En las Relaciones Topográficas de 1578, Carrascosa del Campo declara que, además de la agricultura y ganadería, los vecinos viven de algunos” paños burieles secenos que en esta dicha villa se labran de lana que en ella se coxe”. Los paños secenos, dieciochenos y veintiunos, si bien no eran los más selectos de los fabricados en Castilla, eran de calidad superior a los berbíes, burieles o picotes fabricados en la zona de la meseta norte.
Podemos así afirmar que durante la segunda mitad del siglo XVI se dió en Carrascosa una producción de paños que tenía lugar en los domicilios de algunos vecinos. En 1592 parece que comienza esta producción bajo el sistema gremial. Al no disponer de maestros que ejerciesen la función de veedores y examinadores, los primeros aprendices que quisieron obtener el título de maestro tuvieron que acudir a la villa deTorrejoncillo del Rey. El 4 de abril de 1592, Juan Garcisanz, vecino de Carrascosa del Campo se examinó para obtener el título de tejedor en Torrejoncillo del Rey, ante los veedores y examinadores Cristóbal Cabello, el mozo, y Francisco Martínez de Alarcón, vecinos de aquella villa. Así comienza una nueva organización de esta producción de paños y el nacimiento de la organización gremial en la Villa. Los miembros de gremios debían guardar las ordenanzas y cumplir con las obligaciones de su oficio entre las que se contaba hacer bien su trabajo. Por ello en cada oficio, el cumplimiento de estas ordenanzas y obligaciones era vigilado por un organismo especial de control: los veedores; así, en la villa, cada etapa de la producción: cardar, tejer, tundir, cae bajo el control de oficiales veedores, respaldados por la autoridad municipal.
En concordancia con lo recogido debemos recordar la importancia que la actividad textil tuvo en las tierras de Cuenca y que se mantenía a medidos del siglo XVIII a pesar de la crisis que había atravesado en el siglo anterior, crisis paralela a la decadencia de la Mesta y a la crisis general del reino de Castilla en este siglo.
Las noticias de Carrascosa aportadas por la Encuesta Catastral de Ensenada a mediados del siglo XVIII se mantenía con una cierta relevancia esta actividad textil En Carrascosa treinta y cuatro vecinos estaban ocupados en trabajos relacionados con la transformación textil, casi el 30 % de los ocupados en actividades artesanales. En la villa trabajaban doce perailes que eran los encargados de preparar la lana que iba a ser tejida. El término peraile o pelaire, ya que ambas grafías se pueden encontrar aunque en desuso las dos, procede del catalán y su actividad corresponde a la que realizaban los cardadores de lanas y paños en Castilla. A los pelaires o cardadores de lana se les estima que trabajaban 150 días al año con un salario por día de trabajo de 5 reales. Estos vecinos eran: Agustín López Infante, Juán Casero, Manuel y Agustín García Manzano, Francisco Casero, Gregorio y Juan Asensio, Gabriel García, Vicente Casero, Ignacio Genovés, Benito López Infante y José García. Eran también vecinos de la villa quince tejedores de lienzo de los que siete se apellidaban Martínez. Los ocho restantes eran: Julián y Alejandro Serrano, Domingo Genovés, Domingo Jiménez, menor, Pedro Saceda, Diego de la Cruz y José e Inocencio Fernández. A los tejedores se les estimó que trabajaban 250 días al año y tenían una utilidad de 5 reales diarios. A los tres aprendices, Francisco y Manuel Genovés y Diego de la Cruz, se les estimó un salario al día de 3 reales. Las actividades artesanales ligadas al trabajo textil se completan con las desarrolladas por los seis sastres. Sabemos que dos de ellos, Juan García de Juan y Juan de la Cruz, trabajaban 150 días al año con un salario diario de 5 reales y los otros cuatro, Nicolás de Zafra, José Espada, Juan Martínez Asensio y Julián Albendea, tenían el mismo salario, pero trabajando 250 días al año. Los dos aprendices, Teodoro González y Vicente García, también ganaban diariamente 3 reales.
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