https://idus.us.es/handle/11441/116003
Documentos medievales de la colección Salazar y Castro en la Real Academia de la Historia de España: Estudio de los privilegios rodados
La venta de fondos documentales de archivos familiares ha sido práctica frecuente.
Ello ha dado lugar a la perdida y disgregación de una documentación fundamental.
Un ejemplo, la Casa de Altamira a fines del siglo XIX
Pr su situación económica, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso, XIII conde de Altamira, iniciara la enajenación y venta del patrimonio acumulado por sus antepasados.
https://dbe.rah.es/biografias/55718/jose-maria-osorio-de-moscoso-y-de-carvajal
Lo que se salvo forma parte del archivo de los condes de Baena, Casa de Cabra, de la que también era titular.
https://historiamorata.blogspot.com/2018/08/venta-y-dispersion-del-archivo-de-la.html I
https://historiamorata.blogspot.com/2018/08/venta-y-dispersion-del-archivo-de-la_15.html II
En 23 de septiembre del mismo mes y año previas las diligencias de corredores se vendieron 1057 arrobas de papel viejo a 8 ½ reales la arroba al librero Perera en 8.984,50 reales.
El Archivo Histórico de la Nobleza custodia fondos de titularidad pública y privada que han ingresado en el centro mediante negocios jurídicos tales como: compraventa, donación, herencia, legado, entrega de bienes del Patrimonio Histórico, depósito o comodato, según lo estipulado en el artículo 63.1 y el título VIII de la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español y en el título IV del RD 111/186 de desarrollo parcial de la Ley de Patrimonio.
https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/38/91/06bautista.pdf
SOBRE LA «ALACENA» y otros papeles de Jerónimo Zurita Francisco Bautista, Universidad de Salamanca. Año 2020
El destino de la «Alacena de Zurita» es bien conocido.
Desapareció como conjunto con el resto del Archivo del Reino de
Aragón al resultar casi destruido el palacio que lo alojaba durante los
Sitios de Zaragoza (1809).12 El desarrollo de los estudios archivístivos
desde la segunda mitad del siglo XIX llevó a tomar conciencia de
las dimensiones de esta pérdida, y a partir de entonces se publicaron
algunos trabajos sobre el Archivo, y en particular sobre la Alacena.
Concentrándonos en esta última, puede decirse que la investigación
se ha desarrollado esencialmente en dos frentes: por un lado, la publicación
de inventarios antiguos que permitieran conocer su contenido,
y por otro la identificación de restos, seguros o posibles, de este fondo
https://dara.aragon.es/opac/app/item/apjz;jsessionid=3CM7PPWzDEhqT6CjefRsNNNRLho3R8IJ7BLRVuEjeTszD6bUqAQk!-254189480?p=0&st=.1227209.549364.549365.549375&vm=nv&i=549376
https://datos.bne.es/persona/XX1064417.html
Jerónimo Zurita y Castro (Zaragoza, 4 de diciembre de 1512- Zaragoza, 3 de noviembre de 1580). Historiador y cronista mayor del Reino de Aragón.
En 1530, y gracias a la influencia de su padre Miguel de Zurita, que fue médico de Fernando el Católico y Carlos I, consiguió el puesto de magistrado de la ciudad de Barbastro y continuo de la Casa Real, para, poco más tarde, ser nombrado baile de Huesca.
En 1537 fue nombrado asistente-secretario de la Inquisición al servicio del cardenal Juan Tavera, que desempeñaba los cargos de miembro del Consejo de Estado, inquisidor general y arzobispo de Toledo.
En 1548 fue nombrado cronista del Reino de Aragón, y en 1566 Felipe II lo nombra secretario para el concilio de la Inquisición, así como secretario de su Consejo y Cámara, delegando en él todos los asuntos de suficiente importancia como para requerir la firma del rey.
En 1530, y gracias a la influencia de su padre Miguel de Zurita, que fue médico de Fernando el Católico y Carlos I, consiguió el puesto de magistrado de la ciudad de Barbastro y continuo de la Casa Real, para, poco más tarde, ser nombrado baile de Huesca.
En 1537 fue nombrado asistente-secretario de la Inquisición al servicio del cardenal Juan Tavera, que desempeñaba los cargos de miembro del Consejo de Estado, inquisidor general y arzobispo de Toledo.
En 1548 fue nombrado cronista del Reino de Aragón, y en 1566 Felipe II lo nombra secretario para el concilio de la Inquisición, así como secretario de su Consejo y Cámara, delegando en él todos los asuntos de suficiente importancia como para requerir la firma del rey.
