La construcción del palacio de
Torrecilla, situado al comienzo de la calle de Alcalá, en el número 9. Fue mandado construir por
don Félix de Salabert y Aguirre, marqués de Torrecilla y
Valdeolmos.
Obra de Pedro de Ribera. Tiene
como único ornamento lo característico del estilo de construcción de este
arquitecto en las fachadas de los edificios, fundir en un único conjunto
ornamental la puerta y la balconada superior.
En el siglo XVIII fue utilizado como arranque de las Postas Generales.
Aquí estaba La Fonda Peninsulares, más
tarde conocida como Fonda de Postas
Peninsulares o Fonda de las Diligencias Peninsulares. Creada a mediados del
siglo XIX por la compañía de diligencias denominada Compañía de Diligencias
Peninsulares y Postas.
En el siglo XIX siguió siendo fonda de la Compañía de Diligencias y Postas
Generales. En 1830 se establecieron en el Palacio las Compañías de
Diligencias Peninsulares y la de Postas Peninsulares, ambas con la misma ruta. En
1845 se unifican con el nombre de Diligencias y Postas Generales. Daba esta fonda
comida y alojamiento a los viajeros que llegaban en las diligencias. Fue una de
las mayores de Madrid.
Luego fue sede del Círculo de Bellas Artes y después estuvo aquí el
Centro Asturiano.
Durante la guerra civil la Junta
de Defensa estuvo situada en los bajos del contiguo Ministerio de Hacienda en
la Real Casa de la Aduana. Ambos edificios sufrieron graves daños con los
bombardeos. Del palacio solo queda en pie la fachada al ser protegida con sacos
terreros.
En los bombardeos de noviembre del 36 cayó una bomba justo
dentro del palacio que hizo que quedara totalmente destruido, manteniéndose
sólo en pie la fachada barroca que tuvo que ser protegida con sacos terreros.
Después de la guerra el palacio se anexa a las dependencias del
Ministerio de Hacienda. Se construye un edificio que guarda unidad con la
Real Casa de la Aduana, obra de Sabatini, y con la Real Academia de BellasArtes de San Fernando. En la puerta se
coloca la portada del antiguo palacio.
La
antigua casa de la aduana, también conocida como Aduana Vieja, fue construida
en 1645 en la desaparecida plazuela de la Leña, hoy calle de la Bolsa. Durante
el siglo XVIII se hizo cargo la Aduana Vieja de de las Direcciones de Rentas
Generales y Provinciales del Reino así como de las Rentas Estancas de la
Corona. Se hizo necesario un edificio nuevo. Carlos III encargó en 1761 a
Francisco Sabatini el proyecto de construcción de una nueva casa de la aduana
en la calle de Alcalá. El edificio, cuyas obras concluyeron en 1769, se ejecuta
como un palacio italiano pero sin descuidar el carácter funcional que requería
la institución.
En
1944, el Estado compró el solar del Palacio y el contiguo, el número 7 de la
calle, para ampliar las dependencias del Ministerio de Hacienda. Las obras
fueron llevadas a cabo por el arquitecto Miguel Durán Salgado que conservó la
portada del antiguo palacio, añadió un piso e hizo simétrico el edificio con
tres ventanas a cada lado de la portada, ya que el antiguo palacio solo tenía
una a la izquierda y tres a la derecha.
Así mismo se abrió una calle, pasaje de las Cajas de Ahorro, en lo que correspondía al antiguo número 5 de la misma.
El número 5 actual de la calle de Alcalá hace esquina con el pasaje Caja de Ahorros y son oficinas de Bankia.
Hay más de 25 fotografías del Archivo de los fotógrafos Mayo, Atienza y Lladó que muestran en el estado que quedó el edificio y los contiguos hasta la Puerta del Sol. Hubo un gran incendio en los bajos donde se encontraba el Café Colonial.
Café Colonial. Principio de la calle de Alcalá. Aquí se reunían los cómicos. La especialidad de este café era el arroz.
Café Madrid. Calle Alcalá, en el desaparecido pasaje de Iris.
El pasaje Iris, desaparecido, estaba situado entre la Carrera de San Jerónimo y la calle de Alcalá. Fue inaugurado en 1847. Unía el número 11 de la Carrera de San Jerónimo con el 12 de la calle de Alcalá en la confluencia ahora con la calle de Sevilla.
El nombre lo tomó de la Compañía General del Iris, aseguradora, su propietario. Aun tiene actividad. Aseguradora IRIS ASSISTANCE S.L
Tenía tres plantas y tres calles, una principal llamada "Galería de Madrid" y dos laterales denominadas "de Londres" y "de París" que desembocaban en Alcalá. Los techos estaban cubiertos por espejos excepto los huecos por donde pasaba la luz. No tuvo mucho éxito y muchos de sus locales no llegaron a abrir nunca por lo reducidos que eran.
El fracaso de la “Empresa del Ferrocarril de Maria Cristina“, evidenció la falta de capitales nacionales para emprender la construcción de grandes líneas de ferrocarril debiendo recurrir a capitales foráneos para su implantación. La posibilidad de dirigir la línea de Madrid a Valencia fue tomando cuerpo. Nos referiremos a sus antecedentes en abril de 1845 cuando Felipe Fernández de Castro, representante de la Compañía General del Iris, manifestó en Valencia el interés de unir Valencia con Madrid por Cuenca. Esperaba una buena acogida del mercado de capitales valenciano, al manifestar el Barón de Santa Barbara, director de la Económica, los apoyos técnicos y financieros comprometidos en Inglaterra.
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