jueves, 25 de marzo de 2021

Vecinos de Cuenca y Huete. Siglos XV y XVI

Ejecutorias interesantes de la Real Chancillería de Granada (1532- 1557). Pedro Andrés Porras Arboledas, 2018

2 Junio 1496. Morón. Folio 22. A petición de bachiller Pero Díaz de la Torre, promotor fiscal, se ordena a Juan de Cuero, alguacil de Casa y Corte, que haga comisión sobre el ultraje inferido a Diego de Jaraba, hidalgo, por un tal Castro que ejecutó las órdenes de Diego de Flores, vecino de la dicha ciudad de Cuenca.

Diego de Flores el Viejo es el abuelo paterno de Alonso Carrillo, canónigo y tesorero de a catedral de Cuenca.

Junio de 1557. Granada. Ejecutoria a la justicia de Huete, a petición de doña Ana de Mendoza, viuda de García de Pisa, contra Francisco Tavira, ambos vecinos de la ciudad, el cual había vendido a aquéllos unas heredades en término de Pineda, que habían resultado ser del patronato de su hijo y yerno, siendo, por tanto, no cierta ni sana la compraventa. Chancillería de Granada. Caja 5.859.

1550/10/08. Granada. Ejecutoria a petición de los menores de Gabriel de Céspedes y doña María de Flores, vecinos del Horcajo, de los hijos de Juan de Flores y doña Catalina Carrillo y de los hijos de Diego de Flores el Mozo y doña Catalina de Resa, vecinos de Cuenca, contra doña Beatriz Carrillo, viuda de Diego de Flores el Viejo y su segunda mujer, vecina de Zarzuela, y sus hijos. Iniciado ante la justicia conquense en 1544. Solicitaba el reintegro de su dote y arras. 

Diego Flores Carrillo el Mozo vivió en Cuenca y casó dos veces. La primera , con doña María de Vargas, natural de Madrid, y la segunda con Catalina de Resa. 

Del primer matrimonio es Alonso Carrillo, Canónigo y Tesorero de la Catedral de Cuenca y obispo de Bizte. 

Diego Flores Carrillo el Mozo es hijo de Diego Flores el Viejo y de su segunda mujer Beatriz Carrillo. Beatriz Flores Carrillo y de Catalina Flores Carrillo son hermanas de Diego Flores Carrillo el Mozo.

Del primer matrimonio de Diego Flores el Viejo es hija María Flores de Quirós que casa con Gabriel de Céspedes.

Alonso Carrillocanónigo y tesorero del cabildo conquense. Archivo de la Catedral de Cuenca. Actas capitulares de 1537.

 

La mayoría de los canónigos consideraba que no era conveniente ni necesario derribar la vieja claustra gótica y edificar una nueva, pero no faltaban los que opinaban lo contrario. 

En abril de 1545, don Alonso Carrillo, canónigo y tesorero del cabildo conquense pide que se construya, sin que sea obstáculo la penuria económica, pues él “daría persona que la hiziera a su costa”. 

Algunos meses después, el capítulo nombraba una comisión para platicar con el provisor acerca de las obras; unas obras que debieron iniciarse a finales de 1547 o comienzos de 1548. 

Es seguro que éste último año se estaba picando el claustro gótico, pues en el libro de cuentas de fábrica constan los pagos a favor de los obreros afanados en tal tarea. 

Sabemos que los trabajos continuaban en 1550, fecha en que se inició un pleito con don Luis Carrillo sobre “el corral de la claustra”.

 https://core.ac.uk/download/pdf/207597163.pdf

La leyenda de oro para cada día del año: vidas de todos los santos que venera la iglesia, 1853. San Julián, obispo de Cuenca.

El Proceso de los milagros de San Julián fue hecho por don Alonso Carrillo por mandado del papa Paulo III.

Alejandro Farnesio. Paulo III o Pablo III. Fue el papa número 220 de la Iglesia católica, de 1534 a 1549.

Un 13 de febrero de 1542 moría en Roma el que fuera el trigésimo quinto Obispo de Cuenca, D. Alejandro Cesarino, de noble familia romana. 

Desde la Iglesia de Pamplona fue promovido para la de Cuenca en el año 1537, tomando posesión al año siguiente.

Siendo Obispo de  Cuenca, suplicó al Papa Paulo II, que mandara hacer informaciones sobre los milagros obrados por mediación de San Julián.

D. Alejandro Cesarino, nació en Roma, donde cultivó las letras, y por su gran capacidad y estudio fue nombrado proto-notario apostólico. 

Su Santidad León X, que tuvo ocasión de conocer su gran mérito en los negocios, le elevó a Diácono Cardenal en la quinta de sus creaciones, con el título de los Santos Sergio y Baco, que después le cambió al de Santa María Lacta, y más tarde en el de Cardenal Albano. Nombrado sucesor de San Pedro el maestro del emperador Carlos V y célebre Deán de Lovaina Adriano VI, el Cardenal Cesarino fue de los elegidos por el Sacro Colegio para informarle de su ascenso a la tiara y encontrándole en Zaragoza, con él regresó a Roma.

