viernes, 11 de diciembre de 2009

Paredes. Cuenca. Disputas por su posesión entre los Carrillo de Albornoz en el siglo XV.

El lugar de Paredes era señorío de los Albornoz y de los Carrillo por matrimonio, de Urraca de Albornoz y de Gómez Carrillo “el Viejo” , y desde 1423 de los Carrillo de Albornoz, de Teresa Carillo de Albornoz hija de los anteriores, continuando en propiedad de la Casa de los condes de Buendía, Carrillo de Albornoz Acuña- primos de los titulares del marquesado de Villena y del ducado de Osuna-, que son Acuña Carrillo de Albornoz hasta el siglo XVI.

Era la heredad de Paredes, en la jurisdicción de Huete, término particular cerrado con una superficie de unas dos mil hectáreas. En el siglo XV, era señorío de Teresa Carrillo de Albornoz a quien le viene de sus padres. Es su padre Gómez Carrillo de Castañeda “el Viejo” señor también de Ocentejo en Guadalajara, pariente de los Carrillo de Huete señores de Priego por su descendencia común de Gómez García señor de Quintana, Ormaza, Mazuelo y otros lugares en tierra de Burgos; que se halló en la conquista de Cuenca y fue capitán de las gentes de Burgos en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.

Casa Gómez Carrillo con Urraca de Albornoz, hija del V señor de Albonoz, señora de Valdestablos y de un tercio del lugar de Ciruelos- Ciruelos del Pinar, Guadalajara- que luego sería en su totalidad señorío del matrimonio-. Urraca era titular igualmente del señorío de Valtablado de Beteta y Portilla en la serranía de Cuenca y de heredamientos en tierras del municipio de Campos del Paraíso, que fueran del alfoz de Huete, como es el caso de la aldea de Valdejudios en tierras de Carrascosa del Campo y de la de Navahermosa en el límite de los términos de Loranca del Campo, Alcázar del Rey y Vellisca y ahora del término de este último pueblo. Era Urraca tía abuela de Álvaro de Luna condestable de Castilla con Juan II siendo su marido ayo del príncipe Juan y el que introduce al futuro condestable en la Corte como paje del príncipe.

De Gómez Carrillo y Urraca de Albornoz es primogénito Álvaro Carrillo de Albornoz, señor de Ocentejo de Cañamares y Llanes- despoblado de Albendea-, mayordomo mayor de la infanta Catalina, hermana de Juan II. Su hijo Gómez Carrillo de Albornoz “el Feo” será heredero del título de Albornoz y en parte de la heredades de la Casa de Albornoz- Torralba y Beteta y su tierra con sus fortalezas, Albornoz y la casa de Ribagorda- al agotarse la sucesión en la línea principal al morir su prima segunda y décima señora, María de Albornoz, en el año 1440. Casa Álvaro con Teresa de la Vega señora de la Merindad de Pernia- hija del X señor de Mendoza-. Gómez Carrillo de Albornoz “el Feo” es como su padre y su abuelo alcalde mayor de los Hijosdalgo de Castilla, maestresala de los reyes Juan II y Enrique IV y de sus Consejos. Casa con Teresa Álvarez de Toledo, hija del I conde de Alba. Hereda “el Feo” el señorío de Albornoz a la muerte sin sucesión de su parienta la IX señora y al morir también sin herederos su hijo Luís Hurtado de Mendoza, II señor de Cañete, en 1431. Disputa Gómez Carrillo la rica propiedad de Paredes a su primo hermano el I conde de Buendía.

A mediados del siglo XV, después de serles confiscadas sus bienes al condestable don Álvaro de Luna tras su ejecución, Torralba y Beteta que había recibido de su prima segunda María de Albornoz, última señora de la Casa y sin sucesión, pasaron a los Carrillo de Albornoz-primos segundos del Condestable y de la última señora de Albornoz-, a Gómez Carrillo de albornoz “el Feo “ hijo de Álvaro y sobrino de Teresa, madre del I conde de Buendía. Controlaron en adelante estos Carrillo de Albornoz la villa de Beteta y sus siete aldeas: El Tobar, La Cueva del Hierro, Valsalobre, Masegosa, Lagunaseca, Santa Maria del Val, Valtablado, además de Pinilla y Durón en Guadalajara.

