Monasterio dominico que algunas
fuentes señalan que fue fundado en 1224 y otras por Santo Domingo de Guzmán en 1218.
El solar que ocupaba el convento se encuentra comprendido entre la calle del
conde de Vallellano, la calle del Doctor Fleming, la calle del Burgense y la
calle de San Pablo. En dicho solar se levanta en la actualidad el museo de la
Evolución Humana.
El monasterio de San Pablo se encontraba situado,
aunque su localización es imprecisa, a extramuros de la ciudad de Burgos, en
unos terrenos situados en las cercanías de la iglesia de San Cosme y San Damián
de Burgos, al sur de la ciudad y frente a la Catedral, al otro lado del río Arlanzón. Desde su fundación disfrutó de la protección de
los sucesivos monarcas de Castilla y León, hasta el reinado de los Reyes
Católicos.
En 1430, Pablo de Santa María, obispo de Burgos, concertó con
los dominicos de San Pablo la cesión de la capilla mayor de la iglesia, a fin
de que sus restos mortales y los de sus descendientes más cercanos fuesen
sepultados allí.
Tras la defunción del obispo Pablo de Santa María, ocurrida
el día 30 de agosto de 1435, su cadáver recibió sepultura en la capilla mayor,
en la que recibieron sepultura posteriormente, junto con otros miembros de la
familia Cartagena, Pedro de Santa María, regidor de la ciudad de Burgos, y
Gonzalo de Santa María, obispo de las diócesis de Gerona, Plasencia, Astorga y
Sigüenza. Ambos fueron hijos del obispo Pablo de Santa María.
En el suelo de la capilla mayor se hallaban seis lápidas bajo
las que descansaban los restos de otros tantos miembros de la familia
Cartagena.
Los miembros de dicha familia que recibieron sepultura en la capilla
mayor fueron:
Pablo de Santa María (¿1350?-1435). Obispo de Burgos y de
Cartagena.
Pedro de Cartagena (1388-1478). Regidor de la ciudad de
Burgos e hijo del obispo Pablo de Santa María.
María de Sarabia y Mencía de Rojas. Ambas fueron esposas de
Pedro de Cartagena.
Lope de Rojas (¿?-1477). Canónigo de la Catedral de Burgos e
hijo de Pedro de Cartagena y de Mencía de Rojas.
Álvaro Pérez de Cartagena (¿?-1471). Hijo de Pedro de
Cartagena.
Gonzalo de Santa María (¿?-1448). Obispo de Gerona,
Plasencia, Astorga y Sigüenza e hijo mayor del obispo Pablo de Santa María.
Alonso de Cartagena (¿?-1507). Hijo de Alonso de Cartagena y
de Inés de Villalobos.
Ana de Leiva. Esposa del anterior e hija de Juan de Leiva y
de Constanza de Mendoza.
Pedro de Cartagena (1502-1533). Hijo de Alonso de Cartagena
y de Ana de Leiva.
Juan de Cartagena (1500-1533). Hijo de Alonso de Cartagena y
de Ana de Leiva.
Inés de Mendoza y Cartagena. Hija de Alonso de Cartagena y
de Ana de Leiva.
Selemoh-Ha Leví, o
Pablo de Santa María, conocido como "El Burgense" (Burgos, hacia 1350
-Burgos, 30 de agosto de 1435), poeta, erudito e historiador español
hispanohebreo, judío converso, consejero de Enrique III, escritor teológico y
comentarista bíblico, obispo de Cartagena y de Burgos.
Recibió una esmerada educación en la judería burgalesa, de
donde fue rabino mayor, pero, después de haber oído predicar a Vicente Ferrer,
abjuró del judaísmo, se convirtió al cristianismo y se bautizó con el nombre de
Pablo García de Santa María en julio de 1390, coincidiendo con los más terribles
asaltos a las juderías de toda la Edad Media.
No habiendo querido convertirse
su esposa, se separó judicialmente de ella y educó a sus hijos, entre ellos el
futuro humanista y obispo de Burgos Alfonso de Cartagena, en la confesión
cristiana. Su hermano, Álvar García de Santa María, también se convirtió.
Su mujer se bautizaría años
más tarde que él; y su padre nunca lo haría.
Capilla de las Once Mil Vírgenes. Convento de San Pablo de
Burgos.
En el recinto que ocupó esta capilla había estado en un
primer momento la sacristía de la iglesia conventual.
Posteriormente, entre los
años 1499 y 1506, el recinto fue reformado a fin de destinarlo al culto de las
Once Mil Vírgenes, contando para ello con el patrocinio de Bernardino Fernández
de Velasco y Mendoza, conde de Haro y condestable de Castilla, y de su esposa
Juana de Aragón, hija ilegítima de Fernando el Católico. Ambos cónyuges
dispusieron la fundación de modo que «la capilla fuese relicario donde ninguno
se enterrase».
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