El
ámbito territorial y económico de la Casa de Alba
A lo largo de
los siglos por bodas, herencias y reclamaciones por derechos a Títulos la casa
de Alba ha incorporado otras casas nobiliarias y se ha convertido en la casa
noble europea con mayor cantidad de títulos en su haber. Alba constituye el
linaje más noble entre los nobles del Reino de España.
Se
calcula que el ducado de Alba posee unas 34.000
hectáreas de terreno, equivalentes a más de 170 veces el Principado de
Mónaco, muchas de ellas vestigio de los antiguos señoríos jurisdiccionales, que
la familia conservó bajo su propiedad tras la supresión de los mismos. Actualmente la Casa de Alba recibe
una subvención por parte de la Unión Europea de 3 millones de euros anuales.
Entres sus propiedades rusticas destacan,
Hacienda
Buena Vista. El Carpio, Cordoba. 3.200
hectáreas de terreno agrícola y ganadero. Propiedad del actual duque de Alba.
Es uno de los mayores latifundios
andaluces con una gran cantidad de hectáreas sembradas de olivos en producción
y dedicadas a la ganadería de carne. El último proyecto acometido ha sido
el de dos plantas termo solares. Comprende, entre otras fincas, el Cortijo de
Carrasquilla de Abajo, con 164 hectáreas. La Finca Buenavista de cuatro
hectáreas. Paraje Huertas de la Huelga, de 37.
El Cochero, de 19 hectáreas. Aparceros, de 35. Parcela Buenavista de 3
hectáreas. Tambien la Finca
Pabellones, la Finca El Hierro y la
Finca El Mugronal. La duquesa de Alba también cedió en el año 2005 al pueblo de
El Carpio el usufructo temporal de Las Grúas y el Cebadero, también situados en
la hacienda Buenavista, y un terreno de 2.250 metros cuadrados situado en la
finca El Mugronal. En este convenio se recoge que la familia propietaria se
reserva la nuda propiedad. Las Grúas es otro de los emblemas de El Carpio. Se
trata de un complejo hidráulico construido en el siglo XVI para suministrar
agua de riego desde el río Guadalquivir. Esta construcción fue declarada Bien
de Interés Cultural en el 2002[1].
Finca
y Cortijo de La Pizana en Gerena, Sevilla.
Es un ejemplo de los cortijos constituidos en época
medieval y, concretamente, a los que surgen a raíz de la distribución de donadíos
y heredades del Repartimiento de Sevilla, segunda mitad del siglo XIII. La Pizana arranca de un
donadío llamado Lumbreros. En 1612 la adquieren los jesuitas, que convierten la
dehesa en olivar y aumentan por agregaciones sucesivas la superficie. Tras la
expulsión de los jesuitas, en 1775, la compra la Casa de Alba. Cuenta con cerca
de 900 fanegas de tierra. Eugenia de Irujo, duquesa de Montoro, es su actual
titular. Fue un regalo de la Duquesa cuando su única hija se casó con el torero
Francisco Rivera Ordóñez.
Finca de Las Arroyuelas en Carmona, Sevilla. Propiedad de
Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra.
De 1.000 hectáreas.
Finca
y Castillo de El Tejado del siglo XIV y
finca. Ha sido rehabilitado. Calzada de
Don Diego, Salamanca[2].
Propiedad de Alfonso Martínez de Irujo, segundo hijo de Cayetana de Alba.
Larrodrigo,
Salamanca. Finca Gallegos de Crespes. De 2.500 hectáreas.
Solo han perdido una posesión, tras un largo pleito en los
tribunales: las 2.500 hectáreas de las fincas Cabra Alta y Cabra Baja,
expropiadas por la Junta de Extremadura. La duquesa de Alba recibió
2,404.048 euros en concepto de indemnización.
Entre
sus posesiones inmobiliarias destacan
algunos de los castillos y palacios más relevantes del patrimonio histórico
español, en su mayoría hoy integrados en la Fundación Casa de Alba.
El Palacio de Liria. Madrid
El Palacio de las Dueñas. Sevilla. De
estilo renacentista, cuenta con casi 10.000 m2 de estilo gótico-mudéjar.
Dispone de más de 1.500 obras de arte y de patios apalmerados y columnados. Con
el reparto de la herencia, Fernando Fitz-James Stuart y Solís, nieto de la
duquesa y primogénito del actual Duque, Carlos Fitz-James Stuart, se convirtió
en el nuevo dueño.