El matrimonio entre Gómez Carrillo y Urraca de Albornoz como tíos abuelos de las dos últimas titulares del territorio de Albornoz posibilitó la herencia de su nieto Gómez Carrillo del Albornoz “el Feo “de parte de las villas serranas que poseyeron los Albornoz, como Torralba y Beteta. Cuenca reclamó al rey Juan II en abril de 1440 la restitución de los términos de estas villas a la jurisdicción de la Ciudad, por cuanto habían sido enajenados por Enrique II en beneficio de la familia Albornoz, cuya descendencia legítima se había extinguido.

Pero no solo Torralba y Beteta. Gómez Carrillo de Albornoz “el Feo”, nieto de Urraca de Albornoz como hijo de su primogénito Álvaro de Albornoz, hermano de Teresa Carrillo de Albornoz casada con Lope Vázquez de Acuña, traspasó el mayorazgo que había heredado de su prima doña María de Albornoz con los mismos vínculos, a su hijo mayor Juan de Albornoz, en 1457. El mayorazgo lo constituían las villas de Moya, Utiel- estas ya fuera del control de los Albornoz en estas fechas señorío del marques de Villlena y hasta 1453 fecha de la muerte del condestable don Álvaro de Luna primo segundo y heredero de María de Albornoz- Torralba, Beteta con sus alquerías, la casa de Ribagorda y el lugar y heredamiento de Albornoz, y los heredamientos y bienes de Moya y Utiel, con todas las cosas que la pertenecían y debían. En la ciudad de Cuenca, una torre con sus casas en el Alcaecería fondón de la Zapatería a la Puerta Ferrada mercadas a Fernán Manuel.

Teresa Carrillo de Albornoz, tía de “el Feo” también hizo mayorazgo de las villas, lugares, bienes y casas que pertenecieron a Diego Álvarez de Albornoz, después a su hijo Alvar García de Albornoz -su abuelo-, luego a su hijo Micer Gómez de Albornoz -hermano de su Madre-, más tarde a su hijo Juan de Albornoz -su primo- y finalmente a su hija doña María de Albornoz -su sobrina, hija de su primo hermano-, mujer que fue de don Enrique de Villena, todos difuntos que Dios aya. Las villas eran Moya, Utiel, Torralba, Beteta con sus alquerías, la casa de Ribagorda y el lugar y heredamiento de Albornoz, y los heredamientos y bienes de Moya y Utiel, con todas las cosas que la pertenecían y debían. En la ciudad de Cuenca, una torre con sus casas en el Alcaecería fondón de la Zapatería a la Puerta Ferrada, mercadas a Fernán Manuel. Todo ello para que lo tuviera su hijo Pedro de Acuña de Albornoz.

Gómez Carrillo “el Viejo” y Urraca Albornoz son padres de cuatro hijos, dos varones y dos hembras, el primogénito Álvaro Carrillo de Albornoz recibe Ocentejo siendo su hermana Teresa Carillo de Albornoz quien recibe el señorío de Paredes, Portilla, Valtablado de Beteta, Valdejudíos, Navahermosa y el lugar de Ciruelas en Guadalajara. Casa con Lope Vázquez de Acuña. Fue Lope Vázquez de Acuña responsable del concejo de la Mesta, perteneció al consejo real de Juan II y fue guarda mayor del monarca, cargo que mantuvo durante el reinado de Enrique IV. El linaje portugués de los Vázquez de Acuña titulares de señoríos en la Alcarria conquense a finales del siglo XIV refuerza su presencia mediante su unión con los Carrillo de Albornoz. Durante el reinado de Juan II, hijo de Enrique III, Lope Vázquez de Acuña, afincado en la ciudad de Cuenca, ejerció los cargos concejiles de alcalde y regidor, y refuerza su presencia en estas tierras con la apropiación legal e ilegal de heredades en la tierra de Huete. Enrique III concedió a Lope Vázquez de Acuña las villas de Buendía y Azañón en 1398 como reconocimiento a su apoyo en las luchas de Reconquista y Juan II en 1440 le concede Villalba y otros lugares que hasta entonces habían pertenecido al alfoz de Huete. Se unió en primeras nupcias a la hija del infante don Juan de Portugal hijo del rey Pedro de Portugal, sin descendencia.

