jueves, 27 de enero de 2011

Callejeando por Cuenca.

Museo de Arte Abstracto Español. Casas Colgadas, Casa del Rey.

Museo Diocesano de Arte Sacro. Está situado en la s plantas bajas del Palacio Episcopal.

Museo de la Catedral.

Museo de Ciencias de Castilla-La Mancha. Abrió sus puertas a finales de los 90. En la Plaza de la Merced

Fundación Antonio Pérez. Importante centro cultural de la ciudad en la Ronda de Julián Romero. Edificio Carmelitas.

Museo de Cuenca y Museo Provincial. En la calle Obispo Valero, cerca del Palacio Arzobispal.

Iglesia de San Felipe Neri. Iglesia barroca de pequeñas proporciones, adosada al Convento de los Oblatos, también conocida como el Oratorio de San Felipe Neri. Data del siglo XVIII, y se construyó bajo la dirección de Martín de Aldehuela, siendo su mecenas y promotor el arcediano de Moya, don álvaro de Carvajal. Siempre destacó por la belleza de sus capillas interiores de estilo rococó. Quedó gravemente dañada durante la Guerra Civil, siendo destruída en gran medida su decoración interior, que incluían obras de Alonso Cano y Salzillo, pero ha sido restaurada en varias ocasiones. La última en 1989 fue realizada por la Escuela Taller de Cuenca. Plaza del Carmen.

Ermita de Nuestra Señora de las Angustias. Situada en un bello enclave sobre el río Júcar, se llega a la ermita a través de un bello paseo abierto entre rocas, que pasa también ante el atrio de los Descalzos. La iglesia original se construyó en finales del siglo XV, pero la que se puede visitar actualmente data del siglo XVII. Es una iglesia que cuenta con un gran número de devotos, de la que todavía destaca un tramo de escalera esculpido en la roca. Tres eran los requisitos que tenían que cumplir los antiguos cofrades de las Angustias: buena forma, buenas costumbres y limpieza de sangres, es decir que no descendieran de judíos o moriscos o de personas que hubieran sido juzgadas por la Inquisición. Calle Pilares.

Iglesia de San Pedro. Es con muchas probabilidades la primera iglesia que se construyó en la ciudad. El edificio original, muy probablemente de factura gótica,y construído sobre los restos de una mezquita, fue destruído en el siglo XV. Volvió a levantarse en el siglo XVII y restaurada en el siglo XVIII por Martín de Aldehuela. Por fuera presenta forma octogonal, cubiertsa por una bóveda semicircular, mientras que por dentro es circular. Una torre planta cuadrada con tres cuerpos se encuentra adosada al edificio. En su interior, en una de las capillas laterales, no hay que dejar de apreciar su techo de alfarjía. En las escaleras del templo está enterrada la beata del Vilar de águila, Maria Isabel Herraiz, que pretendió ser la amante de Jesucristo. Sus restos fueron depositados allí para que el pueblo, como castigo, pudiera pisarlos cada vez que accediera a la Iglesia. Plaza del Trabuco

Iglesia de San Martín. Se construyó sobre una mezquita y ha sufrido numerosas reformas. Su base es circular, con el exterior poligonal y portada barroca. Solamente quedan las ruinas de su ábside románico. Barrio de San Martín, junto a las Casas Colgadas.

Iglesia de El Salvador. Parroquia del siglo XVIII, de una sola nave, que en el siglo XIX se convirtió en una de las parroquias más importantes de la ciudad. Destaca su magnífico conjunto de retablos barrocos. En el exterior cuenta con una sencilla portada con una hornacina en la que se sitúa la imagen del Salvador y destaca también su peculiar torre de diversos estilos construída en el siglo XX, de gran altura y esbeltez que se distingue en la lejanía.

Convento de las Petras. Conocido también como el convento de San Pedro y San Lorenzo, se trata de un edificio del siglo XVI, con iglesia del XVIII, construida por Alejandro González Velázquez y reformada por Martín de la Aldehuela. En el templo, de planta elíptica, con una gran bóveda sin linterna, y con decoración de corte neoclásico, se pueden admirar unos magníficos frescos. A lo largo de su historia ha sido víctima de múltiples incidentes, tales como guerras e incendios, por lo que en la actualidad presenta un aspecto muy restaurado. Cuenta con una leyenda conocida como la leyenda del Cristo del Pasadizo. Julián un apuesto mozo de familia humilde y la noble y bella Inés, se juraron fidelidad. Fue la joven quien rompió la promesa uniéndose a otro muchacho. Los dos valientes se batieron en duelo por el amor de su amada y ambos murieron. La doncella sintiéndose culpable se recluyó en este convento para expiar sus pecados. Plaza Mayor, frente al Ayuntamiento.

