Alfonso VIII nace en 1155 en Soria. Primer y único hijo del rey castellano Sancho III el Deseado y doña Blanca de Navarra, que fallece en el parto y es enterrada en Nájera. En 1157 muere su abuelo paterno, Alfonso VII. El 31 de agosto de 1158 fallece su padre y Alfonso es declarado heredero al trono. Antes de morir ha nombrado Sancho como Custodio del Rey a don Gutiérrez Fernández de Castro, hermanastro de una amante de Alfonso VII. y como Regente a don Manrique Pérez de Lara, I señor de Molina de Aragón . El 11 de noviembre de 1169 Alfonso es declarado mayor de edad en las Cortes que se celebran en Burgos y armado caballero en el monasterio de San Zoilo, Carrión de los Condes en Palencia.
Laras y Castros familia entre si y tanto unos como otros familia de la Casa Real mantendrán continuos enfrentamientos entre si durante la minoría de edad del que será Alfonso VIII.
Alfonso VII tiene con su amante y casi prima Urraca Fernández de Castro, (el es bisnieto de Urraca-reina de Castilla y ella sobrina de Elvira de Lara y Castilla que es hija de una hermana de Urraca de nombre Sancha de Castilla), una hija de nombre Estefanía que casa con su primastro hermano Fernando Ruiz-Rodríguez- de Castro” el Castellano” en León y “el Leones” en Castilla- por quien es asesinada en el año 1180- que es cabeza de la Casa de Castro e hijo de Rodrigo Fernández de Castro “el Calvo”, alférez de Alfonso VII y mayordomo de Fernando II de León de quien también lo es “el Castellano”- hermano de Sancho III- y de su primera mujer Elo Álvarez, hija de Alvar Fañez el tan nombrado primo de El Cid y su lugarteniente así como de Alfonso VI y de tanta memoria en Huete que le da nombre al cerro donde se asienta su castillo como recuerdo de su reconquista por las tropas de Alvar Fañez.
Es Rodrigo Fernández de Castro “el Calvo” señor de Cuellar, hermano de Gutierre Fernández de Castro, custodio de Alfonso VIII durante su minoria de edad, y hermanastro de Urraca amante de Alfonso VII y custodio del que podemos llamar su sobrino nieto el futuro Alfonso VIII, hijo de Sancho III que lo es legítimo de Alfonso VII el amante de Urraca. Son Urraca y sus hermanastros Rodrigo y Gutierre hijos de Fernando García de Hita, señor de Hita y Uceda. Es Urraca hija del señor de Hita de la Tierra de Zorita y de Uceda- Guadalajara- y de su segunda mujer Estefanía Armengol de los condes de Urgel. Es Estefanía hermana de Armengol VI, conde de Urgel, que casa con Elvira Ruiz de Lara, hija de Sancha de Castilla- hija de Zaida y así hermanastra de la reina Urraca- y de Rodrigo González de Lara que es hermano de Pedro González de Lara el amante y esposo de la reina Urraca y padre en su matrimonio con Eva de Traba de los citados Manrique y Nuño González de Lara. Son los Lara, Manrique y Nuño, tíos abuelos de Alfonso VIII como hermanastros de Alfonso VII, abuelo de Alfonso VIII.
En 1119, la reina doña Urraca da el Señorío de Uceda y el Señorío de Hita a don Fernando García, aunque en el 1125 vuelve a pertenecer a la Corona.
Es a Zorita a donde lleva Nuño Pérez de Lara al niño Alfonso VIII tras la muerte de Manrique en la batalla de Garcinarro en el año 1164.
Zorita de los Canes se halla emplazada en la orilla izquierda del río Tajo, bajo una alcazaba de origen andalusí, construida a principios del siglo IX, en tiempos del emir Mohamed I. La fortaleza sería conquistada a los sarracenos por Álvar Fáñez, quien consta como su gobernador en el año 1097. Y tras volver a manos almorávides y ser recuperada en 1124 por Alfonso VII, sería donada en 1174 por el rey Alfonso VIII a la orden de Calatrava, para que defendieran el paso del río de las incursiones almohades. Actualmente la fortaleza está en ruinas. El 8 de abril de 1180 este mismo rey otorgó fuero a Zorita, a través del maestre calatravo, Martín Pérez de Siones, para favorecer a la Orden y la repoblación de la comarca, que se estaba despoblando por la amenaza de las razzias almohades.
