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viernes, 21 de marzo de 2025

La Casa de las Aldabas. Valladolid

 Isabel de Toledo, monja novicia en Santa Clara de Medina del Campo, para Isabel Álvarez, su hija, novicia en el Convento de Santa Clara de Medina del Campo 4.200 florines de oro en metálico y 2.000 maravedíes al año hasta la edad de casarse, 15 años, y a este tiempo, si quisiere casar la den en dote 30.000 maravedíes, y que tomen estos gastos de las casas que tiene en Medina del Campo. 

En el testamento de 1456 se puede leer, mando la casa y heredad de Matapozuelos, en las inmediaciones de Medina del Campo en Valladolid, a Isabel Álvarez, mi hija para Diego mi nieto, que sea del quinto de mis bienes. 

https://declausura.org/monasterio/monasterio-de-santa-clara-medina-del-campo-valladolid/

Según cronistas y algunos estudios, el convento de Santa Clara de Medina del Campo, en la provincia de Valladolid, sería el monasterio más antiguo de la Villa.

Atribuyen su fundación al rey Fernando III el Santo (1217-1252), la cuál se habría dado en vida de Santa Clara.

Santa Clara de Asís, Asís, Italia, 16 de julio de 1194-Asís, 11 de agosto de 1253.

Seguidora fiel de san Francisco de Asís, con quien fundó la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas

Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció en el monasterio de San Damián el resto de sus días.

https://palomatorrijos.blogspot.com/search/label/As%C3%ADs

En el año 1246 aparece mencionado en una bula de Inocencio IV dirigida a este mismo monasterio, el cual puso el pontífice, juntamente con el de las monjas de Zamora y Burgos, bajo la dirección espiritual de los frailes menores.

Está situado en un paraje solitario, al pie del Castillo de la Mota. 

El monasterio se construiría sobre un primitivo templo dedicado a Santa Catalina y sería ocupado por un grupo de religiosas franciscanas. 

La primera advocación de este convento sería hacia Santa Eufemia, cambiaría a Santa Clara en 1500.

Actualmente continúa en activo.

La parte más antigua que se conserva del convento, es del XVI y se corresponde con la cabecera de la capilla. 

El resto de edificios no tiene más de medio siglo y es fruto de la reconstrucción que realizaron las madres Franciscanas Clarisas, tras el incendio que destruyó el monasterio en 1960.

Conserva un extraordinario archivo de manuscritos medievales, y en el interior de su iglesia, un magnífico óleo de la Virgen de la Antigua y un Cristo gótico en el altar mayor.

https://www.semanasantamedina.es/pasos-y-templos/monasterio-de-santa-clara-mm-clarisas/cristo-de-santa-clara



Parece que Isabel de Toledo casa con Alonso Fernández de Valladolid con quien tuvo a Diego de Valladolid. 

No sabemos la filiación de Alonso Fernández de Valladolid[1]

Si sabemos que en Zamora, 8 de marzo de 1476, se fecha una cedula real firmada por los Reyes Católicos, refrendada de Fernán Álvarez de Toledo su secretario en la que consta que Alonso de Valladolid fue regidor de esta ciudad, guarda de Su Majestad, su vasallo contador mayor y de su consejo. Real Biblioteca de Patrimonio Nacional. 

En los llamamientos que hicieron los Reyes Católicos en 1494 a sus caballeros hidalgos en la ciudad de Valladolid encontramos citados a un Alonso de Valladolid y a un Diego de Valladolid. Biblioteca Menéndez y Pelayo, Santander, manuscrito número 580, folios 63 vuelto al 72.

https://artevalladolid.blogspot.com/2015/04/monumentos-desaparecidos-la-casa-de-las.html

Junto al Convento de Porta Coeli y casi frente al Oratorio de San Felipe Neri se encontraba uno de los palacios más recordados por los vallisoletanos, uno de aquellos que NUNCA debió ser derribado, pero una vez más los especuladores ganaron la batalla en la década de 1960.

Al comenzar el siglo XIX continuaba siendo propiedad de la familia y se hallaba con urgente necesidad de reparos. 

Al ser derribada la casa en la década de 1960 logró rescatarse parte de la arquería de su patio y en la actualidad se halla instalada en los jardines del Museo Nacional de Escultura mientras que en el Alcázar de Segovia encontró acomodo el artesonado del salón principal de esta vivienda.


[1] La desaparecida Casa de las Aldabas, el número 18 de la calle Teresa Gil en Valladolid, es llamada así por las Aldabas de su fachada

Fue levantada por la familia de Fernán Sánchez de Valladolid y Tovar a fines del siglo XIII y comienzos del XIV. 

El origen de la Casa de las Aldabas se remonta a la época de Fernando IV, siendo fundada por Fernán Sánchez de Valladolid. 

La importancia de estas casas se deduce del hecho de que pertenecieron al contador mayor de Enrique III, Diego Sánchez Manuel de Valladolid, y en ellas nació el 5 de enero de 1425 el infante que llegaría a reinar con el nombre de Enrique IV.

De Fernán pasa a su nieto Diego Sánchez Manuel de Valladolid, contador mayor de Enrique III. 

La propiedad pasó al nieto de don  Diego, Alonso de Valladolid, regidor de la ciudad y contador de los Reyes Católicos.

El 27 de abril de 1601 la casa la compró Juan Bautista Gallo, regidor de Valladolid y depositario general de la ciudad y de la Chancillería

El 12 de enero de 1605, la viuda de don Juan, Mariana de Paz Cortés se la cedió a Rodrigo Calderón, Marqués de Siete Iglesias, Conde la Oliva de Plasencia y fundador del convento de Porta Coeli o de Las Calderonas, llamadas así en honor a su nombre. La Casa estaba lindante al Convento

Al parecer, el aspecto exterior del inmueble amedrentaba a los viandantes, tal y como se refleja en un extracto del libro de Juan Agapito y Revilla “Arquitectura y urbanismo del antiguo Valladolid”. 

