia el nombre por Asociación General de Ganaderos de España. El Archivo de la Asociación de Ganaderos hereda toda la documentación procedente del antiguo Concejo de Mesta, con documentos que se remontan al siglo XIII. La gestión, administración y custodia de las vías mesteñas pasa en 1974 al Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA). En la actualidad las Comunidades Autónomas tienen a su cargo la gestión de los que queda de la cañadas trashumante mesteñas. Muchos de los tramos recuperados de las cañadas mesteñas forman parte de la red de Senderos de diferente longitud puestos en valor.

Pueblo de Masegosa. Partido de Priego. Deslinde de la cañada real de noventa varas- unos 75 metros-verificado el día 23 de abril de 1890. Don Pedro Benito, Secretario del Ayuntamiento del pueblo de Masegosa, certifica que en la secretaria de su cargo se encuentre el Expediente General de deslinde de la Cañada Real que pasa por la jurisdicción de esta localidad. Este Expediente recoge como en sesión extraordinaria del ayuntamiento de Masegosa celebrada el día 14 de abril de 1890 se elige a las personas que han de formar la comisión para proceder al deslinde y amojonamiento de la cañada real número seis llamada de Beteta, de acuerdo a los marcado en el reglamento vigente al haberse presentado en la localidad el visitador de Cañadas don Luciano Merino.

La comisión nombrada hace el siguiente deslinde y amojonamiento. Se comienza en el Llano de la Peña horadada- Peñabradá[2]- en donde se fijaron los primeros mojones quedando a su anchura reglamentaria. A las 250 varas se fijaron otros hallando intruso a Florencio Caballero en tres celemines[3] de sembradura. A las 200 otros hallando intruso al citado Florencio Caballero en cuatro celemines de sembradura y a Paulino Heras en uno. A las 120 varas otros hallando intruso a Saturnino Martin en dos celemines, Guillermo Marco en dos cuartillos[4]. A las 150 varas se formaron mojones laterales y centrales hallando intrusos a Segundo Mayordomo en seis celemines, a Martin Esteban en cinco. A las 100 se fijaron en el sitio Muela Pinilla hallando intrusos a Saturnino Martínez en dos cuartillo. A las 90 otros hallando intrusos a Eustaquio Sanz en seis cuartillos, Valentín Mayordomo en cuatro y a Santiago Formero en dos. A las 190 otros hallando intrusos a Domingo de las Heras en catorce celemines. A igual distancia otros, hallando intrusos a Fermina Pozuelo en seis celemines, a Agapito Ochoa en ocho cuartillos. A las 130 otros, hallando una tinada y corral intrusos de Fermina Pozuelo, hallando intruso a Pedro Mayordomo Cava en dos cuartillos. A las 200 otros, hallando intrusos a Domingo de las Heras en dos celemines. A las 100 otros, resultando mitad de la tina de Juan Cava dentro de la Cañada, Lorenzo mayordomo en dos celemines y Agustín Mayordomo en uno. A las 290 otros, en este trayecto se encontraron viejos que se renovaron. A las 100 se fijaron otros, hallando intrusos el corral de la tina de Baldomero Sanz. A las 390 otros. A las 290 otros desestimando a poca distancia otros. A las 129 otros, hallando intrusos a Segundo Mayordomo en dos cuartillos. A las 100 otros, hallando intruso a Diego de las Heras en seis celemines. A las 229 otros. A las 160 otros, hallando intrusa a Paulina Caballero en dos celemines, Benigno Mayordomo  en tres. A las 80 otros, hallando intruso a Laureano Marzo en dos cuartillos. A las 190 y sitio de  la Iberzilla otros. A las 80 otros, hallando intruso a Agapito García en dos celemines. A las 70 y Bajada de las Cuerdas otros, se hallo intruso a Benigno Mayordomo, una tinada y corral, Agapito Cava en tres cuartillos, Santiago Gómez en dos. Continuando con dirección al mediodía a las 70 otros. A las 490 otros en el sitio que llaman el Arroyo de los Arenales, se halló intruso a Santiago Gómez en un celemín. A las 170 otros, hallando intruso a Julián Hernanz en dos celemines, Santiago Gómez en dos. A las 190 otros, intruso Pablo Sanz en seis cuartillos, Aniceto Cava en tres celemines, Julián de las Heras en tres, Baldomero Sanz en cuatro, Pedro López en tres vecino del Tobar. A las 80 otros, intruso Pio Caballero en tres cuartillos. A las 10 izquierda de la Juan Fría[5] se fijo otro central y lateral. Hallando intruso a Julián Vélez en un celemín, Pedro Antonio Vélez en tres. A las 100 y sitio de la Juan Fría otros. A 160 otros subida al cerro del Canalón, hallando una tinada, intruso, de Baldomero Sanz, intruso arbitrario y un pedazo de tierra de tres celemines, Santiago Caballero en tres cuartillos. A las 329 otros, hallando intruso a Eusebia Martínez en dos cuartillos. A las 900 y sitio Alto de las Tijeras otros, hallando intrusos, a Juan de Mata Mayordomo en un celemín, Agustín Mayordomo en uno. A las 300 otros. A las 480 otros. A las 400 otros, hallando intruso a Victoriano Sanz en ocho celemines. A las 200 otros, hallando intrusa a Salustina Cava en diez cuartillos, Hipólito Caballero en cuatro celemines. A las 200 y sitio Alto de los Saleojones otros, hallando intruso a Julián Sanz vecino de Valtablado en siete celemines. A las 200 otros, hallando intruso a Benito Vélez de Laguna Seca en diez cuartillos. A las 290 se fijaron otros. A las 300 otros, hallando intruso a Marcos Vélez, vecino del Tobar, en cuatro celemines. A las 200 y sitio de la Matanza se fijaron otros y en el desembarque de la Cañada, según determina la cartilla reglamentaria a distancia de 400 varas. Se termina la operación pues ya se entra en terrenos comunales de la Ciudad de Cuenca.