Agraciado con la administración perpetua del obispado de Pamplona, tomó posesión el 9 de agosto de 1522, y siendo necesario su presencia en Italia, celebró sínodo en su nombre en la capital de su diócesis en 1531, su Vicario D. Reinaldo de Cancelares, Obispo de Sant Ángel.

ALEJANDRO CESARINO. (De 1538 a 1542) 

Promovido D. Alejandro Cesarino a la mitra de Cuenca en este mismo año, vino a tomar posesión en el año 1538, y llamado nuevamente a Roma, dejó el gobierno de la diócesis de Cuenca a D. Reinaldo. Murió D. Alejandro Cesario en Roma el 13 de febrero de 1542 y fue sepultado en el monasterio de Santa María de Aracaeli de religiosos franciscano, en la capilla de sus predecesores. Estuvo vacante la mitra de Cuenca cinco meses y nueve días. Fue nombrado Obispo de Cuenca D. Francisco de Onteniente, protonotario apostólico y arcediano de Lorca, quien antes de tomar posesión falleció siendo sepultado en Cartagena, donde tenía capilla y patronazgo y el arcedianato.

A este efecto el rey y emperador Carlos V hizo las oportunas gestiones cerca Su Santidad por medio de sus embajadores cerca de la corte romana, donde a la sazón dicho monarca ejercía mucha influencia. Su resultado fue haberse expedido por el Papa León X en 8 de Noviembre de 1524 una bula dirigida al Cardenal Alejandro Cesarino, Obispo propietario de Pamplona, constituyendo a los pueblos que comprende el Arciprestazgo menor en territorio vere nullius regido por un abad. Dos años después, cuando murió este prelado, el mismo monarca /139/ español solicitó a Su Santidad que suprimiéndose dicha Abadía, se incorporase el Arciprestazgo a la Diócesis de Pamplona. Clemente VII accedió también a esta petición el año segundo de su pontificado a instancias del Sr. D. Luis de Córdoba, duque de Suroca, representante español en la Corte de Su Santidad, que consintió en esta agregación territorial. El breve de esta medida fue dirigido al dicho cardenal Cesarino, y para que tuviese el debido cumplimiento, se libró la correspondiente Real cédula. del tenor siguiente: «El rey, rectores, vicarios, beneficiados y clérigos de las iglesias de Fuenterrabía, Irún, Uranzu, Oyarzun y el Pasaje, y de otras cualesquier ermitas é iglesias de la provincia de Guipúzcoa, que sean de la Diócesis del Obispado de Bayona, que es en el reino de Francia, y a cada uno y á cualquier de vos. Sabedes que seyendo informado que algunos lugares de esa provincia entraban en la Diócesis del dicho Obispado de Bayona, y que de ello, en especial en tiempo de guerra, se seguía mucha vejación y daño a los naturales de esa dicha provincia, enviamos a suplicar a nuestro muy Santo Padre mandase desmembrar los dichos lugares del dicho Obispado de Bayona y unirlos con el Obispado de Pamplona; é Su Santidad a nuestra suplicación lo ha habido por bien é mandado expedir sus bulas de ello, las cuales serán presentadas por parte del cardenal Cesarino, Obispo del dicho Obispado de Pamplona, y por que cumple mucho a nuestro servicio y al bien de los naturales de esa provincia que las dichas desmembración é unión hayan efecto, yo vos encargo y mando que obedezcáis y cumpláis el breve que Su Santidad para ello ha dado enteramente, sin que en ello haya falta alguna, que en ello será servido. Fecha en Sevilla a 6 días del mes de Mayo de 1525 años.-Yo el rey.-Por mandado de Su Majestad, Francisco de los Cobos.

Canonizado por Clemente VIII en 1595

La Canonización de San Julián. Año 1532 ARCHIVO CATEDRAL DE CUENCA. «Carta del Rey Carlos 1, donde apoya se apoye la Canonización de San Julián Obispo de Cuenca, por su santidad y por sus muchos y grandes milagros».


LOS MILAGROS DE SAN JULIÁN

Uno de los datos relevantes del “episcopado a distancia” del cardenal Alejandro Cesarino fue el de suplicar en su nombre, y en el del Cabildo al Papa Alejandro Farnesio “Paulo III”, que se dignase ordenar una nueva información con autoridad apostólica, “de los muchos milagros que Dios obró y obraba por la intercesión de su glorioso siervo el segundo obispo de Cuenca”, señala en su “Episcopologio”, Trifón Muñoz y Soliva, pues habían pasado 22 años del primer descubrimiento del cuerpo de San Julián.