Sus muros fueron testigos de un hecho histórico, el nacimiento de Enrique IV, conocido como el Impotente, en el año 1425. 

Debido a este acontecimiento, a la casa se le concedió el derecho de asilo, las famosas aldabas eran la señal de estar distinguida con este privilegio, que fue confirmado el 29 de julio de 1524 por Carlos I de forma que las personas que tuvieran problemas con la justicia y llamaran a su puerta tenían inmunidad en su interior. Juan Agapito y Revilla. Las calles de Valladolid: nomenclátor histórico, 1937. 

Fernán Sánchez de Valladolid fue funcionario de la Corte real a fines del reinado de Fernando IV (1295- 1312), escaló posiciones durante el gobierno de Alfonso XI (1325-1350) y se mantuvo en el de Pedro I (1350-1369). Murió hacia 1364, a edad muy avanzada. 

Durante la primera mitad del siglo XIV, la mayor complejidad administrativa, el personalismo cada vez más acentuado de la monarquía y la innovación del derecho tradicional por el romano requerían personas especializadas en las tareas de gobierno. Se destacaron entonces los “letrados”, individuos con una formación en jurisprudencia, dotados para los diversos asuntos gubernamentales y capacitados para desarrollar sus tareas ante la coexistencia de los organismos antiguos y los incipientes. 

En este contexto, sobresalió Fernán Sánchez de Valladolid, considerado el arquetipo del letrado. Se formó en la administración de Fernando IV y fue uno de los primeros colaboradores de Alfonso XI, llevando a cabo una importante labor en el orden interno como en el aspecto diplomático exterior. Más allá de su labor política, Fernán Sánchez de Valladolid es reconocido, principalmente, por su intensa actividad literaria. Compuso la Crónica de tres reyes y la Crónica de Alfonso XI, aunque su autoría fue discutida por algunos teóricos. Sin embargo, Diego Catalán y Fernando Gómez Redondo, sus estudiosos más importantes, lo consideran como indiscutible autor de la historia relativa al reinado de Alfonso XI y formador de las crónicas de Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV. Fernán Sánchez de Valladolid demostró ser un fiel colaborador de la realeza en sus actividades y en sus ideas expuestas en los relatos cronísticos, donde el buen rey es aquel que domina a la nobleza, impone la justicia y reconquista su territorio a los moros. Ficha Biográfica y Bibliografía de la Real Academia de la Historia redactada por Fernanda Nussbaum. También en El presunto cronista Fernán Sánchez de Valladolid de Julio Puyol. Boletín de la Real Academia de la Historia, 1920. No sabemos en realidad quien seria Alonso Fernandez de Valladolid pero no descendiente de Fernán Sánchez de Valladolid que muere sin dejar heredero de sus hijas e hijos, estos asesinado por Pedro I de Castilla, según podemos leer en la obra Los últimos años de Fernán Sánchez de Valladolid de Luis Vicente Diaz Martínez, 1987.


Fundada en el siglo XVI por doña Mariana Cortés, pero en 1598 adquirió el patronato don Rodrigo Calderón, Marqués de Siete iglesias, reedificándose todo el edificio.

https://palomatorrijos.blogspot.com/2010/12/casas-de-rodrigo-calderon-en-la-calle.html

https://palomatorrijos.blogspot.com/2010/01/madrid-barrio-de-la-moreria-los.html

Tiene uno de los pocos retablos elaborado a base de mármoles, cuya traza se debe a Juan de Muniategui: de un solo cuerpo, con banco y ático de 1612.





Vista del convento de las monjas de Portacoeli. 

El edificio de las Aldabas estaba a continuación-Edificio Calderón- y ya no existe; en su lugar se alza una casa de viviendas.



Toma de agua del siglo XVI proveniente del viaje de agua de Argales, esta obra de ingeniería estaba destinada a proporcionar agua corriente a la casa de don Rodrigo Calderón y al convento de Portaceli.

https://www.fundacionaquae.org/viaje-del-agua-las-arcas-reales/

https://www.info.valladolid.es/detalle-monumento/-/asset_publisher/YazOkPDbnVzD/content/lugares-monumentos-fuentes-de-argales?_com_liferay_asset_publisher_web_portlet_AssetPublisherPortlet_INSTANCE_8aODTfn1k2yW

Entre finales del siglo XVI y principios del XVII se abasteció de agua de manera constante a la ciudad de Valladolid gracias a una gran obra de ingeniería hidráulica construida para animar al agua a emprender un camino, desde los manantiales a las fuentes urbanas, que se bautizó como “viaje de aguas de Argales”, por estar en es te paraje el manantial que suministraba el agua.

Salazar y Castro recoge lo que escribe el padre Roman de la Higuera y asi recoge que parece que Isabel Álvarez de Toledo casa con Alonso Fernández de Valladolid con quien tuvo a Diego de Valladolid. No sabemos la filiación de Alonso Fernández de Valladolid de lo que se puede leer en la nota que acompaña a este párrafo.

Si sabemos que en Zamora, 8 de marzo de 1476, se fecha una cedula real firmada por los Reyes Católicos, refrendada de Fernán Álvarez de Toledo su secretario en la que consta que Alonso de Valladolid fue regidor de esta ciudad, guarda de Su Majestad, su vasallo contador mayor y de su consejo. Real Biblioteca de Patrimonio Nacional. En los llamamientos que hicieron los Reyes Católicos en 1494 a sus caballeros hidalgos en la ciudad de Valladolid encontramos citados a un Alonso de Valladolid y a un Diego de Valladolid. Biblioteca Menéndez y Pelayo, Santander, manuscrito número 580, folios 63 vuelto al 72.

