Libros verdes fue como se denominó a las obras genealógicas que
sacaban a relucir las manchas de un linaje o una casa nobiliaria. Sobre todo
surgieron en el siglo XVII motivadas por el rencor de sus autoras o por mera
curiosidad. Resultaron ofensivos en cuanto se ponía en entredicho la limpieza
de sangre de un cristiano viejo o de su familia al hacerla descender de judío o
moro converso, poner de relieve amancebamientos con mujeres de mal vivir,
matrimonios desiguales y bastardías originadas por nobles o eclesiásticos.
Surgieron en sentido contrario a la dirección recorrida por la genealogía
que, desde antes del siglo XVI hasta el XVII, además de ser abundante y
adulatoria, adolecía de una fabulación tan exagerada, fruto de amasamientos y
desfiguraciones de obras originales, con el deseo de remontar una estirpe a
orígenes lejanos, acreditar servicios extraordinarios, probar descendencia de
godos, o remontarse a Adán y Eva.
El libro verde más famoso y divulgado fue el Memorial de 1560 (Burgos)
dirigido al rey Felipe II por el cardenal Francisco de Mendoza y Bobadilla
(1508-1566) que fue publicado en el siglo XIX con el nombre de El Tizón de la
Nobleza Española o máculas y sambenitos de sus linajes, contando con la
descalificación de reputados genealogistas.
En 1560, hubo de
hacerse merced de un hábito de orden militar a un sobrino del cardenal Mendoza,
titulado segundo conde de Chinchón, y el tribunal de las órdenes, donde estaba
“l’élite” de la nobleza, se opuso, aunque indirectamente a la provisión, obligando
al agraciado á hacer expediente ó probanza de limpieza de sangre, que no
sabemos qué sombra ó mancha de su linaje. El mortificado sobrino comunicó á su
tío el cardenal el agravio hecho en él a toda la familia, y entonces el prelado
recurrió al rey ajustándoles las cuentas á todos los nobles de España para
nivelar, por decirlo así, el cargo con data.
Pedro Fernández de Cabrera y Bobadilla, II conde de Chinchón (Chinchón,
Madrid, p. s. XVI - Valsaín, Segovia, 19 de agosto de 1575), noble y hombre de Estado
español.
Era hijo de Fernando de Cabrera y Bobadilla, I conde de Chinchón, y de
Teresa de la Cueva y Álvarez de Toledo, hija del duque de Alburquerque.
Contrajo matrimonio con la hija del conde de Melito, Mencía de Mendoza y de la
Cerda, y tuvo ocho hijos: cuatro varones y cuatro mujeres.
Francisco de Cabrera y Bobadilla es
hermano del primer conde de Chinchón
Francisco de Mendoza y Bobadilla (Cuenca, 1508 - Arcos de la Llana, 18 de noviembre de 1566) fue un
eclesiástico, teólogo y humanista español, obispo de Coria y de Burgos y
cardenal.
Fue el segundo de los siete hijos del marqués de Cañete Diego Hurtado de
Mendoza, montero mayor de Castilla que después sería virrey de Galicia y de
Navarra, y de su esposa Isabel de Cabrera y Bobadilla, hija de los marqueses de
Moya Andrés Cabrera y Beatriz de Bobadilla. Su hermano mayor Andrés llegaría a ser virrey de Perú.
Estudió latín, griego y hebreo en la Universidad de Alcalá de Henares,
doctorándose en derecho civil y canónico en la de Salamanca; no está claro si
al mismo tiempo regentaba la cátedra de griego en esta universidad3 o era maestrescuela
en la catedral. Posteriormente ejerció como profesor en la universidad de Évora
y en la de Coímbra, de la que también fue rector.
Por influencia del arzobispo de Toledo Juan Pardo de Tavera sentó plaza
como arcediano de esta diócesis, de la que renunció en favor de su hermano
Fernando; en 1533 fue señalado por Carlos I para ocupar el obispado de Coria,
en cuya dignidad formó parte del cortejo fúnebre que llevó los restos de la
emperatriz Isabel de Portugal hasta su entierro en Granada.