Es así que los Castro; Rodrigo, Gutierre y Urraca, son sobrinos de Elvira Ruiz de Lara prima hermana de Alfonso VII y por ello de la Casa Real de Castilla. Son también los Castro tíos de Alfonso VIII al casar una hermanastra de su padre, Estefanía, con “el Castellano”. Por ello a sus oficios en la Corte suman sus lazos de parentesco con los titulares del Reino.
Es Manrique Pérez de Lara-1120-1164 en la batalla de Garcinarrro, junto a Huete- con Nuño Pérez de Lara-muere en 1174- hijo de Pedro González de Lara amante de Urraca por lo que podemos considerar a Manrique y a su hermano Nuño como tíos abuelos de Alfonso VIII. Es hermano de Urraca, Pedro Fernández de Castro de Fuentecalada, primer maestre de la orden de Santiago, casa con María Pérez de Lara, hija del conde Pedro González de Lara y la condesa Ava, viuda del conde García Ordóñez, y hermana de Manrique y de Nuño.
La proximidad de Fernando II, tío de Alfonso VIII y aliado de los Castro, al lugar donde los Lara custodian a Alfonso VIII hace que éstos le trasladen a Soria donde permanecerá hasta 1162 cuando los Lara, acosados por Fernando que ha conquistado las ciudades de Segovia y Toledo, deciden entregárselo a su tío, aunque lo impide la intervención de un hidalgo, quien sacó al pequeño del palacio real, poniéndole bajo la custodia de las villas leales del norte de Castilla, primero en el castillo de San Esteban de Gormaz y después en Atienza y Ávila, ciudad ésta que desde entonces recibe el título honorífico de “Ávila del Rey” o “Ávila de los Leales” por la defensa que hizo del joven monarca. A gentes de su Concejo recurre para repoblar Cuenca. Situación que despierte el recelo y resentimiento de resto de los Hidalgos de Castilla
Fernando II de León, tío de Alfonso VIII, casa en segundas nupcias con Teresa Fernández de Traba- Núñez de Lara-, fallecida en 1180 en León; hija de Nuño Pérez, señor de Lara, y de Teresa Fernández de Trava. Nuño Pérez de Lara, porta-estandartes desde 1146 a 1155, es hermano de Manrique Pérez de Lara. Por lo tanto es Nuño padre de una tía por matrimonio de Alfonso VII y cuñada de Fernando Rodríguez de Castro “el Castellano” casado con su primastra hermana Estefanía que es hermanastra de Fernando II y de Sancho III como hija de la amante de su padre Urraca que es hermanastra del padre de “el Castellano”. Es así que “el Castellano”, tío de Alfonso VIII se enfrenta al padre de Teresa Fernández de Trava que también es tía de Alfonso VIII, y dará muerte a Manrique que es hermano de Nuño en la batalla de Garcinarrro junto a Huete. Son los Lara, Manrique y Nuño, padres de una tía de Alfonso VIII además de sus tíos abuelos como hermanastros de Alfonso VII.
Zorita de los Canes a orillas del Tajo y bajo una alcazaba de origen musulmán construida a principios del siglo IX, en tiempos del emir Mohamed I; el mismo que levanta el alcázar y la primera muralla de Madrid. La fortaleza sería conquistada por Álvar Fáñez, su gobernador en el año 1097. Muere Alvar Fañez en 114. Vuelve a manos almorávides y es recuperada en 1124 por Alfonso VII. Sería donada en 1174 por Alfonso VIII a la orden de Calatrava, para que defendieran el paso del río de las incursiones almohades. El 8 de abril de 1180 Alfonso VIII da fuero a Zorita, a través del maestre calatravo, Martín Pérez de Siones, para favorecer a la Orden y la repoblación de la comarca, que se estaba despoblando por la amenaza de los almohades. Es Zorita lugar de la Corona y aliado a los Lara. Cuando Manrique muere en el cercano Garcinarro a Zorita traerá su hermano Nuño desde el castillo de Huetea Alfonso VIII, por entonces de 9 años, para quitarlo de los Castro. La batalla tuvo lugar en el término de Garcinarro, a 2 leguas, en el lugar llamado "los Burracales" todavía sin encontrar.
