El origen del término Beceite es árabe, pues proviene de la etimología árabe Beit Zeid (Casa del Zeid).
Zaid: nombre árabe que significa “abundancia, crecimiento, aquel que progresa”.
Tiene varias variantes como Zeid, Zeyd o Seid.
A estos les fue reconquistado por las tropas del rey aragonés Alfonso II, hijo de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y de Petronila de Aragón, quien repobló las tierras con gente de los condados catalanes en el siglo XII, y este lo cedió, junto con otros territorios de la peña de Aznar Lagaya-La Caixa-, Valderrobres, Fuentespalda, Torre del Compte, Mazaleón y Mezquín, al obispado de Zaragoza. La villa junto con el resto de territorios fue sub enfeudada a importantes familias aragonesas como los Oteiza o los Robert.
Ya en el Medievo la población era conocida por sus limpias aguas y su especial ubicación, por lo que Alfonso V concedió a la villa el título de “Villa y Corte de descanso real”.
La industria papelera está presente en Beceite desde el siglo XV, y encontró su máximo esplendor a finales del siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XX. La localidad fue uno de los principales productores de papel de España. En Beceite se producía papel, entre otros, para la Real Casa de la Moneda, para la Real Fábrica de Tapices, en los que pintó Francisco de Goya algunas de sus creaciones, o para la fábrica de naipes Heraclio Fournier, con el que fabricó sus primeras barajas. En la localidad llegaron a funcionar hasta nueve fábricas de papel. Esto, junto con las minas de carbón y arcillas y los martinetes, convirtieron a la localidad en el motor industrial de la zona.
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