Es Francisco
de Mendoza[1] el segundo marido desde
1584 de María de
Cardona y Colón, hija de Sancho de Cardona y de María de Colón y Toledo. Casa
en 1581 con Juan Felipe Fernández de Heredia e Hijar, sexto conde de
Fuentes. Queda viuda al año siguiente. Muere en 1591 a los 36 años.
Al morir sin sucesión Cristóbal de Cardona el 7 de
noviembre de 1583, su hermana María de Cardona y Colón, viuda del Conde de
Fuentes, heredó la casa, títulos y honores. María de Cardona y Colón será la
tercera Marquesa de Guadalest, Almirantesa de Aragón, titulada Duquesa de
Veragua y Marquesa de Jamaica.
La sucesión a favor de María de Cardona, originó el
primer pleito por el marquesado de Guadalest. Nada más entrar María de Cardona
en posesión de las propiedades, su primo hermano Felipe, se le bautizó como
Felipe de Cardona y Borja, pero luego se llamó Sancho Ruíz de Liori Folch,
Borja y de Cardona -hijo de Juan de Cardona, hermano del primer marqués de
Guadalest y de Luisa de Borja- alegó que se trataba de un mayorazgo nobiliario
de rigurosa agnación, según las voluntades que había expresado, Juan Folch de
Cardona, Almirante de Aragón, en su testamento otorgado el 23 de diciembre de
1479. El primer pleito se inició ante la Real Audiencia por la casa de Lihori
el 19 de noviembre de 1583 y por la casa de Cardona el 24 del mismo mes y año.
Llevará 6 años, 6 meses y 3 días hasta el 27 de junio de 1590, día en que se
publicaron las sentencias condenatorias para Felipe: la herencia sí podía
pertenecer a una mujer y, en consecuencia, María poseyó los dichos vínculos
hasta su muerte.5
Al enviudar
María de Cardona y Colón contrajo segundas nupcias con Francisco López de
Mendoza y Mendoza, hijo del marqués de Mondejar, Capitán General y Virrey del
Reino de Granada y más tarde Virrey de Nápoles. Y de su mujer y pariente María
de Mendoza y de Aragón, hermana del duque del Infantado. Francisco
de Mendoza se concertó con el licenciado Agustín Álvarez de Toledo, para llevar
la dirección del pleito que seguía su mujer y le representase en los
tribunales, mediante pago de 36.000 ducados, si obtenía resultados favorables. Resultados
que se obtuvieron en la Audiencia de Santo Domingo con sentencia confirmatoria
en el Consejo de Indias el 3 de octubre de 1586, llegando ya a titularse
Francisco de Mendoza, no sólo marqués de Guadalest, sino duque de Veragua,
marqués de Jamaica y Almirante de las Indias a la vez que de Aragón. El licenciado Álvarez de Toledo reclama el pago
convenido pero Francisco de Mendoza no tenía con que pagar tan crecida suma.
Ambos acuerdan que el Mendoza le abonará importantes réditos hasta el cobro de
los 36.000 ducados que se le deben. Los
réditos ascenderán hasta los 23.157 ducados. Agustín Álvarez de Toledo no recibe
ni el capital ni los intereses por lo que pone pleito a sus deudores. Decir que
esta deuda y otras muchas así como errores políticos cometidos por Francisco de
Mendoza acarrean la ruina del matrimonio y Francisco además será encarcelado.
Fue preso primero en el castillo
de Turégano, Segovia, y después en el castillo-convento de Calatrava la Nueva,
Ciudad Real. Su mujer muere en 1591 y sin dejar sucesión. Al fallecer sin descendencia María de Cardona, la
sucesión por el marquesado de Guadalest pasó a su primo hermano Felipe de
Cardona y Borja, lo que ratificó la Real Audiencia en una sentencia del año
1598, siendo Felipe de Cardona y de Borja el IV marqués de Guadalest. Francisco
de Mendoza, no quería deshacerse de la dignidad de Almirante de Aragón. Al final,
el rey dispuso que Felipe de Cardona desempeñara el cargo mientras, el marido
de la difunta, Don Francisco de Mendoza seguiría disfrutando de los honores de
Almirante de Aragón con carácter vitalicio.
Desde 1593 es libre y Felipe II le
rehabilita con cargos de confianza. Finalmente decide ordenarse sacerdote
contando con el parabién de Felipe II que además arregló mediante escrituras y
contratos sus asuntos económicos para el pago de sus cuantiosas deudas. Se
ordenó sacerdote a mediados de 1617 a los 70 años de edad, firmando los
documentos en adelante con los títulos de Presbítero-Almirante. En 1622 el rey Felipe IV en uno de sus primeros actos le
propuso para obispo de Sigüenza, en premio de sus grandes méritos y como
recompensa a la injusta persecución y casi martirio que sufrió en el anterior
reinado anterior. Murió en Madrid el 1 de marzo de 1623, a los 76 años de edad.
