Los bienes de Pedro de Acuña y los acuerdos con el concejo de Huete.
En 1430 Juan II concedió las martiniegas y escribanías de Huete a Pedro de Acuña, su criado y oficial del cuchillo. También le da 100 vasallos de la tierra de Huete: 60 de las aldeas de Villalba, Moraleja y Mercadijas, y los 40 restantes de la tierra de la Ciudad. Le garantizaba el Rey que sus vasallos pudieran gozar de los montes, aguas y pastos de Huete, quedando reservado para la Corona las alcabalas, las tercias, los pedidos y monedas, los metales de oro y plata, la mayoría de la justicia y las cosas que no podían apartarse del señorío real.
Pedro de Acuña fue protagonista de algunos conflictos en las tierras de Huete. En 1448, en las casas donde moraba Pedro Coello, señor de Montalbo, estando presentes los honorables caballeros Gómez Carrillo de Albornoz-primo hermano del conde de Buendía-, Pedro Coello, Gutierre de Sandoval-señor de La Ventosa, Álvaro de Luna-condestable de Castilla, los regidores de Huete y fray Juan de Alcocer, religioso de San Francisco en observancia, en nombre de Pedro de Acuña, para alcanzar un acuerdo sobre los debates e contiendas que había entre éste y el concejo de huete.
Pedro de Acuña renunciaba a Villalba, aldea de Huete, y ésta le daba 400.000 maravedíes.
La merced regia de 100 vasallos de tierra de Huete no se había podido hacer según los privilegios de la ciudad, por lo que Pedro de Acuña debía apartarse de esta merced y jurar y prometer no molestar a la ciudad que le ayudaría a lograrlo fuera de su término
La ciudad de Huete y Pedro de Acuña y su villa de Buendía hacían vecindad para que los términos fueran comunes, de forma que los vecinos pudieran pacer las hierbas, beber las aguas, cortar y rozar, tal y como Huete tenía concertado con La Ventosa, lugar de Gutierre de Sandoval.
El concejo de Huete y Gutierre de Sandoval, guarda mayor de la ciudad y su tierra por el rey, dieron poder a Pedro Coello para hacer efectivos estos acuerdos con Pedro de Acuña.
En 1480, Pedro de Acuña, conde de Buendía, y Alejo de Sandoval, señor de La Venstosa, vecino de Huete y guarda mayor de la ciudad y su tierra, sellaron entre sí un compromiso porque se esperaban pleitos por la heredad de Palomarejos y los molinos de Caracenilla del Río, sobre los que Alejo de Sandoval tenía cierto compromiso con su dueño Juan de Heredia, de quien el conde de Buendía, a su vez, los había comprado. Para evitar gastos y pleitos hicieron firme y valedero compromiso en manos del doctor Alfonso Díaz de Montalbo y el bachiller Gómez de la Muela. Se acuerda que la dehesa que estaba en término de Palomarejos quedara para los vecinos moradores y renteros de Palomarejos y Caracenilla, y no la pudieran vender ni arrendar unos sin otros. Que el prado que estaba en par de Palomarejos, de tal suerte que parte de él era de cada uno de los señores, se determinara y amojonara por Pedro Alfón y Juan de Palomarejos, vecinos de Palomarejos, y Pedro Sánchez y Pedro Fernández, vecinos de Caracenilla.
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