En época de Alfonso XI, pertenece a su tio abuelo al infante don Juan y después a su hijo don Juan el Tuerto, que al ser ejecutado por traición en noviembre de 1326, sus bienes pasaron a poder del rey. Algunas de estas posesiones sirvieron para heredar a su hijo natural el infante don Pedro, señor de Aguilarde Campoo en Palencia, como Baena, Luque y Zuheros. Estas tres villas, después de la muerte de don Pedro, no pasaron, como el resto de su hacienda, a su hermano don Tello Alonso sino que se las reservó el rey. Asimismo, del patrimonio confiscado a don Juan "el Tuerto", Oropesa pasó a ser señorío de la madre de los anteriores.
El señorío de doña Leonor sobre Oropesa duró hasta 1350. En ese año ya se hallaba la villa en manos de don Juan Núñez de Lara, sobre quien había recaído la herencia de don Juan el Tuerto, al haberse casado con la hija de éste, doña María, señora de Vizcaya. Pero que casualidad casa doña Maria con su primo el infante Tello Alfonso.
Maria de Castilla, XVIII señora da Vizcaya, es hija de Juan "el Tuerto", infante de Castilla, XVII señor de Vizcaya y de Isabel, infanta de Portugal. Casa con su primo Juan de La Cerda, señor de Lara, hijo de Fernando de Lacerda, infante de Castilla; hijo de Alfonso X, y de Juana Nunez de Lara, señora de Lara. Padres de Juana de Lara, XIX señora de Vizcaya, que casa con Tello Alfonso de Castilla, señor de Aguilar de Campoo en sucesión de su hermano.
Pedro I incorporó, sin duda, Oropesa a la corona, al deshacerse brutalmente de su cuñada Juana y de la hermana de Juana de nombre Isabel, las dos últimas señoras de Lara y Vizcaya, con lo que estos dos territorios se incorporan a la Corona- desde entondes los reyes de Castilla son señores de Lara y Vizcaya- .
De forma que, otra vez reincorporada la villa de Oropesa al realengo, se posibilitaba una nueva donación para compensar los servicios de algún buen vasallo. Oportunidad que no desaprovechó Enrique II para premiar con ella a García Alvarez de Toledo, en junio de l369. En el privilegio de donación, se hace entrega de la villa de Oropesa con todas sus aldeas: Alcañízo, Alcolea, La Calzada, Carreyuela, Corchuela, Guaycrbas,Herreruela, Lagartera, Navalcán, Parrillas. Toi-ralba y Torrico. Poblaciones que muy posiblemente integraran también el señorío de doña Leonor, que de esta forma contaba con un dominio relevante, capaz de competir con el cercano de Talavera, propiedad de la esposa legítima del monarca. Y es en Talavera donde es ejectuda Leonor
La fortaleza de Valdecorneja en el Barco de Ávila.
La fortaleza de Valdecorneja está situada dominando el puente que cruza el río Tormes y su afluente por el margen derecho el Corneja siendo el punto más elevado del valle del Tormes. Esta fortaleza fue construida en el siglo XII sobre un castro vetón, destruido por los romanos, reconstruido en el siglo XIV por los Alba y convertido desde este momento en residencia familiar.
Los Álvarez de Toledo; sucesivos titulares del señorío de Valdecorneja, desempeñaron diversos cargos en las Cortes de Juan II y Enrique IV y sus armas estuvieron al servicio de las causas monárquicas. Así, los Álvarez de Toledo apoyarían a los Reyes Católicos frente a las ambiciones de la nobleza al mismo tiempo que afianzaban su posición económica y la de sus descendientes mediante hábiles y provechosos acuerdos matrimoniales. Fernando Álvarez de Toledo, IV señor de Valdecorneja y como tal nieto del II señor, obtuvo de Juan II y por mediación de Álvaro de Luna el condado de Alba de Tormes que había heredado como señorío de su tío el Arzobispo Primado Gutierre Álvarez de Toledo. Fernando llegaría a ser titular de los señoríos de Fuenteguinaldo, Salvatierra, Coria, Huéscar Granadilla, Abadía, Castronuevo, Piedrahíta, El Barco, La, Horcajada, y El Mirón por lo que controlaba un vasto territorio que se extendía desde los límites con Portugal y el norte de Extremadura hasta la Sierra de Gredos. El territorio de Valdecorneja llegó a tener una superficie de 1.136,36 kilómetros cuadrados, el más extenso de la Tierra de Ávila.
El señorío de Valdecorneja.
A mediados del siglo XIV, en el año 1369, Enrique II de Trastamara dona el territorio de Valdecorneja y Oropesa a don García II Álvarez de Toledo, hijo de García I Álvarez de Toledo y de Mecía Téllez de Meneses. Mecía pertenecía al linaje de los señores de Meneses de Campos en Palencia; familia también titular del señorío de Alburquerque en la actual provincia de Badajoz.
El I señor de Valdecorneja muere en 1370 sin descendencia legal, aunque si tiene hijos de su amante Catalina de Loaisa; hija natural y reconocida de Enrique II; situación que explica, entre otros hechos, el apoyo de García al Trastamara y la concesión de éste del señorío de Valdecorneja a García. Muerto el I señor de Valdecorneja le sigue en la titularidad del señorío su hermano Fernando Álvarez de Toledo y Meneses; Mariscal de Castilla que casa el 5 de Enero de 1366 con Leonor de Ayala; señora de Torrejón de Velasco, ahora localidad madrileña. De Fernando pasa el señorío a su hijo García y se trasmitirá su titularidad por línea masculina, aunque no siempre de primogenitura, hasta finales del siglo XVIII.
Leonor de Ayala debió ver con buenos ojos que su sobrina Elvira de Ayala; hija de su hermano Diego López de Ayala, Señor de Cebolla en Toledo, case con II señor de Oropesa que es sobrino de su marido.
El linaje de los condes de Oropesa iniciado por el I señor de Valdecorneja termina con el X conde y su hermana la XI condesa que mueren sin descendencia por lo que en el siglo XVIII los títulos y posesiones de la Casa de Oropesa pasan a la de Alba al estar casada la hermana de los anteriores con el XII duque de Alba. En el año 1776, la XIII Condesa de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva hereda títulos y posesiones de ambas Casas. El final de la Casa de Oropesa recoge otra de las que podemos llamar coincidencias genealógicas pues la línea de los condes de Oropesa acaba como se inició con su unión con la Casa de Alba; el primer conde de Oropesa casa con una hija del I duque de Alba y la última condesa de Oropesa con el XII duque de Alba.