Entre los testigos de la boda de la VI condesa de Montijo, descendiente del condestable Álvaro de Luna, se encontraba el conde de Baños. El contrato matrimonial entre los futuros esposos se habia firmado el 24 de octibre 1768, en el recinto del convento de Carmelitas de San José, donde estaban la novia y su madre. El conde de Baños, Joaquin Manrique de Zuñiga, esta casado con la VIII condesa de Baños que es prima hermana tanto del padre como de la madre de María Francisca, sustituyó circunstancialmente al Arzobispo Luis Fernández de Cordoba Portocarrero conde de Teba y Ardales, tío-abuelo, -primo hermano de su padre- y tutor de la prometida. Será María Francisca la que siga en el condado de Baños e igualmente en Teba y Ardales.
La VIII condesa de Baños es nieta del V duque de Uceda y así prima hermana de la madre de María Francisca y sobrina del V conde de Montijo y por ello prima del padre de Maria Francisca.
En su contrato matrimonial se establecen entre otras clausulas que se han de llevar el nombre y las armas de Portocarrero, titulares de Montijo. Los bienes del novio son valorados en trescientos veinte mil reales, cantidad bastante considerable, pero muy inferior a los de la novia, quien se declara aporta al matrimonio un millón setecientos sesenta y cinco mil setecientos nueve reales, además de los mayorazgos y sus rentas, sus vestidos, coches, etc. lo que da una cifra total estimada de dos millones trescientos treinta y siete mil cuatrocientos once reales. Al contraer matrimonio, el conde de Baños, apoderado del Arzobispo de Toledo, entrego la cuenta de la tutela de Maria Francisca- huerfana de padre a los tres años- , que ascendia a veintinueve mil cincuenta y dos reales y quince maravedis en moneda de oro y plata. Su madre, hija del XIII conde de Miranda del Castañar y IX duque de Peñaranda de Bracamonte, no muere hasta el año 1796 y es enterrada en el convento de Las Maravillas de Madrid donde había sido bautizada.
Es María Francisca, VI condesa de Montijo, hija de hija de Cristóbal Portocarrero Luna Osorio Fernández de Córdoba VI marqués de Valderrábano como heredero de la casa de Montijo, que se titularía en sucesión de su padre aunque no lo es al premorirle por lo que hereda su hija María Francisca y nieta del V Montijo- y de María Josefa López de Zúñiga Chaves y Téllez-Girón hija de Antonio de Zúñiga Chaves y Ayala, duque de Peñaranda de Duero, y de María-Teresa Pacheco Téllez-Girón Sandoval Toledo y Portugal, nieta del V duque de Uceda. Casa con Felipe Antonio de Palafox y Croy d'Havré y Centurión, primo hermano del VII marques de Ariza. Padres de la XVI duquesa consorte de Medina Sidonia, del VII conde Montijo que sin hijos es herdado por su hermano Cipriano, de la XVI marquesa consorte de Belgida, de la VI condesa consorte de Parcent y Contamaina, de la marquesa consorte de Lazán
La VI condesa de Montijo es Maria Francisca de Sales Guzman Portocarrero y Lopez de Zuñiga, 1754-1808. También es VII condesa de Fuentidueña, marquesa de Valderrábano, de la Algava, Osera, Castañeda y Ugena, Grande de España. Igualmente marquesa de Molina, marquesa de Martorell, señora del Adelantazgo mayor de Murcia y condestable de las Indias.Heredará todas las Casas de su padre y les incorporara el condado de Baños, cuando muere sin hijos su tía Maria Teresa, sobrina de sus abuelos los V condes de Montijo. El V conde de Montijo casa con su sobrina María Dominga Fernández de Córdoba que es hermana del padre de Teresa, VIII condesa de Baños.
Su nieta, la IX condesa de Montijo y XV duquesa consorte de Alba trae a la Casa de Montijo y por ella a la de Alba los títulos de la Miranda del Castañar y Peñaranda de Duero al recaer en ella por la falta de hijos de los primos hermanos de su abuela María Francisca de Sales Guzman y Portocarrero, nieta del conde de Miranda del Castañar y duque de Peñaranda de Bracamonte. La emperatriz Eugenia de Montijo sera titular de Teba y Ardales y después de su boda con el emperador de Francia serán titularidad de su hermana y sí tambien de la Casa de Alba.
Se educa la VI condesa de Montijo en el Real Convento de la Orden de San Francisco de Sales- Las Salesas Reales- que habia fundado la reina doña Maria Barbara.
