lunes, 11 de enero de 2021

Libros Verdes

 Libros verdes fue como se denominó a las obras genealógicas que sacaban a relucir las manchas de un linaje o una casa nobiliaria. Sobre todo surgieron en el siglo XVII motivadas por el rencor de sus autoras o por mera curiosidad. Resultaron ofensivos en cuanto se ponía en entredicho la limpieza de sangre de un cristiano viejo o de su familia al hacerla descender de judío o moro converso, poner de relieve amancebamientos con mujeres de mal vivir, matrimonios desiguales y bastardías originadas por nobles o eclesiásticos.

 Surgieron en sentido contrario a la dirección recorrida por la genealogía que, desde antes del siglo XVI hasta el XVII, además de ser abundante y adulatoria, adolecía de una fabulación tan exagerada, fruto de amasamientos y desfiguraciones de obras originales, con el deseo de remontar una estirpe a orígenes lejanos, acreditar servicios extraordinarios, probar descendencia de godos, o remontarse a Adán y Eva.

 El libro verde más famoso y divulgado fue el Memorial de 1560 (Burgos) dirigido al rey Felipe II por el cardenal Francisco de Mendoza y Bobadilla (1508-1566) que fue publicado en el siglo XIX con el nombre de El Tizón de la Nobleza Española o máculas y sambenitos de sus linajes, contando con la descalificación de reputados genealogistas.

 En 1560, hubo de hacerse merced de un hábito de orden militar a un sobrino del cardenal Mendoza, titulado segundo conde de Chinchón, y el tribunal de las órdenes, donde estaba “l’élite” de la nobleza, se opuso, aunque indirectamente a la provisión, obligando al agraciado á hacer expediente ó probanza de limpieza de sangre, que no sabemos qué sombra ó mancha de su linaje. El mortificado sobrino comunicó á su tío el cardenal el agravio hecho en él a toda la familia, y entonces el prelado recurrió al rey ajustándoles las cuentas á todos los nobles de España para nivelar, por decirlo así, el cargo con data.

 Pedro Fernández de Cabrera y Bobadilla, II conde de Chinchón (Chinchón, Madrid, p. s. XVI - Valsaín, Segovia, 19 de agosto de 1575), noble y hombre de Estado español. ​

 Era hijo de Fernando de Cabrera y Bobadilla, I conde de Chinchón, y de Teresa de la Cueva y Álvarez de Toledo, hija del duque de Alburquerque. Contrajo matrimonio con la hija del conde de Melito, Mencía de Mendoza y de la Cerda, y tuvo ocho hijos: cuatro varones y cuatro mujeres.

 Francisco de Cabrera y Bobadilla es hermano del primer conde de Chinchón

Francisco de Mendoza y Bobadilla (Cuenca, 1508 - Arcos de la Llana, 18 de noviembre de 1566) fue un eclesiástico, teólogo y humanista español, obispo de Coria y de Burgos y cardenal.

 Fue el segundo de los siete hijos del marqués de Cañete Diego Hurtado de Mendoza, montero mayor de Castilla que después sería virrey de Galicia y de Navarra, y de su esposa Isabel de Cabrera y Bobadilla, hija de los marqueses de Moya Andrés Cabrera y Beatriz de Bobadilla. Su hermano mayor Andrés llegaría a ser virrey de Perú.

 Estudió latín, griego y hebreo en la Universidad de Alcalá de Henares, doctorándose en derecho civil y canónico en la de Salamanca; no está claro si al mismo tiempo regentaba la cátedra de griego en esta universidad3​ o era maestrescuela en la catedral. Posteriormente ejerció como profesor en la universidad de Évora y en la de Coímbra, de la que también fue rector.

 Por influencia del arzobispo de Toledo Juan Pardo de Tavera sentó plaza como arcediano de esta diócesis, de la que renunció en favor de su hermano Fernando; en 1533 fue señalado por Carlos I para ocupar el obispado de Coria, en cuya dignidad formó parte del cortejo fúnebre que llevó los restos de la emperatriz Isabel de Portugal hasta su entierro en Granada.

