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martes, 11 de febrero de 2025

Blanca de Navarra



Blanca (1424-1464), heredera titular del trono navarro a la muerte de su hermano Carlos, principe de Viana. Su muerte hay que atribuirla a un proceso avanzado de tuberculosis, según reveló la autopsia

Reina de Castilla.

Hermana de padre de Fernando el Católico.

Blanca casa con su primo segundo Enrique IV, hermano de padre de Isabel la Católica.

Blanca y su medio hermano Fernando casan con primos segundos, Enrique IV y su medio hermana Isabel.

Los cuatro son biznietos paternos de Juan I de Castilla.

Fue reina consorte de Castilla y León al casarse en 1440 con Enrique IV, rey de Castilla y León; este matrimonio fue anulado en 1453.

En 1427 fue jurada por las Cortes de Navarra como heredera del reino en defecto de su hermano Carlos, y con once años prometida al príncipe Enrique de Castilla, futuro Enrique IV.

Segunda de los tres hijos de los reyes Juan II de Aragón y Blanca I de Navarra.

Muere el 2 de diciembre en Orthez, Francia.

 

Un fallecimiento que se produjo en unas circunstancias muy extrañas, y donde se especula que murió a causa de un veneno que le fue administrado por una dama a instancias de la condesa Leonor, hermana de Blanca, y de su marido Gastón IV de Foix.

 

El tiempo y las circunstancias de su vida, prisión y muerte acabaron por elaborar una leyenda trágica, llevada a la literatura romántica del siglo XIX por Francisco Navarro Villoslada.

Blanca regresa a Navarra repudiada y sin los bienes acordados en las capitulaciones de su matrimonio por haber sido este anulado, teniendo su padre Juan II que encargarse de sus necesidades, hecho que no le importaba mucho, pues el rey sentía una completa aversión tanto por ella como por su hermano mayor Carlos de Viana; su hermana menor Leonor, condesa de Foix, tampoco le tenía estima, y Juana Enríquez, su madrastra, cuya única preocupación era colocar a su hijo Fernando en el trono de Navarra, hizo lo posible por perderla.

Antes de morir su hermano el príncipe Carlos de Viana el 23 de septiembre de 1461, redactó su testamento en el cual instituyó a su hermana como heredera, ratificando las clausulas del testamento de su madre del 17 de febrero de 1439, en el cual se estipulaba que la corona debía pasar al mayor de los hijos vivos de la pareja.

Sin embargo, Blanca se encuentra prisionera de su padre en Olite, quien le propone casarla con Carlos, duque de Berry, el hermano menor de Luis XI de Francia. En realidad, esta propuesta de matrimonio es un engaño proyectado por Juan II, con el fin de sacar de Navarra a Blanca.

El rey Juan II, furioso por la rebeldía de su hija, reacciona airadamente y la entrega a su otra hija Leonor y a su marido, el conde Gastón IV de Foix. En el trayecto del viaje que la conduce a Béarn, señorío de sus peores enemigos, Blanca realiza una protesta escrita por el secuestro (Roncesvalles, 23 de abril de 1462), en la que afirmó que la llevaban en contra de su voluntad, pedía el perdón divino para su padre y, ante la posibilidad de que la obligasen a testar bajo los intereses de Juan II y los condes de Foix, pedía que cualquier testamento realizado en favor de su hermana Leonor como heredera (o su descendencia) fuese considerado inválido. Unos días después (30 de abril), en San Juan Pie de Puerto, y temiendo que los que pretenden sus derechos le quiten la vida, hace testamento designando como heredero a su ex marido y ahora rey Enrique IV de Castilla, lo que habría supuesto la unión de las coronas de Navarra y Castilla.

Una vez en Béarn, Blanca es encarcelada en la Torre Moncada, en Orthez, donde morirá el 2 de diciembre de 1464 bajo extrañas circunstancias. Algunos historiadores indican que fue asesinada por orden de su hermana, y otros, bajo la mano de su propio padre.

Fue sepultada en el panteón de la iglesia catedral de Lescar

En contra de lo dispuesto legítimamente por Blanca, Juan II siguió como rey en Navarra hasta su muerte (en 1479), y fue sucedido por Leonor.

El Reino de Navarra fue incorporado por Fernando el Católico en 1515 a la Corona de Castilla, que no al reino de Castilla, en las Cortes de Burgos, «guardando los fueros e costumbres del dicho regno».

 


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