jueves, 11 de junio de 2009

Así fue Madrid. La iglesia de San Andrés y la Plazuela de la Paja.


 

Subiendo la costanilla de San Andrés desde la calle Segovia llegamos al centro del barrio de la Moreria, la plaza de la Paja. Recibe este nombre de la costumbre que había allá por el siglo XV y siguientes de vender la paja que se daba al capellán y cabildo de la capilla del Obispo para mantenimiento de la mula que los citados capellanes utilizaban para pasear. Sin embargo, su verdadera importancia es anterior a estas fechas pues en el siglo XIII era el lugar de mercado y centro de la villa, hasta que Juan II mandó construir la Plaza del Arrabal, que luego se transformó en la Plaza Mayor. La plaza de la Paja esta coronada, actualmente, por la Capilla del Obispo que fue ideada para albergar el cuerpo de San Isidro aunque al final no se utilizó para tal fin. Fue esta plaza lugar de las casas de los mayorazgos de los Vargas, de Iván; patrón de San Isidro, y de su hermano mayor Fernán. De Iván, donde vivía, era también la situada en la calle del doctor Letamendi, en la Plazuela del Cordón. La que poseía en la plazuela de la Paja, en la calle Alfonso VI esquina a la calle Redondilla, destinada a los utiles y animales de labranza es considerada como la que realmente habitó San Isidro y Santa María de la Cabeza y sería aquí donde estaba el pozo del milagro. Es conocida como la casa de los Lujanes de la Moreria al casar en el siglo XV una descendiente de Iván de Vargas, Leonor de Vargas, con Pedro de Luján. En esta Casa vivió Beltran de la Cueva. 

En el siglo XVII fue reformada varias veces. Entre 1870 y 1881 fue residencia de las Salesas Reales y en 1884 el ayuntamiento la compró para colegio de niños de San Ildefonso, trasladado recientemente y hoy CEIP San Ildefonso en recuerdo de los niños cantores de la loteria de Navidad. También era dueño, aunque con las necesarias salvedades que veremos, Iván de Vargas de otra casa junto a la Plazuela de la Paja, en la actual plaza de San Andrés, y que ahora alberga el Museo de los Órigenes y antes palacio de los condes de Paredes de Nava. Era está casa igualmente para guardar animales y aperos y es a la considera tradicionalmente como la habitada por San Isidro y su mujer. En el Museo podemos ver el pozo y la capilla de San Isidro, habitación donde se dice murió el Santo. Estudios recientes indican que esta casa no fue nunca de Iván de Vargas, sino de su hermano mayor el citado Fernán. Una descendiente suya, Ana de Vargás, en el siglo XV tambien emparenta con los Lujanes, con Miguel Jimenez de Luján. En el siglo XVII la sucesora del mayorazgo Catalina de Luján casa con Luis Enríquez siendo su hija Luisa Enríquez y Luján la heredera del título de condesa de Paredes de Nava al casarse con Manuel Manrique de Lara. Esta casa fue derribada en 1974 y en 1994 se construyó el Museo de San Isidro, ahora Museo de los Órigenes.

También en la plazuela de la Paja encontramos dos casas más pertenecientes a los Vargas, como vemos dueños de gran parte de las casas de la manzanas que rodean la iglesia de San Andrés. Son el conocido como palacio de los Vargas, vendido a los marqueses de Jabalquinto, Jaen, y condes de Benaventeen Zamora, y luego del principe de Anglona y después de su pariente el marqués de la Romana