 En 1544 fue creado cardenal por Paulo III con el título de Santa María de Aracoeli, que después cambiaría por el de San Juan ante porta latinam, y tras la supresión de éste, por el de San Eusebio.5​ En su condición cardenalicia participó en los cónclaves en los que fueron elegidos papas Julio III y Paulo IV y desempeñó el cargo de Camarlengo del Colegio Cardenalicio entre 1552-53.6​

 En 1550 fue promovido a la diócesis de Burgos, residiendo durante gran parte de su episcopado entre Roma y la corte de Madrid; durante su gestión al frente de la diócesis se distinguió por su apoyo a la Compañía de Jesús y por la fundación de un seminario, el primero erigido según las disposiciones del Concilio de Trento, que sería el antecesor de la actual Facultad de Teología del Norte de España.

 En 1554 fue nombrado gobernador de Siena, cargo en el que se mantuvo durante un breve periodo hasta la entrega de la ciudad al duque de Florencia Cosme I de Médici; en 1559, ya bajo el reinado de Felipe II, viajó a Francia junto con el duque del Infantado Íñigo López de Mendoza y un séquito de más de 1500 personas para recoger a la princesa Isabel de Valois y traerla a España para su boda con el rey.4​7​

 En 1561 se abrió un proceso inquisitorial contra él, tras la denuncia del abad del monasterio de San Juan de Burgos por un sermón del cardenal en el que defendía la unión natural del comulgante con Cristo. El proceso se dilató y nunca llegó a resolverse.8​Promovido al arzobispado de Valencia, murió en Arcos de la Llana el 18 de noviembre de 1566, antes de tomar posesión.9​ Fue sepultado en el panteón familiar de la catedral de Cuenca.

 El Libro Verde es un manuscrito de 1507, muy difundido en los siglos XVI y principios del XVII, en el que aparecen las genealogías de familias aragonesas con sus antecedentes conversos. Hay autores que consideran que ese no fue su título, pero al final se le conoció como tal por las velas de color verde que llevaban los condenados en los autos de fe.

 https://www.sfarad.es/el-libro-verde-de-aragon/

 Así, el judío Azarías Chinillo, convertido en época de San Vicente Ferrer, tomó el nombre de Luis de Santángel. El sobrino de éste, Pedro, fue obispo de Mallorca, su hijo Martín magistrado en Zaragoza, y su nieto Luis de Santángel, secretario del rey Católico.

 Judah ibn Leví, por sobrenombre de la Caballería, fue baile de Jaime I y a fines del siglo XIV fueron bautizados muchos de sus descendientes, siendo uno de los raros linajes de judíos que no cambió de nombre con la conversión. Pedro de la Caballería fue interventor general de la Corte, y sus hijos alcanzaron grandes puestos: Alonso, vicecanciller de Aragón; Luis, consejero de Juan II; Jaime, de Fernando el Católico, y un nieto, Luis de la Caballería, fue primer tesorero del reino de Navarra. Los Caballería amasaron grandes fortunas arrendando las contribuciones públicas y alcanzaron elevada posición en el estado por razón de su riqueza.

 Estudio del profesor Cantera Burgos sobre los Dávila.

 Procedente al parecer de Avila, aparece en Segovia en los años finales del siglo XIV un judío llamado Isaac Abenazar. Trabajaba en la recaudación de alcabalas y parece que se  convirtió al cristianismo cuando las predicaciones de San Vicente Ferrer en la ciudad, el año 1411. Tomó el nombre al bautizarse de Diego Bolante o Diego Volador, que en ello no concuerdan los testigos, y más tarde fue conocido con el de Diego Arias, haciéndose inmensamente rico bajo la protección del rey Enrique IV, amparador decidido de innumerables personajes de baja extracción que alcanzaron fortuna bajo su reinado. Según muchos testigos -tanto judíos como cristianos- era hombre tenazmente aferrado a los ritos, rezos y comidas judaicas, entusiasta conocedor de los libros hebreos, practicante clandestino de su ley y persona de muy mala reputación. Estaba casado con Elvira González, que era hija de Ruy Díaz y de Catalina González, tendera en la plaza de San Miguel, dedicada a la venta de especias. Su nombre de judía había sido Urosol y también se había tornado cristiana con lo de San Vicente. Sin embargo, dicen los testigos, seguía dando aceite para la sinagoga, ayunaba el ayuno mayor y jamás se supo que consumiera carne de cerdo en su casa.

 Hermanas de Elvira, eran Leonor, que era madre del canónigo Juan de Buitrago, acusado de converso por algún testigo; Leticia, mujer de Maese Isaac sastre de Segovia, de quien fueron hijos el rabí Moisés, llamado como converso maese Jerónimo de Paz; David Zalema, que fue platero y doña Cibuena, mujer de Samuel de Vidas.