Fernando García de Hita, hacía 1065 y muere antes de 1135. Señor de Hita, Uceda, Guadalajara, y Medinaceli. Fernando García de Hita de su primer matrimonio es Rodrigo Fernández de Castro "el Calvo", fallecido hacia 1142, casado con Elo Álvarez, hija de Álvar Fáñez y la condesa Mayor Pérez. Una vez viuda, Elo volvió a casar, siendo la tercera esposa del conde Ramiro Froilaz. Hermano de Rodrigo es Gutierre, custodio del futuro Alfonso VIII.
Fernando volvió a casar el 12 de noviembre de 1119 con Estefanía de Urgel, fallecida después de 1143, hija del conde Ermengol V de Urgel y la condesa María Pérez, hija del conde Pedro Ansúrez y la condesa Eylo Alfonso. Fueron padres de Urraca Fernández de Castro, casada con el conde Rodrigo Martínez, sin sucesión. Fue amante del rey Alfonso VII de León con quien tuvo una hija, la infanta Estefanía Alfonso "la Desdichada". De Martín Fernández de Hita casado con Elvira, con sucesión. De Pedro Fernández de Castro "potestad", también llamado Pedro Fernández de Fuentecalada, primer Maestre de la orden de Santiago. Casado con María Pérez de Lara, hija del conde Pedro González de Lara y la condesa Ava, viuda del conde García Ordóñez. De Sancha Fernández. De García Fernández de Castro.
Es María Pérez de Lara hermana de Manrique y de Nuño Pérez de Lara, regentes con la minoría de Alfonso VIII. Por tanto son los Lara y los Castro, aparte de otros parentescos, cuñados. Por otro lado los Castro son nieto de Alvar Fañez de probada fidelidad a Alfonso VI. La segunda mujer de Fernando García de Hita es Estefanía Armengol hermana del VI conde de Urgel que casa con Elvira Ruiz de Lara que es prima hermana de Manrique y de Nuño. Es así que los Lara podemos considerarlos como primos hermanos de un tía de los Castro.
Elo Álvarez es hermana de Rodrigo y Juan Álvarez siendo este último padre de Juan Yañez-Ibañez- el primer obispo de Cuenca. Es el primer obispo de Cuenca primo de Castros y Laras. Y primo del propio Alfonso VIII.
En medio de los rigores de diciembre puso en marcha Alfonso VIII a su ejército llegando a dar vista a Cuenca a fines del año 1176. Algunos dicen que esto ocurre el día de la Epifanía del año siguiente. El día de los Reyes se bendice a las banderas por mano de los obispos.
El terreno donde acampa Alfonso VIII a la caída del cerro de San Cristobal era tan farragoso, donde se mezclaban las aguas del Júcar y del Huecar y conocido como al albufera, que retardaba los aprovisionamientos e imposibilitaba los ataques- ahora terrenos del parque del Huecar y del polideportivo El Sargal, recordemos que sagra es campo-. Alfonso VIII tiene grandes dificultades para cerrar las entradas de la ciudad tomando los caminos de socorro para obligar la rendición por hambre. El asedio se alarga y los dineros empiezan a faltar. El Rey parte a Burgos para convocar aquí Cortes con la intención de pedir nuevos impuestos que permitan seguir costeando la campaña de Cuenca. Deja a cargo del asedio a su tío Alfonso II de Aragón- casado con Sancha de Castilla y Polonia, hija de Alfonso VII con una hija del rey de Polonia-, con quien emprende la reconquista de Cuenca. Las cuentas de Castilla empezaron a resentirse con los elevados gastos de esta campaña. Era difícil aumentar los tributos a concejos y pecheros por lo que la nobleza debería contribuir.
Parece que las cuentas mejorarían si cada uno de los Hidalgos del Reino pagase cada año cinco maravedíes de oro. Esta propuesta es hecha por Diego López de Haro, “el Bueno “, X señor de Vizcaya. Pero no fue aceptada por los nobles, acaudillados por Pedro Manrique, conde de Lara e hijo de Manrique que fuera regente de Castilla en la minoria de Alfonso VIII, alegando “ser gran desdoro de su sangre igualarlos con los pecheros, cuando por sus méritos, y los de sus mayores, se habían ganado a punta de lanza la franqueza de los tributos.” Aunque todos desde Burgos partieron a continuar el cerco de
Disuelve Alfonso VIII las Cortes y debe partir a enfrentarse a su tío Fernando II de León que había entrado en Castilla haciendo grandes estragos. Solucionada esta circunstancia, se dirige Alfonso VIII nuevamente hacia Cuenca que tenia ya muy asfixiada Alfonso II. Los sitiados al ver el regreso del rey de Cartilla y sin los socorros de África rinden la plaza. Era “Miércoles día de San Matheo, à veinte, y vno de Septiembre del mismo año, aviendo sufrido nueve meses de sitio. Asi premió Dios el zelo que tuvo Don Alonso de enfrenar el orgullo de los Infieles, los quales quedaron tan escarmentados, que desde entóces hasta fu expulsion vltima, apenas huvo facción de armas de que no salieísen con perdida”.
