jueves, 1 de diciembre de 2022

¿Dónde está el Robedal de Corpes?


En Robledo de Corpes, Guadalajara


El nombre del pueblo, Robledo de Corpes, llevó a ubicar aquí la acción de la afrenta del robledal de Corpes sufrida, según el Cantar, por las hijas del Cid a manos de sus esposos, los Infantes de Carrión, aunque la mayoría de los estudiosos se inclinan por situarla en los alrededores de Castillejo de Robledo, Soria.


Castillejo de Robledo, Soria


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El Conde García Ordoñez es uno de los mayores enemigos del Cid Campeador y tío-tío segundo- de los Infantes de Carrión que deshonran a las hijas del Cid en el Robledal de Corpes según cuenta el Poema del Mío Cid. 

La figura del Conde García Ordóñez fue muy estudiada por Menéndez Pidal en su obra la España del Cid.

Los Infantes de Carrión son Fernando y Diego y serian nietos de Aldonza hermana del padre del Conde García Ordoñez. 

Don Fernando murió el 1083. 

Su hermano Diego murió en el año 1107. 

Fernando y Diego Gómez son los que equivocadamente aparecen como los infantes del Cantar del Mío Cid. 

Equivocación que puede ser interesada por el autor del Cantar al ser familia los infantes del Conde García Ordoñez poco amigo del Cid.

Aldonza es madre de Teresa Peláez, condesa, esposa del conde Gómez Díaz, conde en Carrión, hijo del conde Diego Fernández de Saldaña y Marina Ansúrez. 

Teresa y su esposo Tuvieron ocho hijos que se enterraron en el monasterio con ellos. 

De estos ocho hijos, el Conde don Fernando es el que en 1068 o 1070, depende de las fuentes, trae los restos de los santos cordobeses. 

No es seguro que el título de conde se refiriese a Carrión; posiblemente su padre, muerto el año 1057, fue el último conde patrimonial. 

Don Fernando murió el 1083. 

Su hermano Diego murió en el año 1107. 

Estos dos hijos de Gómez Díaz y Teresa, Fernando y Diego Gómez, son los que equivocadamente aparecen como los infantes del cantar del Mío Cid. 

Teresa Peláez y el conde Gómez Díaz, conde en Carrión, fueron los fundadores del monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes. Cuando en el curso de los primeros años del reinado de Fernando I de Castilla y León (1037-1065), Gómez Díaz, uno de sus más insignes cortesanos, recibió de manos del monarca y en gratitud a los servicios prestados un pequeño monasterio localizado en su dominio de Carrión, no pudo prever que, andando el tiempo, se fuera a convertir en una de las sedes benedictinas más prósperas del reino. Desconocemos en qué fecha pudo fundarse esa modesta institución monástica dedicada a San Juan Bautista en la antigua vía Aquitana. Algunos documentos sitúan ya en el año 948 a una pequeña comunidad de monjes, con Teodomiro a la cabeza, habitando estas céntricas tierras Palentinas. Lo evidente es que las bases de su verdadera consolidación fueron puestas por este magnate, perteneciente a la poderosa familia castellana de los Gómez. Gómez Díaz murió en 1057 sin haber completado la labor de restauración del viejo monasterio y fue su familia, encabezada por su viuda Teresa, quien llevó a término el proyecto. En primer lugar fue dignificado con el traslado de las reliquias de dos mártires hispanorromanos desde Córdoba: Zoilo (noble patricio romano muerto el año 300 bajo la persecución de Diocleciano) y Félix (monje natural de Alcalá de Henares), así como la cabeza del Apóstol Santiago Alfeo. A ello se añadió la entrega de un amplio patrimonio territorial, que en lo sucesivo no haría sino incrementarse, gracias a reiteradas donaciones de la nobleza y de los distintos reyes castellanos y leoneses.

Su ubicación privilegiada en la vía de comunicación más próspera del momento, el llamado camino francés o Camino de Santiago, colaboró aún más a su prosperidad, convirtiéndolo incluso en lugar de peregrinación y en paso obligado de los peregrinos hacia Santiago de Compostela. En 1076 Teresa, emparentada con los reyes de Asturias y León, se afilió al movimiento de renovación monástico alentado por el monarca Alfonso VI (1073-1109) y donaba el consolidado monasterio familiar de San Juan y San Zoilo a la Orden de Cluny. Con la pérdida de autonomía, lejos de mermar su importancia institucional, ésta se incrementó notablemente al convertirse, junto a Santa María de Nájera (La Rioja), en la residencia del representante-camerario. de Cluny en la península Ibérica. Los desórdenes que experimentó Nájera desde fines del siglo XII provocaron que desde Cluny se decidiera conceder a San Zoilo de Carrión el prestigio de alzarse con la jefatura de todas las filiales borgoñonas en los reinos cristianos occidentales de la Península. Desde aquí se impulsa notablemente, por todo el Camino de Santiago y sus orillas, una nueva manera de construir: el Románico. A partir de esta condición no debe resultar extraño que fuera el lugar escogido por monarcas y prelados para la celebración de Cortes y Concilios.






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