jueves, 13 de septiembre de 2018

Palacio de los condes de Buendia. Dueñas. Palencia

Se encuentra situada en la frontera entre las comarcas naturales de Tierra de Campos y El Cerrato, a la que pertenece, en el sur de la provincia de Palencia, limítrofe ya con Valladolid.

Se asienta en las faldas de un otero o cerro testigo, que dan nombre a la comarca (cirratus = Cerrato), conocido como "Pico de El Castillo" por la existencia en su cima de una fortaleza desaparecida en el siglo XIX, cuando sus piedras fueron utilizadas en la construcción del Canal de Castilla.
Dentro de su término municipal se produce la confluencia de los ríos Carrión y Pisuerga, afluentes del Duero.

Señorío de los Acuña que son condes de Buendía en Cuenca,  primos de los Acuña que son duques de Huete también en Cuenca.




Tenía su origen en esta villa un Camino Real de Aragón que sirvió en 1469 a Fernando el Católico para llegar a esta localidad antes de su enlace matrimonial con su prima Isabel en Valladolid, pero que resulta menos conocido que el Camino Real de Aragón que llegaba hasta Valladolid por la margen derecha del río Duero.

Corre la leyenda que Fernando el Católico estaba a las afueras de Dueñas con parte de sus ejércitos para poder conocer a Isabel de Trastámara "La Católica", alojada por los Condes de Buendía. El hermano de Isabel era Enrique IV quien se mostró contrario a este enlace pues quería desposarla con el príncipe Carlos de Viana. Enrique IV rodeaba la entonces villa para evitar que se conociesen. La leyenda dice que los eldanenses salieron al encuentro de Fernando y le vistieron con ropas humildes para que entrase en el pueblo, pues nadie conocía su físico real, como así hizo, acompañado de dos hombres de su confianza. Prosigue la leyenda, contando que en previsión de la reacción de Enrique, se casaron esa misma noche en una capilla del Palacio de los Condes de Buendía, siendo testigos una monja y la propia condesa, por parte de Isabel, y sus dos acompañantes, por parte de Fernando. La historia, por el contrario, dice que se casaron en el Palacio de los Vivero en Valladolid en 1469.

Acoge, el palacio de los condes de Buendía de Dueñas, nada más construirse, en 1440 el primer encuentro entre el heredero a la corona de Castilla, el futuro Enrique IV, y su prometida Blanca de Navarra, quien sale a recibirla desde Valladolid, donde tendrá lugar el enlace en septiembre de ese mismo año. En las negociaciones de este matrimonio había participado, además, Pedro Vázquez de Acuña, I conde de Buendía, actuando como embajador de Juan II ante la corte navarra.
En 1464 acoge una reunión de nobles y magnates castellanos que apoyan al infante don Alfonso frente a su hermanastro Enrique IV, entre los que se encuentran los Acuña. Es el arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo de Acuña, quien concierta el matrimonio entre Fernando e Isabel, por lo que el palacio va a estar estrechamente vinculado a los momentos próximos a este enlace, llegando algunos autores como Gonzalo de Illescas, nacido en la localidad, a defender que dicho matrimonio se produce en Dueñas y no en Valladolid.

Debido al protagonismo de la familia Acuña en el ascenso al trono de Isabel, -Son los segundos condes de Buendía tíos de Fernando el Catolico- la villa de Dueñas se convertirá en eje de la vida de los futuros reyes de Castilla en los momentos próximos al matrimonio entre Isabel y Fernando en 1469. Este linaje llegó a emparentar, además, con la Casa Real a través del matrimonio de Lope Vázquez de Acuña, II conde de Buendía y adelantado de Cazorla, con Inés Enríquez de Quiñones, tía de Fernando el Católico, al ser hija del almirante de Castilla, Fadrique Enríquez, y su segunda mujer, Teresa de Quiñones. Ambos están enterrados en el panteón condal de la familia, ubicado en el altar mayor de la iglesia de Santa María de la Asunción.

