jueves, 17 de octubre de 2024

Monasterios

 Los monasterios, centro de poder económico y señorial

Bienes monacales

Uno de los más claros ejemplos del poder eclesiástico-señorial, especialmente en el ámbito rural, es el de los monasterios. Estos, a través de diversas formas de adquisición, lograron hacerse con la propiedad de extensiones de tierras más o menos amplias, que conllevaban unos derechos sobre el aprovechamiento de recursos y, por tanto, terminaron creando vínculos de dependencia con los campesinos que vivían y trabajaban en sus tierras.

Entenderemos un monasterio como un conjunto constituido por una comunidad de individuos que residen en un complejo de edificios y estancias, que siguen unas normas de observancia de oración, piedad y penitencia; y que para garantizar su propio sustento poseen la propiedad de bienes raíces y  el reconocimiento de unos derechos de aprovechamiento del territorio, en virtud de los cuales ejerce una clara influencia sobre los campesinos que viven en estas propiedades.

El señorío o dominio monástico es el espacio compuesto por el conjunto de tierras y bienes que pertenecen en titularidad a la comunidad monástica que forma cada uno de estos centros. En este espacio o área de influencia, el monasterio ejercerá su poder mediante el uso de distintos elementos  como son el control sobre las tierras y los hombres.

El patrimonio monástico.

La primera base material está formada por el conjunto de bienes con los que cada monasterio contaba en su fundación, es decir, su dotación fundacional.

El tamaño de esta dependía directamente de la capacidad de sus fundadores para dotar al nuevo monasterio de un mayor número de bienes raíces que asegurasen su sustento.

Posteriormente, estas pequeñas células pasarían a formar parte del patrimonio de cenobios mayores.

A partir de esta dotación fundacional se iniciará un proceso de adquisición de nuevos bienes a través de distintas formas jurídicas. Donaciones, compraventas, intercambios y préstamos constituyeron las principales vías de adquisición de nuevos bienes raíces que engrandeciesen el patrimonio monástico.

En la mayor parte de los casos, las donaciones constituyeron la principal fuente de bienes. Gentes de todo rango entregaban una parte de sus patrimonios a los monasterios.

En cualquier caso, una mayor afluencia de donaciones hacia un cenobio concreto nos habla de su mayor prestigio respecto a otros centros.

Y es que no debemos olvidar que las motivaciones que llevaron a los benefactores de estos lugares sagrados a entregar parte de sus posesiones tienen, al menos en apariencia, un carácter hondamente religioso.

En la documentación, son abundantes las fórmulas piadosas que nos hablan, entre otros motivos, de los deseos de los donantes de alcanzar el perdón de sus propios pecados, o de algún familiar, o del anhelo de alcanzar la salvación eterna mediante la entrega de parte de sus bienes.

Algunas donaciones mencionadas en la documentación parecen más una devolución de préstamos con garantía hipotecaria.

La compraventa es la segunda fuente de acceso a la propiedad de bienes raíces en cuanto a su volumen.

En la documentación conservada encontramos cláusulas que permiten proteger al monasterio, como nuevo propietario, frente a las posibles reivindicaciones de los descendientes de donantes y vendedores.

La existencia de éstas indica, en gran medida, que la frecuencia con la que se dio este tipo de reclamaciones sobre la propiedad de los bienes donados o vendidos debió ser, en cierta medida, elevada.

En los pleitos entre monasterios y familiares de los donantes o vendedores, estas cláusulas no siempre fueron suficientes para que los primeros se asegurasen la propiedad de los bienes que habían recibido.

Los intercambios. la principal motivación que tuvieron los monasterios benedictinos para llevar a cabo estos intercambios fue similar a la que les llevó a ellos mismos a la compra de nuevos bienes: mejorar la gestión y el acceso a los recursos accediendo a posesiones más cercanas y más fáciles de gestionar, o que eran capaces de proveer a éstos de bienes que no estaban a su alcance.

Los préstamos permitieron a los monasterios acceder a la propiedad, al menos de forma temporal, de nuevos bienes. Mediante ellos, el propietario de los bienes continuaba manteniéndolos bajo su propiedad, aunque los beneficios y rentas derivados de los mismos pasasen a engrosar el patrimonio del monasterio.

Bienes adquiridos

Bienes inmuebles como villas, pequeños monasterios e iglesias con sus posesiones... y los derechos de uso de bienes comunales como, silvae, montes, prata...forman el grupo de mayor volumen.