La petición de Cesarino surtió efectos, y el Papa Paulo III despachó un Breve con fecha 8 de julio de 1540, nombrando para llevar a cabo la oportuna información y el proceso al cardenal arzobispo de Toledo, Juan Tavera; a D. Reinaldo, obispo de Sant Angelo y gobernador del Obispado de Cuenca, y a Alonso Carrillo, obispo de Veste, canónigo y tesorero de la Catedral de Cuenca, a los tres en conjunto y a cada uno de manera individual.

Fue Alonso Carrillo quien se encargó de presidir la Comisión y formó el proceso sobre los “Milagros de San Julián” junto a los notarios Cristóbal de Morillas y Antonio López, “resultando exactamente comprobada la información de Eustaquio Muñoz y otros muchos milagros”, escribe Muñoz y Soliva, como igualmente recoge el Padre Alcázar en la “Vida de San Julián”. Al menos Cesarino hizo algo muy importante por su lejana diócesis y su santo Patrón.

El Palacio Arzobispal de Cuenca

La arquitectura es en este edificio vertical, vigorosa y severa, otorgándole valor a los grandes espacios. El desdoblamiento de estilos auspicia un vínculo entre matices propios del siglo xvi y del xviii, lo cual da una idea del número de reformas efectuadas en el recinto. Mientras el poderío del Palacio concita imágenes de solemnidad, su interior permite confirmarlas por medio de dos centros científicamente ordenados, repletos de evocadores tesoros: el archivo y el museo diocesanos. Cumpliendo funciones de cronista, Francisco Gómez de Travecedo sitúa en este escenario a los principales personajes de la cristiandad local: «La tradición sostiene, apoyada en la fe, que en el sitio de uno de sus salones de la planta baja estuvieron las habitaciones del Santo Obispo de Cuenca». Esta alusión a San Julián es la disculpa idónea para recorrer ese patio interior del que arranca, a su lado izquierdo, la escalera que ha de llevarnos hasta los aposentos del obispo, y asimismo hasta una entrada particular del prelado que da paso a la Catedral (Cuenca, Madrid, Publicaciones Españolas, 1959, p. 20).

También sitúa en este palacio a San Julián otro observador de Cuenca, Pedro José Cuevas. No obstante, dicho estudioso aclara que fue en 1250, durante el obispado de Mateo Reinal, cuando se concluyeron las tareas del antiguo edificio. La construcción prosiguió intensamente en el siglo xvi, al emplear el obispo Diego Ramírez de Villaescusa al arquitecto Pedro de Alviz. En adelante, otros prelados hicieron reformas, pero sólo para enriquecer una estructura que ya estaba resuelta en sus volúmenes. La principal agregación, en todo caso, fue una portada neoclásica, afín al esplendor arquitectónico de la Cuenca del siglo xviii.

A la manera de una ensoñación histórica, podemos imaginar a los grandes personajes locales asomándose a los arcos góticos del piso bajo o cruzando las puertas platerescas. De acuerdo con las referencias que cita Mateo López, entre los naturales de Cuenca que pudieron acercarse a este lugar a partir del siglo xiv, figuran el cardenal de San Eustaquio, don Alonso Carrillo de Albornoz, hijo de don Gómez Carrillo, camarero de Juan II, arcediano de Cuenca y presidente del Concilio de Basilea; el cardenal don Francisco de Mendoza y Bobadilla, hijo de don Diego Hurtado de Mendoza; y por supuesto, don Alonso Carrillo, canónigo y tesorero de la Santa Iglesia de Cuenca y obispo de Veste, quien además formó en 1540 el proceso e información de la vida y milagros de San Julián (Memorias históricas de Cuenca y su obispado, recogidas y ordenadas por el autor en 1787, volumen II, edición de Ángel González Palencia, Biblioteca Conquense, tomo VI, Instituto Jerónimo Zurita del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ayuntamiento de Cuenca, 1953, pp. 141-145).

 

 


3 Marzo 1496. Valladolid. Fol. 132 Se ordena a Juan Pérez de Barradas, comendador de Cieza, corregidor de Huete, que si Alonso del Mármol, escribano de Cámara, entrega fianzas suficientes se les acuda con los frutos y rentas de los bienes que pertenecieron a don Symuel, físico, judio, que tenía en la citada ciudad de Huete y en el Obispado de Cuenca.—Consejo

 

Julio de 1496. Morón. Folio 140. Comisión a Juan Pérez de Barradas, corregidor de Huete, para que se abone a Bartolomé Sánchez de la Higuera, vecino de La Ventosa, lo que le deben Egas de Sandoval y Juan de Cuenca, hijo de Diego de Cuenca, vecinos de la dicha ciudad de Huete.

 

7 de Agosto de 1496. Soria. Folio 185 Comisión a don Pedro de Castilla, corregidor de Toledo, y a Juan Pérez de Barradas, corregidor de Cuenca y Huete, para que a Lope de Acuña, vecino de la dicha ciudad de Toledo, mientras está «en la guerra de Francia en el condado de Ruysellon» no se le haga ejecución en sus bienes por las deudas que tiene pendientes.

Lope de Acuña, es hijo y heredero del primer duque de Huete.


 

 


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