Alonso Fernández de Valladolid le podemos encontrar casado con Isabel Álvarez Orozco de Toledo. Su primogénito es Francisco de Valladolid. José Carrillo de Toledo en sus pruebas para el hábito de Santiago da como caballero de Santiago a un nieto de Isabel, Cristóbal de Santisteban, y lo cita como comendador de Medina. Este Cristóbal de Santisteban es caballero de Santiago en 1470, comendador de Viedma-Bedmar en Jaén-, regidor de Valladolid, caballerizo de Felipe I el 14 de Julio de 1500 y del emperador don Carlos en 22 de Diciembre de 1518. Es nieto de Isabel Alvarez Orozco de Toledo y de Alonso de Valladolid y Santisteban. Un descendiente de este Cristóbal llamado también Cristóbal de Santisteban es caballero de Calatrava en 1633. Para su ingreso en esta orden presenta la genealogía que le hace descendiente por su padre de Isabel Alvarez de Orozco Toledo.

Cristóbal de Santisteban publicó por primera vez en 1513 las "Generaciones y semblanzas" de Fernán Pérez de Guzmán como tercera parte de "Mar de istorias".

Año 1524. Pleito litigado por María de Guevara, vecina de Valladolid, con su convecino y cuñado el comendador Cristóbal de Santisteban, regidor del lugar, sobre la validez de cierta escritura de rectificación realizada por sus difuntos suegros Francisco de Santisteban y María de Tovar.

Año 1581. Pleito de Cristóbal de Santisteban, vecino de Valladolid, con Juan de la Lastra, y Juan de Mazarredonda, canteros de la misma vecindad, sobre el pago de 250 reales.

Don Cristóbal de Santisteban y Doña Isabel de Rivadeneira enterrados en San Francisco de Valladolid.

https://bibliotecadigital.jcyl.es/fr/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10111326

Podemos suponer a Isabel de Toledo madre de un niño llamado Diego.

Don José aprovecha lo que escribe el padre Higuera y recoge Salazar y Castro sin constancia documental para sus pruebas de Caballero de Santiago.

 




HERALDICA EN LAS CALLES DE VALLADOLID

Juan Agapito y Revilla

Juan Agapito y Revilla (Valladolid, 13 de diciembre de 1867-Valladolid, 1944) fue un historiador y arquitecto español, conocido por su revisión de la historia de Valladolid y por su labor como arquitecto del Ayuntamiento de Valladolid. Fue además, director del Museo Provincial de Bellas Artes entre 1923 y 1931.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=2301736

Estudiante de arquitectura en la Escuela Superior de Madrid, trabajó muy pronto en los periódicos de su ciudad natal, así como en la redacción del diario republicano La Libertad.

 

Ejerció en Zaragoza como arquitecto de la Delegación de Hacienda y en Palencia como arquitecto municipal, hasta llegar a ser el arquitecto municipal de Valladolid durante casi cuarenta años.

 

Desde este trabajo, fue autor de iglesias como la parroquia del Pilar (1906-1907), grupos escolares como el dedicado a su maestro Ricardo Macías Picavea (1929), casas particulares y algunos proyectos que nunca se culminaron.

 

Impulsó la restauración del castillo de La Mota y dirigió el Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid, en sustitución de Francisco de Cossío, que había sido censurado por la dictadura del general Primo de Rivera. Hasta entonces había sido delegado regio de Bellas Artes, además de académico de la provincial de Bellas Artes de la Purísima Concepción.

 

En sus investigaciones contaba además de con su minuciosidad, con una enorme capacidad de trabajo y con una serie de instrumentos, como su condición de dibujante junto a la de fotógrafo.

 

Fue un destacado investigador, además de colaborador del arzobispo Remigio Gandásegui, en la restauración de las procesiones y los pasos procesionales de la Semana Santa, plasmándolo todo ello en un estudio sobre sus cofradías y pasos, entonces insuperable.

 

Fue el historiador del arte vallisoletano por excelencia desde la muerte de José Martí y Monsó.

 

Quizá su obra más reconocida, o al menos más famosa, además de ser su lectura muy amena, ha sido Las calles de Valladolid, publicada en plena Guerra Civil, aunque este proyecto había nacido junto con otros autores, cuando publicaba en 1900 algunos artículos dedicados a determinadas calles, en el citado periódico La Libertad.

 

Edificios:

 

Mercado de abastos, Palencia, 1900

 

Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pilar, Valladolid, 1906-1907

 

Casa calle López Gómez n. º 2, Valladolid, 1909

 

Proyecto de cárcel nueva, Valladolid, 1909

 

Asilo de Caridad, Valladolid, 1911- 1918

 

Grupo Escolar “Macías Picavea”, Valladolid, 1929

 

Proyecto para Audiencia Territorial, Valladolid, 1930

 

Restauración del castillo de La Mota, Medina del Campo

 Calle de Teresa Gil

Teresa Gil, infanta de Portugal.

Se considera que durante su estancia en Valladolid, fue la amante del rey Sancho IV el Bravo.

https://www.revistasiglos.com/teresa-gil-una-portuguesa-en-castilla/

https://www.valladolidweb.es/valladolid/imagesmagvall/094.htm

https://www.valladolidweb.es/index2.htm

La calle Teresa Gil es uno de los lugares más concurridos de todo Valladolid. Une dos de las plazas más importantes de la ciudad, la plaza Mayor y la Plaza España, y tan sólo se puede recorrer a pie, ya que es una calle peatonal.

La numeración corresponde a los años 1950

Fué esta calle de las ciertamente aristocráticas de Valladolid desde el siglo XIII y en ellas tuvieron sus casas principales o vivieron familias de abolengo y de grandes prestigios y caudales.

La circunstancia de ser una rúa que unía una de las más frecuentadas puertas de la villa de Ja segunda muralla con un centro de gran concurrencia por las tiendas y puestos que los mercaderes tenían desde la Plaza del Mercado a la Frenería- Lugar en que se hacen frenos para caballerías-, hizo que allí se congregase un núcleo de familias de la que dan aspecto señorial a sus viviendas; ahora que el transcurso de los tiempos ha ido tran formándolo todo, y si sigue siendo calle de mucho tránsito, las casas solariegas se han convertido en tiendas, y solamente un vetusto convento y una casa conservan cierto aire de grandeza, aunque no hayan de descollar por su monumentalidad.

