Existen dos tipos: el molino y la molina. El molino tipo torre fue construido en el siglo XVIII y era una copia de los molinos de Castilla. Con planta circular, disponía de dos o tres alturas y cuatro aspas. Más adelante, en el siglo XIX aparece la molina, de maquinaria más simple y una apariencia externa distinta, aunque realmente cumplía la misma función. La molina constaba de un espacio en el que el molinero de turno trabajaba con la mejoría de no tener que subir y bajar plantas. Tenía seis aspas. Los molinos se construían con muros de mampostería concertada, compuesta por piedras del lugar y con juntas de unión, unas veces de barro y otras de cal.
Los primeros datan del siglo XVII, época en la que el cultivo del cereal era fundamental para la población de las islas. Los majoreros llevaban hasta los molinos granos tostados de millo, cebada, trigo, garbanzos, etc. y en épocas más modestas, elaboraban el alimento que tan importante ha sido para todos los canarios: el gofio. El avance tecnológico que supuso moler el grano con la fuerza del molino en aquella época facilitó la producción y, por consiguiente, la vida de los pobladores de Fuerteventura. Casi 800 molinos fueron destinados a la extracción del agua, el resto eran utilizados para triturar los granos. Afortunadamente, la isla se vio favorecida por la constante presencia de fuertes vientos que suelen soplar abundantemente después de los meses de la cosecha, allá por julio y agosto.
Es un poblado de siete viviendas donde se ve una muestra del hábitat tradicional de Fuerteventura.
El ecomuseo recrea la vida rural tradicional con actividades artesanas, ganaderas y agrícolas.
Molinos de los siglos XVIII y XIX
Aunque existen aproximadamente mil distribuídos en toda la isla, entre ellos se destacan los de La Oliva, Tefia y Antigua, que dan forma a “la ruta de los molinos”.
MOLINA
Aerogeneradores
Los que se ven son de metal pocos quedan de aspas de madera
Restos de un Molino a la entrada del pueblo de Antigua
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