domingo, 9 de junio de 2024

Monasterio de san Benito el Real de Valladolid





BAJO EL AMPARO DEL MONASTERIO: 

LOS BURÓCRATAS BIENHECHORES DE SAN BENITO EL REAL DE VALLADOLID DURANTE EL SIGLO XV 

CÉSAR OLIVERA SERRANO 

Instituto de Historia (CSIC) 

El monasterio de san Benito el Real de Valladolid fue fundado en 1390.

Se conserva una copiosa documentación en diferentes archivos, sobre todo en el Archivo Histórico Nacional y en el monasterio de santo Domingo de Silos, entre otros.


Fernando Díaz de Toledo, el relator 

Fernando Díaz de Toledo (†1457) es una de las grandes figuras de la burocracia castellana del siglo XV. 

La presencia de este célebre oficial real de origen converso en los hechos de gobierno y en la convulsa política de su tiempo aparece de manera constante en las de vestir para los monjes, paño para cogullas, paños franceses y alfombras para la capilla funeraria, «unos ornamentos muy rricos, el uno de un brocado cermesí muy rico que vale cient mill maravedís e otro de damasco blanco todo brocado de argentería muy fna bien puesta, con su frontal», otro frontal de brocado para la capilla y una cenefa rica.  

Sabemos que tuvo sus casas principales en Valladolid, donde actuaba como oidor de la Audiencia y participaba en los asuntos de Estado, dada la frecuente presencia de la corte en la villa. 

Esta circunstancia explica que una hija suya profesase en el convento vallisoletano de San Quirce. 

Sin embargo no dejó en sus mandas testamentarias ninguna indicación relativa al monasterio de San Benito de Valladolid, sino que fundó una capilla funeraria en la iglesia mayor de Santa María, en su villa natal de Alcalá de Henares. 

El dato es llamativo, teniendo en cuenta su condición de bienhechor y de los encendidos elogios del LB. 

En efecto, la alabanza dedicada al relator se centra ante todo en sus cualidades morales, que incluso son glosadas con algunas citas bíblicas. 

Según el amanuense, se portó como un leal servidor del rey, fue respetado en la corte y tuvo un comportamiento recto y honrado, incompatible con el soborno o la prevaricación, algo que extendía a los subordinados que trabajaban a sus órdenes. 

Como es natural, no podían faltar alusiones a los trámites burocráticos que llevó a cabo en favor del monasterio: 

En aqueste se verifca lo que es escripto: que sacudió sus manos de todo don. El qual non solamente // [f. 20v] non resçibía presentes nin dones, más, si sabía que alguno suyo los rescibía, luego lo echava de sí. Este pudo dezir lo que leemos de Job: Ojo fui al ciego e pie al coxo. Padre era de los pobres. Quebrantava las muelas del malo e quitávale la prea de los dientes. Parescía que de sí entendía lo que es escrito: A ti es dexado e encomendado el pobre, al pueblo tú serás ayudador108. A este amava el rey nuestro señor, e onrravan los grandes del regno e todos los estados. Especialmente los religiosos fallavan en él mucho reparo, e ayuda e consejo; e entre todos, el prior e convento de Sant Benito. Muchos privillegios nos libró. Muchas provisiones non ovo para diversas cosas. Cada que alguna cosa nos era menester de librar, parescía que más cuydado avía él de la expedir que nos. 

La cariñosa alabanza dedicada al relator se cierra con un compromiso de oración que se extiende también al resto de los monasterios observantes que dependían de San Benito de Valladolid

http://elec.enc.sorbonne.fr/cid2012/part10


Alfonso Álvarez de Toledo (†1457) fue contador mayor de Juan II y del príncipe de Asturias, futuro Enrique IV.

El LB lo menciona como vivo en el momento de la primera redacción, aunque su generosidad se refere más bien al pasado: «Fue mucho singular amigo nuestro. Nos prestava grande quantia de maravedís».

El LB consigna una donación de mil maravedíes, al margen de otras cantidades que había prestado a los monjes en el pasado.


Fernán Díaz de Toledo, Mose Hamomo, oidor y relator del consejo real, refrendario, notario público y secretario real de Juan II

 

Alonso Álvarez de Toledo es primo hermano de Fernán Díaz de Toledo, Mose Hamomo como se cita el mismo, oidor[1] y relator[2] del consejo real; refrendario, notario público, secretario apostólico, secretario y notario real que vivió en Alcalá de Henares[3]. Este parentesco lo reconoce el Relator cuando recuerda a los hijos del Contador, su primo y señor, que son los Sandoval, Carrillo, Cervantes y Alarcón, él no puede hablar de Pedro Núñez de Toledo. Puede ser María de Toledo, madre del Relator, tía materna del Contador, hermana de la madre del Contador llamada Mayor Fernández de Toledo. Pudo casar María de Toledo con Pedro Díaz. María muere en 1431. Mayor despues de 1440, fecha del primer testamento de su padre, documento donde es citada. Se manda enterrar en su recinto-de su capilla-, donde está sepultada doña María de Toledo, mi madre, cuya ánima Dios aya. Es llamativo el silencio que se guarda sobre la persona de su padre, cuyo nombre, Pedro Díaz[4], aparece anotado al margen por una mano muy posterior[5].

           Fernán Díaz de Toledo es el encargado de averiguar los hechos ocurridos en Toledo en 1449 en la revuelta contra los conversos de Toledo. Tras este hecho el alcalde de la ciudad, Pedro Sarmiento, proclama el Primer Estatuto de Sangre, la llamada Sentencia Estatuto[6]. Fernán Díaz de Toledo era contrario a los Estatutos de Limpieza de Sangre. En la conocida como Instrucción del Relator, Informe que le encargó el obispo de Cuenca Lope de Barrientos, indica como es imposible separar los linajes de cristianos viejos y cristianos nuevos, tan mezclados ya en la mayor parte de las casas nobles así como en la propia Casa Real. Por octubre de 1449, el relator del Consejo Real, Fernán Díaz de Toledo, hombre muy agudo e de sutil ingenio, de ascendencia judaica, se dirigía a su vez a Lope de Barrientos, obispo de Cuenca y antiguo preceptor del futuro Enrique IV, solicitando su defensa para la atribulada clase de los conversos.

Fernán Díaz de Toledo fue como secretario apostólico y notario mayor de los privilegios rodados de Juan II el que firma el acta de matrimonio de Juan II y su segunda mujer Isabel de Portugal, madre del príncipe Alfonso y la princesa Isabel. En la villa de Madrigal, sábado veinte dos días del mes de julio, año mil cuatrocientos cuarenta y siete[7].

 En 1453 fue nombrado escribano de rentas de los obispados de Sevilla y Cádiz[8] y vota a favor de la ejecución del condestable Álvaro de Luna que tiene lugar el 2 de junio de 1453.

El Relator muere en 1457[9], un año después del Contador y dos años después de redactar su testamento. La obra El Testamento de 1455 de Fernán Díaz de Toledo, el Relator, de María Josefa Sanz Fuentes nos ofrece una cumplida información de los hijos del relator y de sus madres[10]. También sobre sus propiedades y la forma en las que las reparte entre sus hijos. En este documento dispone su entierro en la capilla que él mismo mando construir junto a la iglesia mayor de Santa María de Alcalá de Henares, lugar donde nace. De esta iglesia mayor solo queda actualmente la torre. Esa capilla es hoy conocida como Capilla del Oidor[11]. Fernán Diaz de Toledo su casa palacio en la antigua Calle de la Justa, ahora calle de Santa Úrsula. Estaba su casa a escasos 100 metros de su capilla de enterramiento.