Por todo ello, el 9 de octubre de 1469, Fernando de Aragón, finaliza su viaje para contraer matrimonio con su prima Isabel de Castilla en el Palacio de los condes de Buendía en Dueñas, donde será recibido por Pedro de Acuña, I conde de Buendía y hermano del arzobispo de Toledo Alonso Carrillo, artífice y propulsor de dicho matrimonio.

Alojado en el Palacio de los Acuña de Dueñas, el 14 de octubre, viajará hasta Valladolid para conocer a su prometida, retirándose de nuevo a Dueñas hasta que el 18 de octubre acude definitivamente a Valladolid para contraer matrimonio en el Palacio de los Vivero, a extramuros de la ciudad y perteneciente en esos momentos a Juan Pérez de Vivero, casado con María de Acuña, hija de Pedro de Acuña, I conde de Buendía, que ejercerá de madrina en la boda.

La inseguridad de permanecer en una villa tan grande como Valladolid, aunque fuera afín al almirante Fadrique Enríquez, partidario de Isabel, les llevó a tomar la decisión de resguardarse en la protección que ofrecía el Palacio de los Acuña de Dueñas, donde se trasladan en mayo de 1470 hasta diciembre del mismo año, donde pasan unos meses complicados, mantenidos por el propio conde, pues ellos no cuentan con ningún medio, al mismo tiempo que Enrique IV avanza contra ellos. Durante esta estancia tiene lugar el nacimiento de la primogénita, Isabel de Aragón, en octubre de 1470, siendo bautizada en la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción.

Posteriormente, por deseo de la propia Isabel se recibirá en Dueñas a la embajada enviada por el duque de Borgoña Carlos el Temerario para entregar el Toisón de Oro a Fernando, ceremonia que tendrá lugar en la iglesia parroquial de Santa María el 24 de mayo de 1474.

En Dueñas casa  el rey don Fernando el Católico, viudo de Isabel,  con Germana de Foix, boda que se celebra en 1506 en el palacio de los Acuña, condes de Buendía. 

Felipe II pasará por Dueñas junto con sus hijos, la infanta Isabel Clara Eugenia y el príncipe heredero, los días 26, 27 y 28 de agosto de 1592, en la que realizan una visita a la abadía de San Isidro,  la abadía de La Trapa.


 Merece especial reseña, no por lo que es sino por lo que fue, el Palacio de los Condes de Buendía edificio de finales del XV que conserva dos paños de crujía adintelada y que fue residencia habitual de esta familia y de los monarcas cuando, en numerosas ocasiones, visitaron Dueñas; aquí vivió Fernando cuando vino a Castilla a casarse con la princesa Isabel (1469) y aquí los jóvenes príncipes, antes de ser Reyes Católicos, vieron el nacimiento de su primogénita (1470), igualmente llamada Isabel. También aquí casó Fernando, primo de los Acuña, en segundas nupcias con Germana de Foix (1506).







Hacia 1440 se inicia la construcción del palacio sobre edificios antiguos; parte de lo que fuera el palacio de María de Molina y algunos otros. Ocupa todo un lado en la plaza del Mercado (ahora Plaza de España) y baja hacia la Barbacana dando fachada a la Plaza de las Tercias (de Isabel la Católica). Se comunicaba con otros edificios, de servidumbre, por dos pasadizos, de los que queda uno, la Puentecilla, y ocupa un amplio espacio amén del edificio con patios y jardines. Incluso tiene una comunicación, mediante ventana y reja, al presbiterio de la vecina iglesia de San Agustín.
Parte del inmueble primitivo se puede reconstruir a partir del Patio del que aun se conserva una crujía en perfecto estado y otra cegada.
Este Patio tenía forma cuadrada y acaso estaba cerrado en los cuatro lados, actualmente no queda nada de la fachada que daba a las tercias. Presenta seis pilares ochavados esbeltos y bien tallados que descansan en basa cuadrada con capiteles sencillos. El conjunto de la edificación en su base era de piedra, luego, mampostería y adobe, con entramados de madera. Las paredes poseen tres alturas. Al patio -que sufriera un incendio en 1470- se entraba por la fachada de las Tercias por una puerta de sillería con arco carpanel. Del patio se accedía a caballerizas y graneros, habiendo también un huerto; esta parte está ocupada, en la actualidad por la Casa Parroquial, directamente unida a la iglesia de San Agustín.
En el interior se encontraba la Sala Dorada, interesante por el artesanado del techo. Actualmente ha sido adquirido por un empresario de la zona y espera ser reconstruido.
Todo el edificio muestra que, en su construcción, hubo prisa y poco gasto, circunstancias agravadas por el descuido posterior.
En los siglos XV y XVI fue la residencia principal de una de las ramas de la familia Acuña, los condes de Buendía, quienes convirtieron Dueñas en la cabeza de sus estados señoriales desde su adquisición por merced de Juan II en 1439.
La primitiva fortaleza de Dueñas se encontraba alejada del núcleo urbano y respondía a una función exclusivamente militar debido a su origen defensivo durante la Reconquista en el siglo IX d.C., por lo que no se ajustaba a las necesidades de una residencia señorial. Esta situación hacía necesario que los Acuña exteriorizasen su dominio sobre la población por medio de un edificio que no sólo iba a ser residencia del señor, sino de gran parte de la familia y, especialmente, de los ilustres visitantes a los que había de alojar. Fue sede, por tanto, de importantes acontecimientos históricos no sólo a escala local o regional sino también nacional debido al protagonismo que alcanzó esta familia en los conflictos del Reino de Castilla, sobre todo en el reinado de los Reyes Católicos.
Tras el agotamiento dinástico del linaje a finales del siglo XVI, el señorío pasó por enlaces matrimoniales primero a los Padilla, condes de Santa Gadea y adelantados mayores de Castilla, posteriormente a los Sandoval y Rojas, duques de Lerma y Úceda y, finalmente, en el siglo XVIII, a los duques de Medinaceli, quienes acabarán vendiendo la propiedad del inmueble a la familia local de los Cuadros, siendo habitado por distintas familias que lo tenían arrendado hasta la década de los 80 del siglo XX. 

En 2002 es adquirido a los múltiples herederos de esta familia por el presidente del Grupo Siro, Juan Manuel González Serna, por lo que actualmente sigue siendo de propiedad privada y se encuentra en un crítico estado de ruina.

I              Pedro Vázquez de Acuña y Albornoz     1465–1482
II             Lope Vázquez de Acuña              1482–1489
III            Juan de Acuña  1489–1528
IV           Pedro de Acuña               1528–1537
V             Fadrique de Acuña         1537–1558
VI           Juan de Acuña y Acuña 1558–1592
VII          María de Acuña y Acuña              1592–1596
VIII         Luisa de Padilla y Manrique        1596–1602

Casa de Padilla, condes de Santa Gadea
IX            Juan de Padilla y Acuña                1602–1606
X             Eugenio de Padilla y Manrique  1606–1622

Casa de Sandoval y Rojas, duques de Lerma y Uceda
XI            Francisco Gómez de Sandoval y Padilla 1622-1635
XII          Mariana Gómez de Sandoval y Enríquez de Cabrera      1635-1651
XII          Ambrosio de Aragón y Sandoval              1651-1659
XIV         Catalina Antonia de Aragón y Sandoval 1660-1668

Casa ducal de Medinaceli, hasta la actualidad
XV          Luis Francisco de la Cerda y Aragón        1668-1711
XVI         Nicolás Fernández de Córdoba y de la Cerda     1711-1739
XVII       Luis Antonio Fernández de Córdoba y Spínola   1739–1768
XVIII      Pedro de Alcántara Fernández de Córdoba Figueroa de la Cerda y Moncada     1768–1789
XIX         Luis María Fernández de Córdoba y Gonzaga    1789–1806
XX          Luis Joaquín Fernández de Córdoba y Benavides             1806–1840
XXI         Luis Tomás Fernández de Córdoba y Ponce de León      1840–1873
XXII        Luis María Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas 1873–1879
XXIII      Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert      1880–1956
XXIV      Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa     1956–2013

En la plaza de Trasiglesia se ubica otra casona nobiliaria conocida como Casa de Napoleón porque en ella se alojó el rey intruso José I; es un edificio del XVI en su planta baja y del XVIII en la planta noble.




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