Acompañaban Alfonso VIII en esta conquista los obispos de Burgos, Sigüenza, Ávila, Palencia y los arcedianos de Toledo y Talavera, Con ellos los representantes de todos los grandes linajes de Castilla y los Ricos-hombres del Reino. Gonzalo Marañón era el paje de armas del Rey, Diego Pérez, después de la Conquista de Meneses, era capitán mayor y el alférez mayor era Diego López de Haro, X señor de Vizcaya. Presentes también Ñuño Pérez de Lara, hijo de Pedro, conde de Lara; Hernán Martínez de Ceballos, natural del valle de Trasmiera de las Asturias de Santillana; Diego de Ceballos; don Diego Jiménez, señor de los Cameros; Pedro García de Lerma, mayordomo del Rey y padre del abad de Husillos, que vendió la heredad de Hazaña a San Julián, Nuño Sánchez, alférez-señalero- del Rey; Pedro de Núñez de Cabrera; Pedro de Azagra; Rodrigo Gutiérrez: Sancho Gadea, Suero Gómez: Lope de Salazar; Martín y Pedro de Sacedón; Martín de la Cueva; Alfonso de Jarava; Andrés y Diego de Cañizares, Alfonso Pérez Chirino, Martín Bordillo; Rodrigo Álvarez y su hermano Juan Álvarez, hijos de un primo hermano de El Cid Campeador y el segundo padre de Juan Yañez- Ibáñez-, arcediano de Calatrava y el primer obispo de Cuenca, y algunos caballeros parientes de San Julián; Ruy Gómez, Álvaro Montoya, alguno de cuyos descendientes se avecindaron en la villa de Belmonte y cuyas armas se ven en una de las torres de la puerta principal de dicha Villa. Es el primero obispo de Cuenca primo de Alfonso VIII y primo de Laras y Castro.
Cuando emprendió Alfonso VIII la conquista de Cuenca traía consigo como tenía por costumbre por blasón de sus victorias una imagen de Nuestra Señora, que hoy se reverencia con el sobrenombre del Sagrario. Con esta Imagen entro triunfante en Cuencas y lo primero que hizo fue colocarla en el sitio donde ahora está la Catedral. Levanto para ella un altar donde recibía culto. El Rey le encomendó la protección de la Ciudad, pues por su intercesión había reconquistado Cuenca. Dejo igualmente Alfonso VIII el estandarte Real, que se guarda en el Sagrario y que se muestra en fiesta del Corpus y el día San Mateo.
La capilla del Sagrario en la catedral de Cuenca es obra en el siglo XVII de fray Alberto de la Madre de Dios. Terminada en 1649, hasta aquí fué trasladada la Virgen llamada ahora del Sagrario en 1655. Su retablo central está dedicado a la Virgen del Sagrario, se trata de la talla románica que llevaba Alfonso VIII en sus campañas y que por ello es conocida como la Virgen de las Batallas. Al construirse la capilla la imagen fué vestida y partida en dos para colocarla como si de un busto se tratara, modificandola al gusto de la época. Es la patrona de la catedral.
Alfonso VIII repuebla la Ciudad con cristianos traídos de la antigua Extremadura, asistiendo el Concejo de Ávila, tan querido del Rey por el apoyo y fidelidad que le prestaron en su minoría de edad, con sus caudillos Nuño Ravia y Nuño Davila. Era grande el aprecio que Alfonso VIII tenía al valor y destreza de los extrémenos siendo que se atribuye la derrota en la batalla de Alarcos al resentimiento de los Hidalgos de Castilla hacia los soldados de las fronteras de Extremadura por lo que se esforzaron los castellanos menos de lo que podían.
