En la planta baja se sitúan:
- Apeadero (acceso al edificio), sala rectangular, paralela a la fachada a la plaza de San Francisco, con elementos híbridos entre el gótico y el renacentista plateresco
- Antecabildo con la escalera, que se divide en dos tramos diferenciados, uno con bóveda casi plana y otro cubierto por cúpula, ambos ejecutados por Juan Sánchez.
- Cabildo bajo o Sala Capitular, con una magnífica bóveda, con casetones en los que se encuentran esculpildas imágenes de reyes. La sala se encuentra cubierta rodeada por una doble fila de bancos, los muros presentan un friso con medallones y grutescos.
- Sala del Juzgado, junto al Arquillo y sin comunicación con las anteriores
La escalera desemboca en el vestíbulo de la planta alta, en la que se encuentran:
- Biblioteca, desde la que se accede a la Sala Capitular alta
- Sala Capitular Alta, cubierta de artesonados de madera. Actualmente se exponen en este recinto algunas de las pinturas municipales más importantes, como son la Inmaculada y el retrato de Fray Pedro de Oña, de Zurbarán, la procesión de santa Clara y la derrota de los sarracenos de Valdés Leal
- Salón Colón, también denominado salón de los borbones, en el que se encuentran una serie de retratos reales.
- Sala del Archivo.
Su construcción supuso la independencia del poder civil frente al religioso, rompiendo una tradición por la que hasta entonces los cabildos eclesiástico y municipal habían compartido sede. Importante muestra de la arquitectura plateresca, se construye de 1526 a 1561 según trazas de Diego de Riaño, a quien se le encargó que la labrara en piedra y con fachada a la Plaza Mayor, ante el convento de San Francisco.
En su exterior representaciones de personajes ligados a la ciudad, como el mítico Hércules, Julio César que dió el primer Cabildo, y el Emperador Carlos que hizo de Sevilla la capital de su imperio.
En 1526, a raíz de la boda, celebrada en Sevilla, del emperador Carlos V con su prima Isabel de Portugal, se siente la necesidad de construir un edificio para el Ayuntamiento que fuera representativo del poder y la importancia de la ciudad en la época.
Hasta entonces el Concejo o Cabildo de Sevilla había tenido su sede en unas casas del Corral de los Olmos, lugar que hoy es ocupado por la Plaza de la Virgen de los Reyes, a la espalda de la catedral. Para el nuevo edificio se escoge la Plaza de San Francisco, que era un lugar céntrico y comercial, delante del convento que le daba nombre y enfrente de la Audiencia.
Las obras comienzan bajo la dirección del arquitecto Diego de Riaño, al que hay que considerar autor de las trazas y que dirigió las obras entre 1527 y su fallecimiento en 1534. Se le encargó que labrara una construcción de piedra, duradera y con fachadas a la Plaza Mayor ante el convento de San Francisco. De este modo, este maestro ejecutó el sector meridional del Ayuntamiento, que hace frente actualmente a la plaza de San Francisco, el arquillo de comunicación con el monasterio franciscano y dos plantas recubiertas de relieves platerescos con representaciones de personajes históricos y míticos, heráldicas y emblemas alusivos a los fundadores de la ciudad.
En el siglo XIX, tras el derribo del convento de San Francisco, se emprende una reforma del edificio, ejecutada por Demetrio de los Ríos y Balbino Marrón, quienes trazaron una nueva fachada principal, orientada a la Plaza Nueva, de corte neoclásico. A su vez, reorganizaron el interior alrededor de dos patios y una gran escalera.
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