Privilegios que facilitasen el ejercicio del poder señorial. La adquisición mediante estos privilegios de competencias jurisdiccionales sobre el patrimonio monástico, en tanto que suponen inmunidad frente al poder regio, se llevó a cabo de forma paulatina, comenzando por concederse a propiedades concretas.

El especial interés por conseguir la completa inmunidad explica el elevado número de falsificaciones documentales que fabricaron algunos de los cenobios de mayor importancia a partir del siglo XII.

Exenciones e imposiciones. Exenciones en el pago de portazgos y otros impuestos al tránsito, así como la posibilidad de cobrar imposiciones sobre la producción como el diezmo, permitían a los monasterios obtener aquellos beneficios generados por la circulación de bienes o la producción agraria.

Poder señorial de los monasterios

Se asienta sobre las bases materiales de los bienes monacales.

Asegurar la gestión de aquellas propiedades que quedaban más alejadas del entorno más inmediato del monasterio titular se convertiría en una prioridad.

Surgieron así prioratos y decanías, como medios para optimizar la gestión de los recursos de los que se disponía, pero que resultaban difíciles de controlar desde un único punto central.

Cada una de estas unidades menores tenía asignado un conjunto de bienes.

Este modelo jerarquizado de gestión del dominio responde al modelo procedente de Cluny, en el que se consideraba que el prior/decano ejercía como oficial del abad que se encargaba de supervisar, conservar y explotar los bienes asignados al priorato.

Explotación indirecta de los monasterios cluniacenses

Siervos domésticos, prestaciones personales de los campesinos y trabajo de personas asalariadas serían los medios utilizados para llevar a cabo la explotación de los bienes monacales.

Los campesinos que viven en la heredad de un monasterio es su obligación de entregar prestaciones personales y reales. De ellas, las prestaciones reales reciben en la documentación nombres similares a los que se registran para otros ámbitos de poder señorial ajenos a los monasterios (censum, pecho, debitum...), y su cuantía dependían directamente del volumen de producción o del tamaño del manso.

La explotación indirecta se compagina con otras, que comprenden la concesión de unidades del dominio en prestimonio a miembros de la nobleza, los arrendamientos o la aparcería, entre otros.

“El control sobre la tierra implicaba, además, el control sobre los hombres que en ella vivían y trabajaban, tal y como puede desprenderse de lo explicado sobre las prestaciones personales y materiales que hemos mencionado. Pero existe otra forma de ejercer el control sobre estos hombres: el ejercicio de la autoridad jurisdiccional. Se ha comentado en el apartado anterior la importancia que la obtención de privilegios jurisdiccionales tuvo para los monasterios en el proceso de formación del dominio, en tanto de garantías para el ejercicio del poder señorial”.

“Es especialmente relevante el papel jugado por las iglesias parroquiales, que actuaron como “centros espirituales” a través de los cuales se encuadraba a los habitantes de las villas. La parroquia servía a menudo como elemento de cohesión de la comunidad campesina, ya que servía como lugar de reunión vecinal y como custodia de los diplomas de la villa. La comunidad campesina de la villa se convertía además en comunidad religiosa, pues la adscripción a una parroquia suponía la creación de lazos de carácter religioso entre los individuos que en ella se reunían. En consecuencia, el control sobre las iglesias parroquiales permitía al abad (y a la comunidad monástica en general) reforzar sus prerrogativas señoriales, al facilitarle la labor de dirigir la vida de las comunidades campesinas que formaban parte de su dominio”.

Explotación directa de los monasterios cistercienses

En los señoríos adscritos al Císter, en los que la organización de las explotaciones a través de las granjas mantuvo una alta incidencia de las formas de explotación directa hasta el siglo XIII.

Los monasterios primitivos se fundan en zonas apartadas de los núcleos de población, en medio de campos, bosques o en el centro de valles, siempre cerca de un curso de agua.

La orden del cister siempre da valor al trabajo manual de los monjes que inicialmente se dedican a cultivar las tierras que rodean el monasterio, con el tiempo, estas tierras van creciendo gracias a las donaciones, con lo que los terrenos de cultivo se alejan del monasterio.

Para resolver este problema los monasterios cistercienses fundan granjas, donde trabajan legos, bajo la supervisión del cillerero de la abadía.

Las granjas no pueden estar a más de un día de camino de la abadía, y normalmente tiene a su cargo terrenos de unas docenas de hectáreas, donde se cultivan cereales, prados de pastos, bosques que proporcionan madera y en algunos monasterios, viñedos que permiten elaborar el vino que formará parte de las dieta de los monjes.