El Palacio de Monterrey. Salamanca. Fue edificado
en 1539 por el III duque de Monterrey, Alonso de Zúñiga y Acebedo, basándose en
los planos de Rodrigo Gil de Hontañón.
Verín, Orense. Castillo de
Monterrey.
Monforte de Lemos, Lugo. Castillo de
los condes de Lemos y el Colegio de Nuestra Señora la Antigua.
Doncos, Lugo. Castillo de Doncos.
Castro Caldelas, Orense. Castillo de
Castro Caldelas del siglo XV. El ayuntamiento llegó
a un acuerdo en el año 91 con la Casa de Alba que garantiza su cesión al
municipio por un plazo de 50 años.
Puentedeume, La Coruña. Castillo de
Andrade, en la aldea e Andrade.
En Moeche, La Coruña. Castillo de
Moeche.
Castillo
de Narahío en San Sadurniño, La Coruña. El señorío de Narahío, ejercido por los Andrade y
luego por los Lemos desde la Edad Media, abarcaba parte de las tierras de San
Sadurniño, las parroquias de Narahío, Ferreira, Igrexafeita y Lamas.
Los
castillos y fortalezas de Galicia fueron cedidos en el año 81 a la Xunta de
Galicia lo que convertía al Gobierno gallego en órgano administrador del
usufructo. No obstante, el código civil estipula que el usufructo no puede
superar un período de 30 años.
Casa
de Arbaizenea, San Sebastián. Esta finca tiene 20.000 m2
fue edificada a finales del siglo XIX. Propiedad de Cayetano
Martínez de Irujo, conde de Salvatierra. Perteneció a la familia de su
padre, los duques de Sotomayor. Dispone de 15 hectáreas de vegetación. Su
interior alberga grabados, telas y muebles de estilo británico. El duque
consorte de Alba es Luis Martinez de Irujo, ingeniero
industria. Hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo.
Palacio del conde-duques de
Olivares. Olivares, Sevilla. Este Palacio es la sede del ayuntamiento
del municipio. Vendido por la duquesa Cayetana de Alba, quien lo ha tenido en
su poder hasta los años setenta cuando fue vendido, junto con las tierras que
poseían, a particulares. Se conserva en
buen estado la portada de este palacio.
Palacio y convento de La Inmaculada
Concepción de Loeches.
En el convento se encuentra el Panteón de la familia Alba. Algunas dependencias
del Palacio se usan para el Colegio Público. Este monasterio, junto con el
Palacio del Conde Duque de Olivares y el Convento de las Carmelitas Descalzas,
forma una hermosa plaza con una fuente en el centro. Del palacio sólo se
conserva la portada, de estilo barroco, adyacente a la portada del Convento de
las Carmelitas, albergando actualmente el colegio público Duque de Alba.
La Casa de Punta Galera. Situada
en lo alto de sa Aufabaguera, Ibiza.
Esta casa ahora es propiedad de Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro,
la menor de la descendencia de Cayetana de Alba.
Mansión
de Las Cañas en Marbella, Málaga. Propiedad de Fernando Martinez de
Irujo, marqués de San Vicente del Barco. Cuarto hijo de la Duquesa que recibe
esta propiedad de su abuela así como propiedades agrícolas.
Castillo de Coca, Segovia. Cedido al
Ministerio de Agricultura a cambio de su restauración. Propiedad de los Ayala
que fueron señores de Coca, Segovia, y
de Alaejos, Valladolid.
Castillo
de Miranda del Castañar. Salamanca. No es ya de su propiedad.
Torre del Homenaje del Castillo de
los duques de Alba en Alba de Tormes
Palacio de Piedrahíta, Avila.
Barco de Ávila, Avila. Castillo de
Valdecorneja
Torre de Garci Méndez y Palacio Ducal. El Carpio, Cordoba. Propiedades cedidas en uso al
Consistorio.
Gaspar de Haro y Guzmán (1629-1687),
VI conde y IV duque de Olivares, II duque de Montoro, VII marqués del Carpio y
III de Eliche, III conde de Morente, grande de España, virrey de Nápoles.
Fallecido el 16 de noviembre de 1687. En 1687 sucedió su hija Catalina de Haro y Guzmán, VIII marquesa del
Carpio. Fallecida en 1733. En 1733 sucedió su hija María Teresa Álvarez de
Toledo Haro y Guzmán (1691–1755), por su matrimonio XI duquesa de Alba y por su
derecho IX marquesa del Carpio.