Se concluyen estas operaciones a las cinco de la tarde sin reclamación ni protesta alguna, firmando los señores que compusieron la comisión conmigo el Visitador Luciano Merino. Las operaciones se iniciaron a las nueve de la mañana. La Comisión para estas operaciones de amojonamiento y deslinde la integraron don Raimundo Hernanz como presidente y como peritos, Bernabé Sanz, Norberto de Huete, Juan segura, Antero Esteban, Eustaquio Sanz, Julián Hernanz, Pedro Benito.

Bibliografía. Diligencias de deslinde de vías pecuarias del término de Masegosa (Cuenca). Diversos Mesta, 665, Expediente, 18 1890 / 1891. Expediente sobre las vías pecuarias del término de Masegosa (Cuenca). Archivo General de Simancas. Archivo Histórico Nacional, dentro de Asociación General de Ganaderos del Reino.

 



[1] El Honrado Concejo de la Mesta de Alfonso X fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio, reuniendo a todos los pastores de León y Castilla. Ya antes, los ganaderos se reunían en asambleas o consejos llamados mestas. La palabra mesta proviene de mixta, que significa mezclada. Las reuniones se hacían en diferentes lugares dos o tres veces al año. Su finalidad era  tratar de los negocios concernientes a sus ganados y para distinguir y separar los mestencos (animales sin dueño conocido) que se hubiesen mezclado.

[2] El Tormagal de Muela Pinilla. La última Ciudad Encantada de Cuenca. Emilio Guadalajara. Revista Mansiegona Numero seis. Diciembre de 2011. El Tormagal de Muela Pinilla de Miguel Ángel rubio Castillejo y de Alfonso Calle el Tormagal de Masegosa en Las Aldeas Encantadas. Geología.

[3] El celemín son unos 537 metros cuadrados.

[4] El celemín tiene 4 cuartillos. Cada celemín son unos 134 metros cuadrados.

[5] Fuente de la Juan Fría (Masegosa, Cuenca). Otra Fuente de la Juan Fría en Cebreros, Ávila. La Toponimia de las fuentes de España. Emilio Nieto Ballester. Universidad Autónoma de Madrid, 2013.

Sobre la despoblación de las Altas Tierras sorianas en torno a Sárnago

Los despoblados de las altas tierras sorianas en el entorno de Sárnago.



En el primer tercio del XIX la caída del precio de la lana en los mercados internacionales supone el comienza de la despoblación de los altos valles sorianos del Cidacos y el Linares .en 1824 residían en ellos 9.224 personas.

La Tierra de Yanguas la situamos en el Alto Valle del Cidacos y La Tierra de San Pedro en el Alto Valle del Linares.


El río Cidacos atraviesa o queda al lado de varias poblaciones de Soria, como Villar del Río o YanguasNace al sur de la población de Los Campos, en tierras de Soria, junto al Puerto de Oncala y recorre 77 km hasta desembocar en el río Ebro, en las proximidades de la localidad riojana de Calahorra. Por su margen izquierda desembocan los afluentes Baos, Ostaza y Manzanares.

