De nuevo, agradecer a Antonio Medina su colaboración.
LA PRIMERA GUERRA CARLISTA Y BRANDILANES - (ESCENARIO DE LUCHAS).
El 29 de septiembre de 1833, a la muerte de Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro, se considera legitimo heredero de la corona, aunque el citado Rey Fernando hubiera derogado con anterioridad a su muerte la ley Sálica (permitiendo el acceso al trono a las herederas de condición femenina) y, nombrado por tanto como sucesora al trono, a su hija Isabel II, proclamada como reina el 15 de diciembre del citado año, y que al ser menor de edad reinaría bajo la regencia de su madre la María cristina de Borbón. Esta controversia dio lugar en 1833 a una autentica guerra civil (denominada “Carlista”) en la que Brandilanes se verá involucrado en continuos movimientos militares, batallas y sucesos de confrontación, como escenario obligado entre España y Portugal.
El rey Miguel I de Portugal, reconoció como descendiente al trono a Carlos, lo que supuso la ruptura diplomática con el gobierno legítimamente establecido, y fue total y absolutamente condescendiente con la entrada de tropas “Carlistas” dentro de su territorio.
Se comenzó este periodo con innovación de los límites de la provincia de Zamora que recibió el aumento de 196 pueblos por Decreto de 30 de noviembre de 1833 de los territorios de Benavente y la Puebla de Sanabria, pasando la provincia a categoría de tercera clase dividiéndose en siete partidos judiciales que son: Alcañices, Benavente, Bermillo de Sayago, Fuentesauco, Pueblo de Sanabria, Toro y Zamora…
El 22 de diciembre de 1833, el Capitán General de Castilla la Vieja da parte al Gobierno de S. M. (Su Magestad la reina regente María Cristina de Borbón, en nombre de su hija la Reina Isabel II), de que el Gobernador de Zamora, le participa haber sido cogido un jefe de las bandas de Merino, en el pueblo de Brandilanes por los lanceros de aquella plaza, y continua diciendo: “Estos hombres aislados, que perdido ya el tino, no intentan sino salvarse por la fuga y van cayendo en poder de las Tropas o de los paisanos, es lo único que queda de las numerosas reuniones que habían consternado a esta provincia, en toda la cual no existe en el día una partida que llegue a cuatro hombres”.
Merino, de nombre Jerónimo, junto a Ignacio Alonso Cuevillas, eran sublevados Carlistas, (“fasciosos”), que con pequeños contingentes de hombres, azotaban Castilla la Vieja y Extremadura, siendo sobre todo el primero el más buscado y perseguido por parte del ejército legítimo. De ahí la importancia de que en Brandilanes fuera detenido uno de los jefes dependientes de Jerónimo Merino.
El gobierno legítimo se preocupa mucho de la vigilancia de la frontera con Portugal, porque a excepción de País Vasco y Navarra, y más tímidamente Aragón y Cataluña, en que se produjeron importantes batallas entre los partidarios de uno y otro bando; en el resto, más bien se realizaba, por parte de los “Carlistas”, lo que denominaríamos guerra de guerrillas, aprovechando los movimientos por territorio portugués para atacar zonas fronterizas españolas. Este hecho hizo que el pueblo de Brandilanes, por su situación geográfica contara con un importante número de soldados o “lanceros” de la reina legítima Isabel II.
En el año 1840, algunas tropas del regimiento Reina Gobernadora que al mando del brigadier Sr. Olive se habían pronunciado en Alcañices al grito de “abajo Espartero”, fueron perseguidas por la guarnición, huyendo a Portugal a lo largo y ancho de dicho territorio.
Por si faltaba algo en este teatro de operaciones, en 1845 la revolución de Portugal dio ocasión a que en el verano del siguiente año, decidida por nuestro gobierno una intervención en aquel reino, se formara en Zamora un ejército de observación a las órdenes del general D. Manuel de la Concha, una de cuyas divisiones se situó en Alcañices penetrando poco después todo el ejército en Portugal.
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