Esta casa palacio fue mandada constuir por Francisco de Vargas; descendiente de Iván de Vargas; consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I, así como secretarío todopoderoso de este último. En 1599, su hijo Diego de Vargas y Carvajal mando reedificar la casa y en 1605 la vendió a Álvaro de Benavides y de la Cueva y a María de Benavedies y Sandoval, su mujer, marquesa de Javalquinto. En el siglo XVIII la marquesa de La Romana construye un jadín en suelo de la plazuela de la Paja con lo que la comunicación entre la plazuela de la Paja y la calle Segovia queda reducida a la constanilla de San Andrés. De Francisco de Vargas era también la casa que ahora vemos como prolongación de la Capilla del Obispo ya que los terrenos donde ésta se levanta fueron cedidos por Francisco de Vargas, dueño de la manzana de donde se levanta San Andrés como sabemos, y su hijo Gutierre, el palacio de Francisco de Vargas. Incendiado por los comuneros se levanta otro que hereda su hijo Diego. El palacio siguió en manos de sus descendientes, marqueses de San Vicente por matrimonio con la señora de San Vicente del Barco desde el siglo XVII , hasta el siglo XIX cuando por matrimonios se unen a la Casa de Alba, como se verá al tratar de la Capilla del Obispo. 

En la actualidad alberga al IES Santa Bárbara.

Marqués de San Vicente del Barco. Título creado por Felipe IV por decreto de 30-03-1629 para Fadrique de Vargas y Manrique de Valencia, bisnieto de Diego de Vargas.
Vista del palacio de Francisco de Vargas a continuación de la Capilla del Obispo. Destinado actulamente a Instituo.

 

La casa de la izquierda corresponde a la de los Lujanes de la Moreria.

 

Antes calle del aguardiente por llevarse a cabo en esta calle gran parte de su distribución.


Como centro de la plaza de la Paja y las colindantes de San Andrés, Los Carros y la del Humilladero la iglesia de San Andrés. Siguiendo el camino desde la plaza de la Paja por la costanilla de San Andrés se llega a la plaza de los Carros, llamada así por hallarse en tiempos en este lugar una parada de carros de los que se dedicaban al transporte de mercancías debido a la cercanía a la plaza de la Cebada. Sin solución de continuidad esta plaza esta comunicada con la de san Andrés, presidida por edificios de gran importancia; la parroquia de San Andrés, construida en el lugar donde estuvo la mezquita principal del Madrid árabe y unido a la figura de San Isidro al ser feligrés de la misma y haber sido enterrado en un principio en ella, y la capilla de San Isidro.



 

Dedicada a San Andrés Apóstol, se trata de una de las iglesias más antiguas de Madrid. La parroquia se encuentra en lo que era, en 1082, el arrabal mozárabe del sur donde nació San Isidro. Al morir, su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la iglesia de San Andrés, pero posteriormente, en 1212, se trasladó a la iglesia. Este es uno de los motivos que otorga importancia al lugar: el ser cuna y sepulcro del Santo. El primer dato documental que tenemos sobre su existencia es su aparición en el Fuero de 1202 como una de las parroquias de la ciudad, aunque no obstante, y según la tradición, ya existía desde la época de San Isidro, que fue feligrés de esta parroquia siendo enterrado en ella hacia el año 1172. Incluso también se cree que pudo estar situada sobre lo que fue una primitiva iglesia cristiana del Madrid islámico, ya que la jurisdicción de San Andrés se extendía por lo que fue el antiguo barrio mudéjar, posterior morería. A finales del siglo XV, sirvió de Capilla Real a los Reyes Católicos cuando residían en las casas de don Pedro Lasso de la Vega, desde donde se dio paso a la iglesia mediante la construcción de un pasadizo que daba acceso a la tribuna real. Fue reformada en su totalidad a principios del sigo XVI con la ampliación del atrio ocupando el antiguo cementerio incorporndo al templo el lugar donde la tradición dice que fue enterrado San Isidro. Estaba orientada al este, orientación que fue cambiada en 1657 con la construcción de la capilla de San Isidro, que se termina en 1669. 