Nació el 18 de septiembre de 1691 y muere el 15 de enero de 1755. Catalina de Haro y Guzmán, VIII marquesa del
Carpio, lleva al ducado de Alba su importante matrimonio rustico y urbano.
Su hija, María Teresa Álvarez de Toledo, condesa
de Alba y del Carpio, fue considerada en su tiempo como "la más rica
heredera de Europa". La abuela materna de la duquesa Cayetana lleva a la
Casa de Alba otro importante patrimonio, el de los duques de Hijar.
La
Torre de Garci Méndez es el monumento más emblemático del Carpio ya que a ella
se debe su origen y fundación, pues a partir de su construcción comienza a
surgir, a su sombra, el pueblo de El Carpio. Es lo que queda del castillo del
Carpio[3].
La
construcción el palacio ducal del Carpio se inicia en 1671 pero tendrá
sucesivas mejoras durante el s. XVIII. El Palacio Ducal es
una edificación de grandes dimensiones, de planta rectangular, formada por tres
unidades distintas. Dos laterales, destinados como vivienda del administrador y
otros servicios, y la central, que es la palaciega propiamente dicha. Interesa
destacar, dentro del conjunto, la residencia solariega, formada por tres
plantas, una de sótano y dos en superficie. Actualmente, el Palacio
Ducal acoge diferentes dependencias municipales de la localidad
de El Carpio.
Rivilla de Barajas, Ávila. Castillo-Palacio
de Castronuevo.
Castillo
de San Leonardo Yagüe, Soria.
Valdunquillo, Valladolid. Palacio de
los Osorio.
Liria, Valencia. Palacio de los
Duques de Liria cuyo
uso fue cedido al ayuntamiento de Liria.
Híjar,
Teruel. Castillo-palacio de los Duques de Híjar. Donado hace unos años al
Ayuntamiento debido a su estado de ruina.
Verín, Orense. Castillo de
Monterrey.
Monforte de Lemos, Lugo. Castillo de
los condes de Lemos y el Colegio de Nuestra Señora la Antigua.
Doncos, Lugo. Castillo de Doncos.
Castro
Caldelas, Orense. Castillo de Castro Caldelas.
Puentedeume, La Coruña. Castillo de
Andrade, en la aldea e Andrade.
En Moeche, La Coruña. Castillo de
Moeche.
Palacio del conde de Aranda en Epila,
Zaragoza. Fue
cedido al pueblo por el precio simbólico de una peseta, previo desalojo de la colección
de pinturas, muebles, vajillas, carruajes y de trajes del rey Alfonso XIII que
custodiaba y la cesión de sus archivos a la diputación provincial de Zaragoza.
La colección de arte de la Casa de
Alba es una de las más grandes de España, aunque por diversos avatares no
conserva todos los tesoros que pasaron por ella[4].
[1] Su construcción, datada en el
siglo XVI y atribuida a Juan de Ávila, constituye uno de los escasos ejemplos
en la Península Ibérica de esta tipología.
El edificio de Las Grúas se ubica en el término
municipal de El Carpio, en los terrenos denominados de Alcocer, entre el camino
de San Pedro y el cauce del río Guadalquivir, en su margen izquierda.
El complejo
hidráulico se compone de tres partes fundamentales: Una construcción principal,
estructura y soporte para tres ruedas hidráulicas con cangilones; un azud,
dispuesto transversalmente al cauce para derivar el agua hacia las ruedas; y un
sistema de distribución y almacenamiento de agua (acequias y estanques o
albercas). Se cree que todo parte
del primitivo Señor del Carpio, D. Luis Méndez de Haro, en 1537, que quería
hacer regables sus tierras con suficiente agua, y creo un nuevo cauce, éste fue
el precedente de las obras futuras que realizaría su sucesor, durante la década
de los sesenta del siglo XVI. Las obras se realizaron entre el 1561-1568. La construcción de Las Grúas o Aceñas se llevó a cabo
entre los años 1561 y 1568 por orden del primer marqués de El Carpio, Diego
López de Haro. La finalidad era sacar agua del río para regar las huertas
vecinas. En la
actualidad solo queda la construcción en piedra habiendo desaparecido las
ruedas mientras que las acequias han sido transformadas y adaptadas a las
necesidades actuales. La presa tiene una
longitud de 120 metros. Las ruedas, ya desaparecidas, tenían un diámetro
de 14 metros. La altura del edificio principal es de 17 metros. Su
planta es aproximadamente cuadrada y tiene 12.5 metros de lado. Está
formado por cuatro grandes pilas de 2.2 metros de anchura. Entre ellas,
hay tres canales de algo más de 1 metro, donde iban colocadas las tres
norias. Por su diseño se considera un ingenio hidráulico único. http://www.uco.es/meridies/images/docs/lasgruasdelcarpio.pdf
[2] La finca El Tejado se encuentra a varios kilómetros
de la localidad, en pleno llano de lo que puede comenzar a considerarse como
Campo Charro.