A principios del año 1795 la Casa de Baños ha pasado a manos de Francisca de Sales, que al igual que sus antecesoras se demora en el pago de los derechos de media anata, que por sucesion en el titulo, bienes, y derechos debe satisfacer : "He dado cuenta al rey de lo que vuestra señoria informa con fecha de 24 de este mes, sobre instancia de la condesa del Montijo y de Baños, que no haviendo podido satisfacer todavia los ochenta y dos mil setecientos veinte reales y veinte maravedis de vellon, que adeudo de media anata por su sucesion transversal en el citado titulo de Baños, y Grandeza unida a el, solicitaba cuatro años de termino para pagar dicha cantidad, entregando de contado lo correspondiente al primer plazo. Y Su Magestad, entendiendo de ello, conformandose con el dictamen de vuestra señoria, se ha servido admitir la citada proposicion, con tal de que la condesa del Montijo y de Baños afiance su cumplimiento con hipoteca del mayorazgo que este anexos al segundo titulo y Grandeza; y que en el termino de dos años purifique y ponga corriente la consignacion de lanzas de ambas dignidades, satisfaciendo ademas en el mismo tiempo cualesquiera descubierto que le resulte por este servicio. Maria Francisca, ademas de todos sus titulos nobiliarios es dama de la reina Maria Luisa, esposa de Carlos III.
Maria Francisca fue acusada de jansenista y procesada por la Inquisicion. Es desterrada en el año 1805, segun unos por culminacion de ese proceso, y segun otros, entre ellos el embajador frances Beurnonville, por maniobras de Godoy contra algunos Grandes. Para cumplir su destierro sale de Madrid el 9 de septiembre con destino a Extremadura y reside durante un tiempo en su palacio de Montijo. Posteriormente se traslada a Logroño para recibir tratamiento en las aguas termo-medicinales que abundaban en la provincia, tanto en Torrecilla de Cameros, Baños de la Riva, como sobre todo en Arnedillo, cuya fama se habia extendido por toda España. Los accesos a esta estacion termal son complicados por lo que se hizo un nuevo trazado de la carretera entre Herce y Arnedillo, y Maria Francisca la estrena durante la temporada del año 1807. No habia estado nunca en sus estados riojanos, pero habia aceptado en el año 1803 el titulo de Protectora de la Junta de Caridad que se habia establecido en Leiva. El Motín de Aranjuez y la caida de Godoy, con la abdicacion de Carlos IV y la subida al trono de Fernando VII, hacen que éste levante el destierro de la condesa, que es libre de volver a la Corte. Son los primeros meses del año 1808. La noticia le llena de alegría pero no podrá ver cumplido su deseo, ya que fallece de "calentura aguda inflamatoria", una de las epidemias que asolaban la ciudad. Es enterrada el 17 de ese mes en la capilla de Santa Isabel que en la iglesia catedral poseen los señores Salazar, vecinos de la ciudad.
Habia otorgado testamento en Madrid el 28-1-1800. Los mayorazgos pasaban a su primogenito Eugenio, conde de Teba, y todos sus bienes libres eran repartidos por igual entre sus seis hijos, previo descuento de las legitimas que cada uno habia recibido al casarse. Cipriano, marques de Fuentelsol, era todavia menor de edad y Maria Francisca ruega a Eugenio que proteja a su hermano y le ayude a mantenerse con decoro y nombra como sus curadores a don Antonio Palafox, arcediano y obispo de Cuenca y tío de sus hijos como hermano de su primer marido, y a don Isidro Romero Valdes, abogado de los Reales Consejos. Establece multiples legados y asigna a los pobres de sus estados de Baños dos mil reales. Dos dias antes de su muerte dicta un codicilo en el que manda repartir doscientos cincuenta y seis mil ochocientos setenta y siete reales entre los treinta y un sirvientes que se hallaban encargados de la buena marcha de las Casas de Montijo y Baños. Para Estanislao de Lugo y Molina- muere en 1833- dispuso un legado de quinientos mil reales pero sin revelar en ningun momento los verdaderos vinculos que les ligaban, tal como se habia convenido en el año 1795 cuando se unieron en matrimonio. Consejero de Estado de José I Bonaparte, se exilia a Francia y muere en Burdeos.
En 1790 falleció Felipe de Palafox, esposo de la condesa de Montijo, y con el tiempo, la buena amistad de doña María Francisca y don Estanislao vino a dar en verdadero amor; aún jóvenes y profundos creyentes, se decidieron a contraer matrimonio. Como título de Castilla y grande de España, la condesa estaba obligada a solicitar el Real Permiso para celebrar la boda, y lo obtuvo gracias a la mediación de Godoy. El enlace tuvo lugar en la madrileña parroquia de San Justo y Pastor el año 1795. Fue una unión feliz pues el amor y la compenetración de ambos no fue nunca estorbada por los hijos de ella, con los que don Estanislao mantuvo cordial relación. Pertenecían a la primera nobleza española; nieta de la condesa fue Eugenia de Palafox y Kirkpatrick, emperatriz de Francia, por su matrimonio con Napoleón III.
