miércoles, 19 de enero de 2011

Cuenca.

Restos arqueológicos ibéricos y romanos, hallados en las proximidades de la ciudad, indican la existencia de una pequeña aldea en estas épocas.

La estructura urbana de Cuenca se debe a su ocupación bereber. Cuenca y Ercávica fueron ciudades de la provincia de Santabariya o Santavería. Cuenca fabrica y extiende por el Al Ándalus labores de tejido, sobre todo alfombras, y tallas de marfil. A su actividad artesanal hay que añadir sus actividades agrarias.

Esta estructua urbana aprovecha el farallón rocoso entre las hoces del Júcar y el Huécar. Así nace Conca, Al-Madina Kunka. El castillo original se completa con un alcázar, plaza mayor y mezquita.

Alfonso VIII, 1155 -1214, es hijo y heredero de Sancho III, "el Deseado". Empieza su reinado efectivo en 1170, en las Cortes que con tal propósito fueron convocadas en Burgos. Alfonso VIII se prpone recuperar Al-Madina Kunka que resiste el duro asedio al mismo tiempo que pide ayuda a los bereberes. Estos vienen de Africa dirigidos por el califa almohade Abu Abd Allah Muhammad ben Yusuf, a quien los cristianos llamaban Miramamolín. No consiguen levantar el cerco de Cuenca. Alfonso VIII toma Cuenca el 21 de septiembre de 1177. A ello contribuyen en gran medida los caballeros de Santiago, Calatrava y el Temple acuyo frente iban sus maestres. El asedio se dice comenzó el 6 de enero de 1177.

La leyenda reoge la actuación del pastor Martín Alhaya. Por recomendación de este los asaltantes cristianos, camuflados con pieles de carnero, cruzaran la puerta de Aljaraz, hoy llamada Puerta de San Juan.

"El rey don Alfonso entró a caballo, trayendo en el lado del arzón una imagen de la Virgen que llevaba siempre junto a él, cogida con una banda blanca. Y entró por un portillo que abrió en la muralla, en el camino de Valencia"

Otra leyenda dice que la Vigen se aparece a Alfonso VIII en el cerro de la Majestad, sobre la hoz del Júcar, y le anuncia su victoria.

Lo dicho encuentra su reflejo en la simbología del escudo de Cuenca. El escudo recoge la Estrella de los Reyes Magos, que en los días navideños luce sobre el Cerro de la Majestad, que es Calvario en Semana Santa. Alfonso VIII dio por armas y blasón a Cuenca una estrella de plata sobre un cáliz en campo rojo.

La estrella de plata se concedió por haber comenzado el sitio de la ciudad de Cuenca el día de la Adoración de los Santos Reyes Magos; que el cáliz se dio por gratitud a Dios y en recuerdo del oro ofrecido por los Reyes Magos y en memoria del apóstol San Mateo en cuyo día se rindió Cuenca. Antiguas iconologías sagradas ponen el cáliz como distintivo de este Evangelista. El campo rojo recuerda la sangre que se derramó durante los nueve meses que duro el asedio.

El Concejo de Cuenca estuvo formado por un juez y doce alcaldes. Para su sede episcopal en 1182 fue elegido Juan Yáñez, arcediano de Calatrava y canónigo de Toledo, figura ya como obispo, electo unas veces, proelecto otras, desde 1178.

Alfonso VIII concede a la Ciudad el Fuero de Cuenca en 1190. Consta de cuarenta y cuatro capítulos formados por novecientas cincuenta leyes civiles y penales.

Alfonso VIII solicitó la fundación del obispado de Cuenca. El primero de sus obispos es el citado Juan Yáñez-Ibañez-.


"Destacó tanto como arcediano de Calatrava que Alfonso VIII al tomar Cuenca le eligió para esta nueva sede" "Y el rey don Alonso, considerando los muchos servicios que su padre don Juan Alvarez y su tío don Rodrigo le hicieron en la conquista de Cuenca y a sus méritos.., le nombró por primero obispo de Cuenca".

El 10 de Febrero de 1305 se cambía la Villa de Gascueña por el castillo de las Peñas de Viana, cuya donación hizo Alfonso IX a Juán Yañez obispo de ésta diócesis y desde ésta fecha , Gascueña quedó incorporada a la diócesis de Cuenca.

Juan Yañez- 1183-1195-, seguido de San Julian, 1196/8-1208. La catedral de Cuenca esta dedicada a Santa María y a San Julian. La antigua sinagoga cuando se transforma en iglesia está tambien dedicada a Santa María y para evitar confusiones con la Catedral se llama de Santa María la Nueva.

San Julián de Cuenca, 1128 Burgos - 1208 Cuenca, doctor en teología y filosofía por la Universidad de Palencia donde fue profesor, segundo obispo de la diócesis de Cuenca entre 1198 y 1208.