La batalla de Alarcos fue librada junto al castillo de Alarcos situado en un cerro a cuyos pies corre el río Guadiana, cerca de Ciudad Real, el 19 de julio de 1195, entre las tropas cristianas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades de Abū Ya'qūb Yūsuf al-Mansūr, Yusuf II - hijo de Yusuf I a quien se toma Cuenca y que en 1172 comienza un asedio a Huete - , saldándose con la derrota para las tropas cristianas, la cual desestabilizó por completo al Reino de Castilla y frenó todo intento de reconquista hasta la batalla de Las Navas de Tolosa.
Para mayor seguridad de los nuevos vecinos y pobladores de Cuenca no se contentó Alfonso VIII con la antigua muralla. Manda levantar una nueva muro y arrimadas a su fábrica las parroquias para que pudiesen servir de centinela y de refugio.
Pondría Alfonso VIII la primera piedra de un templo con ánimo de que fuera la Iglesia Catedral. Se venera en ella la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Sagrario. Fue consagrada a la Asunción de la Virgen a los Cielos-fiesta el 15 de agosto-, aunque también dedicada a la Natividad-fiesta el 8 de septiembre-.
Catedral ahora dedicada a Santa María y San Julián. La sinagoga de Cuenca paso a ser la iglesia y luego parroquia de Santa María La Nueva y luego de Santa María de Gracia. Desaparecida lo que evita confusiones con la Catedral.
La Capilla Vieja de San Julián en la catedral de Cuenca está situada en una de las puertas de la Capilla Mayor, en ella estuvierón los restos de San Julian, hasta su traslado a la Capilla Nueva. La Capilla Nueva de San Julián o Transparente está en el centro del trasaltar mayor. Proyectado por Ventura Rodriguez en el año 1752, el mismo consistia en construir un altar transparente con el fin de que pudiera verse el cuerpo incorrupto de San Julián. Está inspirada en la que existe en la Catedral de Toledo. En el interior de la capilla tres grandes altorrelieves nos hablan de San Julián. En el centro el santo recibe la palma del martirio de la mano de la Virgen, a la derecha el bautismo del santo y a la izquierda el santo con la cesta de mimbre y a su lado San Lesmes. En segundo plano la representación de uno de los milagros que se le atribuye (la aparición de unos mulos cargados de grano en una época de hambruna). Tanto el altar mayor como el trasaltar están comunicados fisicamente por un óculo que permitía ver desde uno y otro lado la urna con los restos de San Julián. Los restos de San Julián fueron trasladados desde la Capilla Vieja de San Julian en 1760. La urna que hoy existe esta vacia, ya que la urna original que era de plata fue fundida durante la Guerra Civil Española y los restos del Santo quemados en el patio del Palacio Arzobispal.
Alfonso VIII trata con el Papa Lucio III que fuese Cuenca cabeza de un nuevo obispado, uniendo y agregando en una las antiguas de Valeria, dada en señorío a los Chirino- ahora Valera de Arriba-ciudad romana de Valeria- y Valera de Abajo- y Arcas, con todos sus lugares y términos. La de Valeria, según la partición del Rey Wamba, se extendía desde Alpuente, junto a Valencia, hasta Terrabella. Dependía de Toledo. Los términos del obispado de Arcas no están claros pues se ubica Arcas en distintos sitios. Podía ser Cabeza de Buey, Santaver junto a Alarcón o podía estar cerca de Albarracín. Para no situarla en la actual Arcas se da como razón la proximidad de Arcas a Valera. Era también Arcas, escasos kilómetros al norte de Valeria y a ocho kilómetros de la ciudad de Cuenca,-ahora Arcas del Villar- dependiente de Toledo.
Comprende también al pueblo de Villar del Saz de Arcas. En la localidad destaca la iglesia románica de Nuestra Señora de la Natividad, fechada en el siglo XIII. Se trata de un templo de una sola nave con ábside semicircular y espadaña exenta. Existen otros ejemplos más meridionales del arte románico en la misma provincia de Cuenca, como la iglesia de Santo Domingo de Silos en Alarcón.
El nombre de los obispos de Valeria, antes ciudad romana, y Arcas podemos leerlo entre los de los asistentes a los concilios de Toledo.
Conquistó estas tierras el emperador Graco en el nombre de Roma en el año 179 a.C., y a partir de entonces la romanización dejó sus huellas más hermosas en Cuenca y su provincia. La evidente riqueza del suelo, y por tanto las sustanciosas posibilidades de explotación económica fueron quizá el móvil primero que condujo al pueblo romano hasta ellas.
