El templo ocupa el solar de la Casa de Los Vera, donde vivieron San Isidro y Santa María de la Cabeza y donde excavó una cueva y un pozo, cuya agua era muy saludable y curaba enfermedades de personas y animales. El primer testimonio escrito de este pozo se debe a Fray Domingo de Mendoza, introductor de la Causa de San Isidro, quien el 17 de abril de 1597 fue a las casas de los herederos de Francisco de Vera y en ellas visitó el pozo que abrió el Santo, y vio que estaba en el zaguán de dicha casa, luego entrando por las puertas de la calle, sobre mano derecha, metido en la pared. Quintana recoge unos años más tarde, en 1629 que la Casa de los Vera se engloba dentro del edifico del Colegio Imperial, permaneciendo visibles la cueva y el pozo. Robello y Vasconi, lo cuenta en verso de este modo:
La calle que ahora se nombra de Toledo, era entre tanto un páramo improductivo, un erial despoblado; mas Isidro portentoso, aguas potables llevando, fecundó aquel terreno, que pronto se vio poblado, no faltando aguas tan puras, y aun de sequía en los años.
La Real Colegiata de San Isidro tiene su origen en la iglesia dedicada a los Santos Pedro y Pablo por la Compañía de Jesús en 1567, con planos del jesuita Bartolomé Bustamante. A su lado surge el Colegio de la Compañía, fundado en 1603 por la Emperatriz María de Hungría, hermana de Felipe II, y que dio el apelativo de imperial a estos Estudios.
En 1622, año de la Canonización de San Isidro y San Francisco Javier entre otros, se puso la primera piedra de la iglesia actual, que pasó a llamarse de San Francisco Javier. Fue proyectado por Pedro Sánchez y continuado por Francisco Bautista, quien sigue el modelo de la Iglesia del Gesú en Roma. La mayor dimensión de esta iglesia hace que el pozo y cueva de la Casa de los Vera queden dentro de la que existía, exactamente bajo el altar de la planta ovalada que fue construida 1671. La capilla se sitúa en la nave del Evangelio del templo, hoy dedicada a la Inmaculada.Se trata de la Iglesia del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, construida entre 1622 y 1664 por los arquitectos jesuitas Pedro Sánchez y Francisco Bautista.Ya el primer colegio jesuita fundado en 1564 sobre este mismo emplazamiento –y cuyo solar había sido cedido a la Compañía por doña Leonor Mascareñas, dama de la emperatriz Isabel y de doña María de Portugal- tuvo una primera iglesia bendecida el 23 de enero de 1567 con la advocación de San Pedro y San Pablo. El acontecimiento clave para la construcción de la actual iglesia, y del vecino Colegio Imperial –actual Instituto San Isidro-, fue la enorme fortuna que la Emperatriz doña María de Austria dejó a la Compañía de Jesús tras su fallecimiento en 1603, con el propósito de que reconstruyeran de nueva planta todo el complejo.Tras un largo litigio entre los diversos herederos de la emperatriz, el proyecto de la nueva iglesia fue realizado en 1620 por el arquitecto jesuita Pedro Sánchez, dos años después comenzó las obras y se encargó de su dirección hasta 1633. A partir de este momento se hizo cargo de la construcción el también jesuita Francisco Bautista y el arquitecto Melchor de Bueras, hasta su conclusión en 1664. Tan dilatada obra no impidió que la iglesia fuera consagrada el 23 de septiembre de 1651 por el Nuncio Julio Raspelosi, bajo la advocación de San Francisco Javier.Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 la iglesia se transformó en colegiata, cambiando su advocación a San Isidro, y pasando a albergar desde ese momento los restos del Santo Patrón madrileño y su esposa, Santa María de la Cabeza.Con la creación de la Diócesis de Madrid Alcalá el 7 de marzo de 1885, la colegiata se convirtió en Catedral provisional de Madrid, rango que ostentó hasta que en 1993 se acabaron las obras de Nuestra Señora de la Almudena, volviendo a recuperar el título de colegiata. En cuanto al edificio, se trata de la iglesia más monumental del barroco madrileño. Para la realización del proyecto, Pedro Sánchez siguió el modelo adoptado en la iglesia del Gesú de Roma, esto es, una planta de cruz latina de una sola nave, con capillas laterales, crucero y cúpula. En el exterior destaca su fachada monumental, labrada en granito y compuesta por un cuerpo central de cuatro columnas corintias, flanqueado por dos pilastras del mismo orden a cada lado. Sobre este cuerpo, se levantan dos torres de planta cuadrada que no se llegaron a terminar.El templo resultó muy dañado por un incendio ocasionado en 1936, destruyendo buena parte de sus capillas interiores, así como innumerables obras de arte de incalculable valor. El fuego también afectó a las cubiertas, que acabaron por hundirse en su mayor parte. Estos hechos motivaron que tuviera que ser reconstruida en la posguerra por el arquitecto Javier Barroso, quien realizó algunas alteraciones respecto al edificio original, entre ellas, la culminación de las torres que habían quedado inacabadas.