En esta calle vivió la infanta de Portugal,  D. ª Teresa Gil, a fines del siglo XIII y principios del XIV; allí moraron los Sánchez de Valladolid, los de apellido Santisteban, Verdesoto, López de Calatayud , la Cerda, Ribera, comendadores de Deza y Meneses, los condes de Castrogeriz y de Lemos, en ella nació D. Enrique IV, se aposentaron Don Fernando y su segunda mujer D.ª Germana de Foix y hasta la Junta general de las Comunidades de Castilla, constituida en Cortes.

Nada de particular tiene, por tanto, que D. Rodrigo Calderón el tristemente célebre conde de la Oliva y marqués de Siete Iglesias,t uviera allí sus casas o palacio, que en sus orígenes habían sido verdaderamente palacio real, y la adornase de un convento de religiosas construido sobre solares de linajudas familias.

Casas números 22 a 30.

La primera de estas, la número 22 es la conocidísima «Casa de las Aldabas»-Edificio Calderon-, que por haber nacido en ella D. Enrique IV tuvo el privilegio de asilo, y la cual, salida ya del dominio de la familia de los Sánchez  de Valladolid y sus sucesores, pasó a ser propiedad de D. Rodrigo Calderón.

Este señor la reformó grandemente, aunque conservó el patio con sus columnas ochavadas de que hay varios modelos en la ciudad (patios de Santa Cruz, Santa Catalina, Dominicas francesas, Audiencia, Caja de Ahorros...).

Muy poco después de ejecutado D. Rodrigo se hace constar que en la «Casa de las Aldabas» vivían en 1624, Don Íñigo Vélez Tarsis y Guevara, conde de Oñate y de Villamediana, y su mujer Doña Antonia de la Cerda, marquesa 'de Lisera.

La vivieron otras familias aristocráticas en sucesivos tiempos, como el conde de Canillas, quien murió en ella el 15 de Enero de 1769, y fué enterrado en la parroquia del Salvador en la bóveda de la capilla de San Juan Bautista.

Sigue a esta casa con el número 24 la fachada de la iglesia del convento de religiosas de Portacoeli, y ·ella ostenta tres escudos, dos a los lados del nicho u hornacina de encima de la puerta y uno sobre la ventana que da al coro alto.

Forzosamente hay que pensar que son ellos de D. Rodrigo Calderón y su familia, además de la razón principalísima de haber sido él el fundador, o mejor refundador, del monasterio y a sus expensas haberse construido la iglesia, como los escudos de los sepulcros del interior, el del conde y el de sus padres, bien patentemente lo pregonan.

El de sobre la ventana es el blasón que une el de D. Rodrigo y el de su mujer D. ª Inés de Vargas. Es cuartelado con el primer cuartel de dos calderas con sierpes en las asas y bordura de ocho aspas; el segundo tiene cuatro fajas onduladas; el tercero, el' árbol con el león; y el cuarto, cuatro calderos cilíndricos (no cinco como apuntó D. León de Corral a D. José Marti) y bordura de diez aspas. Corona de marqués le timbra y letrero de la invocación SOLI DEO HONOR ET GLORIA.

De los otros dos escudos, el de la izquierda es el que se vio en las casas de la calle de Padilla, números 11y13, con la única diferencia de tener este de Portacoeli diez aspas en la bordura en vez de ocho que se cuentan en aquéllos; es el del padre de D. Rodrigo.

El de la derecha es cuartelado componiendo los cuarteles primero y cuarto cuatro fajas ondula, das, y· los segundo y tercero, cuatro calderos cilíndricos y bordura de diez y de nueve aspas respectivamente. Este último escudo tiene los blasones de los Vargas (las fajas onduladas) y las de Camargo (los calderos con bordura de aspas), los cuales convienen perfectamente a Doña Inés de Vargas, que casó en La Cistérniga con D. Rodrigo «ayuda de cámara de S. M.», el 5 de Marzo de 1601. Ese escudo era de  su padre Miguel de Vargas y Camargo, vecino de Plasencia. y en esta ciudad nació Doña Inés, y esta señora adoptó los apellidos y blasones del padre.

Ahora se comprende bien que el escudo de la ventana de la fachada de la iglesia de Portacoeli es del matrimonio Calderón, Vargas: toda la parte del diestro el del capitán Francisco Calderón, comendador de Aragón, suprimiendo las lises; la del siniestro, el del padre de Doña Inés. Los de los lados del nicho u hornacina los de los padres de los cónyuges.

A continuación de la iglesia mencionada está el convento.

Y siguen dos casas señaladas con los números 26 y 28.

No ofrecen éstas nada de mención especial refiriéndose a escudos de armas.

La primera de ellas tiene una puerta de arco semicircular de grandes dovelas. Es la del convento.

La segunda tiene, del mismo modo, puerta de arco y sobre ella una ventana, acusada por sus jambas de piedra, zapatas o ménsulas del mismo material Y entablamento.

Están macizadas puerta y ventana. Aunque sencillas hacen vislumbrar estas dos casas que fueron moradas de gente principal, que pudieron tener escudos de armas. Más no existen.

En cambio, hasta tres escudos tiene la señalada con el número 30 pertenece a dependencias del mismo convento, Y tiene un arco de puerta ojival, casi frente a la calle de Enrique IV.

Ostenta un escudo sobre el vértice del arco y otros dos en las enjutas. Aquel, que por su situación es el jefe, es de Pedro de la Cerda, y es igual a dos que ·vi en la cripta de la capilla de San Juan Bautista de la parroquia del Salvador: cuartelado; primero y cuarto, partido con castillo y león a izquierda y derecha respectivamente; segundo y tercero, tres lises en triángulo, dos arriba y una abajo.