El río Linares  discurre por tierras de la provincia de Soria. Nace en el puerto de Oncala. En su valle se encuentran los pueblos de: Oncala, San Andrés de San Pedro, El Collado, Navabedilla, Matasejun, Huérteles, Motaves, Palacio de San Pedro, Las Fuentes de San Pedro, Ventosa de San Pedro, Sarnago, San Pedro el viejo, Taniñe, San Pedro Manrique, Buimanco, Valdemoro de San Pedro Manrique, Vea, Armejun, Peñazcurna y Villarijo, Acrijos y Fuentebella en las tierras sorianas.


En la Tierra de Yanguas se encuentran los despoblados de Diustes, Montaves, Santa Cecilia, Valduérteles, Villar de Maya, Verguizas, Ledrado y Villaseca Somera. En la Tierra de San Pedro se encuentran los despoblados de Navabellida, Fuentes de San Pedro y Tañiñe. Este grupo de pueblos suman en la actualidad 42 habitantes.

En la Tierra de Yanguas se encuentran diecinueve pueblos en ruinas. Estos son Leria, La Mata, La Vega, Vellosillo, Aldealcardo, Camporredondo, Valdecantos y Villaseca Bajera.

Once pueblos en ruinas encontramos once en la antigua Tierra de San Pedro. Estos son vertiente Acrijos, Armejún, Buimanco, Fuentebella, Peñazcurna, Sarnago, Valdemoro, Valdenegrillos, El Vallejo, Vea y Villarijo.

Sárnago tenía 224 habitantes en 1752

225 en 1824

140 en 1845

177 en 1860

218 2n 1900

191 en 1930

2014, 1 habitante

En el siglo XIX, Huerteles comprende los lugares de Huerteles, Montaves, las Fuentes, Palacio, Taniñe y la Ventosa. Sito en terreno muy frío cercado de sierras, de donde apenas desaparece la nieve en todo el mes de mayo, especialmente en los altos. En 2014 estos pueblos tenían 55 habitantes.

Las Fuentes de San Pedro o antiguamente Fuentes de Taniñe es un barrio de 5 habitantes, que pertenece al municipio de San Pedro Manrique. Aproximadamente una veintena de casas construidas sobre una loma, a sus pies el arroyo del Valle, y en lo alto la iglesia  de San Clemente. Tenía 4 habitantes en 2014.

Ventosa  de San Pedro en 2014 tenía 12 habitantes.

Palacio de San Pedro contaba a 1 de enero de 2010 con una población de 10 habitantes. En 2014, se mantienen los 10 habitantes.

Montaves 5 habitantes en 2014.

Taniñe, 2 habitantes en 2014. Esta pequeña población hoy despoblada de la comarca de Tierras Altas y El Valle está ubicada en el norte de la provincia, en el límite con La Rioja bañado por el río Mayor en la vertiente mediterránea y afluente del río Alhama al sur de la Sierra de Achena y al norte de la de 

Alcarama. Al pie de la Sierra del Hayedo de Enciso.

 

 

El obispo don Felipe Antonio Solano Marín. Soria, Cuenca y Guadalajara

 El obispo don Felipe Antonio Solano Marín. Soria, Cuenca y Guadalajara

Vamos a ocuparnos de un vecino de Castilfrío de la Sierra. Este vecino es el obispo Solano. Fue obispo de Cuenca y ello nos va a permitir acercarnos a pueblos de este obispado en los que don Felipe Antonio dejo su recuerdo en las obras de la que fue mentor.

Aplaude, pueblo dichoso, gentes todas celebrad la fama y benignidad de un prelado tan celoso, Solano, digo, el famoso, nuestro Ilustrísimo Pastor…. Poema dedicado al Obispo Solano con motivo de la inauguración de las nuevas obras realizadas en la iglesia parroquial de Caracenilla, Cuenca.

Don Felipe Antonio Solano fue obispo de Ceuta  entre 1774 y 1778 y de Cuenca entre 1779 y 1800[1], y de familia que tenía su vecindad en Castilfrío de la Sierra, Soria[2]. En este pueblo se encuentra su casa[3]. Está enterrado en la catedral de Cuenca entre los dos coros junto a su predecesor el obispado el obispo Flores Pavón. En mayo 1756, siendo aún cura, consiguió por oposición la canonjía de la Cárcel del Real Sitio de San Ildefonso en Segovia la que sirvió hasta 1773. En este año le presenta Carlos III para el obispado de Ceuta. Está en este Real Sitio el Palacio de la Granja. Una piedra grabada en la fachada de la casa del obispo Solano en Castilfrío hace alusión a este cargo en la Penitenciaria lo que nos puede indicar la fecha en torno a la cual pudo hacer el Obispo las obras de mejora en su casa de Castilfrío.

