el Sitio Real de la Florida adquirido por Carlos IV en 1792.
Francisco Pío de Saboya casado con Juana Spínola de la Cerda, de la Casa de Castel-Rodrigo. Tras la guerra de Sucesión fue nombrado Capitán General de Cataluña. Murió en Madrid en 1723. Fue propietario, por parte de su esposa, de la finca de la Montaña del Príncipe Pío en lo que luego fue el Sitio Real de la Florida adquirido por Carlos IV en 1792.
En la colina que hoy conocemos como Montaña del Príncipe Pío estuvo la huerta de la Florida. Su primer propietario fue el marqués de Auñón quien, en 1613, se la vendió al cardenal y arzobispo de Toledo Bernardo Sandoval y Rojas, sobrino del II conde de Lerma. Muere poco despues de la compra en 1618 y pasa la propiedad a su familia los condes y luego duques de Lerma.
 Iñigo de Velasco y Tovar, hijo del IV duque de Frías, marqués de Auñon  por su mujer Ana de Herrera, II marquesa de Auñon, hija de Melchor de Herrera y Ribera, I marqués de Auñon,  Tesorero mayor del rey Felipe II, Alférez mayor de Madrid. Sin sucesión.
 En la primera mitad del siglo XVII  la finca pasó por varios propietarios, el duque de Lerma, la Compañía  de Jesús, el obispo de Badajoz y el marqués de Camarasa, hasta que fue  comprada a mediados del citado siglo por Francisco Moura, marqués de  Castel Rodrigo. Además, el marqués compró las huertas colindantes -del  Molino Quemado, Marquesa de Villahermosa, Buitrera, Minillas, Marcos  Sabugal, etc.- que las unió a la finca de la Florida. El marqués mandó  construir un magnífico y suntuoso palacio con jardines a la entrada  situado en la parte baja de la Montaña, donde hoy se halla la estación  del Norte. La finca la heredó Doña Leonor Moura, hija del marqués quien,  al morir sin descendencia, se la dejó a su hermana Juana, casada con el  Príncipe Pío de Saboya, de donde tomó el nombre con el que ha llegado  hasta nuestros días.  
En 1792 la finca -que constaba de un palacio, huertas, tierras,  palomar, casa de vacas, fuentes, montaña y unos jardines colocados en  terrenos a distintos niveles- fue adquirida por Carlos IV.  Además, el rey compró a Godoy la llamada finca de la Moncloa,  añadiéndola a la Florida convirtiendo las dos posesiones en una finca de  recreo denominada Real Sitio de la Florida. Amplió aún más la finca  comprando la Granjilla del convento de San Jerónimo,  tierras y huertas de los duques de Alba y algunas tierras del Seminario  de Nobles.
Carlos IV mandó construir un nuevo palacio, obra de Felipe  Fontana, quien construyó en la parte más baja de los terrenos la ermita  de San Antonio de la Florida, único resto arquitectónico de esta real  posesión. La finca estaba rodeada por una sólida tapia.  
Con el tiempo, la Montaña del Príncipe Pío se segregó de la Florida. La calle del Marqués de Urquijo señala el límite: al sur de ésta quedaba la Montaña y al norte, la Florida. En 1831, Fernando VII cedió la Montaña del Príncipe Pío a su hermano el infante Francisco de Paula  que la convirtió en parque público con paseos y jardines. Entre  mediados y finales del siglo XIX se construyó en sus terrenos el barrio de Argüelles.
La «Huerta de Fuente El Sol» en 1775. La
leyenda indica: «Planta de la Casa, Jardín, y
Huerta de la Monclova, y de la nombrada de en
medio, ó de Pedro Martín, en el valle de Migas
calientes a mano derecha del Camino Real que
va de Madrid al Sitio de el Pardo, todo cercado
de tapias que tienen su entrada principal por
dicho Camino mirando a Poniente, y por la
parte de Mediodía confi na, o hace medianería
con el Jardín Botánico, y por la parte de Levante
con tierras propias del Real Monasterio de San
Jerónimo de esta villa de Madrid hasta el Arroyo
de Canta-ranas, que vuelve mirando a Norte a
cerrar el sitio de toda esta posesión...».