La calle que ahora se nombra de Toledo, era entre tanto un páramo improductivo, un erial despoblado; mas Isidro portentoso, aguas potables llevando, fecundó aquel terreno, que pronto se vio poblado, no faltando aguas tan puras, y aun de sequía en los años.
La Real Colegiata de San Isidro tiene su origen en la iglesia dedicada a los Santos Pedro y Pablo por la Compañía de Jesús en 1567, con planos del jesuita Bartolomé Bustamante. A su lado surge el Colegio de la Compañía, fundado en 1603 por la Emperatriz María de Hungría, hermana de Felipe II, y que dio el apelativo de imperial a estos Estudios.
En 1622, año de la Canonización de San Isidro y San Francisco Javier entre otros, se puso la primera piedra de la iglesia actual, que pasó a llamarse de San Francisco Javier. Fue proyectado por Pedro Sánchez y continuado por Francisco Bautista, quien sigue el modelo de la Iglesia del Gesú en Roma. La mayor dimensión de esta iglesia hace que el pozo y cueva de la Casa de los Vera queden dentro de la que existía, exactamente bajo el altar de la planta ovalada que fue construida 1671. La capilla se sitúa en la nave del Evangelio del templo, hoy dedicada a la Inmaculada.Se trata de la Iglesia del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, construida entre 1622 y 1664 por los arquitectos jesuitas Pedro Sánchez y Francisco Bautista.Ya el primer colegio jesuita fundado en 1564 sobre este mismo emplazamiento –y cuyo solar había sido cedido a la Compañía por doña Leonor Mascareñas, dama de la emperatriz Isabel y de doña María de Portugal- tuvo una primera iglesia bendecida el 23 de enero de 1567 con la advocación de San Pedro y San Pablo. El acontecimiento clave para la construcción de la actual iglesia, y del vecino Colegio Imperial –actual Instituto San Isidro-, fue la enorme fortuna que la Emperatriz doña María de Austria dejó a la Compañía de Jesús tras su fallecimiento en 1603, con el propósito de que reconstruyeran de nueva planta todo el complejo.Tras un largo litigio entre los diversos herederos de la emperatriz, el proyecto de la nueva iglesia fue realizado en 1620 por el arquitecto jesuita Pedro Sánchez, dos años después comenzó las obras y se encargó de su dirección hasta 1633. A partir de este momento se hizo cargo de la construcción el también jesuita Francisco Bautista y el arquitecto Melchor de Bueras, hasta su conclusión en 1664. Tan dilatada obra no impidió que la iglesia fuera consagrada el 23 de septiembre de 1651 por el Nuncio Julio Raspelosi, bajo la advocación de San Francisco Javier.Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 la iglesia se transformó en colegiata, cambiando su advocación a San Isidro, y pasando a albergar desde ese momento los restos del Santo Patrón madrileño y su esposa, Santa María de la Cabeza.Con la creación de la Diócesis de Madrid Alcalá el 7 de marzo de 1885, la colegiata se convirtió en Catedral provisional de Madrid, rango que ostentó hasta que en 1993 se acabaron las obras de Nuestra Señora de la Almudena, volviendo a recuperar el título de colegiata. En cuanto al edificio, se trata de la iglesia más monumental del barroco madrileño. Para la realización del proyecto, Pedro Sánchez siguió el modelo adoptado en la iglesia del Gesú de Roma, esto es, una planta de cruz latina de una sola nave, con capillas laterales, crucero y cúpula. En el exterior destaca su fachada monumental, labrada en granito y compuesta por un cuerpo central de cuatro columnas corintias, flanqueado por dos pilastras del mismo orden a cada lado. Sobre este cuerpo, se levantan dos torres de planta cuadrada que no se llegaron a terminar.El templo resultó muy dañado por un incendio ocasionado en 1936, destruyendo buena parte de sus capillas interiores, así como innumerables obras de arte de incalculable valor. El fuego también afectó a las cubiertas, que acabaron por hundirse en su mayor parte. Estos hechos motivaron que tuviera que ser reconstruida en la posguerra por el arquitecto Javier Barroso, quien realizó algunas alteraciones respecto al edificio original, entre ellas, la culminación de las torres que habían quedado inacabadas.
