domingo, 2 de junio de 2019

Santa Cruz de la Seros. Huesca. Iglesia de Santa María

Situado en la orilla izquierda del río Aragón, Santa Cruz de la Serós está declarado Conjunto Histórico Artístico del Camino de Santiago.

Su término incluye Santa Cruz, Binacua, la pardina de Lacuey y la venta de Esculabolsas.

Su nombre, “de la Serós”, hace mención a las religiosas (sorores o serols) que establecieron allí su monasterio benedictino hasta finales del siglo XVI, momento en que se trasladó a Jaca. Lo único que queda del mismo es la magnífica iglesia de Santa María, joya del románico aragonés y contemporánea de la Catedral de Jaca.

El monasterio, que fue fundado por Ramiro I de Aragón hacia el 1060, alcanzó su mayor esplendor durante la estancia de Doña Sancha, hija del monarca y viuda del Conde Ermengol III de Urgel, que ingresó en como abadesa en 1070. Allí fue enterrada tras su muerte en 1095 en un espléndido sarcófago que, actualmente, se encuentra en el Real Monasterio de las Benedictinas de Jaca.













Iglesia unida a la Leyenda de la Cruz de Cristo y del Santo Grial al igual que el monasterio de San Juan de la  Peña.











Resto de policromía  en los canecillos.








El monasterio femenino de Santa María de Santa Cruz de la Serós, de la Orden Benedictina, fue fundado por la acción real de Ramiro I de Aragón en la segunda mitad del siglo XI.
En esta comunidad, en cierta manera vinculada a los monjes de San Juan de la Peña, ingresaron las tres hijas del rey Ramiro: doña Urraca, doña Teresa y doña Sancha, siendo esta última la que, mediante sus donaciones, establecería la importante base patrimonial del monasterio. Así, con el paso del tiempo, reyes, nobles e incluso pequeños propietarios particulares contribuirán en la formación del dominio monacal de las benedictinas. La comunidad de las hermanas o sorores pervivirá en este lugar hasta su traslado a la vecina ciudad de Jaca, llevado a cabo en 1555, donde permanecen sus sucesoras en la actualidad.
Del monasterio de Santa María sólo se conserva la iglesia de inconfundible estampa, más algunos capiteles del desaparecido claustro, que se hallan desperdigados. Se trata de un monumento contemporáneo de la catedral de Jaca, cuyas tendencias estilísticas replica. Estaba en construcción en 1095, financiada en gran parte por un legado de la condesa Sancha. Su fábrica debió de terminarse a fines de la primera década del siglo XII. Originalmente fue planeada de una sola nave, ábside y torre-campanario. Este plan fue modificado con la adición de dos capillas laterales dispuestas a modo de crucero y con la obra de una cúpula, resultando una iglesia con planta de cruz latina, que se ha conservado perfectamente.
La recia torre, concebida más como fortaleza que como campanario, presenta en su mitad superior ventanales geminados, se cubre con bóveda semiesférica sobre trompas y termina en octógono con tejado piramidal.
La decoración escultórica en Santa María la vemos en la portada con un relieve con dos leones que flanquean un crismón inscrito en círculo por el que corre una inscripción epigráfica, alusiva a la simbología cristiana de la puerta. En el interior existen más capiteles de columnas decorados en la nave y en la torre.
El conocido sarcófago de la condesa Sancha, obra maestra de la escultura románica, fue trasladado en el siglo XVI de este monasterio al de las benedictinas de Jaca, donde se conserva.










Margarita donde la leyenda cuenta que estuvo una tozo de la cruz de Cristo.


La parroquial de Santa Cruz de la Serós es el último testimonio del antiguo monasterio femenino fundado a finales del siglo X por Sancho Garcés II Abarca y por su esposa Urraca Fernández. 

Vivió momentos de gran esplendor, fundamentalmente durante el reinado de Ramiro I.

Tras el Concilio de Trento (1543-1563), se impuso la obligación de trasladar las comunidades religiosas situadas en el ámbito rural a núcleos urbanos. Así fue como la orden benedictina se asentó en Jaca en 1555, donde continúa en la actualidad.

De aquel primitivo conjunto monástico sólo quedan la iglesia y la torre. El edificio consta de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón articulada mediante arcos fajones. Al Este queda cerrada por un ábside semicircular. A ambos lados del presbiterio se abren dos capillas cubiertas con bóveda de crucería de las que surgen dos pequeños ábsides que confieren a la planta del edificio una apariencia de cruz latina.

El tímpano presenta un crismón flanqueado por dos leones, una versión sencilla de la composición del tímpano de la portada occidental de la catedral de Jaca.

La dotación artística es sencilla. En la capilla del lado norte se halla el antiguo retablo mayor del templo, obra de estilo gótico del año 1490. En la hornacina central se conserva una imagen de la Virgen con el Niño en alabastro policromado, también de finales del siglo XV. En la capilla del lado sur se guardan dos retablos, uno de ellos presidido por un lienzo de San Jerónimo, fechado en 1618. El otro, dedicado a los santos Voto y Félix, es del siglo XVIII.





A la entrada del pueblo encontramos también la iglesia de San Caprasio del siglo XI, antigua parroquial y uno de los escasos ejemplos de románico lombardo de la Jacetania y de los más interesantes que podemos encontrar en el Pirineo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario