En el Consejo de las Ordenes de Caballería a 7 de mayo de 1648 los señores Luna, Girón, Mascareñas y Borja habiendo visto las informaciones acumuladas en el auto antecedente dijeron que aprobaban y aprobaron las informaciones hechas para el habito de Caballero de la Orden de Santiago que pretende don José Carrillo de Toledo natural de la villa de la Parra y señor de Valdeloso y mandaron se le despache titulo de Caballero de la dicha orden y lo firman.
Otros siete consejeros, numerarios o no, serán nombrados por Felipe IV mediante decreto, sin recabar consulta de la Cámara:
Juan Chacón Ponce de León, comisionado al propio tiempo para convocar a la nobleza castellana para la guerra;
Juan de Carvajal, visitador de la Audiencia de Charcas;
Antonio de Aragón, como reconocimiento a los servicios de su padre el duque de Cardona;
Jerónimo de Mascareñas;
Bernardo de Ipeñarrieta;
Francisco de Borja, en compensación por los servicios de su padre el duque de Villahermosa;
Marcos Tamariz de la Escalera, fiscal del propio Consejo de Ordenes y a Lope de los Ríos, regente del Consejo navarro.
En 1647 conformaban el Consejo Antonio de Luna, Juan Girón y Zúñiga, Diego Rodríguez Baltodano, Antonio de Aragón, Jerónimo Mascareñas, Francisco de Borja y Aragón, Pedro de Alarcón y Ocón, Agustín del Hierro y Antonio de Benavides.
Jerónimo de Mascareñas. Nacido en Lisboa. Oidor (supernumerario) del Consejo de Ordenes, 25-VI-1641. Juramento: Madrid, 26-VI-1641. Consejero de Portugal. Obispo de Segovia, consagrado el 9-IV-1668. Falleció el 25-X-1671.
Consulta de la Cámara, 25-VIII-1631. Plaza vacante en el Consejo de Ordenes por jubilación de Gregorio de Tovar. Designado: Antonio de Luna, fiscal del Consejo de Guerra. Antonio de Luna y Sarmiento. Fiscal del Consejo de Guerra. Consejero de Ordenes, 18-IX-1631. Vacante por jubilación de Gregorio de Tovar. Juramento: Madrid, 20-IX-1631. Gran Chanciller de Milán, 1635. Consejero honorario del Real, 26-1-1643. Juramento: Madrid, 29-1-1643. Consejero efectivo del mismo, 22-IV-1651. Juramento: Madrid, 24-IV-1651.
Consulta de la Cámara, 12-111-1635. Plaza vacante por promoción de Antonio Briceño Ronquillo a Gran Chanciller de Milán. Con votos secretos. Designado: Juan Girón, fiscal del Consejo de Guerra. Juan Girón Zúñiga. Fiscal del Consejo de Guerra, 5-X-1631. Consejero de Ordenes, 20-IV-1635.
Francisco de Borja. Consejero (supernumerario) de Ordenes, 22-XII-1642. Juramento: Madrid, 23- XII-1642.
Consejeros de órdenes. Procedimiento de designación (1598-1700). Ricardo Gómez Rivero. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2013.
Su nombre, de origen musulmán, madin al-mallaha significa minas de sal.
Tras la Reconquista pertenecieron la los señores de Molina.
Su reconstrucción se debe, como en muchos otros casos, a Carlos III y desde ese momento mantiene los edificios, pavimentos, canalizaciones y el sistema de explotación que podemos ver ahora.
Tras la reconquista de la zona, las Salinas de Almallá se citan en el Fuero molinés que otorga el conde Don Manrique de Lara en el siglo XII donde establece,
Doilos en fuero para siempre que todos los vecinos de Molina y su término, así caballeros, como clérigos, eclesiásticos y judíos, reciban sendos cahices de sal cada año y den en precio de estos cahices sendos mencales, y que reciban estos cahices en trato en almayay con vuestro escribano y el mío, y quien de otra manera la tomare pendre cien maravedís.
En 1200 el conde Pedro concede a perpetuidad, al Monasterio de Piedra la prerrogativa de extraer diez cahíces de sal anualmente de estas salinas.
En 1293 son citadas en el testamento de Doña Blanca de molina, última señora independiente de Molina.
A finales del siglo XII, cuando el Señorío de Molina pasa a depender directamente de la Corona castellana, Sancho IV establece que la sal que se produce en Molina y su Tierra puede ser vendida en toda Castilla.
En 1481, los Reyes Católicos extienden un privilegio referido a las Salinas de Armallá.
En el siglo XVI la Corona cede la explotación de las Salinas a Bernardino de Cárdenas, duque de Maqueda, alcanzando a partir de ese momento su mayor auge y su máximo explotación y productividad. Diego Sanz Martínez. El Señorío de Molina, 1978.
Las salinas de Saelices son unas salinas restauradas y en funcionamiento hace unos años, situadas en el valle del arroyo de la Vega de Saelices, afluente por la derecha del río Lamadre, a su paso por Saelices de la Sal, Guadalajara.
Los primeros documentos relativos a la extracción de sal en Saelices de la Sal se remontan a 1203, y posteriormente se cuenta con varias referencias a este tipo de explotación en la localidad; si bien el aspecto actual de las instalaciones se atribuye al siglo XVIII.
Hasta la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, la propiedad de las salinas recayó en distintos señores bajo el control del rey de Castilla, pero a partir de esa época la explotación pierde su independencia y se integra en el gran grupo de las salinas de Atienza, pasando a formar parte también del Patrimonio Real.
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https://cultura.castillalamancha.es/culturaenredclm/la-sal-de-hace-200-millones-de-anos-que-aun-se-extrae-en-saelices-de-la-sal-guadalajara
https://palomatorrijos.blogspot.com/2011/02/paredes-de-siguenza-y-paredes-de-cuenca.html
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