En 1544 fue creado cardenal por Paulo III con el título de Santa María de
Aracoeli, que después cambiaría por el de San Juan ante porta latinam, y tras
la supresión de éste, por el de San Eusebio.5 En su condición cardenalicia
participó en los cónclaves en los que fueron elegidos papas Julio III y Paulo
IV y desempeñó el cargo de Camarlengo del Colegio Cardenalicio entre 1552-53.6
En 1550 fue promovido a la diócesis de Burgos, residiendo durante gran
parte de su episcopado entre Roma y la corte de Madrid; durante su gestión al
frente de la diócesis se distinguió por su apoyo a la Compañía de Jesús y por
la fundación de un seminario, el primero erigido según las disposiciones del
Concilio de Trento, que sería el antecesor de la actual Facultad de Teología
del Norte de España.
En 1554 fue nombrado gobernador de Siena, cargo en el que se mantuvo
durante un breve periodo hasta la entrega de la ciudad al duque de Florencia
Cosme I de Médici; en 1559, ya bajo el reinado de Felipe II, viajó a Francia
junto con el duque del Infantado Íñigo López de Mendoza y un séquito de más de
1500 personas para recoger a la princesa Isabel de Valois y traerla a España
para su boda con el rey.47
En 1561 se abrió un proceso inquisitorial contra él, tras la denuncia del
abad del monasterio de San Juan de Burgos por un sermón del cardenal en el que
defendía la unión natural del comulgante con Cristo. El proceso se dilató y
nunca llegó a resolverse.8Promovido al arzobispado de Valencia, murió en Arcos
de la Llana el 18 de noviembre de 1566, antes de tomar posesión.9 Fue
sepultado en el panteón familiar de la catedral de Cuenca.
El Libro Verde es
un manuscrito de 1507, muy difundido en los siglos XVI y principios
del XVII, en el que aparecen las genealogías de familias aragonesas con
sus antecedentes conversos. Hay autores que consideran que ese no fue su
título, pero al final se le conoció como tal por las velas de color verde que
llevaban los condenados en los autos de fe.
https://www.sfarad.es/el-libro-verde-de-aragon/
Así, el judío Azarías Chinillo,
convertido en época de San Vicente Ferrer, tomó el nombre de Luis de Santángel.
El sobrino de éste, Pedro, fue obispo de Mallorca, su hijo Martín magistrado en
Zaragoza, y su nieto Luis de Santángel, secretario del rey Católico.
Judah ibn Leví, por sobrenombre de la
Caballería, fue baile de Jaime I y a fines del siglo XIV fueron bautizados
muchos de sus descendientes, siendo uno de los raros linajes de judíos que no
cambió de nombre con la conversión. Pedro de la Caballería fue interventor
general de la Corte, y sus hijos alcanzaron grandes puestos: Alonso,
vicecanciller de Aragón; Luis, consejero de Juan II; Jaime, de Fernando el
Católico, y un nieto, Luis de la Caballería, fue primer tesorero del reino de
Navarra. Los Caballería amasaron grandes fortunas arrendando las contribuciones
públicas y alcanzaron elevada posición en el estado por razón de su riqueza.
Estudio del profesor Cantera Burgos
sobre los Dávila.
Procedente al parecer de Avila, aparece
en Segovia en los años finales del siglo XIV un judío llamado Isaac Abenazar.
Trabajaba en la recaudación de alcabalas y parece que se convirtió al cristianismo cuando las
predicaciones de San Vicente Ferrer en la ciudad, el año 1411. Tomó el nombre
al bautizarse de Diego Bolante o Diego Volador, que en ello no concuerdan los
testigos, y más tarde fue conocido con el de Diego Arias, haciéndose
inmensamente rico bajo la protección del rey Enrique IV, amparador decidido de
innumerables personajes de baja extracción que alcanzaron fortuna bajo su
reinado. Según muchos testigos -tanto judíos como cristianos- era hombre
tenazmente aferrado a los ritos, rezos y comidas judaicas, entusiasta conocedor
de los libros hebreos, practicante clandestino de su ley y persona de muy mala
reputación. Estaba casado con Elvira González, que era hija de Ruy Díaz y de
Catalina González, tendera en la plaza de San Miguel, dedicada a la venta de
especias. Su nombre de judía había sido Urosol y también se había tornado
cristiana con lo de San Vicente. Sin embargo, dicen los testigos, seguía dando
aceite para la sinagoga, ayunaba el ayuno mayor y jamás se supo que consumiera
carne de cerdo en su casa.
Hermanas de Elvira, eran Leonor, que era
madre del canónigo Juan de Buitrago, acusado de converso por algún testigo;
Leticia, mujer de Maese Isaac sastre de Segovia, de quien fueron hijos el rabí
Moisés, llamado como converso maese Jerónimo de Paz; David Zalema, que fue
platero y doña Cibuena, mujer de Samuel de Vidas.