En 1779, durante su obispado se termina la obra de la Casa de las Recogidas de la ciudad de Cuenca, o Casa de la Beneficencia. Comenzada por su predecesor don Sebastián Flores Pavón. Obra de José Martín de Aldehuela y de Mateo López. En la actualidad, el edificio es sede de la Delegación Provincial de Agricultura y Medio Ambiente.

La ermita de Castilfrío fue reconstruida construida en el siglo XVIII bajo su patrocinio.  Dedicada a la Virgen del Carrascal por la leyenda que cuenta que la virgen, representada en una talla del siglo XIII, se apareció sobre una carrasca a un pastorcillo de la localidad en un paraje cercano. Por San Marcos y la Asunción se acudía a ella en rogativas[4]. Fue restaurada en el año 2002 y la iglesia parroquial en 2008.

Durante su obispado en Cuenca levanta en la ciudad de Huete y en su calle Mayor el tramo superior del Palacio Episcopal. Es obra de Raimundo Carabella, arquitecto del Obispado hacia 1790[5]. Del obispo Solano podemos ver un retrato en el Museo de Arte Sacro de Huete, fechado en 1791 y obra de un taller conquense.

También en Pareja, Guadalajara,  tuvieron los obispos de Cuenca un Palacio Episcopal. El obispo Solano en 1787 mandó construir un nuevo palacio  para sustituir al antiguo. Nada queda de este palacio que ocupo lo que fue la fortaleza islámica. Se ha salvado el escudo colocado en la fachada de una de las casas del pueblo en la Plaza Mayor.

Fueron los obispos de Cuenca señores de Pareja y sus aldeas como Alique y Casasana por gracia de Alfonso VIII desde 1198. “Por este motivo, Pareja fue una villa elegida por los obispos de Cuenca para en ella vivir largas temporadas, y desde el palacio que aquí se hicieron construir, vigilar los negocios de su diócesis. Atrajeron a esta villa numerosos privilegios y exenciones de los reyes castellanos, entre otras las de viajar sin obligación de pagar impuestos por toda Castilla, los vecinos de Pareja, y poder celebrar cada año, por primavera, una gran feria comercial. En ocasiones, se celebraban en este lugar los Sínodos episcopales de Cuenca. Así ocurrió en 1534, siendo obispo don Diego Ramírez de Fuenleal. Otras veces se registraron graves alteraciones, rebelándose los vecinos contra la autoridad de los obispos: esto ocurrió mediado el siglo XIV, siendo don García el detentador de la Mitra y el Señorío de Pareja. Hasta el siglo XIX, en que fueron abolidos los señoríos particulares, estuvo Pareja bajo los obispos conquenses"[6].

En Caracenilla en el obispado de Cuenca se debe al obispo Solano las obras realizadas entre 1790 y 1793 en su iglesia parroquial para salvarla de la ruina[7]. La inauguración de la obra fue presidida  por el obispo don Felipe Antonio Solano. El arquitecto y maestro de obras fue Mateo López. Las  obras fueron dirigidas por el maestro de Obras Francisco Toledo, vecino de Palomares. Este residía en Caracenilla. Raimundo Carabella fue el encargado de inspeccionar el proyecto y el terreno donde se edificará. La mayor parte de los materiales empleados son del término municipal de Caracenilla y pueblos vecinos.

La llamada Casa de la Mota en La Melgosa, Cuenca, fue levantada por el obispo Solano como  su residencia a modo de Quinta[8]. Está a unos 4 Kilómetros de la ciudad de Cuenca, próxima al cruce de las carreteras N-320 y N-420 y cerca del puente sobre el río Moscas. Fue obra de Mateo López[9], quien tambien trabaja en las obras que el Obispo hace en su casa de Castilfrío. El obispo Solano reedifico la ermita de San Antonio el Largo, la dotó con una capellanía y construyo la casa en que aquella se halla, con morada para el santero y buenas salas y habitaciones para cuando el Obispo iba a pasar algún día. También construyo la fuente del Sol, cercana a la ermita y al puente del Moscas. La Casa de la Mota se encuentra en la actualidad en ruina progresiva. En la Casa de la Mota el obispo Solano hizo esculpir una corona condal y no la de marqués, que si figura sobre el escudo con un sol en el retrato de su pariente José Solano y Bote[10] que se conserva en el Museo Naval de Madrid, Sala de Carlos III. José Solano y Bote,  marqués del Socorro desde 1784, era hijo de Agustín Solano y de María Bote[11]. Fue caballero de la orden de Santiago y la cruz de Santiago la podemos ver en una de las habitaciones de la Casa de la Mota[12].