 Los laterales del arco son el de la izquierda, partido, llevando el diestro castillo de tres torres, y el siniestro un águila; el de la derecha, una banda y bordura de cadena de ocho eslabones.

Si el vértice representa el escudo de la Cerda, hay que recordar que D. Pedro era hijo, no legítimo, aunque quizá legitimado, de D. Luis de la Cerda, V conde y I duque de Medinaceli, los laterales reúnen los blasones del licenciado Gonzalo González de Illescas y-de los Zúñiga, y ello fué porque el licenciado y Doña Marina de Estrada y Septién, entre los varios hijos que Dios les dió hubo el doctor Pedro González de Illescas oidor de la Real Chancillería, quien casó con Menda de Zúñiga y Reinoso, hija de Juan de Reinoso, V señor de Adalia, y de Leonor de Zúñiga. Y del matrimonio del doctor y Mencía vino Doña Marina (como su abuela) del Castillo Zúñiga y Reinoso, señora de Adalia, que fué esposa de Pedro de la Cerda. En esa casa residió el último matrimonio mencionado y por eso allí se observan los blasones de familias tan significadas.

https://gir-idintar.blogs.uva.es/files/2017/01/ConVall2015JesusUrrea.pdf

 

Casa de los Picos c/ Teresa Gil, nº 30. Edificio D. Rodrigo Calderón.

El licenciado Gonzalo González del Castillo, llamado comúnmente “González de Illescas”, amigo del almirante de Castilla y del obispo de Palencia Fray Alonso de Burgos, oidor y miembro del Consejo de los Reyes Católicos, vivía en Valladolid en 1505 en sus casas principales de la calle Teresa Gil, con su mujer D. ª Marina de Estrada Septién y sus hijos, el oidor de la Chancillería y señor de Adalia, D. Pedro, D. Fernando, el bachiller Francisco y Juan.

Aquel mismo año hizo testamento y se mandó enterrar con su esposa en la capilla dedicada a San Juan Bautista que poseían en la iglesia de El Salvador, con sus restos “metidos en la bóveda segunda e más oscura de la dicha nuestra capilla y que allí dentro se haga e caven nuestras sepulturas e seamos metidos en sendos ataúdes donde estén y sean enterrados nuestros cuerpos hasta que seamos llamados por nuestro Señor mediante la voz del arcángel para la resurrección general”.

Ordenó también a sus testamentarios y herederos que hicieran en su capilla, previa consulta con el maestro de cantería Juan de Talavera “porque sabe nuestra voluntad”, un sepulcro alto “a la mano derecha cerca y encima de la escalera por donde se sube, que lleve sus bultos de madera hincados de rodillas y enderezados hacia el altar suplicando a Nuestro Señor que perdone nuestros pecados y para esto se ha de cavar su cal y canto de la pared de la dicha capilla que sale a la plazuela que está enfrente de nuestras casas y se ha de hacer un arco para el dicho nuestro sepulcro de ciertas imágenes y pilas(tras) todo de madera... y emblanquecerse y pintarse que parezca de alabastro...”

A su hijo primogénito, D. Pedro, casado con D. ª Mencía de Zúñiga y Reinoso, hija de del V señor de Autillo, le entregó en vía de mejora las “casas principales de la calle de Teresa Gil donde nos vivimos y moramos con las casas viejas con su bodega y vergel y con todas las pertenencias y derechos”.

La hija de estos últimos, D. ª Marina del Castillo Zúñiga y Reinoso, se casó con D. Pedro de la Cerda, caballero de Santiago y gentilhombre de la Cámara del Rey, hijo ilegítimo de D. Luis de la Cerda, I duque de Medinaceli, que falleció en 1564 y se enterró en la capilla familiar de la iglesia de El Salvador.

Sobre el arco gótico de una casa de la c/ Teresa Gil, incluida en el convento de Porta Coeli y hoy titulada como “edificio D. Rodrigo Calderón”, están colocados tres escudos de armas de cronología ligeramente posterior.

El del centro es propio de la familia de La Cerda (cuartelado: primero y cuarto, partidos con castillo y león; segundo y tercero, tres lises en triángulo); el de la izquierda aparece partido, con castillo de tres torres con la letra tau sobre las de los extremos, a la izquierda, y a la derecha, un águila; y el derecho muestra una banda y una bordura u orla formada por cadena de ocho eslabones, que corresponde a la familia Zúñiga.

Sin lugar a dudas hacen alusión respectivamente a D. Pedro de la Cerda, a su mujer D ª Marina del Castillo Zúñiga y Reynoso y a D. ª Mencía de Zúñiga. D. Luis de la Cerda y Zúñiga, gentilhombre de la Cámara de D. Felipe II, hijo de D. Pedro y de D. ª Marina, se casó con D. ª Catalina Manrique, hija de D. Álvaro Casas

A su muerte el patronato de la mencionada capilla de San Juan Bautista pasó a D. Pedro Osorio de Cáceres y su viuda, D.ª Marina de Zúñiga; siendo curadora de su hijo D. Diego Osorio de Cáceres administraba entre los bienes del mayorazgo familiar la casa familiar de la calle de Teresa Gil que se conocía por el nombre de Casa de los Picos, seguramente por la decoración que tendría su fachada, similar por lo tanto a la casa de la familia de La Hoz, en Segovia, o a la casa de los Picos en Lisboa, o a la de los Diamantes de Ferrara.

En 1593 la casas de D. Luis de la Cerda lindaban por su izquierda con la casa de D. ª María de Herrera, viuda de D. Jerónimo de Lara, que había pertenecido anteriormente al doctor Burgos de Paz.

Esta última, a su vez, colindaba por su izquierda con casa del abad D. Alonso de Mendoza.

En efecto, el doctor Burgos de Paz y su esposa D. ª Damiana Falaguer hipotecaron en 1586 sus casas de la calle de Teresa Gil, con su bodega, que tenían por “linderos de una parte casas de D. Luis de la Cerda y de la otra casa de D. Juan de Paz, su hermano”

Ya en 1617 se afirma que esta casa colindaba “por la una parte con el monasterio de Porta Coeli y por la otra con casas del monasterio del Carmen.