Iglesia y Convento de la Merced. Construido en el siglo XVI fue en su origen convento de mercedarios. Posee dos portadas, ambas de estilo barroco. De las dos, la más pequeña, da acceso al convento de clausura de las Esclavas del Santísimo Sacramento. En esta fachada se puede contemplar un escudo de los Hurtado de Mendoza, una de las familias más importantes de la ciudad. Adosada a ésta, se encuentra la otra portada, la más espectacular que corresponde a la de la Iglesia. Distribuida en dos pisos, en ella vuelve a aparecer el escudo de esta familia, a la que perteneció el solar en el que anteriormente se levantaba un palacio gótico de su propiedad. Este convento fue el lugar en el que permaneció desterrado, durante tres años, fray Gabriel Téllez, conocido como Tirso de Molina. El escritor escribió aquí su obra "La Prudencia en la mujer". Plaza de la Merced.

Seminario Conciliar de San Julián. Edificio construido sobre los restos del Palacio del Marqués de Siruela, en 1975, bajo los auspicios del obispo José Flores Osorio. Destaca su gran portada barroca y el retablo gótico, obra del Maestro de Horcajo. Adyacente al Convento de la Merced

Convento de la Concepción Francisca. También se le conoce como el Convento de las Concepcionistas de la Puerta de Valencia, al estar construído junto a dicha puerta, de la que ya no queda nada . Edificado sobre una de las casas propiedad de los Templarios, su creación se remonta a 1504 y se debe a Álvaro Pérez de Sotomayor. Fue uno de los edificios más dañados durante la Guerra Civil. Su iglesia, adjudicada a Martín de Aldehuela, es de planta elíptica y conserva su portada timbrada con blasones, aunque ha tenido que ser restaurada.

Iglesia y Hospital de Santiago. Se accede hasta estos edificios renacentistas construidos sobre un cerro, aunque su factura original sería probablemente gótica, a través de una majestuosa escalinata. Cuenta la historia que fue Alfonso VIII, quien seguramente los creó después de la reconquista, con las donaciones realizadas por los Caballeros de Santiago, de ahí su nombre. En el siglo XVI se erigió un edificio de nueva planta que se fue reformando con añadiduras en el siglo XIX. El hospital que sigue en funcionamiento es un edificio que se distribuye en torno a un claustro interior. Aledaña al hospital se encuentra la iglesia barroca, de gran belleza, de una sola nave que se atribuye a Martín de Aldehuela, y que destaca por su gran espadaña de dos huecos. Calle Colón.

Iglesia de la Virgen de la Luz. También conocida como la Iglesia de San Antón, alberga la venerada imagen de Nuestra Señora de la Luz, patrona de la ciudad. Posee dos portadas, una de ellas plateresca. El interior se encuentra profusamente ornamentada con pinturas y estucos y una cúpula elíptica.

Ermita de la Epifanía. Fundada originariamente por Alfonso IX y posteriormente restaurada. Destaca su fachada renacentista. Calle San Pedro.

Convento de las Angélicas. Convento fundado a finales del siflo XVI, bajo los auspicios del comendador Constantino del Castillo. Calle San Pedro.

Convento de Carmelitas Descalzas. Convento en el que se instalaron las monjas procedentes del pueblo conquense de Huete, que hasta 1608 habitaron la Iglesia de San Martín. En la actualidad acoge la Fundación Antonio Pérez y en el edificio contiguo se encuentra la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), y el Vicerrectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha. Calle San Pablo.