La hermana pequeña de Elvira González,
llamada como su madre Urosol, casó con Frayme de Vidas y tuvieron a Yusé de
Vidas, vecino de Gormaz y Atienza; a doña Luna, que casó con Moisés de
Zaragoza; a Jamila, mujer de rabí Salomón Galhón el físico, y a Vellida, mujer
a su vez de rabí Zahozé, que era letrado en Alcalá. Había además dos hermanos,
rabí Habibe de Vidas, vecino de Turégano y arrendador, y rabí Samuel de Vidas,
asimismo recaudador en Segovia. Sobre doña Elvira González dicen los testigos
que daba aceite por arrobas a las sinagogas de Toledo y Segovia, dio varios
enriques de oro para la sinagoga del Campo, guardaba los ayunos judíos, comía
carne de la carnicería judía, asistía a bodas hebreas y tenía cuatro o cinco
libros en hebraico. A1 toque nocturno rezaba la orazema o el triasama y, debido
a sus muchos caudales y para poder actuar a gusto, había obtenido licencia para
oír misa en casa, en oratorio privado, pero que no se usaba nunca. Su entierro
fue cristiano, pero alguno de los testigos refiere, sin que se haya probado,
que su féretro iba lleno de arena y ella reposa en realidad con los de su raza.
Del matrimonio de Elvira González con
Diego Arias nacieron tres hijos: Isabel,
mujer del judaizante Gómez González de la Hoz; Pedro y Juan que, educado en el
famoso colegio de San Bartolomé de Salamanca, logró por las influencias y
dineros de su padre la mitra de Segovia, en donde fue entronizado solemnemente
en 1461. 1 año siguiente, en 1462, su padre el citado Diego Arias fundaba el
mayorazgo de Puñoenrostro con sus propiedades en más de cien lugares, nombrando
heredero a su hijo mayor Pedro y, poco después, fundaba también -lo que nos hace
ver el grado de su fortuna- el hospital de San Antonio de Segovia para albergue
de peregrinos, dotación de huérfanos, pan a pobres y dos capellanías. Era
además del Consejo Real, secretario y escribano mayor de sus privilegios,
regidor de Toledo, Segovia y Madrid y contador mayor del Rey.
Todo ello, sin embargo, no hizo olvidar
nunca sus orígenes hebreos. El hijo mayor de este individuo, el citado Pedro
Arias, sucedió a su padre en el mayorazgo de Puñoenrostro y fue personaje, al
decir de los testigos, irreprochable cristiano. Casó con María de Cota, hija a
su vez del tesorero converso Alonso de Cota y nieta del mercader judío Rodrigo
de Cota, natural de Toledo. Se enfrentó con Enrique IV y tomó partido por
Isabel la Católica, abriéndole las puertas de Segovia en 1474. Luego, tras
haber contribuido a la toma de Madrid, caía muerto en el asalto de su alcázar.
La hija mayor, doña Catalina, casó con Pedro Gómez de Ciudad Real, vecino de Guadalajara, de estirpe dudosa, aunque
probablemente conversa;
http://palomatorrijos.blogspot.com/2014/11/torrejon-de-velasco-madrid-senorio-de.html
la segunda fue monja franciscana en Segovia. Los hijos
varones fueron seis: el mayor, don Diego, fue tercer señor de Puñoenrostro y
murió mozo en 1482; el segundo, don Juan, cuarto señor, fue elevado a la
dignidad de conde por el emperador Carlos V en 1523 y casó con una hija
bastarda del duque del Infantado. El tercero, Pedrarias Dávila, fue el famoso
gobernador de Castilla del Oro, matador de Vasco Núñez de Balboa y tristemente
célebre, por sus crueldades en Nicaragua. Los otros hijos fueron Alonso Arias,
arcediano de Sepúlveda; Francisco, que fue mentecapto, es decir, loco y, el
menor, Hernandarias, murió en Barcelona, casado con doña Catalina de Orozco. El
primogénito casa con una hija del duque del Infantado, aunque legítima, Sus
descendientes, los restantes condes de Puñoenrostro, se enlazarán en
generaciones sucesivas con el resto de la alta nobleza castellana. Felipe V, en
1726, elevará a la grandeza de España al séptimo conde de Puñoenrostro, don
Gonzalo José Arias Dávila, marqués de Casasola, capitán general de Orán y de la
Costa del Reino de Granada. Pero ya la memoria del antiguo judaísmo familiar
estaba absolutamente borrada.
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