Por estar muy viejas, maltratadas y “para hundirse” D.ª Marina de Zúñiga se concertó con el marqués de Siete iglesias “trocarlas por otras casas que (este) compró de D.ª Juana de Herrera que fueron del licenciado Herrera, su abuelo, que están en la parroquia de San Martín, en la calle de las Cuatro calles, que lindan con otras casas de la dicha D.ª Juana y con casas del Cabildo de la catedral y por detrás la casa vieja de la Cofradía de las Angustias”.

Efectivamente las casas de los Herrera, que estuvieron situadas en la actual calle del Empecinado, eran nuevas y principales y poseían cocheras, caballerizas y otras oficinas; se dice que estaban en el mejor sitio del lugar y valían 6.500 ducados, rentando al año otros 100; en cambio las denominadas Casas de los Picos “están muy viejas y todas caídas sin que haya en pie más que unos entresuelos en que la dicha D.ª Marina vivió y que están a pique de acabarse de hundir y que valen por una vez 4.500 ducados y no rentan cosa alguna.

Al ser arrestado D. Rodrigo Calderón, la Corona secuestró todos sus bienes y entre ellos sus propias casas principales; por ello los administradores de sus antiguas propiedades decidieron en 1626 arrendar, durante un año por precio de 200 reales, los entresuelos de las casas de los Picos, además de “un aposento en el portal como se entra en ellas a mano derecha”, el pajar y su caballeriza.

Las monjas dominicas de Portacoeli solicitaron también al Rey las “casas que fueron de D. Rodrigo Calderón y que llaman de los Picos”, con intención de repararlas e incluirlas en su propia clausura como así sucedió.

Cuando en 1850, a pesar de las protestas de la Comisión Provincial de Monumentos, se picó la decoración de conchas y el cordón que tenían respectivamente las fachadas de las casas conocidas en la ciudad con estos nombres, no se cita la que durante siglos se denominó en la ciudad como “Casa de los picos”.

Tal vez esto quiera decir que el motivo ornamental, que le había dado nombre popular, habría desparecido de su fachada con anterioridad.

Fernán Sánchez de Valladolid y Tovar, privado por 1320 de Alfonso XI, notario mayor de Castilla, canciller mayor, del consejo de Alfonso XI y de Don Pedro I, embajador de éste en Roma y Francia; casó con Doña Catalina Manuel, descendiente de Don Fernando III el Santo. 

Fue el hijo mayor Garci Fernández de Valladolid; casó con Doña Juana de Figueroa; Don Pedro I hizo prender a Garci y a su hermano Fernán Fernández o Juan Sánchez y al día siguiente—era en 1360—les mandó matar en Valladolid. 

El mayor fué Diego Sánchez Manuel de Valladolid, contador mayor de Don Enrique III, casado con Elvira Sánchez de Torquemada; éste fué el poseedor de las casas donde nació Enrique IV

Sucedió el hijo Pedro Sánchez de Valladolid, contador mayor de Don Juan II (vivía en 21 de enero de 1447), que casó con Doña Beatriz de Santisteban y Corral, 

y fué su hijo mayor Alonso de Valladolid. regidor de Valladolid por merced de Enrique IV y de los Reyes Católicos y contador mayor de éstos por cédula de 26 de abril de 1475. Caso con Doña Isabel Alvarez de Orozco y Toledo, 

y tuvieron por hijo mayor a Francisco de Valladolid y Santisteban, regidor de Valladolid por los mismos reyes que su padre en 1470 y 1484, comendador y caballero de Santiago, contador mayor de los Reyes Católicos. Fué su matrimonio con Doña María de Tovar, 

y el hijo mayor fué Cristóbal de Santisteban, caballero de Santiago en 1470, comendador de Viedma, regidor de Valladolid, caballerizo de Felipe I el 14 de julio de 1500 y de Carlos I en 22 de diciembre de 1518. Falleció en 1520. Casado con Doña Isabel de Rivadeneira, 

tuvo por hijo mayor a Alonso de Santisteban, casado con Doña Isabel López; murió en julio de 1569, y fue su hijo único Don Cristóbal de Santisteban (11), regidor de Valladolid y gobernador electo de Aranjuez en 1592. Casó con Doña María Maldonado de Rivadeneira, su prima hermana (hija de Francisco de Santisteban, hijo éste de Cristóbal de Santisteban, y de Doña María Maldonado, duquesa del Infantado); 

fue el hijo mayor Don Alonso de Santisteban León y Manuel, que casado con Doña Constanza de Mella, tuvo por hijo mayor a Don Cristóbal de Santisteban León III, casado con su prima carnal Doña María Maldonado de Rivadeneira (II) (hija de Francisco Manuel y Santisteban, segundogénito de D. Cristóbal de Santisteban II, y de Doña Catalina Ordóñez de Bedoya), 

y tuvieron por hija a Doña Ana de Santisteban Manuel y Valladolid, que se casó con su tío carnal Don Cristóbal de Santisteban Manuel y Valladolid IV (hermano de la madre de Doña Ana, la Doña María Maldonado de Rivadeneira), gentil hombre de S. M,, caballerizo de la reina, del hábito de Calatrava y señor de la casa y varonía de Sánchez de Valladolid. l

DE Fernán Sánchez de Valladolid y Tovar, que era el criado del Rey Don Fernando IV, hasta D. Cristóbal de Santisteban que fue el último de los descendientes de Fernán Sánchez, y en quien sucedieron «los Privilegios y Cédulas R.s ... que Posehe oi esta casa», la del linaje del apellido de Valladolid. 

Ya se ha repetido varias veces que el Diego Sánchez Manuel de Valladolid fue el amo de las casas del palacio de la calle de Teresa Gil en que nació Enrique IV. 