Iglesia de San Miguel. Se sitúa al borde del precipicio, desde el que se tiene una de las mejores panorámicas de la hoz del Júcar. Se trata de una de las iglesias más antiguas y bonitas de la ciudad. Es de estilo gótico temprano, excepto su hermosa portada de corte renacentista. Cuenta además con un bello artesonado mudéjar. Alberga diversas obras de arte que fueron perdidas en la Guerra Civil. Actualmente hace las veces de Auditorio, para diversos actos culturales. Junto a la iglesia se encuentran los restos de los baños públicos, construidos en época árabe. Era el Fuero quien se encargaba de legislar el uso de estos baños que compartían árabes, judíos y cristinos, penando, por ejemplo, con cortar las orejas a quien robaba algo en los baños. Establecía también el Fuero los días en los que los baños estaban reservados para las mujeres. Si un hombre entraba esos días en los baños, moría despeñado. Final de la bajada de la calle de San Miguel

Convento de Franciscanos Descalzos. Antiguo convento fundado por Marcos Parada, señor de Huelves, que data del año 1578. Lo que más destaca de este convento es la cruz de piedra conocida como Cruz del Convertido, que ha originado una popular leyenda. Cuenta esa leyenda que Don Diego, un joven conquense noble, tuvo escarceos amorosos con una joven, Diana. La noche de Todos los Santos, tras haber hecho el amor con la joven, Don Diego se dio cuenta de que la doncella tenía el vestido levantado. La sorpresa fue mayúscula cuando al mirar bajo la falda no vio el blanco muslo de su amada, sino la peluda pata de un macho cabrio. Aterrorizado Don Diego se aferró a la Cruz de Piedra donde todavía se puede ver la marca de su mano. Tras la experiencia el noble se recluyó en este convento. Próximo a la Ermita de las Angustias.

Convento de San Pablo. Data del siglo XVI. Se construyó por iniciativa de Juan del Pozo y sus obras se iniciaron en 1523. Su portada, bellamente labrada, de estilo churrigueresco, fue realizada en el siglo XVIII. Cuenta con un hermoso patio. La Iglesia del convento es de planta de cruz latina con una bóveda gótica. A los pies de su altar mayor fue enterrado el canónigo fundador de la iglesia. Sobre su sepulcro se puede admirar un bajorrelieve en piedra blanca. El templo con portada churrigueresca, que marcó un hito en la Historia, es uno de los más queridos de Cuenca, hoy cerrado al culto, se celebran en él las Semana de la Música Religiosa. El convento en sí, acogió en un principio a los dominicos, posteriormente y hasta 1974 se utilizó como Seminario de los Padres Paulares. Desde 1993, fecha en la que sufrió un gran proceso de restauración, el edificio se transformó en el Parador Nacional de Turismo. Su estratégico enclave, es otro de sus atractivos, ya que se encuentra situado sobre la hoz del río Huécar y frente a las casas colgadas, a las que se accede desde un puente metálico. Parador Nacional de Turismo.

Ermita de la Luz. También conocida como la Ermita de San Antón, se llama así por albergar a la imagen de la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Luz, una Virgen negra. Se encuentra emplazada al otro lado del Júcar. De corte sobrio rozando lo austero, se la reconoce entre cualquier otro templo de la ciudad por su color rojizo. Cuenta con dos portadas, una plateresca, la otra con el escudo de la Orden de San Antón. Su interior es de estilo rococó, profusamente decorado. Se trata de una ermita con historia. Cuenta la leyenda que fue el lugar en el que durmió Alfonso VIII, la noche que comenzó la reconquista de la ciudad. Mientras dormía se le apareció la Virgen y le ordenó la edificación de la Ermita, que se realizó en el siglo XVI.

Iglesia de Santa Cruz. Construcción que se dio por finalizada en el siglo XVII, restaurándose un siglo después por Martín de la Aldehuela. La leyenda cuenta que en las ruinas de esta iglesia se escuchaba un atormentado mea culpa en Hebreo. Actualmente alberga a un centro cultural permanente de exposiciones de artesanos. Barrio de San Martín.

Iglesia de San Pantaleón. Fechada entre los siglos XIII y XIV, sería uno de los pocos símbolos de la Cuenca Medieval. Sólo quedan las ruinas de este edificio que fue una de las primeras parroquias de la ciudad. Se conserva un arco ojival de gran belleza a la entrada, así como una serie de símbolos que recuerdan el paso por estas tierras de los Caballeros Templarios. Calle de San Pedro.

Convento de las Celadoras del Sagrado Corazón. Antiguo palacio del que destacan su fachada y su escalera, convertido en convento. El edificio data del siglo XVII. Junto a la iglesia de San Pantaleón.