El origen de la parroquia data de 1629, cuando Gómez de Mora empieza a realizar el proyecto. En 1643 se puso la primera piedra. Será José de Villareal quien dirija las obras hasta su muerte en 1657, sustituyéndole Juan de Lobera. En 1925 fue declarada monumento nacional. Saqueada y parcialmente destruida durante la Guerra Civil, fue restaurada posteriormente con algunas modificaciones respecto al edificio original, así, la parroquia se reconstruyó sobre el espacio de la antecapilla de San Isidro, mientras que sobre lo que había sido la iglesia del siglo XVII, se construyó la nueva casa rectoral. En 1936 la iglesia fue incendiada. Se perdieron con ello los cuadros, esculturas de las hornacinas y el baldaquino que custodiaba los restos del santo. Las obras de reforma concluyeron en 1966 y dejaron como templo una parte de la antecapilla y del crucero, quedando tapiadas la Capilla del Obispo y la de San Isidro. Destacan del interior, las puertas de estilo renacentista de acceso a la capilla, de Cristóbal Robles y el claustro del siglo XVI.

En ella la Capilla de San Isidro está construida sobre el cementerio de la iglesia de San Andrés en la edad media. Los Vargas vivían aqui pues compraron la casa a Ruy Gonzalez Clavijo. Aprovechando esos terrenos suyos, parte del cementerio y el solar de la capilla atribuida a Alfonso VIII, construyeron la Capilla del cuerpo de Isidro. Ocupa gran parte de la calle de San Andrés y de la manzana por donde discurría la muralla, que se derriba utilizando sus restos para construir la Capilla. Después de su muerte, el cuerpo de San Isidro estuvo custodiado en la parroquia de San Andrés hasta que en 1518, el Papa León X concedió su custodia a la familia Vargas quienes posteriormente lo depositaron en la Capilla del Obispo, contigua a la mencionada parroquia. Enseguida, empezó un pleito entre la familia Vargas y la parroquia de San Andrés por el cuerpo. La disputa la ganó la parroquia, quien en 1544, en virtud de una bula del Papa Paulo III recuperó los restos del labrador, que beatificado en 1619, fue elevado a los altares en 1622. Inmediatamente se iniciaron los trámites para la construcción de una capilla en su honor. Después de una azarosa andadura, la idea, financiada por las ciudades del reino, se convirtió en una ampliación de la iglesia parroquial de San Andrés. Las obras empezaron el 12 de abril de 1657 en presencia de los reyes Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, siendo solemnemente inaugurado el 15 de mayo de 1669. El cuerpo del Santo se continuó venerando en la Capilla de San Isidro hasta que en 1769, tras la expulsión de la Compañía de Jesús, se procedió al traslado de los restos a la iglesia del Colegio Imperial, en la calle Toledo, desde entonces conocida como Colegiata de San Isidro. El 18 de julio de 1936, a las pocas horas de iniciarse la Guerra Civil, capilla y parroquia fueron incendiadas quedando totalmente destruidas, lo que motivó de después de la guerra el edificio fuera totalmente reconstruido, prolongándose su restauración hasta 1991. El edificio constituye un magnífico ejemplo de construcción barroca. Desechado un primer proyecto de Juan Gómez de Mora en 1629, las obras se iniciaron en 1642 siguiendo las trazas de Pedro de la Torre. Adosada a la parroquia de San Andrés, la capilla tiene entidad propia; se construyó sobre una planta alargada perpendicular a la parroquia, y cuenta con una cúpula encamomada rematada con una linterna. A Pedro de la Torre le siguieron en la construcción José de Villarreal, en 1657, y más tarde Juan de Lobera, quien remató las obras en 1669.