Mandó que se le diese sepultura en la
Capilla de las Santas Formas del Colegio Máximo que la Compañía de Jesús tenía
en la Universidad de Alcalá de Henares y del que era cofundadora su hermana
Catalina de Mendoza. En 1632 fue trasladado a la bóveda principal de la
iglesia, debajo del altar mayor, sin más epitafio que su fama. Asimismo dispuso
se entregasen a este Colegio de su peculio 6.000 ducados, para emplearlos en el
templo y en la casa.
María de Cardona y
Colón, tercera marquesa de Guadalest, y su marido Francisco de Mendoza. José Francisco Blasco Cobeño.
[1] Francisco López
de Mendoza y Mendoza, nació en 1547 en Granada donde su padre era el Alcaide de
la Alhambra, en su calidad de Capitán General de Granada. Era el tercer hijo de
Íñigo López de Mendoza y de María de Mendoza, marqueses de Mondejar, y hermano
del VI duque del Infantado, Juan Hurtado de Mendoza. A menudo se le menciona
como Francisco de Mendoza y durante su matrimonio con María de Cardona y Colón
como Francisco de Cardona. A la edad de doce años recibió el hábito de
Caballero de la Orden de Calatrava; a los quince años estudió Artes en la
Universidad de Alcalá de Henares y después Filosofía y Derecho en la de
Salamanca junto con sus hermanos. Después de licenciarse en 1565 y bajo la
tutela del que después sería obispo de Coria (Cáceres), Pedro García de
Galarza, estudió las sagradas escrituras con el deseo de continuarlos. Pero no
pudo, ya que en 1567 se rebelaron los moriscos en las Alpujarras. Francisco de
Mendoza intervino en esta contienda bélica a las órdenes de su padre, a tanto
llegó su valor y pericia que pronto fue nombrado capitán y veedor general de
las tropas de su padre. Dos años después, su padre, fue relevado en el mando
del ejército por Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II. Acompañó a su
padre en su cargo como embajador en Roma, virrey de Valencia (1572-1575) y de
Nápoles (1575-1579), por cuyos servicios le fue concedida la Encomienda de
Valdepeñas en la Orden de Calatrava. Aunque durante estos años vino a España
unas cuantas veces, no fijó definitivamente su residencia en España hasta la
primavera de 1580, cuando su padre volvió, para morir poco después en Mondejar.
A la muerte de su padre, le ocupó por bastante tiempo en asuntos personales,
referentes a la herencia del marqués de Mondejar, cuya hacienda no estaba en
próspero estado. Francisco de Mendoza era el tercer hijo del cuarto conde de
Tendilla y hermano del quinto Luis Hurtado de Mendoza. Nace en La Alhambra en
1545 y estudió letras en Alcalá y Salamanca. Militar y escritor, acompaño a su
padre cuando fue embajador en Roma (1560-1562), luchó en la guerra contra los
moriscos de 1568 y gobernó los estados de su padre en Guadalajara cuando éste
fue nombrado Virrey de Nápoles.
Puede decirse que tuvo una
existencia desgraciada. Además "cuantos pleitos entabló, otros tantos
perdió", aludiendo a su escasa suerte en las demandas judiciales por los
títulos y rentas que debiera heredar su esposa y luego los que debiera heredar
él. Casó en 1584 con María de Liori Folch de Cardona Colón, dama de débil salud
que era marquesa de Guadalest y, titulada, duquesa de Veragua, con lo que
Francisco fue marqués consorte de Guadalest y fue nombrado Comendador de
Calatrava y Almirante de Aragón. A cambio, tuvo que cambiar su apellido y
llamarse, mientras estuvo casado, "Francisco de Cardona".
Me dio pena conocer que marchó en
1589 con su mujer y su hija única María José de Cardona y Mendoza al castillo
de Tendilla, esperando que los aires puros fueran una mejoría para la salud de
su niña pero ésta murió allí el 25 de enero de 1590, siendo enterrada en el
Monasterio de Santa Ana de Tendilla. No tuvo éxito al reclamar la herencia del
Almirante Colón (rentas del ducado de Veragua, largo pleito desde 1586) para su
esposa, como descendiente suya, perdiendo gran parte de su fortuna familiar en
ello.
Por encargo del quinto duque del
Infantado negoció la boda de una hija de éste, Mencìa, con el quinto duque de
Alba Antonio Álvarez de Toledo, pero éste estaba comprometido con una dama
sevillana y cuando se casó en 1590 sin el perceptivo permiso de Felipe II, el
rey castigó a todos los que intervinieron en el casamiento, confinando a Alba en
prisión.
El 31 de julio de 1589, Felipe II
le mando preso al castillo de Turégano (Segovia). Año y medio después, Felipe
II le trasladó a Calatrava La Nueva por motivo de su mala salud. Su mujer se va
con él, pero en Calzada de Calatrava (a una legua del castillo-convento de
Calatrava) enferma. El 15 de mayo de 1591 Felipe II le da permiso para salir de
Calatrava e ir a Calzada, a ver a su esposa, que muere el 8 de agosto de 1591.
Vuelve a Calatrava hasta que el rey firma su cedula de libertad es de 2 de julio
de 1592, cumplida el 19 de agosto.