Al alojarse en él los reyes, habría de ser de importancia, y probablemente antes de adquirirle Fernán Sánchez, o siendo de él, le viviría la infanta de Portugal Doña Teresa Gil, que desde tiempo inmemorial dio nombre a la calle. 

Falta indicar que en dichas casas no se fundó el convento de Portacoeli. 

Las casas de las Aldabas eran en 27 de abril de 1601 de Doña Mariana de Paz Cortés, señora que había heredado buen caudal, y de su marido Juan Bautista Gallo, regidor de Valladolid y depositario general de la ciudad y de la Chancillería i , cuyo matrimonio debió celebrarse por 1582.  Encuentro a Juan Bautista Gallo como regidor de Valladolid desde 1648. 

Gallo tuvo en el banco de Cristóbal Rodríguez y Compañía, y como esta sociedad hizo quiebra, los acreedores querían cobrarse y embargaron los bienes de Juan Bautista Gallo. 

Doña Mariana solicitó en la fecha indicada la retención de su dote (14.000 ducados «y otros muchos bienes que se han vendido durante el matrimonio) hasta ser pagada, «en las casas principales que el dho su marido y ella tienen... en la calle de teresa gil que se dize de las aldabas... y otras que se compraron de los testamentarios de doña ysabel de santisteban... y de todas las que salen a la calle de olleros...», dándose a Doña Mariana posesión por retención de dote el 17 de mayo de 1601 hasta 16.800 ducados, que importaban los bienes dótales, y otros 3.000 de arras que la prometió Gallo. 

No se sabe en qué fecha fueron compradas por el regidor Juan Bautista Gallo y su mujer las casas de las Aldabas a D. Cristóbal de Santisteban  pero si fueron suyas, como dijo un testigo en el proceso abierto para el hábito de Calatrava, hay que recordar que este señor nació en 1597, y los testamentarios de Doña Isabel de Santisteban les vendieron otras al matrimonio Gallo

señora la Doña Isabel que sería tía de D. Cristóbal. 

Lo cierto es que antes de 27 de abril de 1601 las casas de las Aldabas eran de Gallo y su mujer Doña Mariana, y que días después esta señora hace constar que en las casas de la calle de Olleros, a espaldas precisamente dé la de las Aldabas y las procedentes del caudal de Doña Isabel, «esta hecha iglesia en ellas y edificado un monasterio,» que funda y dota por escritura de 19 de diciembre de 1601, viuda ya de Gallo, regidor que falleció entre el 17 de mayo y el 19 de diciembre, por consecuencia de los disgustos que le proporcionó la quiebra mencionada, aumentados con el tesón de su mujer por querer retener a todo trance la dote que aportó. 

La situación de Doña Mariana se complicó con los pleitos que la ponían los acreedores de su marido y decidió ceder a Don Rodrigo Calderón todo lo que poseía entre las calles de Teresa Gil y de Olleros. 

En 12 de enero de 1605 se decía en el Ayuntamiento que las casas de las Aldabas eran de Don Rodrigo, según el acuerdo que encontré en las actas del año, y la primera venta debió ser la de las casas de las Aldabas. Al ano siguiente, en 6 de octubre de 1606, ratificada por escritura de 22 de noviembre del mismo, cedía y traspasaba Doña Mariana al marques de Siete Iglesias, «las dichas casas e suelos y edificios en que... avia fundado (el monasterio) y el derecho Perpetuo de su patronazgo,» y por «la dha cession e de la casa en que estaua fundado el dho mon.0 e de una guerta a el anexo que fue de doña yssauel de santisteuan e de los edificios que en el hi^o e por ttres cassillas de la misma calle de olleros que en el yncorporo» y por los 72  ornamentos que había dado Doña Mariana, se obügó Don Rodrigo a darla 8.000 ducados «en ziertos plazos.

Dueño Don Rodrigo de todo, y previos los breves correspondientes, otorgó escritura en 2 de noviembre de 1609, en la que por de pronto se hace constar el cambio de hábito y reglas de las religiosas, que eran de San Francisco, por el de Santo Domingo, y en 1615, después del 29 de abril, se otorgan nuevas capitulaciones, de cuyo documento se desprende que ya entonces las religiosas vivían en el convento que en la calle de Teresa Gil, «junto a la casa de las aldabas que son del mayorazgo de del dho marques, «a edificado desde sus cimientos e principios a su propia costa el dho marques de siete yg.as », y entre otras cosas, como son tener entrada y tribuna desde las casas de las Aldabas a la iglesia, las casas y edificios viejos del monasterio, la huerta y todo lo que daba a la calle de Olleros había de quedar para Don Rodrigo y sus sucesores. 

Y, en efecto, ya hacía algún tiempo que las religiosas vivían en el nuevo convento de la calle de Teresa Gil, por cuanto en 26 de octubre de 1614 a él se mudaron desde el viejo de la calle de Olleros

Queda, pues, demostrado que el convento de Portacoeli no se edificó en las casas donde nació Enrique IV, que éste vino al mundo en la casa de las Aldabas, y que las aldabas señalaban un privilegio concedido a la casa, precisamente por haber nacido en ellas el rey. 

El resumen histórico de la casa de las Aldabas puede, pues, sintetizarse de este modo. 

A principios del siglo XIV, o quizá a fines del XIII, funda la casa principal de la familia en la calle de Teresa Gil, y quizá viviera en ella esta infanta de Portugal, Fernán Sánchez de Valladolid y Tovar, señor muy significado en las cortes de Alfonso XI y Pedro I, y criado de Fernando IV, casado con una descendiente de reyes. 

Sus sucesores, por línea directa, heredan por mayorazgo la casa palacio, y siendo en 1425 de Diego Sánchez Manuel de Valladolid, nieto de aquél, nace en ella Enrique IV. 

Poseyéndola el nieto de Diego, Alonso de Valladolid. el 8 de enero de 1469, concede el mismo Enrique IV a la casa los privilegios de exención de huéspedes y de derecho de asilo, que se hace ostensible a las gentes con la colocación de las aldabas en la fachada. 