Lope Vázquez de Acuña y Teresa Carrillo de Albornoz son padres de seis hijos, el primogénito es Pedro de Acuña que recibe el mayorazgo de Buendía y es su primer Conde desde 1475. El título de condado fue concedido por el infante Alfonso en 1465 y debió ser ratificado por don Fernando y doña Isabel diez años después. Asimismo, unas casas en Buendía y la parte que le pertenecía de las casas y heredades de Jabalera, Monforte y PortalRubio. Pedro es señor de Casas de Javalera y Portal-Rubio en Cuenca y en Palencia de Monforte y Dueñas desde 1439. Guarda mayor y del Consejo de Juan II. Este monarca concedió a Pedro de Acuña 100 vasallos de tierra de Huete: 60 de Villalba, Moraleja y Mercadijas, y los 40 restantes de la tierra de la ciudad. También se garantizaba que sus vasallos pudieran gozar de los montes, aguas y pastos de Huete.

El mayorazgo de Buendía fue constituido por Lope Vázquez de Acuña y su mujer doña Teresa Carrillo de Albornoz para su hijo primogénito Pedro de Acuña de Albornoz, con facultad regia otorgada en 1446. El mayorazgo incluía la donación de tierras, vasallos, villas, lugares y otros heredades pertenecientes al patrimonio del linaje. En él quedó incluida la villa de Buendía -que partía términos con la ciudad de Huete y la Orden de San Juan- con su tierra y vasallos, pechos, derechos, rentas y términos, prados, pastos, y jurisdicción y justicia civil y criminal alta y baja y mero mixto imperio, y con todas las otras cosas pertenecientes al señorío de la villa. Asimismo, unas casas que estaban en Buendía junto a las casas que decían de Lope Sánchez, con la cueva y vasijas, y la parte que les pertenecía de las casas y heredades de Jabalera, Monforte y Portal Rubio. A su vez, Teresa Carrillo de Albornoz, por licencia del rey y con el consentimiento de su marido, estableció mayorazgo gracias a la facultad regia otorgada en 1446 en su hijo primogénito Pedro de Acuña de Albornoz, de su villa de Paredes, que partía término con Huete y Uclés, así como sus casas y heredades de Huelves y Valdejudíos, término y jurisdicción de Huete, y las casas que habían comprado en la propia Paredes.

Gómez Carrillo de Albornoz “el Feo”, hijo mayor de Álvaro Carrillo de Albornoz hermano mayor de Teresa Carrillo de Albornoz, traspasó el mayorazgo que había heredado de su prima segunda doña María de Albornoz -Torralba y Beteta y su tierra con sus fortalezas, Albornoz y la casa de Ribagorda-, con los mismos vínculos, a su hijo mayor Juan de Albornoz, en 1457. Y todo lo que heredó de su tío don Alfonso Carrillo, cardenal de San Estacio -la villa de Ocentejo con su castillo el lugar de El Sabinar, la mitad de Cañamares, la mitad de la casa y las heredades de Alcantud, la mitad de todas las heredades que tenía en tierra de Cuenca, la villa de Paredes con su término y justicia civil y criminal, con todos los pechos, derechos y rentas, así de pan como de vino y de maravedís, y otras cosas que tenía en la villa, con el batán y el molino de Barajas, y la casa y solar de la ciudad de Huete-, así como lo de María de Albornoz sería también para él y sus herederos. Y si no, que lo heredara su hijo Pedro Carrillo, o su hija doña Leonor y su hijo primero, tomando sus armas y apellidos; si no, cualquiera de los hijos de Fernando Velasco, señor de Siruela y de su hermana doña Leonor Lara-Leonor Carrillo-; si no, cualquiera de los hijos de su primo Pedro de Acuña, o su hijo Gómez Carrillo de Acuña; si no, los hijos legítimos de su también primo Lope de Acuña; finalmente, que lo tuviera el pariente más cercano por línea masculina.

A su hijo segundogénito legítimo, Pedro Carrillo, le dejaba las heredades de Navahermosa, el Aldehuela, Gascueña, Albendea, Arandilla y Vellisca, para que con ellas pudiera asentar su vivienda en la ciudad de Huete. Y para mayor honra, rogaba a su hijo Juan de Albornoz que le diera la villa de Paredes, las casas de Huete y el batán y el molino de Barajas. Mientras, Cañamares y Llanes, que las tuvo por la dote y las arras de su mujer, quedarían para Juan de Albornoz, a quien mejoraba la tercera parte. Por último, una herencia que tuvo del marqués de Santillana por una heredad de su abuela doña Leonor de la Vega y de su tío Gonzalo Ruiz de la Vega, se repartiría equitativamente entre sus hijos Juan de Albornoz, Pedro Carrillo, doña Leonor, Álvaro Carrillo, Íñigo y Micer Gómez y Alfonso Carrillo.