Viudo ya, y tras un intento
fallido de casamiento con Mencìa de la Cerda (la novia le plantó poco antes de
la boda), Felipe II le mandó a Flandes en 1595. Se le nombró embajador a
Polonia en 1597, y luego en Francia y Hungría. A la muerte de Felipe II habían
heredado los estados flamencos el Archiduque Alberto y la infanta Isabel Clara
Eugenia, siendo su jefe de gobierno el cardenal Andrés de Austria mientras
Francisco llevó la dirección de los asuntos militares. A pesar de los motines
de los tercios por falta de paga, el almirante obtuvo diversos éxitos,
distinguiéndose en la toma de Monthulin y posteriormente en las de Rhimberque
(Rheinberg) en 1598 y Schulemburg. Hay una abundante correspondencia entre el
almirante, el cardenal Andrés y el archiduque Alberto en la que el almirante de
queja de las penurias económicas, falta de alojamiento y víveres de sus tropas.
Los libros holandeses de entonces
le llaman "el terror de la Cristiandad" por sus campañas y le
describían como "un hombre pequeño peinado con largos rizos negros, una
gran nariz encorvada y desmesurados ojos de siniestra mirada".
En la batalla de Nieuport (1600)
al mando de la caballería ligera destrozó al enemigo frente a él, pero ante la
derrota del resto del ejército del Archiduque Alberto por Mauricio de Nassau
fue hecho prisionero al cubrir con su caballería la retirada de las tropas.
Nieuport es un ejemplo de la gran pericia militar de Nassau pero apenas tuvo
consecuencias pues las grandes pérdidas sufridas por el ejército vencedor le
obligaron a la inmediata retirada. Tratado con gran respeto por sus captores en
la Haya, Francisco fue liberado tras veintitrés meses de cautiverio (julio de
1600 a junio de 1602) para conocer que, en su ausencia, se había fallado y
había perdido el pleito por la sucesión de su hermano Luis, marqués de
Mondejar, pleito en el que salieron a la luz todos los trapos sucios
familiares. Quizá la falta de heredero influyera tanto en este pleito como en
el otro que perdiera anteriormente por las rentas del ducado de Veragua.
En suma, perdió su poca hacienda
en estos pleitos y ante su pobreza tuvo que alimentarle casi 20 años su hermano
Juan, sexto Duque consorte del Infantado.
Vuelto del cautiverio no logró
evitar que Mauricio de Nassau conquistara Grave en 1602 y Felipe II le llamó a
Castilla. Según el historiador Ciriaco Pérez Bustamante era "hombre justo
y sumamente piadoso, carecía de dotes militares y gozó de poco prestigio entre
sus soldados".
Por una reyerta a puñetazos, fue llevado
preso a Torrejón de Velasco (Madrid) en noviembre de 1606, según Cabrera de
Córdoba, pero no se dicto auto de libertad hasta el 25 de enero siguiente,
saliendo en libertad el 29 de enero de 1607.
Estuvo de nuevo confinado por el
duque de Lerma, debido también a sus denuncias contra Rodrigo Calderón. Se
aprovechó un falso testimonio relacionado con su actuación en Flandes, siendo
acusado de "alta traición" sin pruebas. También influyeron sus
protestas porque Lerma diera la alcaidia de la Alhambra a su segundo hijo, una
alcaidia que siempre había sido de los Mendoza de su familia, hasta la muerte
de su hermano mayor.
El 20 de mayo de 1609 fue prendido
y encerrado en Santorcaz. Cabrera de Córdoba escribió el 4 de julio de 1609 que
la sentencia "no se ha publicado", o sea que estaba encerrado sin
sentencia en contra. Por las malas condiciones de su prisión en Santorcaz, le
mandaron trasladar a Coca el 29 de octubre de 1611, pero Felipe III ordenó que
le llevaran a Calatrava la Nueva en vez de a Coca. Pero estaba tan enfermo que
no pudo salir de Santorcaz, muy grave. Intercedió repetidamente su hermano el
duque consorte del Infantado y por ello le trasladaron al monasterio de San
Bartolomé de Lupiana (Guadalajara), donde estuvo otro largo tiempo preso, un total
del 5 años. Finalmente autorizaron que pasara desde Lupiana al monasterio de
San Francisco de Guadalajara, otro cenobio mendocino. Cabrera de Córdoba dice
en mayo de 1614 que aun no había sentencia alguna.
Desengañado y viviendo gracias al
dinero de su hermano el duque del Infantado desde 1606, entró en la vida
religiosa siendo ordenado presbítero muy anciano, a mediados de 1617. Por su
devoción, el rey Felipe IV le propuso como obispo de Sigüenza, pero murió en
Madrid en 1623 antes de tomar posesión. Al final de sus días firmaba
irónicamente sus escritos como el "presbítero-almirante". Fue
enterrado en el Colegio que la Compañía de Jesús tenía en la Universidad de
Alcalá de Henares y del que era cofundadora su hermana Catalina de Mendoza. La Casa de Mondejar. José
Luis Garcia de Paz.
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