Si los materiales de Zurita en la colección Salazar y Castro no proceden
en conjunto, como es evidente, de la Alacena, cabe preguntarse
cuál es su origen y cómo llegaron a ese depósito. Aunque carecemos
de pruebas documentales explícitas, diversos indicios apuntan a que
estos papeles proceden en última instancia del fondo que había adquirido
hacia 1643 Andrés de Uztárroz, y que comprendía la mayor parte
de la documentación heredada por el hijo del historiador, Zurita de
Oliván. Ya hemos visto que Andrés entregó una selección de documentos
y manuscritos al Archivo del Reino de Aragón cuando organizaba
este depósito, y en particular la Alacena, pero en sus manos hubo de
quedar la parte principal.
El hijo no entregó estos papeles al Archivo de Simancas, en contra de lo
que había dispuesto su padre en su testamento.
El 14 de marzo de 1567, Felipe II envió sendas cartas
a Eugenio
de Peralta, alcaide de la fortaleza de Simancas, y a
Diego de Ayala,
archivero, para que proporcionasen aposento a
Jerónimo Zurita y le
facilitasen la consulta de los fondos del archivo.
En una cédula despachada dos meses después, el rey declara que habiendo sido informado de cómo muchas escrituras de la época de Carlos V y aun de los Reyes
Católicos se encontraban en poder de particulares y
estaban en
riesgo de perderse, había encargado a Zurita buscar y
recoger tales
documentos, y también que reconociese los papeles
reunidos en Simancas,
para hacer de ellos, le escribía, «relacion e memoria
en todo
lo que os pareciere de sustancia».
En agosto de ese año, Gabriel de
Zayas, secretario del rey, pedía al archivero que le
informase sobre
el paradero de los papeles de Estado que todavía
estaban dispersos
para comunicarlo a Zurita, y le precisaba las
familias o lugares donde
él mismo pensaba que algunos podrían rescatarse. Solo
era necesario
tratar de los de Castilla, añadía, «que los de la Corona de Aragón ya
Çurita los ha visto todos».
En efecto, más de diez años
antes, en 1554,
Zurita había recibido un encargo similar del príncipe
Felipe II, para
que recogiese registros y escrituras que estuviesen
en manos de los
herederos de secretarios de los reyes de Aragón, y en
noviembre de
ese año entregaba al archivero Joan Palacio un
importante número de
documentos de los primeros años de Carlos V. Volviendo a Simancas,
podemos suponer que aprovecharía su estancia allí en
1567 para buscar
también escrituras aprovechables para sus Anales
de la Corona
de
Aragon, y han llegado hasta nosotros
algunas copias suyas tomadas
de
este archivo.
Tras la supresión del cargo de Cronista
de Aragón en 1708, es posible que Luis Salazar y Castro, que lo era de
Castilla y de las Indias, se hiciese con el fondo existente en la Cartuja Zaragozana de Aula Dei.
Con la adquisición de parte de la biblioteca de Juan Francisco A. de Uztarroz y Diego J. Dormer, cronistas del Reino de Aragón en la segunda mitas del siglo XVII, pasó también
a manos de Salazar y Castro un importante lote de documentos
que habían pertenecido a Zurita.
todo
apunta a que es a través de Dormer como llegaron a Salazar y Castro
los documentos de la Alacena (y también algunos manuscritos de Zurita)
que hoy paran en la Real Academia de la Historia.
Aunque Fajardo y Salazar y Castro adquirieron un gran número
de libros de la biblioteca de Dormer, que se encuentran hoy disponibles
(con alguna excepción) en los dos fondos públicos donde ingresaron
sus colecciones, hubo evidentemente más compradores, de modo
que sufriría una indudable dispersión, difícil de calibrar al no contar
con un índice de los manuscritos del cronista.
Salazar y Castro alcanzó a hacerse con algún otro material
que había sido de Zurita procedente de un fondo distinto, que remite a la biblioteca del conde duque de Olivares.
https://www.libreria.culturaydeporte.gob.es/libro/archivo-de-la-corona-de-aragon-siete-siglos_1549/
La
mayoría de los que se han localizado se custodian hoy en la Biblioteca
Nacional de España o en la colección Salazar y Castro.
Otra posibilidad
para el estudio de la Alacena quizá se encuentre entre los papeles de
algún erudito del siglo XVIII, que aún hubiera alcanzado a trabajar en
el Archivo antes de la práctica destrucción en 1809 del palacio de la
Diputación que lo albergaba.
El Índice de la colección de Don Luis de Salazar y Castro fue formado por Antonio de Vargas Zúñiga y Montero de Espinosa, marqués de Siete Iglesias, y Baltasar Cuartero y Huerta, nacido en Minglanilla en Cuenca, entre 1949-1979. - 49 volúmenes. Ambos miembros de la Real Academia de la Historia.
https://olcades.es/cuartero-huerta-baltasar/
https://palomatorrijos.blogspot.com/2017/04/cuenca-alfonso-viii-y-leonor-de.html
https://dbe.rah.es/biografias/65149/enrique-cuartero-huerta
https://cuencaenelrecuerdo.es/monumento.php
https://palomatorrijos.blogspot.com/2019/11/hoz-del-jucar.html
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