Para ayudar a los conversos, mano de obra religiosa y gratuita, pero no siempre abundante, la orden prevé la contratación de mano de obra asalariada o mercenarii.

Inicialmente los conversos o legos son laicos reclutados para ayudar a los monjes en las tareas más pesadas, participan en los oficios de la mañana y de la tarde.

Posteriormente se publican reglamentos relativos a ellos y su actividad.

Finalmente los conversos son religiosos, tras un noviciado en el que son formados en la regla benedictina, renuncian a los bienes materiales y se someten a la autoridad del Abad.

Los conversos llevan barba, visten hábito marrón y viven en las granjas o en los monasterios en zonas reservadas a ellos. En la iglesia entran por una puerta distinta a los monjes y se sitúan en una zona separada de los profesos por una galería. Los conversos no pueden hacerse monjes.

No se puede entender, desde la estructura de la sociedad actual, esta división entre profesos y legos, pero en la edad media, los monjes eran en general hijos de familias nobles o adineradas, que entraban desde jóvenes a profesar en la religión.

Por tanto los legos eran gente del pueblo llano, sin recursos, y que a cambio de manutención y cobijo, se sometían a la disciplina de la orden y trabajaban para ellos.

La organización de las granjas permite a los cistercienses tener grandes conocimientos de agricultura, ganadería e hidráulica, lo que permite una organización capaz de aportar una gran contribución al desarrollo y revalorización de los terrenos en toda Europa y especialmente en la Península Ibérica, donde la falta de población y la adquisición de nuevas tierras durante la reconquista, harán de su capacidad un bien deseado por los reyes y nobles de los reinos ibéricos. Los cistercienses no se limitaban al trabajo agrícola, en algunas abadías se explotaban salinas, fabricaban cerámica y en aquellas donde vivían monjes de elevada formación cultural existían scriptorium, donde los monjes copiaban libros.

El conjunto de las novedades que los cistercienses aceptaron y perfeccionaron contribuyó al incremento de la producción de sus tierras, sobre todo, de las que explotaron directamente. Pero quizá la aportación más importante en este aspecto haya sido su papel en la difusión general del uso de las nuevas técnicas. El Capítulo General que todos los años reunía en Císter a los representantes, sino de todos, de muchos de los monasterios de la orden era un buen lugar para hablar no sólo de espiritualidad y disciplina, sino para la comunicación y el intercambio de todo tipo de experiencias. Por otra parte, estos viajes periódicos eran lo suficientemente lentos como para permitir a observadores atentos conocer y trasladar ideas acerca de instrumentos, de plantas, de sistemas de cultivo. La rutina de los campos fue sobresaltada frecuentemente, en los siglos XII y XIII, por lo que se hacía y se veía hacer en los dominios de los monjes blancos.

https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/2019-09/C6-3_Ermelindo%20Portela.pdf

Los Benedictino. Cluny y Cister

Benito de Nursia (Nursia, Umbría, 480 - Montecasino, Lacio, 21 de marzo de 547) fue un monje cristiano, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente y venerado como santo por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia luterana. Fundó la orden de los benedictinos cuyo fin era establecer monasterios basados en la autarquía, es decir, autosuficientes; comúnmente estaban organizados en torno a la iglesia de planta basilical y el claustro.

En el año 530 se dirigió hacia una colina entre Roma y Nápoles donde fundaría el Monasterio de Montecasino, construido sobre los restos de templos paganos y con oratorios en honor a San Juan Bautista (al que siempre consideró un modelo de práctica ascética) y a San Martín de Tours, iniciador en Galia (actual Francia) de la vida monástica, así aceptando cada vez a más discípulos, creando trece monasterios cerca de Subiaco y en cada uno de ellos había doce monjes con su propio abad y sobre todos ellos estaba él como guía espiritual.

En su nuevo monasterio de Montecasino, Benito compuso su regla continuando con el ejemplo de otras reglas anteriores como las de San Juan Casiano o la de San Basilio, pero también escogió de escritos de San Pablo, San Cesario así de la Regula Magistri de autor desconocido y los adaptó como base para la Regla Benedictina.

Siguió los preceptos de la buena disciplina, del respeto por la personalidad humana y de las habilidades individuales.

La regla en la que se organiza con detalle la vida de los monjes, también introdujo el canto coral durante la celebración del oficio.