Las graves crisis políticas y el miedo del poder constituido ante el avance de las doctrinas de la Revolución Francesa tornaron en abierta enemistad los sentimientos de simpatía del príncipe de la Paz hacia la tertulia de la condesa de Montijo y sus asiduos. Aquél cenáculo, cuya inclinación por la doctrina jansenista era de todos conocida, agrupaba entonces junto al prestigioso sacerdote Antonio de Palafox, hermano del primer marido de la condesa, a los canónigos Rodrigálvez y Posada, al señor Yeregui —preceptor de los Infantes—, a monseñor Tavira, más tarde obispo de Canarias, a Amat, a Jovellanos, a los hermanos Cuesta… La libertad de expresiones y muy especialmente las imprudencias del hijo mayor de la condesa, visceral enemigo de Godoy, comprometieron grandemente a Lugo y a su esposa, de tal modo que éste fue cesado de sus cargos públicos en 1806.
Los Montijo fueron obligados a residir fuera de Madrid, primero en sus posesiones de Extremadura, y luego, tras permitirles pasar una corta temporada en Francia, establecerse en Logroño, donde también tenía la condesa importante hacienda. En la capital de la Rioja falleció, en febrero de 1808, la novena condesa de Montijo, María Francisca de Sales Portocarrero. Con su desaparición perdía España a una de las más cultas, generosas y desinteresadas damas de la Ilustración, y Estanislao de Lugo y Molina, a su amada esposa y protectora. Canarias también esta en deuda con esta gran mujer que, tanto favoreció desde su elevada posesión a aquella «Constelación Canaria», integrada por muchos parientes y amigos de su segundo marido.
Maria Francisca se habia dedicado activamente a obras de misericordia y consuelo de pobres y afligidos. A pesar de desempeñar un importante papel en los movimientos reformadores e ilustrados en los que participa con otras damas de su alcurnia, su estancia en Logroño y su muerte pasaron totalmente desapercibidas, aunque quiza sirvan las palabraas de su gran amigo Jovellanos, como justo epitafio de una gran mujer: "!Ay¡ una carta anuncia en oscuro la muerte de la incomparable condesa del Montijo. !Que perdida para su familia, para sus amigos para todos los afligidos e infelices de quien lo era y aun madre protectora y consoladora¿. Murio la mejor mujer que conoci en España, la amiga de 20 años, por la mayor parte en ausencia, y siempre activa y constante en sus oficios. !Que otro consuelo sino la certeza de que gozará, en el seno del Criador, del premio de una virtud que el mundo no acierta a conocer, ni es capaz de recompensar!".
Joaquín Felipe Antonio de Palafox y Centurión VI marqués de ARIZA, Grande de España de primera clase, marqués de Armunia, marqués de la Guardia, marqués de Guadalest, Almirante de Aragón, conde de Santa Eufemia, señor de las baronías de Caspe, Benisá, Cotes, Aldea de Valencia, Sueca, Calmarza y Teulada, Casa en 1722 con Rosa Pérez de Guzmán y Silva, hija de Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno XII duque de Medina Sidonia, y de Luisa María de Silva y Mendoza hija del V duque de Pastrana, y de María de Haro y Guzmán, de los VI marqueses del Carpio. Casa después en 1737 con Marie-Anne-Charlotte de Croy, hija del V duque del Havre. Del primer matrimonio es el VII marqués de Ariza y del segundo,
Antonio Palafox Croy d'Havré, obispo de Cuenca en 1801. Con destaca importancia en la recuperación de las manufacturas de la lana.
Rafaela de Palafox Croy d'Havré y Centurión, que casa en 1761 con Pedro de Alcántara Fadrique Fernández de Híjar y Abarca de Bolea, IX duque de Híjar.
Hermana del VIII conde de Montijo es María Tomasa de Palafox y Portocarrero Luna que casa con Francisco de Borja Álvarez de Toledo y Gonzaga, XVI duque de Medina Sidonia. Hermana de la XVI duquesa consorte de Medinaceli es Benita Dolores de Palafox y Portocarrero Luna que casa con Antonio Ciriaco Bellvís de Moncada y Álvarez de Toledo, XVI marqués de Bélgida.
En algunas genealogías son también hijos de los VI condes de Montijo Maria Patrocinio, Ildefonso Raimundo y Maria Teresa Palafox Y Portocarrero.
Ana de Luna Enríquez, II condesa de Fuentidueña, descendiente del Condestable de Castilla, casa con Cristóbal Osorio Portocarrero, III conde de Montijo.
En la década de 1830 Manuela Kirkpatrick y sus hijas se trasladan a París para su educación. En 1837, Manuela se trasladó brevemente a Inglaterra para seguir la educación de sus hijas, pero pronto regresó a París. Después de la muerte de su marido. Manuela participará en una amplia vida social y con la ambición de encontrar marido para sus hijas.
Hola tengo una duda, me preguntaría si alguien puede responderla.
ResponderEliminar¿Qué relación tenía las hermanas,Francisca y Eugenia de Montijo que fue emperatriz de francia con napoleón III?
Eugenia de Montijo era su esposa, Naploeón III era sobrino de Napoleón Bonaparte!
EliminarFrancisca y Eugenia de Montijo, fueron hermanas. Ambas eran hijas de Cipriano Palafox y Portocarrero y de Mª Manuela de Kirkpatrick.
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