La desamortización provocó la dispersión de las obras de arte y la biblioteca, así como el abandono de los edificios que componían el conjunto monacal.
El abandono de los edificios hace que su estado empeore tanto que en 1839 se piense en la demolición del monasterio. Es el duque de Frías, descendiente de la casa de los marqueses de Villena quien en 1844 reclama el monasterio argumentando que es fundación de su familia, esta reclamación detiene la amenaza de derribo. Tres años después, en 1847, una orden real dispone que el conjunto monacal pase a depender del superintendente de la Casa de
El abandono de los edificios hace que su estado empeore tanto que en 1839 se piense en la demolición del monasterio. Es el duque de Frías, descendiente de la casa de los marqueses de Villena quien en 1844 reclama el monasterio argumentando que es fundación de su familia, esta reclamación detiene la amenaza de derribo. Tres años después, en 1847, una orden real dispone que el conjunto monacal pase a depender del superintendente de la Casa de
A finales del siglo XIX
En 1931 se abandonan las obras de reconstrucción y una parte de la comunidad abandona el monasterio quedando solamente cinco monjes. En 1941, después de la guerra civil, basándose en esos cinco monjes, se comienza a recrear la orden. Santa María del Parral se convierte en
La reconstrucción se reanuda en 1940 y acaba en 1943. En 1947, se restaura la bóveda de la capilla mayor y diez años después, en 1958, el parteluz de la portada de la iglesia. En 1961 se actúa en el pavimento el claustro Principal y en las capillas de la parte norte del mismo .
Entre los años 1965 y 1967 se actúa profundamente y desafortunadamente en la iglesia y sacristía. Se picaron las paredes, se quitó la escalera de mármol del presbiterio, se colocó la sillería traída del monasterio de San Pedro de La Ñora en Murcia y se puso una nueva mesa de altar en la mitad del crucero. En la sacristía se borro la decoración de las bóvedas. Estas actuaciones tiene su base en el proyecto de Saínz de los Terreros.
En 1972 se demolió el claustro de
Desde la restauración de la orden en El Parral los monjes han ido recuperando los bienes dispersos, como la librería del siglo XVIII que se hallaba en el Archivo Municipal.
Fue fundado en el siglo XV por Enrique IV y financiado por el marqués de Villena.
A los lados del altar están los sepulcros de Juan Pacheco y su esposa María de Portocarrero. Fueron traídos desde Guadalupe en 1480 y la obra actual fue realizada, por mandato de su hijo Diego López Pacheco.
Se encuentra a extramuros de la ciudad junto a la iglesia de
Los diferentes edificios que componen el conjunto monacal están distribuidos entorno a varios claustros de estilos gótico, mudéjar y plateresco. Lo mandó construir Enrique IV en el año 1447. El monasterio de Santa María del Parral, junto con el convento de dominicos de Santa Cruz y el franciscano de San Francisco, del que resta el claustro, conforma la trilogía de la arquitectura de primera calidad de
Lo mandó construir Enrique IV en 1447 siendo todavía príncipe. Por ello lo hizo bajo el nombre de Juan Pacheco (marqués de Villena desde 1445), su camarero mayor, ya que no estaba bien que no siendo rey levantara edificios. Lo ubicó en un paraje que él mismo describe como
un poco levantado en la ladera de una cuesta, abrigado con ella y con unas peñas de los cierzos fríos, que lo son mucho en aquella tierra, puesto al mediodía, donde le da el sol desde la mañana hasta la noche, a tiro de ballesta de los muros, frontero del Alcázar real, algo subido al oriente, templado cuanto allí puede desearse y como una primavera perpetua, comparado con el frío a que está sujeta la ciudad, por estar puesta al cierzo y por la vecindad de la sierra. Allí había una ermita, de tiempos atrás, llamada Nuestra Señora del Parral, porque estaba cubierta de una parra antigua. Yo la vi, y cogí algunos años harto sabrosas uvas de ella, porque me crié a su sombra y no puedo olvidarme de ella y le seré agradecido eternamente. En el contorno y junto a la ermita, debajo de unos grandes riscos que tiene a las espalda, hay muchas fuentes caudalosas, de buen agua, en que ni por lluvias continuas ni por calores ni secas del tiempo, jamás vi ni crecimientos ni menguas
La ermita de
El 7 de diciembre de 1447 Enrique IV compra al cabido catedralicio la ermita y los terrenos que la rodean por diez mil maravedíes y hace cesión a fray Rodrigo de Sevilla, prior del monasterio de San Blas de Villaviciosa (Guadalajara) de la adquisición para fundar en esos terrenos un nuevo monasterio que fue erigido por el canónigo Nuño Fernández de Peñalosa, en nombre del cardenal obispo, don Juan de Cervantes. fray Rodrigo de Sevilla sería el primer prior del mismo.
La bula fundacional fue dada por el Papa Nicolás V y en ella se recogían los mismos privilegios que el monasterio de Guadalupe. La dejación del Marqués de Villena mantiene a la comunidad de frailes en precario hasta que en 1754 se proclama rey Enrique IV, a la muerte de su padre Juan II, y ordena comenzar las obras de los diferentes edificios que conformarían el complejo monacal.
En 1474 muere el rey y comienza una guerra por la sucesión en el trono que enfrentó a la hija del rey Juana
Escudos de la Corona, y de la orden de San Jerónimo. La orden tuvo un gran desarrollo en España, fijando su sede central en el monasterio de San Bartolomé de Lupiana en la provincia de Guadalajara. Sus monjes eran famosos por su austeridad y espíritu de penitencia. Los Reyes de España favorecieron la Orden Jerónima gracias a esta fama y dotaron ampliamente muchas fundaciones, entre las que destaca el monasterio de Guadalupe en Cáceres, el Real monasterio de Nuestra Señora de Fresdelval cerca de Burgos, el monasterio de Yuste, escogido por Carlos I de España para su retiro, y sobre todo el Monasterio de El Escorial mandado construir por Felipe II como panteón real. No olvidar los Jerónimos de Madrid.
Se trata de una amplia reseña muy elaborada, Si bien contiene algunas erratas y repetición de párrafo que sería conveniente subsanar.
ResponderEliminar