lunes, 10 de septiembre de 2018

Ribas de Campos, Calahorra de Ribas y San Cebrián de Campos. Palencia










Iglesia parroquial gótica de San Cornelio y San Cipriano

















Calahorra de Ribas. A tres kilometros de Ribas de Campos.

Esclusas numeradas como 22, 23 y 24 del Canal de Castilla, en Calahorra de Ribas. 










Calahorra de Ribas, donde se cruza con el río Carrión, del que pasa a tomar las aguas, y el Serrón, en Grijota, donde el canal se bifurca en los ramales de Campos y del Sur. 
Precisamente en Calahorra de Ribas se puede leer un monumental hito erigido para conmemorar la unión de los ríos Carrión y Pisuerga en agosto de 1791:
En el Reinado del Señor Don Carlos IV y de su esposa Dña Luisa María (sic) a expensas del Real Erario, siendo Ministro de él el Excmo Señor Conde de Lerena, bajo cuyas órdenes dirigió la obra el Coronel Juan de Homar, Caballero de Calatrava. Era el Conde de Lerena, Don Pedro López de Lerena y Cuenca, Ministro de Hacienda en aquellos años.

Las obras del canal comenzaron el 16 de julio de 1753 en Calahorra de Ribas, bajo la dirección de Antonio de Ulloa y el ingeniero jefe Carlos Lemaur, en el tramo conocido como Ramal de Campos. Al año de haberse iniciado se paralizan, habiéndose construido hasta entonces 25 km, desde Calahorra de Ribas. Más tarde, en 1759, las obras se reanudan, pero esta vez se inician en el estrecho de Nogales, cerca de Alar del Rey, y así comenzó la construcción del Ramal del Norte, finalizando las obras de este ramal en agosto de 1791, cuando las aguas del Norte se unen con las del Ramal de Campos en el lugar de Calahorra de Ribas.
Al año siguiente de la finalización del Ramal Norte se inicia la navegación en Alar del Rey, a la vez que se comienzan las obras del Ramal Sur hacía Valladolid. La Guerra de la Independencia y la posterior crisis política, económica y social ocasionaron grandes destrozos en lo ya construido, y obligaron a paralizar las obras en Soto Alburez en el año 1804.
El rey Fernando VII, viendo que el Erario Público no era capaz de seguir financiando el coste de la obra, dicta en septiembre de 1828, una Real Orden para que el proyecto pudiera ser realizado por una empresa privada. De esta forma, en 1831 el Estado concede a la Compañía del Canal de Castilla la explotación del Canal durante 80 años, una vez terminadas las obras. A cambio se compromete a finalizar las obras en siete años. De nuevo la guerra impide el cumplimiento de los plazos establecidos, por lo que es necesario un nuevo contrato mediante el cual se acorta el plazo de explotación a 70 años, y se amplía el plazo para realizar las obras. Una vez privatizada su construcción en 1835 se finaliza el Ramal del Sur con la llegada de las aguas al río Pisuerga a Valladolid, y en 1849 se ve finalizado el Ramal de Campos bajo el reinado de Isabel II.
Así el 14 de diciembre de 1849 comienza la explotación del Canal de Castilla por la Compañía del Canal de Castilla y un periodo de 70 años, revertirá de nuevo al Estado, que lo administra desde entonces, dependiendo de la Confederación Hidrográfica del Duero. Aunque la navegación comenzó a finales del siglo XVIII, la época de mayor esplendor tuvo lugar entre los años 1850–1860, cuando las barcas que surcaban el Canal superaban las 350. Pero a partir de la apertura de la línea férrea Valladolid–Alar del Rey, con un trazado casi paralelo al del Canal de Castilla, se limita su uso porque la vía ferroviaria era más económica que el canal.
No obstante su cauce sigue proporcionando otros usos derivados de la fuerza motriz, generando un desarrollo económico e industrial en las localidades por las que discurre y propiciando que nazcan fábricas de papel, harinas, cueros, molinos, armas e incluso astilleros.






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