La ciudad romana de Cáparra en la Vía de la Plata, ahora N-630 y en algunos de sus tramos la A-66 de Mérida a Astorga, se sitúa en el norte de la provincia de Cáceres, en las márgenes del valle del Ambroz, ocupando los términos municipales de Oliva de Plasencia y Guijo de Granadilla. Se accede a ella a través de la N-630, en el cruce situado frente a Villar de Plasencia, tomando dirección oeste hacia el pantano de Gabriel y Galán. Citada en la antigüedad como Capera o Capara, el momento de su fundación resulta incierto, si bien todo apunta a que su origen estuvo relacionado con asentamientos indígenas anteriores. Sabemos de su existencia ya a inicios del siglo I dC. Como otras ciudades hispanas obtuvo la condición de municipio en el 74 dC. lo cual supuso un fuerte impulso que se hizo notar en su progresiva monumentalización. Su posición estratégica en la Lusitania hizo que fuera lugar obligado de paso en la Vía de la Plata, al constituirse en mansio o parada de descanso para los viajeros que hacían el camino. Esta situación en plena Vía de la Plata, calzada que coincide con una de las calles más importantes de su urbanismo, el decumanus maximus, que pasaba bajo el arco de Cáparra, hicieron de la ciudad romana un centro eminentemente comercial.
Si seguimos hacía el sur, Extremadura ofrece la visita a la villa romana de Monroy, el enclave del campamento romano de Cáceres el Viejo y ya en Badajoz nos encontramos con el oppidum beturio de Hornachuelos y el poblado prerromano de Castillejo en Fuente de Cantos.
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