Construido en el siglo XIII por la orden de Calatrava para oponerlo a la orden de Santiago, apenas han llegado restos originales a nuestro siglo. Restaurado en este siglo, forma un cuadro de 70 varas de frente, con un foso de 4 varas de ancho: mantiene su torre del homenaje, plaza de armas y antigua capilla. Está en activo como restaurante y hospedería. Fue construido entre 1199 y 1207, por orden del Maestre Frey Martín Martínez, para oponerlo cercano al castillo de Tocón que marcaba los límites de las posesiones de la Orden de Santiago. Para defenderlo trajo guerreros vizcaínos, algunos de los cuales eran miembros de la antigua casa solariega infanzona Sagasti-Manzanares, nombre del que tomaron denominación sus descendientes, llamándose Casa Manzanares. Otros maestres, por ser lugar en límite con tierras de la Orden de Santiago, concedieron a sus moradores privilegios y exención de pechos con mayor largueza.En 1352, sus alcaldes acordaron levantar una cerca dejando 200 casas en su interior, contando con el beneplácito del XVIII Maestre Don Juan Núñez de Prado. Desde 1284 fue sede de la Encomienda de Manzanares, y su primer comendador Frey Blasco Núñez, siendo una de los más ricas del Campo Calatrava.En el Castillo estableció la orden de Calatrava la Sede de la Encomienda de Manzanares. En los libros de visitas de la orden se tienen diversas noticias documentales a partir del año 1423, que ofrecen datos sobre la configuración del mismo, y de la existencia de la Torre Mayor habitada por el calvero de la orden. Los nombres de castillo de Pilas Bonas, castillo de Peñas Borras y otros fueron dados, sin fundamento alguno, por algunos periodistas e historiadores locales a principios del siglo XIX.
En la explanada del Castillo se encuentra la ermita de San Blas, situada en la plaza de su nombre. Antes de la Guerra de la Independencia estaba dedicada al Cristo Yacente del Santísimo Sepulcro. No se sabe con exactitud cuándo empezó a recibir su actual denominación, aunque sí sabemos que fue derruida por los franceses y que en el año 1847 fue reconstruida para albergar la imagen de San Blas. La nueva ermita es de tapial, con una pequeña nave central y un pequeño lateral adosado, que en su prolongación forma la sacristía por la que se sube al coro alto. Su exterior, enlucido, remata en un frontoncillo, que sostiene un campanil.
En la explanada del Castillo se encuentra la ermita de San Blas, situada en la plaza de su nombre. Antes de la Guerra de la Independencia estaba dedicada al Cristo Yacente del Santísimo Sepulcro. No se sabe con exactitud cuándo empezó a recibir su actual denominación, aunque sí sabemos que fue derruida por los franceses y que en el año 1847 fue reconstruida para albergar la imagen de San Blas. La nueva ermita es de tapial, con una pequeña nave central y un pequeño lateral adosado, que en su prolongación forma la sacristía por la que se sube al coro alto. Su exterior, enlucido, remata en un frontoncillo, que sostiene un campanil.
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