Ercávica es nombrada
por vez primera en el 179 antes de Cristo cuando la campaña de Tibero Sempronio
Graco. Tito Livio en su Historia de Roma dice de ella potens et nobilis civitas.
Una calzada romana pasa
por Carrascosa de la Sierra y su paraje de Herrería de Santa Cristina, la
antigua Huerta Vellida, Huerta Roja.
Desde Chinchilla en Albacete a Chumillas y Valeria-ciudad
romana- y desde aquí por Tórtola, Villar de Olalla, Albadalejito, Chillarón,
Noheda-donde podemos visitar una villa romana-, Sacendoncillo, Torralba,
Albalate, Priego, Alcantud, Carrascosa de la Sierra, Cañaveruelas-Ercávica-.
La ciudad celtibera se
rinde a los romanos tras cinco días de asedio y estos fundan la ciudad romana a
escasos kilómetros de la ciudad celtibérica, pero en el margen contrario del río Guadiela. Será
Arcávica y así mencionada en los concilios de Toledo como sede episcopal, que luego
pasa a Cuenca. Ésta se ha identificado con el núcleo que
surgirá en la segunda mitad del siglo VI d.C. en torno al monasterio Servitano,
fundado por el abad Donato el Africano, y ubicado a 2 kilómetros al sur de la Ercávica romana. Fue uno
de los focos culturales mozárabes más destacados de los primeros años de la invasión
musulmana:
Con la invasión
musulmana Ercávica pasa a llamarse Santaver.
Durante la época visigoda, la ciudad fue sede episcopal, ahora bajo el nombre de Arcávica, estando constatada la asistencia de varios obispos, presbíteros o vicarios a los Concilios toledanos entre el 589 y el 693. Sabemos, también, cómo Sebastián, último obispo arcavicense, huido a territorio asturiano a mediados del siglo IX, fue investido primer prelado de la recién restaurada sede de Orense por Alfonso III. Los restos arqueológicos de la Arcávica visigoda se localizan en varias zonas del entorno del Castro de Santaver. Destaca, en la ladera sur del Castro, el llamado eremitorio, la necrópolis contigua y un posible baptisterio conocido como la fuente de El Pocillo, así como el monasterio localizado en lo que se conoce como Vallejo del Obispo, a unos 2 Kilómetros hacia el sureste de la ciudad romana, lugar donde se situaría la sede de la diócesis arcavicense.
Desde la segunda mitad del siglo VIII Santaver y su región esta poblada por beréberes. Además de aparecer como ciudad, es citada a su vez como una cora, a menudo citada como Santaberia o Santaber, de la que derivaría el topónimo actual de Santaver. La poca entidad de los restos arqueológicos pertenecientes a época musulmana, identificados todos ellos en la zona del monasterio, sugieren la escasa importancia de la ciudad, hasta el punto de haberse negado su existencia como auténtico núcleo urbano. Con la definitiva conquista de Cuenca en 1177 por Alfonso VIII, alejada la frontera, Santabariya deja de aparecer en las fuentes escritas.
La diócesis no se restableció en su sede original, sino en Albarracín, primero, y, posteriormente, en Cuenca, recién conquistada por Alfonso VIII.
El antiguo monasterio, muy transformado, debió retomar su carácter sagrado en el siglo XIII, tras la repoblación cristiana, que en la zona no se inicia hasta la época de Alfonso VII, a mediados del siglo XII. Este edificio debe ponerse en relación con una pequeña población de nombre Santaver, cuya localización cabe situar junto al Vallejo del Obispo. Este núcleo se mantendría hasta 1593, cuando sus últimos habitantes se trasladaron a la vecina villa de Cañaveruelas, aunque todavía en 1642 la iglesia seguía en funcionamiento, ahora como ermita. Esta población aparece hasta 1805, fecha en que figura como un despoblado de Huete.
Alrededor del monasterio de Ercávica y en las paredes rocosas de los asentamientos celtiberos, castillos, de la zona del Guadiela se encuentran un número elevado de cuevas que puedieron ser ocupadas por anacoretas y eremitas de los siglos VI y VII. Ocurre así en Castejón y en el situado a la entrada de Ercávica, que alberga la
tumba de San Donato el Africano, monje seguidor de la regla de San
Agustín que procedente del norte de África vino a España con 70 frailes y una
gran biblioteca, según describe San Ildefonso en su De Viris Ilústribus
El castillo o
Castillejo de Maús en Villar del Infantado está en el cerro que corta los vientos del norte. Se
asienta aquí un castro celtibérico.
En las tierras de Cuenca se denomina Castillo o
Castillejos a los enclaves en altura. Eran pequeños castro fortificados.
Otro asentamiento celtibérico es La
Herrería de Santa Cristina de Carrascosa de la
Sierra .
Otro se encuentra al pie de la calzada
que procedente de Ercávica, paralela al Guadiela, se abría paso hacia Albendea,
Alcantud, para pasar por Peña Escrita, discurriendo hacia Huerta Bellida, Santa
Cristina de Carrascosa de la Sierra, para entrar en Guadalajara por Villanueva de Alcorón, Zaorejas,
en dirección a Molina de Aragón y Zaragoza.
Frente a Peña Escrita en el
Estrecho de Toriles perteneciente a Alcantud, se encuentra el castillo de
Dueñas en el término de Cañizares. Esta situado en el enclave más estratégico
de toda la antigua diócesis de Ercávica. Desde él se domina la práctica
totalidad de la Hoya del Infantado y casi toda el área de la Serranía.
Sebastián de Ercávica fue el último obispo de la diocesis de Ercávica.
Sebastián de Ercávica fue
nombrado primer obispo de Orense por Alfonso III en el año 866
Ercávica tuvo ceca en
la que acuñaba monedas con las efigies de Augusto, Tiberio y Calígula, y
alcanzó su mayor esplendor en tiempos de la República. Su segunda época de
prestigio le llega con los visigodos, siglo VI, convirtiéndose en sede de obispado,
cuyos prelados asistieran a los concilios de Toledo entre los años 589 y el
693. Más tarde ya se conoce en fuentes árabes y cristianas con el nombre de
Santaver, ciudad musulmana fundada al lado o sobre la misma Ercávica, capital
de la kura de Santavariya.
Ercávica fue arrasada, según se deduce de los
estudios realizados en las campañas arqueológicas apuntadas anteriormente, a la
vez que el monasterio Servitano, ubicado a escasos 2 km de ésta, en el año 866,
durante la aceifa omeya que el Emir Muhammad I enviara para luchar contra la
marca de Álava, lo que dio lugar a la huida de su último obispo, Sebastián,
hacia Oviedo, justo en los tiempos de la muerte de Ordoño I al que sucedería su
hijo Alfonso III
Don Quijote paso por
Carrascosa y Peñalén para llegar a Molina de Aragón.
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