El río Matarraña es un afluente de la margen derecha
del río Ebro.
Nace en El Parrisal, paraje natural en los Puertos
de Beceite (Aragón).
El curso alto del río discurre entre espectaculares
desfiladeros y cortados y entre frondosos bosques.
Tiene una longitud de 97 km y discurre en dirección
sur a norte.
El río nace en el término municipal de Beceite
(Teruel), en la confluencia de dos barrancos, aunque sus fuentes y manantiales
están en el corazón de los Puertos de Beceite a 1300 m s. n. m.
Atraviesa
las poblaciones de Beceite, Valderrobres y Mazaleón en Teruel, así como también
pasa muy próximo a Torre del Compte o La Fresneda.
Entra en la provincia de Zaragoza por Maella y
discurre por las poblaciones de Fabara, Nonaspe y Fayón antes de desembocar en
el río Ebro.
En su curso final, durante un cortísimo tramo, casi
en la desembocadura en la cola del embalse de Riba-roja en el Ebro, forma la
frontera natural entre las provincias de Tarragona y Zaragoza.
Es un río típico mediterráneo, con un caudal
bastante irregular y escaso, con grandes crecidas en primavera y otoño y
estiajes en verano.
Además de ello cuenta en todo su curso con un
ecosistema mediterráneo muy bien conservado.
En su cabecera el Matarraña es un río con un
importante caudal relativo pese a lo reducido de su cuenca (11 l/s/km²) con una
importante aportación subterránea, aunque este caudal se ve muy mermado por un
trasvase situado a pocos kilómetros de su nacimiento y que sangra de manera
considerable su caudal, mermándolo hasta tal punto que no se recupera hasta
recibir a su más importante afluente en la cabecera, el río Ulldemó.
Más abajo ya en Valderrobres recibe al regulado (por
el embalse de Pena) río Pena que aporta caudales importantes en la época
estival.
Recibe en su cuenca media al río Tastanvins cuya
aportación es la más importante pero también la más irregular.
Por último recibe al río Algás casi al final de su
curso.
Debido a la proximidad del mar Mediterráneo, la
cuenca padece, periódicamente, fuertes temporales que han hecho alcanzar
impresionantes caudales superiores a los 2000 m³/s en la desembocadura del río
Ebro.
En la cabecera del río está el embalse de Pena
situado en su afluente del mismo nombre y con importantes aportes de un
controvertido trasvase del Matarraña al Pena que en ocasiones deja el río con
un caudal muy escaso a su paso por Beceite.
Además del embalse de Pena, el río cuenta con varias
balsas laterales que garantizan los caudales en verano, la más destacable la
balsa de Valcomuna (con 2,2 hm³) y que son un ejemplo mundial de reserva de
agua sin afectar al ecosistema del río.
No cuenta en todo su curso con ninguna presa
artificial de importancia (las últimas actuaciones de regulación se han hecho
en barrancos laterales construyendo balsas sin afectar al cauce), la pureza de
sus aguas ha sido siempre única y la diversidad de hábitats y especies hacen de
este río una auténtica joya, aunque estos últimos años están apareciendo
problemas (antes desconocidos) de contaminación que repercuten seriamente en la
población de barbos, madrillas y truchas.
Es de los pocos ríos españoles en los que aún se
conserva el cangrejo autóctono.
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