Iglesia de San Nicolás. Templo de factura extremadamente sencilla, de una sola nave y estilo renacentista. Situado junto a las casas que ocupara Esteban Jamete, actualmente restaurante San Nicolás.

Iglesia de San Juan. Se considera una de las primeras iglesias construídas en Cuenca de la que sólo quedan la torre de planta cuadrada y la puerta, como única pieza de su estructura defensiva primitiva, que rodeaba la ciudad. Se trata de la puerta por la que pasaron por primera vez las tropas de Alfonso VIII en la conquista de Cuenca. Frente al Palacio de Justicia.

Iglesia de San Andrés. Data del siglo XVI y tiene una planta trapezoidal cubierta por bóvedas de arista. Del exterior merece la pena contemplar su portada de estilo herreriano. Actualmente la Junta de Cofradías guarda en ella los pasos de Semana Santa. Detrás de la Iglesia de San Juan.

Oratorio de la Esperanza. Abierta al culto, se trata de una pequeña capilla, muy antigua, que cuenta con una sola nave. Durante la Edad Media gozó de importantes beneficios eclesiásticos.

Ermita del Cristo del Amparo. Se levanta en el lugar que estuviera ocupado en otros tiempos por una sinagoga judía. Construída en el siglo XVI, es de estilo barroco, y en un principio su función fue la de Hospital de Indigentes. Barrio de Tiradores.

Convento de las Monjas Benedictinas. Más conocido como Convento de las Monjas Benitas, data del año 1446. Pese a las múltiples reformas que ha sufrido sigue destacando su bóveda de crucería gótica, de gran belleza.

Iglesia de Santo Domingo. Este templo fue derruido casi por completo a comienzos del siglo XX. El único elemento que consiguió sobrevivir fue su Torre.

Ermita de San Isidro. Se trata de una pequeña ermita rural que tiene un cementerio a cada uno de sus dos lados. Es el lugar en el que se celebran las fiestas de San Isidro, de gran tradición popular, en las que se "rapta" la imagen del Santo, que posteriormente es devuelta. Extramuros de la ciudad, sobre la Hoz del río Júcar.

Convento del Carmen. Construido en el siglo XVII, se trata de un convento de grandes dimensiones que originariamente acogió a frailes de la orden de los carmelitas descalzos. De estilo barroco, fue restaurado para destinarse a colegio público. Plaza del Carmen.

Catedral

Iglesia y Monasterio de la Merced y Seminario Conciliar.

Hospital e Iglesia de Santiago. Edificios renacentistas construidos sobre un cerro y en los que destacan el claustro interior y la fuente.

Iglesia de San Antón. Alberga la venerada imagen de Nuestra Señora de la Luz, patrona de la ciudad. Posee dos portadas, una de ellas plateresca. El interior se encuentra profusamente ornamentado con pinturas y estucos y una cúpula elíptica.

Murallas. Situadas en la parte más alta de la ciudad, constituyen un excelente mirador sobre la intersección de las dos hoces que rodean la ciudad. Disponía de seis puertas y tres portillos de las que se conservan la Puerta de San Juan, aledaña a la Iglesia del mismo nombre y el Portillo de San Pablo.

Escalerillas del Gallo. Se cree que este era el lugar en el que se encontraba una de las nueve puertas que pertenecía a la estructura defensiva de la ciudad. Se encuentran junto al Posito o Almudí.

Castillo. Apenas sobreviven los restos casi imperceptibles de la que fuera una fortaleza de origen árabe, yq que fue dinamitado prácticamente por completo durante la época napoleónica. Se conserva el Arco del Bezudo, restaurado y una parte de un torreón. Calle del Trabuco