El obispo Solano fundó un mayorazgo en 1774, pero no  se conoce a favor de quien. Pudiera ser este un hijo de su hermana Antonia Solano Marín, casada con Juan Duro de la Plaza. Sabemos del pleito que tiene lugar a comienzos del  siglo XIX entre José Dámaso Solano Peña, de Vizmanos, Soria y Felipe Antonio Solano Peña, de Castilfrío de la Sierra sobre administración del mayorazgo fundado por Felipe  Antonio Solano. Tambien del pleito de Felipe Antonio Solano de Castilfrío de la Sierra (Soria), Isidoro Cereceda de Castilfrío de la Sierra, Gabriela Peña de Castilfrío, José Solano Peña de Vizmanos (Soria) sobre la posesión de un rebaño de ganado lanar embargado a favor de Francisco Antonio Solano que lo reclamaba como propio del mayorazgo de los Solano que él poseía y estaba en poder de Isidoro Cereceda[13].



[1] Carta pastoral del Ilustrísimo Señor D. Felipe Antonio Solano, Obispo de Cuenca, á todos sus feligreses en virtud de Decreto del Real, y Supremo Consejo de Castilla de 9 de mayo de 1785. Joaquín Ibarra. Impresor. Consejo Real de Castilla.


[2] En la Sierra del Alba se encuentra el castro de El Castillejo de la Edad del Hierro Excavado por Blas Taracena, en 1929, Después por posteriormente P. Harbison (1968), M. Fernández Miranda (1972) y Fernando Romero Carnicero (1991). considerado el mejor ejemplo de castro celtibérico. Los castros sorianos de la Edad del Hierro. Mario Díaz Meléndez.

[3] Felipe Antonio Solano nace el 3 de marzo de 1724 y muere el 10 de mayo de 1800, a los 76 años. La casa del obispo Solano se localiza en la calle de la iglesia y hace pared con ésta. Era hijo de Juan Pascual Solano y María Josefa Marín Ruiz, ricos ganaderos mesteños. Por 1748 tenía el curato del lugar de Casarejos, obispado de Osma. Su carrera eclesiástica le lleva a los obispados de Ceuta y Cuenca. Un retrato desconocido de don Felipe Antonio Solano. Jacob Martínez López. Universidad Nacional de Educación a Distancia

[4] Isabel y Luisa Goig. Soria pueblo a pueblo.

[5] También interviene en la ermita de Nuestra Señora de Atienza de la ciudad de Huete. En la ciudad de Cuenca interviene en las Casas Colgadas en 1811. Las Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto. Pedro Miguel Ibáñez Martínez, 2016.

[6] Viaje a la Alcarria. Camilo José Cela. Y en Pareja, villa de los sínodos diocesanos de Cuenca, editado por AACHE. Ángel Montero Sánchez.

[7] Libro de la Nueva Iglesia Parroquial de la Villa de Caracenilla y Licencia de la Ermita. Archivo Parroquial de Caracenilla

[8] Reforma de una casa señorial de labranza. Escuela Universitaria Politécnica de Cuenca. Juan José Prieto Martínez.

[9]  Arquitecto del obispado y de la Catedral. Nace en Iniesta, Cuenca, en 1750. En 1773 había comenzado a trabajar en la Catedral quien en 1785, con Fernando López, hizo por 50.000 reales la obra del atrio, gradas y andenes de la santa iglesia. geógrafo e historiador. Arquitecto y Maestro Mayor de Obras del Obispado y Ayuntamiento de Cuenca, Académico de Mérito en Arquitectura de la Real de San Fernando de Madrid, quien además de hacer los planos dirigió la obra; como historiador escribió Memorias Históricas de Cuenca y su Obispado, editadas por Ángel González Palencia en 1949.

[10] Brigadier y capitán general de la Real Armada Española, Gobernador de la Provincia de Venezuela, capitán general de Santo Domingo y consejero de Estado.

[11] nieto por línea paterna de Pedro Solano de Valencia y Ana Carrasco y Díez, y nieto por línea materna de Juan Bote Moreno y Teresa Carrasco y Díez.

[12] Carlos María Solano Belausteguigoitia es desde 1998 el actual titular.

[13] Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Caja 3777, 2. Y Caja  947, 3. 1814-1818.