Opera.
La tradicional cultura de los cafés de Viena, a los que acudía y acude
la intelectualidad austriaca e internacional, personalidades de la
música y la política, y últimamente también del celuloide, han sido
incluidos "como práctica social" la semana pasada en la Lista Nacional
del Patrimonio Cultural Intangible de la Organización de la ONU para la
Educación, la Ciencia y la Cultura.
Pese a que los primeros cafés se abrieron en el Imperio Otomano, fue en
la Viena de finales del XIX cuando vivieron su época dorada. Muchos
intelectuales vivían prácticamente en esos locales: entraban ya por la
mañana llevando del brazo el atuendo que se iban a poner para la noche y
se cambiaban en un reservado cuando llegaba la hora de salir del local.
El café Landtmann está estrechamente ligado al padre del psicoanálisis,
el austriaco Sigmund Freud, del que era cliente habitual. Nada extraño
si se tiene en cuenta que no está lejos de la que era su vivienda y su
consulta en la Bergasse.
Café Sacher.
Situado detrás de la Ópera del Estado de Viena, es el lugar
donde degustar la original tarta Sacher (Sacher-Torte) favorita de la Emperatriz SiSSi.
Dicha tarta, cuya receta se mantiene en secreto, fue creada
en 1832 por el joven aprendiz de cocina Franz Sacher para agasajar a los
invitados del Príncipe de Metternich y desde entonces es conocida internacionalmente.
Noria del Prater.
El Wiener Prater, conocido simplemente como Prater, es un gran parque público en Leopoldstadt, el segundo distrito de la ciudad de Viena. El nombre de Prater deriva en último lugar de la palabra en latín pratum que significa prado. El término Prater es usado a menudo para referirse al parque de atracciones Wurstelprater situado en la esquina del parque y que incluye al Wiener Riesenrad.
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Galeria Albertina.
La Galería Albertina de Dibujos está ubicada en un edificio neoclásico
del período denominado Biedermeier, entre 1811 y 1848. Fue un momento
de esplendor de la clase media y de florecimiento de las artes. La
Albertina contiene la mayor colección de obra gráfica del mundo, con
representación de la obra de Durero, Rafael, Miguel Ángel, Schiele y otros muchos.
El edificio era el antiguo Palais Taroucca, que fue reformado a
principios del siglo XIX, entre 1801 y 1804 por el arquitecto belga
Louis de Montoyer. En la reforma se incluyeron salas de un monasterio
agustino adyacente. La sala principal está decorada por el austríaco
Joseph Koornhäusel. La colección de la Albertina se formó a partir del
traspaso de dos importantes colecciones: la que estaba en el
Goethemuseum, proveniente a su vez de la colección particular del duque
Albert de Saxe Teschen. De ahí proviene la denominación de la galería,
Albertina, en honor del duque Albert. La segunda colección que se
transfirió a la Albertina fue la de dibujos y grabados de la
Hofbibliothek.
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