Por su testamento dado en Almazán, Soria, sabemos que Fernán Díaz de Toledo casa con Aldonza Gonzalez es hija de un Pedro González y que cuando casa con el Relator es viuda y madre de tres hijos: dos mujeres, Mari y Leonor Álvarez, y un varón, Pedro de Toledo, que en el momento de la muerte del Relator es guarda del rey. De su mujer tiene dos hijos. Uno es Luis Díaz de Toledo, su heredero y sucesor en la escribanía de las rentas de Sevilla. Sigue a su padre en sus oficios en la Corte y en las numerosas Mercedes Reales de las que era titular su padre. El otro es Pedro Díaz de Toledo que cuando testa su padre es estudiante en Salamanca.

 El testamento de Fernán Díaz de Toledo, el Relator (1455).  María Josefa Sanz Fuentes

            Fernán Díaz de Toledo tiene tres hijos naturales. María, de una madre de nombre desconocido, y sus hermanos otra María y su hermano Pedro que son hijos de Juana de Ovalle. Este Pedro es Pedro Díaz de Toledo y Ovalle, obispo de Málaga.

           Una María de Ovalle la encontramos casado con Alonso Téllez de Cabrera, maestresala de los Reyes Católicos, regidor de Cuenca, tesorero de la Casa de la Moneda y corregidor de Segovia[12]. Era hermano de madre de Fernando de Cabrera, Alcalde del Alcázar de Segovia, y de Andrés Cabrera el señor y luego marqués de Moya en Cuenca[13]. Tanto Andrés de Cabera como su hermano Fernando de Cabrera estuvieron sometidos al escrutinio de la Inquisición sin llegar a ser procesados. Andrés y su hermano Fernando eras acusados de visitar en su casa a Abraham Seneor. Este último fue el último Rabino Mayor de Castilla y administrador de la hacienda Real castellana y se bautiza en 1492 con el nombre de Fernando Pérez Coronel o Fernando Núñez Coronel, fundando el linaje noble de los Coronel[14]. Estas visitas a la casas del administrador de la hacienda Real no deben estañar pues tanto Andrés Cabrera como su hermano[15], se ocupan de los asuntos económicos de la princesa Isabel. Pedro Álvarez de Toledo, hermano del Contador y primer señor de Valdeloso en Guadalajara compra una heredad en Cañamarejos-citada también como Cañamarejo- situado cerca de Chillaron de Cuenca- en Fuentes Claras de Chillarón- [16] a Fernando de Madrid, tío paterno de Andrés y Fernando Cabrera. Con una hija de este pudo casar el segundo señor de Valdeloso, hijo de Pedro Álvarez de Toledo.

           

            En la obra sobre Bartolo de Sassoferrato y su Tractatus de Insigniis et Armis de Jesús Rodríguez Velasco se puede leer que de Pedro Nuñez de Toledo, primogénito del segundo matrimonio de Alonso Álvarez de Toledo con Catalina Nuñez, su tío segundo es el célebre relator Fernan Díaz de Toledo.



[1] Oidor era la denominación de los jueces miembros de las Reales Audiencias o Cancillerías, tribunales colegiados originarios de Castilla, que se convirtieron en los máximos órganos de justicia. Su nombre proviene de su obligación de escuchar, oír, a las partes en un proceso judicial, particularmente durante la fase de alegatos. El relator era el funcionario de algunos tribunales superiores de justicia, encargado de realizar la relación de los expedientes judiciales ante tales organismos jurisdiccionales. La relación consiste en dar a conocer el contenido de los expedientes judiciales a los jueces que forman parte de dichos tribunales, atendido su carácter colegiado.

[2] Persona que hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes. El relator debía desempeñar su función fielmente, sin daño de ninguna de las partes.

[3] La diplomacia castellana durante el reinado de Juan II. La participación de los letrados de la cancillería real en las embajadas regias. Francisco de Paula Cañas Gálvez. Universidad Complutense de Madrid, 2010.

[4] Podemos encontrar Diego Díaz en obras que tratan de su primo Pedro Díaz de Toledo, señor de Olmedilla.