Casas Colgadas. Es uno de los emblemas de la ciudad. Una de las imágenes más reconocibles y un ejemplo de la arquitectura gótica conquense. Son de origen medieval, se cree que se construyeron en el siglo XVI y se sitúan al borde de una elevada pared vertical, sobre la hoz del Huécar, sobre la que vuelan las renovadas balconadas de madera. Las Casas Colgadas están formadas por dos edificios: la Casa del Rey, que cuenta con algunas pinturas murales y que ha sido reformada en este siglo, acogiendo en la actualidad el Museo de Arte Abstracto, y la Casa de la Sirena de tres plantas, que ha sido transformada en un mesón. Esta última cuenta con una leyenda muy trágica. Se cree que esta casa fue el refugio de la amante a la que despreció, por ser una plebeya, don Enrique de Trastamara, y fue también el lugar en el que la doncella crió al hijo que habían tenido. Don Enrique, que era muy supersticioso, haciendo caso de malos augurios, hizo desaparecer, no se sabe cómo, al niño. La mujer se volvió loca y se lanzó al vacío. Sus gritos, parecidos a los de una sirena, de ahí el nombre de la casa, se estuvieron escuchando durante mucho tiempo. Entre las casas colgadas y el Puente de San Pablo se puede contemplar una escultura obra de Luis Marco Pérez. A través de la calle del Obispo Valero, junto al Palacio Episcopal.

Ayuntamiento. Data del siglo XVIII. Sus obras comenzaron, según consta en su fachada, en 1762 y fue restaurado en los siglos XIX y XX. Es un hermoso edificio de estilo barroco con tres arcos que sujetan unas bóvedas de crucería que sirven de paso entre las calles, y por la que se accede a la plaza, que acoge la casa consistorial de la ciudad. La fachada se encuentra rematada por un frontón curvo con un escudo y, en lo más alto, un mono coronado de cantería, obra realizada en el siglo XX por el artista local Francisco Sanz Lobo. Sufrió una gran restauración en el siglo XIX y otra en el XX. Plaza Mayor.

Palacio Episcopal. Edificio que se construyó entre los siglos XIII y XVI (aunque la portada es posterior, concretamente del XVIII). Conserva una severa estructura de corte neoclásico, timbrándose su fachada con escudos pertenecientes al obispo Flores Osorio y al obispo Diego Ramírez de Villaescuesa. Por uno de sus laterales se accede al Museo Diocesano y cruzando la puerta de su fachada principal al Archivo Diocesano. Destaca su claustro, con un hermoso patio. Adosado a la fachada sur de la Catedral.

Casa del Curato. Edificio medieval del siglo XIII, situado frente a las Casas Colgadas, muy cerca de la Catedral, que acoge en la actualidad el Museo Provincial. Conserva algunos elementos góticos. Calle Obispo Valero.

Colegio de los Jesuitas. Edificio que data del siglo XVII en el que destaca su portada, de una gran sobriedad, timbrada con el escudo imperial. Calle San Pedro.

Casa del Canónigo Juan del Pozo. Destaca su portada adintelada de sillería. Este es el elemento más importante de la casa que sirvió de morada al Canónigo Juan del Pozo, fundador y mecenas del Convento de San Pablo y del puente del mismo nombre. Calle San Pedro.

Palacio de la Diputación. Se trata de un edificio de gran sobriedad rodeado de amplios y cuidados jardines, erigido siguiendo el estilo del neoclasicismo del XIX. Construído en sillería, su portada presenta tres arcos de medio punto. Calle de San Francisco.

Casa de las Rejas. Pósito o Almudí. Construido para Posito Real, fue una excelente muestra de la arquitectura civil barroca que caracterizó a Cuenca. Hace esquina con una de las caras del Convento de las Monjas Benitas y data del siglo XVI. Su planta rectangular se distribuye en dos alturas y reúne los principales elementos de este tipo de arquitectura tales como su portada clásica, su rejería y sus escudos. Fue restaurado en el siglo XVIII. A lo largo de su historia ha desempeñado muchas funciones. Ha sido museo, gimnasio y conservatorio. En la actualidad es utilizado por el Ayuntamiento como sala de exposiciones.

Torre Mangana. Situada en el solar que ocupaba el antiguo alcázar árabe, del que todavía se conservan algunos restos. En sus alrededores se ubicó también una sinagoga. Fue restaurada a principios del siglo XX, siguiendo un estilo neomudéjar, y en la actualidad es el reloj que marca las horas de los conquenses. Se cree que su nombre significa torre del Reloj o máquina, en referencia a que sobre ella se hubiera situado un reloj de sol, o quizá a que estuviera colocada, por encima de sus almenas una máquina lanzapiedras para defender la ciudad, pero solo son creencias.