La Capilla del Obispo, gótica y renacentista, es uno de los edificios más bellos de Madrid y uno de los ejemplos más destacados de la transición del gótico al renacimiento. Está en un largo proceso de rehabilitación de casi cuarenta años que finalizará a finales de 2009. Se trata de la única construcción gótica que ha llegado intacta a nuestros días. Fue construida en 1520 por Francisco de Vargas y su hijo, Gutierre de Vargas, obispo de Plasencia, para alojar los restos de San Isidro. Las obras finalizaron en 1535, momento en el que se depositan los restos del santo, hasta que la Iglesia de San Andrés se hace cargo de la reliquia en 1544, quedando dedicada exclusivamente a ser capilla funeraria de los Vargas. Al guardarse allí el cuerpo del Obispo de Plasencia, Gutierre de Vargas, la capilla recibió el nombre de Capilla del Obispo. Tras ser San Isidro canonizado en 1622, se decide construir una gran capilla en San Andrés que albergue los restos del Santo. Este magnífico edificio, monumento nacional desde 1931, representa la transición del gótico al renacimiento. Levantado como una capilla de la parroquia de San Andrés, con la que en un principio estaba comunicada, destaca en el interior el prodigioso retablo mayor, obra del palentino Francisco de Giralte, discípulo de Berruguete, quien lo concluyó hacia 1550 con la colaboración de Juan Villoldo el mozo, quien realizó la policromía. En 1544, una vez retirados los restos de San Isidro, la capilla pasó a ser panteón de los Vargas, de acuerdo a una práctica entonces común entre las más notables familias de la oligarquía madrileña. 

A tal efecto Francisco Giralte también construyó el sepulcro del obispo fundador, con su estatua orante y la de sus familiares; así como los sepulcros de los padres de éste, Francisco de Vargas e Inés de Carvajal, situados a ambos lados del presbiterio. El verdadero nombre es Capilla de Nuestra Señora y San Juan de Letran. No confundirlo con Santa María y San Juan de Letran. La restauración se ha realizado sin tener en cuenta la opinión del ciudadano madrileño y respetando poco la historia. La capilla era propiedad del marquesado de San Vicente del Barco, en poder de la Casa de Alba. En 1980 la duquesa donó la capilla para uso y disfrute del pueblo madrileño, con la intención de que siga realizando su función religiosa, y que sea utilizada para la investigación. La Capilla del Obispo tenía como única entrada, la de la iglesia de San Andrés. Posteriormente, el arzobispo Tavera ordenó que el cuerpo de Isidro retornara a la parroquia y que se independizara la Capilla, obligandola a tener acceso por la puerta de atrás, la que da a la plaza de la Paja.

Gutierre de Vargas es segundón de don Francisco de Vargas. Fue destinado a la carrera eclesiastica y, debido a las influencias de su padre, nombrado obispo de Plasencia a los 18 años, en 1524. Pero Gutierre tenía más afición a la vida mundana y guerrera que a la religiosa, lo que le llevó a constantes enfrentamientos con su cabildo. En 1551 es enviado por Carlos I al concilio de Trento, donde conoce a los jesuitas y lee los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, lo que cambia completamente su vida. Enfermó de gota y murió el 27 de abril de 1559, siendo su cuerpo trasladado a Madrid y enterrado en la capilla de Santa María y San Juan de Letrán, que fundara su padre y terminó él mismo en 1535. Desde entonces llamada Capilla del obispo de Plasencia, o simplemente Capilla del Obispo.
Frente a San Andrés se encuentra una casa de las más antiguas e importantes que tuvo la Villa.