Conjunto del monte de El Pardo. 
Palacio de El Pardo. El palacio Real de El Pardo se encuentra en la calle Manuel Alonso del distrito de Fuencarral-El Pardo. La construcción fortificada original data del siglo XV. Un incendio en el siglo XVI obligó a su reedificación en ese mismo siglo. El palacio actual data del siglo XVII.
Enrique IV, en la primera mitad del siglo XV hizo construir un pequeño castillo, que Carlos I reedificó en 1553, y quedó terminado en 1558, ya durante el reinado de Felipe II.
La Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco, conocida también como Quinta de El Pardo, es un ejemplo de las casas de campo que algunos aristócratas de los siglos XVII y XVIII utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid. Se encuentra en el Monte de El Pardo.
El Palacio de la Quinta tuvo su origen en la Quinta de Valrodrigo, una casa de labor que compró el I duque del Arco, Alonso Manrique de Lara, Montero Mayor de Felipe V y Alcaide de El Pardo, en 1717. Construyó una casa cuyas trazas recordaban al Palacio de la Zarzuela, del arquitecto Gómez de Mora. A la muerte del Duque en 1745, la Duquesa, sin hijos, donó la propiedad a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, quienes la incorporaron al Real Sitio de El Pardo. Sigue en el Ducado un sobrino del I Duque, hijo de una hermana del Duque. 
Fue declarado Monumento Nacional en 1935.
Esta finca alberga un palacete, una casa de labor y unos jardines con grupos escultóricos y fuentes de artificio. Los jardines, que son lo más importante en la Quinta, fueron  diseñados por el francés Glaude Truchet hacia 1726, y responden al mismo  gusto formal que el de La Granja de San Ildefonso. Los jardines tiene  más de 10.000 m2 y recientemente restaurados. Pertenece a Patrimonio Nacional.
Durante el siglo XVII, el rey Felipe IV ordenó la construcción de un pabellón de caza a modo de pequeño palacete en un lugar llamado La Zarzuela, cerca de Madrid.
El título de Duque de Fernán Núñez se concede en 1817 a D. Carlos José  Gutiérrez de los Ríos y Sarmiento Sotomayor, VII Conde de Fernán Núñez,  por Fernando VII como premio a los servicios prestados a su causa.   Fue  hombre de confianza de Fernando VII, durante la guerra de  independencia, participando como diplomático en las jornadas de Bayona,  frente a Manuel Godoy, y posteriormente como Embajador en Inglaterra y  plenipotenciario en el Congreso de Viena. También fue responsable en las  negociaciones que dieron lugar a la intervención de los "cien mil hijos  de San Luis" contra Riego.   El título de Conde había sido concedido por Felipe V en 1639 a Alonso  Estacio Gutiérrez de los Ríos y Angulo. La Casa de Fernán Núñez  entroncará con varios grandes títulos por diversos matrimonios. A  principios del siglo XIX, doña María del Pilar Osorio Gutiérrez de los  Ríos, III Duquesa de Fernán Núñez, ostentaba además los títulos  siguientes: Duquesa del Arco, y Montellano, Marquesa de Castel Moncayo,  la Alameda, Castilnovo, Pons, Plandogan y Miranda de Auta, Condesa de  Barajas, de Frigiliana, de Molina de Herrera, de Montehermoso y  Puertollano, Princesa del Sacro Romano Imperio, de Aremberg y Barbazón,  Vizcondesa de Dave, Baronesa de Anueva, Serra, Monsalavén . Por su  matrimonio en 1852, con Manuel Falcó d'Adda, Marqués de Almonacir, se  integran en Fernán Núñez las casas de Cervellón, Condado de Elda, Anna y  Puñonrostro entre otros, y entroncan también con la Casa de  Alburquerque y Cuéllar. Posteriormente el con el matrimonio en 1896  entre el IV Duque de Fernán Núñez con Doña Silvia Álvarez de Toledo y  Gutiérrez de la Concha, se agregan entonces los títulos de Duque de  Bivona y Duque de Xiquena. 
María Vicenta, IV duquesa del ARCO,casa con Carlos Gutiérrez de los Ríos Sarmiento de Sotomayor,VII conde y I duque de Fernán-Núnez.