Archivo Provincial. Ubicado en los alrededores de la muralla, en un antiguo edificio medieval que fue sede del Tribunal de la Santa Inquisición, para pasar a convertirse con el tiempo, en cárcel provincial. Fechado en el siglo XVII, estuvo englobado en el conjunto del castillo, en un primer momento. Hay quienes en la noche de Todos los Santos oyen todavía ruidos de cadenas de quienes estuvieron presos allí y fueron ejecutados, así como lo fueron los jefes del movimiento comunero por orden de Inés Barrientos. Actualmente alberga el Archivo Provincial. Próximo al Arco de Bezudo

Rascacielos. Estas construcciones forman parte de la identidad de la ciudad. Son construcciones medievales de planta estrecha y gran altura que poseen distintos elementos arquitectónicos que las dotan de una marcada personalidad, como sus balconadas de madera o sus vanos de distintos tamaños ordenados caprichosamente. Se trata de dos conjuntos de edificios situados al borde de las hoces formadas por dos ríos: el Júcar y el Huécar. El desnivel en el que se sitúan los edificios es muy grande, contándose hasta diez plantas desde el lado que se asoma al río. En este caso los portales cuentan con dos escaleras, una superior y otra inferior. Estos edificios se comenzaron a edificar en los siglos XIV y XV, cuando los habitantes de Cuenca se encontraron con que tenían un problema con el espacio urbano que cada se había reducido más. Estos rascacielos fueron su ingeniosa solución. Se accede a ellos por la calle de Alfonso VIII, donde solo tienen cuatro alturas. Antiguamente existían muchos más pero sus dueños las fueron abandonando y se fueron desmoronando.

Plaza Mayor. Se trata de una plaza de corte trapezoide de forma irregular que constituye el auténtico casco viejo de Cuenca. Es el alma de la ciudad. En ella se celebran las principales fiestas conquenses tales como las procesiones de Semana Santa que deben llegar hasta aquí o las vaquillas de los encierros de las Fiestas de San Mateo. En esta plaza se encuentran algunos de los edificios más importantes de la ciudad como el Ayuntamiento o el Convento de las Petras.

Posada de San José. Es uno de los edificios más emblemáticos de la calle Julián Romero. Antiguo Colegio de los Infantes de Coro de la Catedral, vivieron en él Juan Bautista del Mazo y su mujer, hija del pintor Velázquez, que venía a visitarlos con regularidad. Se cree que Velázquez pudo realizar uno de sus primeros bocetos de Las Meninas en alguna de las salas de esta casa. Actualmente se ha acondicionado como hotel. Calle Julián Romero.

Casa de los Mendoza. Recia casona de data de los siglos XIV y XV. Calle Alfonso VIII.

Casa del Corregidor. Se la conoce también como la Cárcel Vieja. Es un bello edificio palaciego, pesé a su apariencia abandonada, de planta rectangular y fábrica de sillería, que data del siglo XVIII. Calle Alfonso VIII.

Casa de los Clemente de Aróstegui. Es una de los más bellos ejemplos de arquitectura civil con los que cuenta la ciudad de Cuenca. Se trata de una gran casa-palacio de planta irregular, balcones y un conjunto espléendido de rejas, que data del siglo XVII. Campean su fachada dos escudos nobiliarios. Calle Alfonso VIII.

Casa de los Albornoz o Cuarterón. Fue el lugar en el que nació en 1300 el obispo Gil Carrillo de Albornoz, quien primero se convirtió en Arzobispo de Toledo y posteriormente el Papa Clemente VI le nombró Cardenal. Gobernó los Estados Pontificios y fue además quién fundo el Colegio de San Clemente de Bolonia.

Audiencia Vieja. Se trata de una casona del siglo XIX que fue totalmente restaurada y que en la actualidad acoge el Conservatorio de Música, que a su vez alberga el gabinete de música electroacústica. Calle Palafox.

Escuelas Lucas Aguirre.

Auditorio. Se construyó en la piedra caliza del cerro del Socorro, en la hoz del Huécar, siguiendo el proyecto de García de Paredes. Cerro del Socorro, hoz del Huecar.

Las Quinientas. Destacan por formar un racimo de viviendas de dos plantas, muy visitadas por los turistas.

Palacio de don Luis Carrillo.