[5] El testamento de Fernán Díaz de Toledo, el Relator, de 1455. María Josefa Sanz Fuentes, 2014.

[6] El Relator de Juan II Fernán Díaz de Toledo señala en su Instrucción como responsables de los desmanes ocurrido contra los conversos al bachiller Marcos García Mazarambroz, a los canónicos Juan Alonso y Pedro López Gálvez y al alcalde mayor de Toledo, Pedro Sarmiento. Ellos alentaron a los cristianos viejos contra el converso Alonso Cota y demás conversos que eran los encargados de recaudar el empréstito impuesto a la ciudad por el Condestable Álvaro de Luna. Así, ante una asamblea del pueblo, Sarmiento proclamó la llamada Sentencia Estatuto el 5 de junio de 1449, que permitía expulsar a todos los conversos de origen judío de los puestos importantes de Toledo como ser: concejales, jueces, alcaldes y especialmente las escribanías y los actos públicos de dar fe. Los cristianos viejos animados por estos personajes se rebelan contra el pago de este empréstito destruyendo y quemando la casa de Alonso de Cota y de los restantes conversos que residían en la ciudad de Toledo. Los origines del problema converso. Eloy Benito Ruano. Real Academia de la Historia, 2001.

[7] Nuevos documentos sobre don Álvaro de Luna. Real Academia de Toledo. Discurso de apertura del curso académico 1973-1974, por el Numerario don Clemente Palencia Flores.

[8] Anales eclesiásticos y seculares de la Ciudad de Sevilla. Diego Ortiz de Zúñiga, 1795.

[9] El testamento de Fernán Díaz de Toledo, el Relator, de 1455. María Josefa Sanz Fuentes, 2014.

[10] Expedido por el notario Pedro González de Toledo. Se conserva en archivo de los condes de Fernán Núñez, con los que emparentaron los descendientes de Luis Díaz de Toledo, hijo del Relator.

[11] La Capilla de los Caballeros conocida como Capilla del Oidor es uno de los pocos restos que quedan de la antigua parroquia de Santa María La Mayor del siglo XV. Se levantó sobre una ermita del siglo XII llamada San Juan de Letrán o de los Caballeros. En la Capilla del Oidor se encuentra la reconstrucción de la pila bautismal de Miguel Cervantes. Podemos encontrar que esta capilla la funda Pedro Diaz de Toledo, sobrino de Fernando Diaz de Toledo, también Oidor y señor de Olmedilla-lugar situado entre Guadalajara y Soria-.

[12] Retrato del buen vasallo, copiado de la vida, y hechos de D. Andrés de Cabrera, primer marqués de Moya, ofrécele al excelentísimo señor D. Iván Manuel Fernández Pacheco Cabrera y Bobadilla, marqués de Villena, y Moya, duque de Escalona. Francisco Pinel y Monroy, 1677.

[13] Mayordomo, consejero y tesorero de Enrique IV de Castilla y de su media hermana Isabel la Católica.

[14] Tras la conversión, cuya sinceridad fue objeto de debate, ocupó a los pocos días los cargos de regidor de Segovia, miembro del Consejo Real y contador mayor del príncipe don Juan. Durante la expulsión siguió manteniendo un papel financiero clave en las relaciones con la comunidad judía que debía abandonar España cumpliendo una legislación económica muy restrictiva; de modo que en los siguientes años la familia Coronel reclamó y obtuvo de los reyes el cobro de sustanciales cantidades que tenían su origen en estas operaciones , llamadas quiebras de judíos.  La casa de Abraham Seneor en Segovia es ahora el Centro Didáctico del barrio judío

[15] Fernando de Cabrera se avecindó en Segovia, donde estuvo al servicio de su hermano Andrés.

[16] Términos despoblados en la tierra de Cuenca. Un problema de organización del territorio y articulación social en el siglo XVI. José María Sánchez Benito. Universidad Autónoma de Madrid. 2013.


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