Las dos piedras angulares de la vida comunitaria eran la estabilidad (obligación de residir de por vida en el mismo monasterio sin necesidad de ser monjes vagabundos) y la conversión de costumbres con un especial interés por la buena conducta moral, la piedad mutua y la obediencia al abad convirtiéndose en una familia ordenada con la oración y el trabajo, siendo ambos su lema: Ora et Labora.

Es considerado patrón de Europa y patriarca del monacato occidental. Benito escribió una regla para sus monjes, conocida luego como la «Santa Regla», que fue inspiración para muchas de las otras comunidades religiosas

La Orden de Cluny es una orden monástica católica reformada.

Fue creada el 11 de septiembre de 910 queriendo volver a la forma de vida original de la Orden de San Benito (de 529).

Su lugar de origen es la abadía de Cluny.

https://www.cluny-abbaye.fr/es/entdecken-sie/historia-de-la-abadia-de-cluny

En 909 d. C. surge, dentro de la Iglesia católica, la voluntad de reformar las órdenes monásticas. Esta restauración se produjo tomando como base la regla de Benito de Nursia, un reglamento que rige la vida de los monjes detallando cómo debe ser su vida. Esta regla alcanza un importante desarrollo gracias a la intervención de Benito de Aniane, pero está limitada por las tradiciones propias de las abadías, y por la rutina de su aplicación. En este proceso, la abadía de Cluny decide imponerse agrupando un gran número de conventos y convirtiéndose en la orden más importante de la Edad Media, con monasterios por toda Europa.

 

La orden de Cluny fue creada el 11 de septiembre de 910, cuando Guillermo I el Piadoso, duque de Aquitania, donó la villa de Cluny al papado para que fundara en ella un monasterio con doce monjes. El monasterio se situó en Mâcon, en Saona y Loira. La donación hecha por Guillermo I no es desinteresada. Pretende obtener la protección y la garantía de la Santa Sede dado que su poder era muy escaso. Guillermo el Piadoso intentó evitar su control por los laicos. En la carta de fundación de la abadía se establece la libre elección del abad por parte de los monjes, un punto de suma importancia en la orden benedictina. La carta condena gravemente a los que transgredieran este artículo. La donación de Cluny no es la única. En esta época, numerosos dominios son legados al papado, como Vézelay. El prestigio de los pontífices del siglo X es relevante. La reforma monástica es apoyada por el monasterio de San Martín d'Autun y el de Fleury-sur-Loire. En 914, se funda el monasterio de Brogne convirtiéndose en un centro de gran influencia junto con su fundador Gérard.

Guillermo el Piadoso nombró al abad Bernón, hombre importante de la reforma, como abad de Baume. Bernón estableció la observancia de la regla de Benito de Nursia, reformada por Benito de Aniane, respetando, no obstante, las directrices de los monasterios.

Bernon murió en 926 tras una vida dedicada a la expansión de la regla por numerosos monasterios.

La orden cisterciense es una orden monástica católica reformada.

Tienen como regla la de san Benito, la cual aspiran seguir en forma estricta.

Nacieron en 1098 como una reacción de la relajación que consideraban que tenía la Orden benedictina de Cluny (de 910), queriendo volver al espíritu original de la Orden de San Benito (de 529).

Su origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes.

https://medievalistas.es/wp-content/uploads/2024/06/27.pdf

https://www.elcisteriberico.com/Paginas/generalidades/historia%20cister.html

https://ocso.org/?lang=es

La fundación del Císter es un hito destacado en la historia religiosa de Europa

El orden nace en Francia en 1098 con la intención de restablecer una más estricta observancia de la regla monástica benedictina. En Cataluña, los monasterios de Santa María de Vallbona, Poblet y Santes Creus, se convirtieron en su sus tres centros más importantes, a la vez fundadores y patrones de muchas otras filiales

http://viuvallbona.cat/es/ficha/orde-del-cister

https://www.monasteries.com/es-ES/order/cisterciantrappist

https://www.surco.org/sites/default/files/cuadmon/disponible_no/cuadernos-monasticos-206-4331.pdf

https://www.cluny-abbaye.fr/es/entdecken-sie/further-information/die-regel-des-heiligen-benedikt

https://www.cluny-abbaye.fr/decouvrir/restitution-virtuelle-de-l-eglise-abbatiale-de-l-ancienne-abbaye-de-cluny-dite-cluny-iii

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