Los RR CC al tener su Corte en Madrid, se alojaban en la casa de los Lasso de Castilla, situada frente a la iglesia. Para ir a los oficios religiosos y no pisar la calle, se construyó un pasadizo elevado, quedan restos con azulejos que se ven desde la Costanilla de San Andrés, por el que pasaban al coro parroquial lo que llamaban tribuna. Pedro de Castilla es nieto de Pedro I; hijo natural de su nieto Pedro obispo de Palencia, hijo de Juan de Castilla. Pedro se estableció en Madrid durante el reinado de los Reyes Católicos. Su hijo don Pedro Lasso de Castilla "edificó en esta Villa vnas casas, que entonces eran, y aún son al presente de las más principales della, junto a la parroquia de S. Andrés (...), tan capaces, que se aposentaron en ellas (...) los Reyes (Católicos)"; se trataba del enorme caserón, construido antes de 1490 y derribado hacia 1875, que con sus más de 4.500 metros cuadrados de superficie formaba toda la manzana comprendida entre la plaza de la Paja y las calles de Mancebos y Redondilla. Decir que la casa de Iván de Vargas en la ahora calle del doctor Letamendi rondaba los 3.ooo metros cuadrados, En él se alojaron Fernando e Isabel, doña Juana y el archiduque Felipe I, y los regentes el cardenal Cisneros y el deán de Lovaina; un pasadizo alto lo comunicaba con la frontera iglesia de San Andrés, y por él accedían a la tribuna regia del templo los huéspedes ilustres en las más solemnes celebraciones. Don Pedro añadió a su palacio, en 1496, una torre que "más bien se asemejaba a un fuerte, con grandes cerrojos y llaves de golpe, metidas las rejas de hierro, ofreciendo mucha seguridad".

Pedro I y Juana de Castro, señora de Dueñas e Ponferrada son padres, entre otros, de Juan de Castilla que casa con Elvira de Eril y de Falces. Padres de Pedro de Castilla, obispo de Osma y de Palencia que con Maria Fernandez Bernal es padre, entre otros de Pedro de Castilla que casa con Catalina Lasso de Mendoza nieta del marqués de Santillana, casada primero sin sucesión con Luis de Lacerda, V conde y I duque de Medinaceli. Padres, entre otros, de Pedro Lasso de Castilla que casa con Aldonza de Haro de los condes de Priego en Cuenca.


Compartía manzana la casa de los Pedro de Castilla, luego de los Castilla y Lasso de la Vega, con la de Ruy Gonález Clavijo. Fue Clavijo camarero de Enrique III quien le encomendó la tarea de establecer una embajada con la corte de Tamerlán con la intención de crear una alianza para guerrear contra los turcos. El relato de los viajes de González de Clavijo hasta Samarcanda entre los años 1403 y 1406, escrito por el propio viajero y recogido bajo el título Embajada a Tamorlán es una de las joyas de la literatura medieval castellana, y es en muchos aspectos comparable al célebre "Libro de las Maravillas" del veneciano Marco Polo escrito casi un siglo antes. Tras su viaje González de Clavijo siguió al servicio de su rey, aunque más tarde volvió al Puerto de Santamaria de donde era y en donde murió en 1412, siendo enterrado en la iglesia de San Francisco el Grande. 

La casa de González de Clavijo en Madrid pasaría a formar parte de las de la familia Vargas y luego tras ser comparada la casa de los Lasso de Castilla en 1574 por María de Mendoza y Fonseca al ducado del Infantado cuyo titular es su hijo Rodrigo Diaz de Vivar y Mendoza, VII duque del Infantado. Legaron a ser los Infantado dueños de toda la manzana comprendida entre la plaza de la paja y las calles Mancebos y Redondilla. En muy mal estado de consevación tras la quiebra de la casa de Osuna y del Infantado fue comprada por el arquitecto Francisco de Cubas, marqués de Cubas. Derribada en 1882, en su solar levanta viviendas. Ya en 1816 había sido derribada la importante torre construida en 1490 por Pedro Lasso de Castilla desde la que se accedía a la iglesia de San Andrés.