San Isidro, celebrado el 15 de mayo, y su esposa Santa María de la Cabeza, celebrada el 9 de noviembre, son los Santos Patronos de Madrid.
Iván de Vargas, amo de San Isidro; tuvo unas casas en la calle del Almendro, en las que se conservaba "un aposento bajo con su chimenea a lo antiguo, en que se cree vivió el bendito Santo", y otras en la calle del Doctor Letamendi, enfrente de San Justo, en las que aún se puede leer un rótulo que recuerda su origen.
Enterramiento de San Isidro en la iglesia de San Andrés. La iglesia de San Andrés estaba situada en lo alto de la colina existente en el margen derecho del barranco de San Pedro, junto a la Puerta de Moros. En su cementerio, que ocupaba todo el espacio hasta la muralla y una parte del flanco occidental de la iglesia, estuvo enterrado San Isidro. El hallazgo del cuerpo del santo y el deseo de encontrarle una ubicación digna fueron factores determinantes en el devenir arquitectónico del conjunto sagrado que con el tiempo se llegó a crear en aquel lugar. De fábrica gótico-mudéjar, careció de torre de campanario hasta la reconstrucción de 1656. El cuerpo incorrupto, enterrado casi a ras de tierra hacia el arranque de la costanilla de San Andrés, fue hallado en 1212 a causa de un desmoronamiento de tierras provocado por las aguas que desde allí, en torrentera estacional, vertían sobre el arroyo de San Pedro a través de la plaza de la Paja. Tras el hallazgo, su cuerpo fue trasladado al interior del templo, "cerca del altar de los bienauenturados Apóstoles, en vn nueuo y decente sepulcro". Es tradición que Alfonso VIII, que había sido favorecido por Isidro en la batalla de las Navas de Tolosa, ordenó construir "vna capilla antigua pequeña dentro de la mayor al lado del Evangelio (...) para colocar en ella el cuerpo del glorioso San Isidro". Descripciones posteriores sugieren que dicha capilla pudo haberse adosado al templo por su costado septentrional, quedando exenta sobre el solar de la futura Capilla del Obispo. El año 1656 se arruinó la capilla mayor y parte de la iglesia de San Andrés, por lo que se decidió que, al mismo tiempo que ésta se reparaba y se construía el campanario, se llevase a cabo el viejo proyecto de labrar capilla propia en la que alojar el cuerpo del santo; provisionalmente se le trasladó a la Capilla del Obispo. En la restauración del viejo templo éste mudó la orientación, quedando el presbiterio hacia occidente. La primera piedra de la nueva capilla se puso el 12 de abril de 1657, y la obra se concluyó en 1669: el cuerpo se llevó a ella el 15 de mayo, con procesión general, colocándolo dentro de un baldaquino en el retablo exento que había en el centro de la capilla. Duró allí hasta el 4 de febrero de 1769, cuando Carlos III lo manda trasladar, junto con Santa María de la Cabeza, al Colegio Imperial, hoy colegiata de San Isidro. La capilla de San Isidro estaba contigua a la iglesia de San Andrés, pero quedaba separada físicamente de ella mediante una reja. El proyecto era de Pedro de la Torre, que planteó un edificio anejo al templo, con dos cuadrados en planta -antecapilla y capilla propiamente dicha- alineados con la nueva cabecera de la iglesia. Es Monumento Nacional desde 1925. La iglesia y la Capilla de San Isidro quedaron enteramente destruidas en un incendio ocurrido en 1936, aunque se mantuvo intacto el exterior de la capilla. Provisionalmente, se acondicionó la antecapilla de San Isidro (tapiando el paso a la capilla) y la cabecera de San Andrés, orientando hacia el norte el conjunto. Posteriormente se construyó, sobre la cabecera original de la iglesia gótica, la casa rectoral y las dependencias parroquiales. La Capilla del Obispo se libró de las llamas no sólo por estar tapiada su comunicación con el templo, sino también -en palabras de Elías Tormo- por "ser la Capilla desconocida de los incendiarios, pues estaba habitualmente cerrada y su acceso desde la plaza de la Paja en nada indica que se trata de una iglesia".
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