[3] Durante la conquista
de Córdoba, la villa de Alcocer fue tomada por el Rey Fernando III en el año
1240 siendo repartido su término entre varios caballeros gallegos,
pertenecientes a la familia Méndez de Sotomayor, que había acompañado al rey en
la conquista de las tierras cordobesas. Un siglo más tarde, Garci Méndez de
Sotomayor fue el fundador. La Torre de Garci Méndez fue construida por el
maestre Mahomat, alarife musulmán, en 1325; esta fortaleza es una construcción
mudéjar con algunos elementos góticos realizada en argamasa y ladrillo,
constituyendo una de las piezas más interesantes de la arquitectura militar
andaluza. Se terminó en el año 1325, según reza la lápida de alabastro que estuvo empotrada
en los muros de la torre y que hoy se guarda en el palacio de Las Dueñas en
Sevilla.
La construcción de la torre parece
estar inspirada en el alminar de la gran mezquita almohade de Sevilla, La
Giralda. La primitiva
población se formó en torno a otra fortaleza, la de Alcocer, que estuvo situada
en las inmediaciones de la ermita de San Pedro. Fernando III la conquistó y se
la concedió a los antepasados de Garci Méndez de Sotomayor, que fue quien en el
siglo XIV mandó levantar la torre que ahora corona El Carpio y que se
convertiría en el centro de un amplio recinto amurallado. El maestro de la obra
fue Mahomad y en ella participó el obrero Ruy Gil. Mahomad había recibido
formación sevillana, cosa que dejó huella en su trabajo. Como consecuencia, la
Torre de Garci Méndez tiene cierta similitud con el alminar de la Giralda,
sobre todo por su rampa de ascenso.
La torre, estrenada en 1325, atrajo pronto
a nuevos pobladores, se convirtió en el hogar de los que moraban en Alcocer y
fue la semilla sobre la que germinó el castillo de los Sotomayor, señores de El
Carpio, al que no le faltaron detalles como un foso, una muralla almenada con
torres en las esquinas, patio de armas y otras dependencias. En el siglo XV se
convirtió en un inmueble más palaciego, engrandecido sobre todo por la unión de
los Sotomayor con la casa de Haro. Su decrepitud llegó a mediados del siglo
XVII, cuando dejó de ser mimado por sus dueños tras la construcción en 1671 de
un palacio, situado en la plaza de la Constitución, al que se trasladaron. Luis
Méndez de Haro desmembró su cuerpo repartiéndolo entre los vecinos y realizó
reformas que lo hundieron aún más en el olvido. La casa de Alba entró a formar
parte de la vida del castillo en 1688, momento en el que se vinculó a la de El
Carpio.
Las singularidades de la Torre de Garci
Méndez la han convertido en una de las fortificaciones de mejor arquitectura de
Andalucía, en la que se conjugan el carácter residencial con el guerrero,
presente en los múltiples elementos defensivos que adornan toda su figura. Para
llegar a su primera planta hay que atravesar un patio de la calle Castillo y
subir una escalera que salva el desnivel existente. La principal peculiaridad
de la torre es que enlaza dos cuerpos rematados por una sola terraza. En uno se
superponen las estancias, mientras que en el otro se encuentra la escalera para
pasar de una planta a otra. A diferencia de lo que ocurre en otras, subir es
fácil gracias a una rampa en la que apenas se aprecia la altura de los
peldaños. Durante el ascenso llaman la atención sus bóvedas de arista y los
espacios que invitan al descanso.