Una hija de la III duquesa de Fernan Núñez casa con el XVI duque de Alba y son abuelo de la XVIII duquesa de Alba, primos entre si los Alba, los Fernan Núñez y los duques del Arco.
Las casa nobiliarias madrileñas del siglo XVIII decidieron construirse  palacetes en las afueras de la ciudad, especialmente en la zona de la  Moncloa. Uno de los más importantes era el de la duquesa de Alba, rival  de la reina María Luisa de Parma. Ante la fastuosidad de las fiestas que  organizaba la de Alba, la reina sintió celos y decidió construirse un  palacio con el que empequeñeciera a su eterna rival.  Se eligieron unos terrenos cercanos a la cuesta de los Areneros, camino  de salida desde Madrid hacia El Pardo. Fueron adquiridos al marqués de  Castellrrodrigo y se levantó el palacio de La Florida, del que en la  actualidad no queda ningún resto debido a la donación de esa zona por  parte de la reina Isabel II para la construcción de la estación del  Príncipe Pío en el siglo XIX. Sólo encontramos la iglesia de San  Antonio, levantada por el arquitecto italiano Felipe Fontana entre 1790 y  1795. 
El palacio de la Moncloa fue en principio una finca de uso agrario  que, por su buena situación, se convirtió posteriormente en una  casa-palacio. Pertenecía a principios del siglo XVII a Ana de Mendoza,  condesa de Cifuentes y, tras pasar por varios propietarios, fue  adquirida por Juan Croy, conde de Sora, siendo conocida a partir de  entonces como huerta de Sora. En 1660 fue adquirida por Gaspar de Haro y Guzmán,  marqués del Carpio y de Eliche, dueño de la vecina huerta de la  Moncloa, nombre que procede de sus antiguos propietarios, los condes de  Monclova, que dio lugar posteriormente a Moncloa, tal como lo conocemos  hoy. 
Gaspar de Haro mandó construir en lo alto un palacio que más tarde  sería conocido como de la Moncloa al quedar las dos propiedades -la  huerta de la Moncloa y la huerta de Sora o de Eliche- unidas. Ambas  huertas, junto con el resto de las posesiones que tenía el marqués de  Eliche en las inmediaciones fueron heredadas por su única hija, Catalina  de Haro, casada con Francisco Álvarez de Toledo, décimo duque de Alba.  
Tras pasar por diversos propietarios, entre ellos Antonio Joaquín Guerra,  marqués de Guerra -de ahí que por un tiempo fuera conocida como la  huerta de Guerra- fue adquirida en 1781 por María Ana de Silva y  Sarmiento, duquesa viuda de Arcos en sus segundas nupcias quien, al morir en 1784, se la dejó a  su hija Mª del Pilar Teresa Cayetana de Silva, decimotercera duquesa de  Alba habida de su primer matrimonio con el duque de Huescar que era hijo uico del XII duque de Alba que premuere a su padre pasando la casa de Alba a Pilar Teresa Cayetana, que es XIII duquesa de Alba y nieta del XII Duque. 
A la muerte de la duquesa de Alba, en 1802, Carlos IV adquirió el palacete y la huerta para añadirlos a el Real Sitio de la Florida que, a partir de entonces, fue conocido como el Real Sitio de la Moncloa. En 1816, el rey encargó a Carlos Isidro González Velázquez que restaurara el palacio.  
Treinta años más tarde Isabel II  cedió al Estado toda la propiedad de la Moncloa que pasó a depender del  Ministerio de Fomento. El palacio de la Moncloa volvió a ser restaurado  por Joaquín Ezquerra del Bayo en 1929 y durante la guerra civil el edificio fue destruido siendo reconstruido por Diego Méndez  en 1955  siguiendo el modelo de la Casita del Labrador, de Aranjuez. Entonces  fue destinado a residencia oficial de jefes de Estado en visita a España  y altas personalidades. En 1977 se trasladó aquí la Presidencia del Gobierno y se destinó además a residencia del Presidente del Gobierno. 
Al muerte de la duquesa Goya compra la llamada Quinta del Sordo, por su propietario anterior, junto al Puente de Segovia. Fue demolida en 1909. Había asistido a los salones de La Moncloa.

 
 
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