La casa iría a menos en su aspecto y vida y la familia seguía siendo rica y de las principales de Valladolid, y se reconstruye entre la época de Alonso de Valladolid y de su nieto Cristóbal de Santisíeban , pues los caracteres que presenta la parte antigua del patio pertenecen a fines del siglo XV o principios del siguiente. 

En éste, en 1520, estuvo amenazada de ser quemada por los comuneros en sus iras contra el leal al Emperador, Don Cristóbal de Sanlisteban, y en ella se alojaron los mismos comuneros. 

Sigue perteneciendo la casa, siempre en línea directa, a los primogénitos de la familia hasta Don Cristóbal de Santisíeban  del que pasa a su segundogénito Francisco Manuel y Santisíeban, y de este a su hijo Don Cristóbal de Santisíeban IV. 

Entre octubre de 1597 y 27 de abril de 1601, si es que la casa pertenecio a Don Cristóbal IV, y sino antes, se vende a Juan Bautista Gallo y su mujer Doña Mariana de Paz Cortes, y esta señora la enajena antes de 12 de enero de 1605 a Don Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias y conde de la Oliva. 

Este desgraciado prócer, a la vez que hacía el nuevo convento para las religiosas de Portacoeli, remoza la casa de las aldabas. 

En ella fue prendido, para no volverla a ver, en la noche del 20 de febrero de 1619, y aún un año después de la prisión, por orden del Licenciado Don Fernando Ramírez Fariña, juez de las causas y negocios de Don Rodrigo, se pagan obras hechas en la casa de las Aldabas: 

Diego de Praves fue el arquitecto de las obras, y terminadas, quizá no las viera Don Rodrigo, que a los 52 meses de su prisión, el 21 de octubre de 1621, daba cuenta a Dios en la Plaza Mayor de Madrid de sus delitos o de sus desgracias. 

El cadáver del infortunado marques fue traído al convento, y allí, en clausura, en el coro bajo, al lado del Evangelio, próximo al nicho donde están las estatuas orantes de Don Rodrigo y su mujer Doña Inés de Vargas, se observa la caja que guarda los restos del «santo fundador», como me decía una religiosa en una de las dos visitas que he hecho al interior del convento, restos momificados que dejan ver perfectamente la sección que la afilada cuchilla del verdugo causó en el cuello del favorito. 

La casa de las Aldabas se confiscó, como otros muchos bienes del marqués, por resultado de la sentencia recaída; hasta el Ayuntamiento—que había pensado regalar a su regidor Don Rodrigo Calderón la casa de Alonso de Verdesoto (la parte próxima al Colegio notarial), para que ensanchara la de las Aldabas, a cambio de gestiones que esperaba del marqués para el traslado de la Corte a Valladolid, en 1607-8,—restituyó en 12 de enero de 1622, a su uso común, el agua que, en épocas de lisonjas, había cedido a Don Rodrigo para su casa de las Aldabas. 

Sin embargo, el rey Felipe IV levantó la confiscación de algunos bienes, y entre otras cosas, se volvieron las casas de las Aldabas a la viuda Doña Inés de Vargas, haciéndose pública la concesión de S. M. en 20 de enero de 1625. 

Se vinculó la propiedad de aquéllas en el título de conde de la Oliva, vuelto a la familia, y siguió en él hasta que fue vendida la casa, por más de un concepto histórica, a mediados del siglo XIX, por el marqués de Siete Iglesias a Don Faustino Díaz de Barba, pasando y poseyéndola en la actualidad las nietas de este señor Doña Antonia y Doña Visitación Montes Díaz de Barba. 

Como ya dije, en mis tiempos de niño sirvió la sala principal de la casa de las Aldabas de salón de actos del Ateneo mercantil e industrial; luego se estableció en ella, utilizando dicha sala, un círculo carlista; hoy existe allí otro federal. 

Lo peor será que un día las exigencias modernas decreten su derribo, y entonces ¡adiós tradiciones e historia! Nadie se acordará de las aldabas características, de que allí nació Don Enrique IV, y que allí vivió el que, si tuvo orgullo, lo llevó hasta la horca, como expresa el dicho vulgar

Diego de Praves (Uclés, 1556 - 1620) fue un arquitecto español del Siglo de Oro, padre del también arquitecto Francisco de Praves.

 

Diego de Praves nace en Uclés, en la provincia de Cuenca, en 1556, fruto del matrimonio de Ana Sánchez y Juan de Praves. Originario de Praves, su padre fue maestro de cantería que durante la primera mitad del XVI se habría mudado a Uclés para desarrollar su labor, teniéndose conocimiento de que en 1529 se encontraba trabajando en las obras del monasterio de Uclés.

 

Con veintiséis años se traslada a Valladolid, donde hizo amistad con Juan de Nates, Juan de Mazarredonda y Pedro Mazuecos. Se casó y tuvo varios hijos, entre ellos Francisco, también arquitecto.

 

Muy joven, de De 1579 a 1582 estuvo al frente de las obras la iglesia de Santo Domingo de Silos en Alcázar del Rey, posiblemente junto a su padre, para posteriormente trasladarse a Valladolid, donde desarrolló la mayor parte de su vida y actividad profesional.


https://palomatorrijos.blogspot.com/2024/09/alcazar-del-rey-y-paredes-cuenca-10-de.html

Maestro Mayor de la Catedral siguiendo el proyecto de Juan de Herrera,

fue también arquitecto de las iglesias de San Agustín (1619), San Lorenzo, San Martín, La Vera Cruz, la del Carmen Descalzo actual Iglesia del Carmen de Extramuros;

de los conventos de Porta Coeli, Descalzas Reales y San Pablo,

Restauración del Convento de San Francisco;

del palacio de Fabio Nelli;

de las obras de traída de agua de Argales: Las Arcas Reales;

y de numerosas casas principales y palaciegas.

 

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