Nacido de una noble familia burgalesa según tradición, o según la historiografía moderna, hijo de mozárabes toledanos con el nombre de Julián ben Tauro, Julián hijo de Tauro. Fue profesor nombrado de la Universidad palentina con sólo 24 años, con 35 años abandono la docencia y se retiró a su ciudad natal para preparar durante tres años su entrada en el sacerdocio. Después de veinte años de misionero por la zona de Córdoba, es nombrado arcediano de la catedral de Toledo. En 1198 fue obligado por el rey Alfonso VIII a aceptar el nombramiento como segundo obispo de la diócesis de Cuenca, cargo que ocupó hasta su muerte. Fue enterrado en la catedral que estaba construyendo, y en tiempos de su canonización sus restos incorruptos se trasladaron a una arqueta de plata puesta en el altar de la capilla bajo su advocación, en un ábside de la Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, donde recibió veneración. Al comienzo de la guerra civil de 1936-1939, sus reliquias fueron profanadas por milicianos republicanos y su cuerpo, quemado. En la actualidad, en el mismo sitio donde se veneraba su cuerpo, se conservan los fragmentos óseos que el primer obispo entronizado después de la guerra, Inocencio Rodríguez Díez, mandó recoger y autentificar.


Los musulmanes ocuparon el barrio que actualmente rodea la Torre de Mangana, el barrio de el Alcazar que contaba con muralla propia. Los judios ocuparon la zona que ahora es la calle de Zapaterías, zona del parque de San Julian y Diputación Provincial.

Alfonso VIII repuebla Cuenca con vasallos cristianos de Extremadura que después participan la reconquista de Alarcón.

Poco a poco se van formando aristocracias locales en la propia ciudad y en toda su Tierra. Tal es el caso, entre otros, de los Chirino- señores de Valera-, Albornoz y los Jaraba. Entre los Jaraba hay que citar a Sancho de Jaraba, regidor de Cuenca nombrado por el Juan II en 1422. A ellos añadir los Montemayor, Muela, Álvarez de Toledo, Carrillo, conde de Priego y los Hurtado de Mendoza, marqueses de Cañete. También Avilés, Acuña, Sandoval, Coello, Parada, Ojedas, Barrientos, Cañizares, Castillo. Muchos linajes son de judeo conversos que ocupan los regimientos de la ciudad de Cuenca.

El príncipe Enrique, hermano dePedro I " el Cruel " se proclama rey de Castilla en Calahorra el 16 de marzo de 1366. Toledo se le rinde y a esta ciudad acudieron a prestarle homenajelos procuradores de Ávila, de Segovia, de Talavera, de Madrid, de Cuenca y de las principales ciudades de Castilla. La caída de Pedro I "el Cruel" que había sido gran protector de los judíos, propició una creciente animosidad antisemita, expresada en el asalto y saqueo de las juderías. En 1391 tuvieron lugar los asaltos a las aljamas de Andalucia y luego a las de las principales ciudades de Castilla. Así ocurre en Sevilla, Alcalá de Guadaira, Carmona, Écija, Santa Olalla, Cazalla, Fregenal, Córdoba, Montoro, Andújar, Úbeda, Baeza y Jaén, y luego en las de Toledo, Cuenca, Huete y Villa Rea-l Ciudad Real-.

La producción textil y ganadera es el motor económico de Cuenca y su provincia durante la edad media. Pero las luchas entre los bandos nobiliarios pusieron a veces en peligro la paz social y economica de la Ciudad.

El 12 de noviembre de 1465, Enrique IV, otorgaba a Cuenca los títulos de Muy noble y Muy leal ciudad. A lo largo del siglo XVI gran parte de los quince mil habitantes de Cuenca vivía de su próspera industria lanera. Esta situación se rompe durante el siglo XVII al ascender el precio de la lana. La crisis que se desencadena hace que al iniciarse el siglo XVIII la población de la Ciudad descienda hasta los 1600 habitantes.

Las gentes de Cuenca pasan a América.

La población morisca desciende igualmente alo largo de la segunda mitad del siglo XVI a causa de la emigración. Los que quedaron supieron mantener una cierta estabilidad económica lo que despierta la enemistad de los cristiano viejos.

La Guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones a comienzos del siglo XVII también afectó a Cuenca, cuyos responsables defendieron la causa borbónica. Esta decisión tuvo su contrapartida honorable cuando Felipe V otorgó a la ciudad los títulos de Fidelísima y Heroica, que se sumaron a los de Muy Noble y Muy Leal.

Sufrió la ciudad dos penosos sitios con sus consiguientes bombardeos, ocupándola, finalmente, por algún tiempo las tropas mercenarias del general inglés Hugo de Wildhand, que arrasó los alrededores incendiando, como posibles puntos de infiltración militar, las antiguas ermitas»

Los nuevos tiempos no favorecieron a las nuevas iniciativas mercantiles que idearon los lugareños. En un tiempo ilustrado, ni siquiera proyectos tan estudiados como la Compañía de General de Comercio de 1763 prosperaron debidamente.

La Guerra de la Independencia, las guerras carlistas y la Guerra Civil también dejaron en Cuenca graves secuelas de destrucción y decadencia económica.

En Cuenca, junto a la actual Torre de Mangana, tuvieron casa los Albornoz, los Álvarez de Toledo, el duque del Infantado y los marqueses de Cañete.

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