Previamente a esta declaración, la reina Isabel encomendó al corregidor de Huete, Juan de Ávila, la resolución de la petición de Álvaro Carrillo de Albornoz, que tenía por justo e derecho título por fin e herençia de Gómes Carrillo de Albornos, su padre, pasçíficamente, el lugar de Paredes con toda la jurediçión çeuil e criminal, alta e baxa, e mero misto enperio del e con las rentas e heredamientos al dicho lugar pertenecientes. Álvaro Carrillo había recibido, además, por herencia paterna, la posesión de unas casas en Huete en la colación de San Pedro, unos heredamientos de casas, viñas y tierras en los lugares de Navahermosa, El Aldehuela, Gascueña, Arandilla y Albendea- despoblado de Cañamares-, que estaban en término y jurisdicción de Huete. Su hermano Pedro Carrillo, por fuerças de armas e contra su voluntad, por su propia autoridad e syn mandamiento de jues ni alcalde, entró, e tomó e ocupó la villa de Paredes usurpando sus frutos y rentas de ocho años a esta parte, estimando que las rentas anuales podían alcanzar las 800 fanegas de pan. Recogiendo la legislación sobre deudas emitida por Juan II en las Cortes de Valladolid de 1447, refrendada posteriormente en las Cortes de Madrigal de 1476, doña Isabel mandó que Pedro Carrillo entregara el lugar de Paredes y los heredamientos a su hermano Álvaro Carrillo y le devolviera un cuento de maravedís por el valor de los frutos y rentas que había tomado desde entonces y no había querido pagar. El concejo de la villa de Paredes corroboró que Pedro Carrillo había tenido preso a su hermano Álvaro Carrillo desde el año de sesenta e ocho fasta agora poco, y le había tomado las rentas, pechos y derechos de Paredes; además, había obligado a sus vecinos y otras personas cercanas al dicho lugar darle 800 fanegas de pan (por mentad trygo e çebada) por cada año que labrasen en sus tierras. Y por que en alguno de los años pasados de su arrendamiento e deste presente año no pudieron pagar el dicho pan que habían de dar a Pedro Carrillo, y su hermano Álvaro también reclamaba el pan que se debía, temían que sy al qualquier de uos pagan el dicho pan, que el otro se lo fará pagar otra vez, por lo que recibirían gran agravio. El Consejo Real dictaminó el sobreseimiento temporal de la recaudación del pan hasta poder juzgar los títulos y derechos que aportaran los demandados.

Durante el tiempo que Pedro Carrillo estuvo sirviendo a los monarcas en la guerra de Granada —en la defensa de la ciudad de Alhama junto a su suegro Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla—, los pleitos que sus hermanos contra él os suyos traían fueron suspendidos a petición e instancia de Álvaro Carrillo. Es a los Tendilla, al II Tendilla, El Gran Tendilla, y I marqués de Mondejar a quien Lope Vázquez de Acuña, hijo del I duque de Huete y primo segundo de los Carrillo aqui citados, vende gran parte de su Mayorazgo.

Se confunde en algunos documentos Paredes con la del mismo nombre en Guadalajara ubicada en el obispado de Sigüenza y posesión del conde de Coruña y vizconde de Torija que fue Lorenzo Suárez de Figueroa, hijo de Iñigo Lopez de Mendoza, I marques de Santillana, y tío de los I duques de Medinaceli. Luis de la Cerda, V conde y después I duque de Medinaceli, hizo a Lorenzo Suárez de Mendoza, I vizconde de Torija y I conde de Coruña, el 25 de agosto de 1473 venta de buena parte de la tierra de Paredes de Sigüenza. Es obispo de Sigüenza Pedro González de Mendoza, luego Arzobispo de Toledo, hijo del I marqués de Santillana y por tanto hermano del I conde de Coruña y tío del I duque de Medinaceli.


Doña Leonor Carrillo, hermana de Pedro y de Álvaro, viuda, sin hijos, de Diego de Alarcón, señor de Valverde - en algunas genealogías llamado Juan-, desde 1474, también reclamó en 1480 a su hermano Pedro Carrillo el pago de 400.000 maravedíes de su dote y arras que, en su nombre, había recaudado de Pedro de Alarcón, hijo y heredero de su marido fallecido.

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