La primera planta dio cobijo al alcaide
del castillo. Se la conoce como sala de los mosaicos por el pavimento romano
que Santiago María Stuart y Falcó, duque de Berwick y de Alba, trajo de su
cortijo de Carrasquilla tras su hallazgo en 1914. La solería permanece oculta
bajo unas tablas, aunque el Ayuntamiento pretende mostrarla cubriéndola con
cristal. El techo abovedado tiene artísticas pinturas en sus nervios. Además se
aprecian dibujos que pudieran estar repartidos por toda la sala y que se
pintaron con motivo de la visita de Felipe IV en 1624. Con el tiempo y el
abandono, pudo ser usada como palomar o prisión.
La segunda planta es la sala de los lobos,
llamada así porque estos animales aparecen en el escudo de armas de los Haro.
En épocas de esplendor alojó a invitados ilustres, pero durante su declive se
transformó en almacén. Su techo es una preciosidad, con líneas curvas que
brotan de sus ángulos enlazando formas cuadradas y redondeadas, y parte de sus
muros se abren con arcos de medio punto que dejan que la luz se adueñe de la
estancia. Aquí permanecen las huellas de los que vivieron la Guerra Civil. En
una de las paredes se lee una inscripción fechada el 5 de octubre de 1936,
aunque muchos ponen en duda su autenticidad. Además, los muros ennegrecidos
hacen pensar en las hogueras que encendían los que buscaron refugio en la
torre.
La tercera planta, la sala áulica, es la
que ocupaba el señor de la fortaleza y, sin duda, la de más riqueza ornamental.
Durante su empleo bélico pudo ser una armería. La Torre de Garci
Méndez fue declarada en 1983 como Monumento Histórico Artístico de carácter nacional.
[4] El espléndido Palacio de Liria, en Madrid, contiene la mayor y más valiosa parte de la herencia cultural de Alba. Más de 30.000 libros conforman la biblioteca, destacando la famosa Biblia de Alba de 1433, primera traducida al castellano y 21 documentos autógrafos de Cristóbal Colón. En la pinacoteca lucen pinturas de Tiziano, Rubens, Goya, Murillo, El Greco o Rembrandt -del que conserva uno de los 15 paisajes que pintó a lo largo de su vida-.
También es digno de mención que todo el jardín del
Palacio de Liria se encuentra sembrado de estatuas y tumbas de animales.
La pinacoteca fue iniciada por Fernando Álvarez de
Toledo y Pimentel. En esa época, la documentación mencionaba obras de
Domenichino, Allori, Gentileschi, Ribera, Velázquez, Rafael o Correggio.
Más tarde, en el siglo XVIII, ingresaron importantes
lienzos encargados a Raphael Mengs y, gracias al mecenazgo de María del Pilar
Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, la XIII Duquesa de Alba, amiga y
modelo de Goya, se enriqueció con varios lienzos de este artista, entre los que
destaca la obra La Duquesa de Alba en blanco, una de las más populares y
reconocidas pinturas de la colección de la Casa de Alba. El fallecimiento de la
XIII Duquesa produjo el desmembramiento de casi toda la pinacoteca: algunas
obras fueron expropiadas y pasaron a manos de Manuel de Godoy y otras las legó
la duquesa a diversos allegados. Por ello, la colección perdió joyas esenciales
como la Venus del espejo de Velázquez y la Madonna de Alba de Rafael Sanzio; y
el nuevo duque Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva apenas recibió una
treintena de obras.
De todas formas, este duque adquirió en un largo
viaje por Europa múltiples piezas italianas, de Fray Angélico (Virgen de la Granada),
Perugino, Tiziano y otros maestros, y encargó pinturas a Ingres y esculturas a
José Álvarez Cubero y Antonio Solá. La colección se completó en el siglo XX con
algunas obras inglesas (Joshua Reynolds, George Romney), que se sumaron a
retratos de Madrazo, Sorolla, Zuloaga y Sotomayor, mayormente hechos por
encargo.
La duquesa Cayetana Fitz-James reforzó la colección
de manera muy relevante con ejemplos del impresionismo francés adquiridos
cuando no eran aún demasiado caros: Renoir, Henri Fantin-Latour, Eugène Boudin.
También sumó a otros autores: Francesco Guardi, Corot, Picasso, Dalí, Marc
Chagall... Tras el fallecimiento de la duquesa Cayetana varias de estas obras
se han repartido entre sus herederos, y algunas se han vendido; es el caso de
la importante tabla de Fray Angélico, adquirida por el Museo del Prado en enero
de 2016.
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