El recinto arqueológico de Valeria domina la hoz del río Gritos. En su foro, centro neurálgico de toda ciudad romana, puede admirarse el Ninfeo, monumental fuente suntuosamente decorada, construida como símbolo del poderío del imperio romano precisamente en este lugar, especialmente resistente a la romanización por el carácter de sus habitantes autóctonos profundamente celtibéricos. Un acueducto abastecía los algibes situados a su costado oeste, que a su vez suministraban agua a toda la ciudad. El Ninfeo tiene una galería abovedada con ocho nichos semicirculares comunicados por un canalillo con la galería. Son muy curiosas las tabernae o tiendas y la basílica, donde se realizaban los negocios y transacciones.
Junto al molino de Herraiz puede verse también uno de los pocos puentes romanos que se conservan en la península, y no por se muy posterior debe olvidarse la Muralla medieval, ya que de está se conservan parte de algunos lienzos. Cerca de la muralla pueden verse las ruinas de la ermita románica de Santa Catalina, de la que han desaparecido el ábside y parte del muro. Sin embargo, están en pie algunos canecillo de la cornisa de su muro norte. El muro de poniente luce una elegante espadaña escalonada con tres huecos de medio punto para campanas. Curiosísimo trazado octogonal singulariza la ciudad de Ercávica. Cerca del foro se encuentra la Casa del Médico, así llamada por el hallazgo de un equipo de instrumental quirúrgico completo durante las excavaciones, así como un anillo con el símbolo de la medicina. Es una típica casa romana de estructura bastante conservada, construída en el siglo I antes de Cristo en torno a un impluvium o pozo que recogía de los tejados el agua de lluvia, sostenido por cuatro columnas. Alrededor del patio se abrían las habitaciones, que ocupaban dos piezas de altura.
Al sudoeste de la ciudad se encuentra un edificio con un gran patio central y una habitación subterránea en el centro, así como diversas cisternas que lo acreditan como balneario o casa de baños. Limita con una calle porticada, en la que se encuentra una pared ricamente adornada con pinturas por ambos paños.
En la ciudad de Segóbriga, llamada por Plinio Caput Celtiberiae, los pasos llevan inevitablemente al viajero a remontar la calzada empedrada hasta las ruinas del teatro de Fedra o Anfiteatro y las Termas. Tras el puente que cruza el río Cigüela, se encuentran las canteras de donde salió la piedra que edifió la ciudad, y el santuario dedicado a la diosa Diana. El anfiteatro fue construído, según M. Almagro, durante la dinastía Claudia, del año 30 al 60 después de Cristo. Tiene una planta elipsoidal, con su mitad sur excavada en la roca y apoyada en la ladera del cerro. Un alto muro o podium separaba a los espectadores, en el graderío o cavea, de la arena. Para proteger del excesivo calor, existía un sistema de lonas o velámenes que se extendía sobre un dispositivo de rieles de madrea. Las termas cumplían una doble función; como tales baños y como abastecimientos de agua a la ciudad. Merecen mencionarse la Basílica, construcción funeraria como acredita la necrópolis que la rodea, por sus grandes dimensiones y porque fue el primer monumento encontrado en Segóbriga y uno de los primeros descubrimientos arqueológicos de España. Tienen tres naves separadas por diez columnas a cada lado, un crucero y un ábside de planta de herradura muy cerrada.
Concilios de Toledo es el nombre que reciben los dieciocho concilios celebrados en Toledo entre el año 397 y el 702. La asistencia al Concilio era obligatoria, salvo enfermedad o realización de un encargo del Rey; la pena por incumplimiento debía ser la excomunión por un año.
Da el Papa Bula para la erección del Obispado de Cuenca uniendo en él los dos referidos el 1 de Junio de 1183. Había presentado el Rey como primer obispo a Juan Yañez.
La jurisdicción de la diócesis de Cuenca contaba a fines del siglo XVII con 100 ermitas; 8 arciprestazgos; 255 beneficios curados; 70 capellanías; una iglesia colegiata en Belmonte con advocación de San Bartolomé; 5 colegios de la Compañía de Jesús en Cuenca, Huete, Belmonte, San Clemente y la casa de Probación, y Seminario de Villarejo de Fuentes; 800 clérigos distribuidos en las Ciudades de Cuenca y Huete y en más de 150 villas y en mas de 200 aldeas.
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