Jardín de los Poetas. Se ha instalado este parque en el claustro del la antigua Iglesia de San Gil, de la que solo queda en pie, su torre y la portada de acceso. Recibe su nombre a instancias del poeta conquense Federico Muelas. En este parque, sobre los cimientos del mencionado claustro se han celebrado distintos recitales de poesía. Barrio de San Gil.

Parque de San Julián. Se trata de un agradable parque situado en pleno casco urbano, en el que se celebran distintas ferias como la Feria del Libro, durante la primera semana de agosto. En él se pueden apreciar distintas esculturas del artista conquense Marco Pérez. Destaca su templete de forma octogonal, su quiosco para conciertos, situado en el centro del parque y que cuenta con una decoración de azulejos de estilo modernista. Calle de Carretería.

Recreo Peral. Junto al río Júcar.

Parque Fluvial del Júcar. Se trata de un parque construido por la Confederación Hidrográfica que logró acondicionar 1.200 metros de las riberas del Júcar a su paso por la ciudad. Se pueden encontrar pasarelas, muelles de pesca, embarcaderos, zonas infantiles y zonas de barbacoa. Se ha plantado allí una vegetación única. El parque fue inaugurado en 1994, concretamente el día de San Antón. Si se quiere realizar una merienda al aire libre, dar un paseo o disfrutar de las posibilidades que ofrece para los deportes, este lugar es el idóneo. Entre esos deportes destaca el piragüismo, que se puede realizar en su canal de aguas bravas, el único construido en España después del que se realizó para las Olimpiadas de Barcelona.

Hoz del Huécar. Recorrido de gran belleza, de un total de 10 kilómetros, que se puede iniciar en la parte alta de la ciudad, junto al castillo y finalizar en la puerta de Valencia. En esta ruta se llega hasta el caserío de los Molinos de Papel, donde antiguamente se fabricaba pasta de papel. Muy cerca de éste se encuentra Palomera, una preciosa villa en la que destaca una plaza con posada del siglo XV y una iglesia parroquial.

Cerro del Socorro. En lo más alto de este cerro, desde donde se tiene una de las mejores panorámicas de la ciudad, se encuentra el momumento al Sagrado Corazón de Jesús. Carretera forestal de la Hoz del Huécar.

Cerrillo de Santiago. Se trata de un mirador enclavado en la ciudad antigua.

Hoz del Júcar. El recorrido por esta hoz comprende 20 kilómetros de extensión. Realizando esta ruta, que se recomienda iniciar en el barrio del castillo, se puede visitar el Recreo Peral, la Playa Municipal y la ermita de San Julián.

Santuario de San Julián el Tranquilo. Más que el santuario, merece la pena visitar la cueva, aledaña al templo, a la que el santo acudía a poner en remojo el mimbre. Trabajaba haciendo cestos que luego vendía y con el dinero que obtenía socorría a los pobres.

Puente de San Pablo. Está hecho de hierro fundido y mide 144 pies castellanos que equivalen a unos 60 metros. Comunica el convento de San Pablo con el casco urbano, salvando la hoz del río Huécar. Ubicado a una impresionante altura, sustituye al primitivo puente de sillería, que constaba de cinco arcos, erigido en el siglo XVI por el canónigo Juan del Pozo.

Puente de los descalzos. Se trata del puente que da acceso a la ermita de las Angustias y al salón acuático Recreo Peral. Desde este puente se ofrecen unas magníficas perspectivas de la ciudad.

Puente de la Trinidad. Puente de dos ojos que se sustenta sobre los restos de la antigua muralla, cruzando la hoz del río Huécar.

Puente de San Antón. Construido en el siglo XVIII, muy probablemente sobre la antigua estructura de un puente medieval anterior a la conquista de Cuenca. Está formado por dos arcos de medio punto, y constituye el lugar donde comienza la hoz del río Júcar.

Puente Colgante. Está hecho de hierro fundido y cruza la hoz del Huécar

Valdecabras. Se trata de un poblado cercano a Cuenca en el que destaca la Iglesia de la Presentación. Un templo del siglo XVI, de una gran sobriedad y belleza, que se conoce, incluso internacionalmente por su Retablo Mayor. Una obra cumbre del renacimiento conquense cuyas pinturas, 17 tablas en las que se narra escenas de la Virgen, fueron realizadas por Gonzalo y Pedro de Castro.

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