 



Juan de Benavides, V señor de Jabalquinto, señor de Ventosilla y Almanzor, casa con María de Bazán, hermana de Álvaro de Bazán, I marqués de Santa Cruz de Mudela, Grande de Castilla, e hija de Álvaro de Bazán, II señor de las villlas de Finelas y Gorafe, capitán general de las Galeras de España, y de Ana de Guzmán, hija de Diego Ramírez de Guzmán, I conde de Teba, y de Brianda de Mendoza y Córdoba de los I duques del Infantado. Padres de Manuel de Benavides y Bazán, VI señor y I marqués de JABALQUINTO. Su nieta Isabel Francisca de Benavides y de la Cueva, III marquesa de JABALQUINTO, casa en 1637 con Antonio Alonso Pimentel de Herrera Zúñiga, Alonso Antonio Pimentel de Quiñones, XI conde y VIII duque de Benavente. Títulos que en adelante irán unidos, siendo los titulares de Benavente marqueses de Jabalquinto. Su descendiente a mediados del siglo XVIII es María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel Téllez-Girón Borja y Centelles, XV condesa y XII duquesa de BENAVENTE, XIII duquesa de BÉJAR, XIII duquesa de PLASENCIA, XII duquesa de ARCOS, XIV duquesa de GANDIA, IX duquesa de MANDAS Y VILLANUEVA y VIII marquesa de JABALQUINTO casa en Madrid (San Pedro el Real, el Viejo, junto a su Palacio) en 1771 con su primo hermano Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna

Su hijo Francisco de Borja Bruno Téllez-Girón y Alfonso Pimentel, es el X duque de Osuna y su hermano Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alfonso Pimentel, es principe de Anglona en Cerdaña; titulo que llega a al casa de Benavente cuando el XIV conde de Benaventte y XI duque así como VII marqués de Javalquinto sucede a su tía materna en sus estados de Gandia, Lombay y Oliva asi como entre otros siendo este el caso de Anglona, y IX marqués de JABALQUINTO. Continuan en su hijo tambien Pedro de Alcantara los titulos de Jabalquinto, Anglona y Osuna ya como XIII duque por agotamiento de la linea primógenita del X duque, su tio sin herederos de sus hijos. Titulado tambien conde-duque de Benavente. Sin heredero de su única hija viva. Pasando el título de Osuna a la Casa de Uceda, de nuevo sin heredro pasa a la Casa de los duques de Escalona siguiendo Angela María Téllez-Girón y Duque de Estrada, XVI duquesa de OSUNA, XXI duquesa de MEDINA DE RÍO SECO, XVII condesa-duquesa de BENAVENTE; , XVI duquesa de ARCOS, XVIII duquesa de GANDÍA, XIV duquesa de UCEDA, XX condesa de OROPESA y XII marquesa de JABALQUINTO y princesa de Anglona. Vive todavia. La hermana del IX marqués de Javalquinto casa con el marqués de Santa Cruz de Mudela. Su hija Joaquina Pilar casa con el XVII duque de Medina Sidonia cuya hermana de nombre Tomasa casa con el IV marqués de La Romana en Alicante. Los hijos de estos dos matrimonios son el XVIII titular de Medina Sidonia, y el V marqués de La Romana cuya hermana Rosalia casa con el que es su primo hermano el XVIII duque de Medina Sidonia.


Jardines, segun trazado original, del palacio de Javalquinto y vista del palacio desde la calle Segovia en la subida por la Costanilla de San Andrés. Constituyen una de las escasas muestras de jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan en la capital. Diseño de 1761 de Nicolás Chalmandrier, quien proyectó una pequeña zona de recreo de estilo neoclásico, con toques característicos de los jardines hispano-árabes. Fue objeto de reconstrucción en el 2002.


Costanilla de San Andrés.


La casa de la izquierda corresponde al lugar donde se situaba la casa de los Lujanes de la Morería.


Vista de la iglesia de San Andrés desde la calle de Segovia.

 
Vista de la que fue casa de Ruy González Clavijo, a a izquierda, y la de los lujanes de la Morería, a la derecha.


Desde la calle de Segovia también llegamos a la iglesia de San Pedro por la Costanilla de San Pedro, paralela a la de San Andrés. Vista de la torre de esta iglesia desde la plaza de la Paja, calle del principe de Anglona, junto al palacio de Javalquinto o de Anglona.

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