En el Paseo del Prado, en la Plaza de la Lealtad, se levanta el monumento a los que aquí fueron fusilados en el levantamiento del Pueblo de Madrid contra la invasón de las tropas de Napoleón.
El Monumento a los Caídos por España, llamado antes de 1985 Obelisco o Monumento a los Héroes del Dos de Mayo, se levanta en el mismo sitio donde el general Murat mandó fusilar a numerosos madrileños después del Levantamiento del 2 de mayo de 1808. Tras varios intentos de crear un monumento en homenaje a todos los luchadores anónimos muertos en aquellos dos días, el 21 de abril de 1821 se coloca la primera piedra del mismo, debiéndose parar la construcción tras la vuelta del absolutismo a España. No será hasta 1836 cuando se reemprenda, celebrándose finalmente la inauguración el 2 de mayo de 1840, coincidiendo con la efeméride del acontecimiento. El 22 de noviembre de 1985, el rey Juan Carlos I reinauguró de nuevo el monumento, pasando a dedicarse a todos los caídos por España, en cuya memoria se colocó una llama que arde permanentemente. Se homologaba así a los numerosos memoriales levantados en todo el mundo con carácter de símbolo nacional y que toman frecuentemente el nombre de Tumba del soldado desconocido. El conjunto fue proyectado por el arquitecto Isidro González Velázquez, 1765–1840, ganador del concurso que se convocó para tal efecto en 1820 y resuelto al año siguiente. El cuerpo que sirve de base cuadrada al monumento tiene en su cara oeste un zócalo que alberga un sarcófago con las cenizas de los madrileños fusilados el 3 de mayo. Más arriba, el remate superior de la base presenta un medallón en bajorrelieve con las efigies de los capitanes Luís Daoíz y Pedro Velarde. Sobre la base descansa otro cuerpo de menores dimensiones en cuyos cuatro frentes hay sendas estatuas alegóricas representando la Constancia, el Valor, la Virtud y el Patriotismo. Finalmente, se erige un obelisco de piedra de 46 metros de altura.
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