 La hermana pequeña de Elvira González, llamada como su madre Urosol, casó con Frayme de Vidas y tuvieron a Yusé de Vidas, vecino de Gormaz y Atienza; a doña Luna, que casó con Moisés de Zaragoza; a Jamila, mujer de rabí Salomón Galhón el físico, y a Vellida, mujer a su vez de rabí Zahozé, que era letrado en Alcalá. Había además dos hermanos, rabí Habibe de Vidas, vecino de Turégano y arrendador, y rabí Samuel de Vidas, asimismo recaudador en Segovia. Sobre doña Elvira González dicen los testigos que daba aceite por arrobas a las sinagogas de Toledo y Segovia, dio varios enriques de oro para la sinagoga del Campo, guardaba los ayunos judíos, comía carne de la carnicería judía, asistía a bodas hebreas y tenía cuatro o cinco libros en hebraico. A1 toque nocturno rezaba la orazema o el triasama y, debido a sus muchos caudales y para poder actuar a gusto, había obtenido licencia para oír misa en casa, en oratorio privado, pero que no se usaba nunca. Su entierro fue cristiano, pero alguno de los testigos refiere, sin que se haya probado, que su féretro iba lleno de arena y ella reposa en realidad con los de su raza.

 Del matrimonio de Elvira González con Diego Arias  nacieron tres hijos: Isabel, mujer del judaizante Gómez González de la Hoz; Pedro y Juan que, educado en el famoso colegio de San Bartolomé de Salamanca, logró por las influencias y dineros de su padre la mitra de Segovia, en donde fue entronizado solemnemente en 1461. 1 año siguiente, en 1462, su padre el citado Diego Arias fundaba el mayorazgo de Puñoenrostro con sus propiedades en más de cien lugares, nombrando heredero a su hijo mayor Pedro y, poco después, fundaba también -lo que nos hace ver el grado de su fortuna- el hospital de San Antonio de Segovia para albergue de peregrinos, dotación de huérfanos, pan a pobres y dos capellanías. Era además del Consejo Real, secretario y escribano mayor de sus privilegios, regidor de Toledo, Segovia y Madrid y contador mayor del Rey.

 Todo ello, sin embargo, no hizo olvidar nunca sus orígenes hebreos. El hijo mayor de este individuo, el citado Pedro Arias, sucedió a su padre en el mayorazgo de Puñoenrostro y fue personaje, al decir de los testigos, irreprochable cristiano. Casó con María de Cota, hija a su vez del tesorero converso Alonso de Cota y nieta del mercader judío Rodrigo de Cota, natural de Toledo. Se enfrentó con Enrique IV y tomó partido por Isabel la Católica, abriéndole las puertas de Segovia en 1474. Luego, tras haber contribuido a la toma de Madrid, caía muerto en el asalto de su alcázar.

 La hija mayor, doña Catalina, casó con Pedro Gómez de Ciudad Real, vecino de Guadalajara, de estirpe dudosa, aunque probablemente conversa; 

http://palomatorrijos.blogspot.com/2014/11/torrejon-de-velasco-madrid-senorio-de.html

la segunda fue monja franciscana en Segovia. Los hijos varones fueron seis: el mayor, don Diego, fue tercer señor de Puñoenrostro y murió mozo en 1482; el segundo, don Juan, cuarto señor, fue elevado a la dignidad de conde por el emperador Carlos V en 1523 y casó con una hija bastarda del duque del Infantado. El tercero, Pedrarias Dávila, fue el famoso gobernador de Castilla del Oro, matador de Vasco Núñez de Balboa y tristemente célebre, por sus crueldades en Nicaragua. Los otros hijos fueron Alonso Arias, arcediano de Sepúlveda; Francisco, que fue mentecapto, es decir, loco y, el menor, Hernandarias, murió en Barcelona, casado con doña Catalina de Orozco. El primogénito casa con una hija del duque del Infantado, aunque legítima, Sus descendientes, los restantes condes de Puñoenrostro, se enlazarán en generaciones sucesivas con el resto de la alta nobleza castellana. Felipe V, en 1726, elevará a la grandeza de España al séptimo conde de Puñoenrostro, don Gonzalo José Arias Dávila, marqués de Casasola, capitán general de Orán y de la Costa del Reino de Granada. Pero ya la memoria del antiguo judaísmo familiar estaba absolutamente borrada.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario