Alfonso
XII, 1453-1468.
Hijo de Juan II y de su
segunda mujer, la princesa Isabel de Portugal. Hermano de la que será la
conocida como reina católica, Isabel de Castilla.
Hermanastro de Enrique
IV, sucesor de su padre en el trono castellano.
Enrique IV nace en 1425
y muere en 1474.
En su corte destacan por
su relevancia Miguel Lucas de Iranzo, condestable del reino, el converso Diego
Arias, como contador mayor del reino, y Beltrán de la Cueva.
En 1440, a la edad de
15 años, en una ceremonia oficiada por el cardenal Juan de Cervantes y
Bocanegra, se celebró el matrimonio del príncipe Enrique con la infanta Blanca
de Navarra, hija de Blanca de Navarra y de Juan II de Aragón y de Navarra por
su matrimonio y padre en su segundo matrimonio de Fernando el Católico. Este
matrimonio había sido acordado en 1436 como parte de las negociaciones de paz
entre Castilla y Navarra. La dote de la
novia incluía territorios y villas previamente navarros pero ganados por el
bando castellano durante la guerra, de tal forma que los castellanos entregaban
lo que luego recibirían en calidad de dote.
En mayo de 1453, el
obispo de Segovia y luego de Burgos Luis de Acuña y Osorio, arcediano de
Valpuesta en Burgos, declaró nulo el matrimonio de Enrique y Blanca,
atribuyéndose a una impotencia sexual de Enrique debida a un maleficio.
Enrique IV contrajo
segundas nupcias, en el año 1455, con Juana de Portugal. Del nuevo enlace nació
una hija, en el año 1462, la infanta y heredera doña Juana, apodada la
Beltraneja, y que en un futuro sería la
causa de la guerra civil por la cuestión sucesoria al trono.
Enrique IV, más seguro
de sus propias fuerzas, comenzó a distanciarse del marqués de Villena y busca el
apoyo de otros nobles, como los Mendoza y Beltrán
de la Cueva, quien ocupó el puesto vacante dejado por el de Villena.
Desde
principios de 1456 fue paje de lanza del rey Enrique IV de Castilla, a quien
conoció cuando poco después de ser coronado el monarca marchó a luchar en
Granada; camino de esta ciudad fue hospedado con grandes honores por el padre
de Beltrán, y Enrique IV, agradecido, se lo llevó consigo a la corte. El año
siguiente recibió su primer título, el de señor de Jimena en Jaén. Beltrán se ganó la confianza real y
dos años después pasó a desempeñar los cargos de maestresala y mayordomo; este
mismo año de 1458 fue honrado con el hábito de la Orden de Santiago,
entregándosele la encomienda de Uclés , la más importante de la Orden. En 1462 casa con Mencía de Mendoza y Luna de
los I duques del Infantado y por tanto nieta de Íñigo López de Mendoza, marqués
de Santillana. Sustituyó en el puesto de valido real a Juan Fernando Pacheco,
marqués de Villena, lo que significó la aceleración de su ya veloz carrera. Fue
titulado conde de Ledesma, recibiendo en señorío numerosas villas castellanas
hasta entonces de realengo como Atienza,
Cuéllar, Ledesma, _el condado de Ledesma le fue
concedido por Enrique IV el 23 de abril
de 1462 al ser acordado por
intermediación regia su matrimonio con Mencía de Mendoza y Luna_, Molina, Mombeltrán, Pedro Bernardo y Roa,
entre otras, constituyendo uno de los dominios territoriales más extensos del
reino, fue nombrado Alguacil Mayor de Úbeda.
Alfonso, con apoyo de
gran parte de la nobleza castellana en el año 1465 en el episodio conocido con
el nombre de Farsa de Ávila fue coronado rey de Castilla.
Alfonso nació en
Tordesillas, Valladolid, el 15 de noviembre de 1453.
Pocos meses después, el
22 de junio de 1454, Juan II falleció y dejó por heredero del trono a su
primogénito Enrique.
En el testamento de Juan
II se dispone que el infante Alfonso sería el administrador de la orden de
Santiago, vacante desde la muerte de Álvaro de Luna. Al cumplir los catorce
años, el infante sería nombrado maestre de la orden. Hasta entonces teniendo en
cuenta la minoría de edad del heredero, varios nobles de la confianza regia serían
sus tutores.
Se forma una liga de
nobles entorno a Alfonso dirigida por el marqués de Villena, Juan Pacheco,
señor de Belmonte. Nacido en 1419 y que muere en 1474.
Otra de las
disposiciones del testamento de Juan II fue nombrarle condestable de Castilla.
Hasta la mayoría de edad de Alfonso a los catorce años sería condestable Ruy
Díaz de Mendoza, mayordomo mayor de Enrique IV entre 1454 y 1472.
Ruy Díaz de Mendoza. Conde de Castrogeriz y señor de Morón
de Almazán. Nace en
1426 y muere en 1472.
Juan
II de Castilla da al adelantado
mayor de Castilla, Diego Gómez de Sandoval y Rojas, el 11 de Abril de 1426 el
título de conde de Castrojeriz. Fue confiscado en 1445 por su apoyo a Juan II
de Navarra y entregada la jurisdicción de la villa de Castrogeriz al marqués de
Villena. Éste la trocó, en 1452, por la villa de Iniesta con Ruy Díaz de
Mendoza a quien los Reyes Católicos concedieron el título de conde de
Castrojeriz el 12 de abril de 1476. Es
el primer conde de Castrojeriz hijo de Juan Hurtado de Mendoza, el Limpio y
sigue a su padre en el oficio de mayordomo mayor.
Alfonso era cabeza de
un importante patrimonio centrado en la provincia de Ávila. Era señor, entre
otras de las ciudades de Huete, Maqueda,
Escalona, Sepúlveda, Soria y Arévalo.
Residía con su hermana
Isabel en la corte de su hermanastro Enrique, situada con mayor asiduidad en la
ciudad de Segovia, al menos hasta 1462.
El
valido y favorito de Enrique IV es Beltrán de la Cueva.
Nacido
en Úbeda, Jaén, hacia 1440 y muerto
posiblemente en Cuéllar, Segovia, en noviembre de 1492.
Acumuló
numerosos títulos hasta ser nombrado duque de Alburquerque en 1464. Luchó a favor
de Enrique IV contra la nobleza tras la Farsa de Ávila, y de Isabel la Católica
en la guerra de sucesión.
Beltran de la Cueva
desplaza de la corte al marqués de Villena. Desde ese mismo momento comenzaron
las conspiraciones, dirigidas por Pacheco, su tío-hijo de un primo hermano-, Alfonso
Carrillo de Acuña, hermano del I duque de Huete- también en el bando Alfonsino
y en abierta oposición luego como los citados a la princesa Isabel en apoyo de
la princesa Juana- arzobispo de Toledo, y el hermano del marqués de Villena,
Pedro Girón, maestre de la orden de Calatrava y aspirante a una boda con la
princesa Isabel que hubiera puesto definitivamente Castilla en manos de estos
nobles. La negativa de Isabel a esta boda y su elección de Fernando de Aragón
será una de las causas desencadenante de la guerra de sucesión en Castilla entre 1475 y 1479.
Los planes urdidos por
el marqués de Villena favor del príncipe Alfonso son deponer a Enrique IV y elevarle al trono
castellano como Alfonso XII.
Hacia mediados de septiembre
de 1464 comenzaron las hostilidades, pequeños conflictos entre tropas
nobiliarias de uno y otro bando, que representaban, en realidad, una situación
de guerra civil encubierta. En octubre del mismo año, el marqués de Villena,
como tutor del joven príncipe, mantuvo varias reuniones con los nobles para
presentar un programa político alternativo. Posteriormente, y en medio de
grandes presiones nobiliarias, Enrique IV aceptó a su hermano Alfonso como
príncipe heredero, invistiéndole con el título de Príncipe de Asturias el 4 de diciembre de 1464 aunque algunos días
antes el 30 de noviembre, el príncipe ya
había sido proclamado como tal. Como colofón a la concordia, prácticamente
todos los nobles de uno y otro bando firmaron la famosa Sentencia de Medina del
Campo el 16 de enero de 1465. Pero
Enrique IV decretará nula la Concordia.
En mayo de 1465 Enrique
IV y sus nobles afines comenzaron a estrechar el cerco, de manera solapada pero
tenaz y constante, sobre Alfonso y sus aliados, refugiados en la que villa
abulense de Arévalo que, a la postre, se convertiría en la capital de la corte
alfonsina. Sin embargo, el príncipe Alfonso, guiado por los consejos del
marqués de Villena y del arzobispo de Toledo, simuló escapar hacia Salamanca
para girar en dirección hacia Ávila, ciudad en la que, el 5 de junio de 1465,
tuvo lugar la llamada farsa de Ávila, en la cual los nobles, montando un
cadalso en los muros de la villa, elevaron un muñeco que representaba al rey
Enrique IV y, atendiendo a su pésimo gobierno y a otras graves acusaciones, le
despojaron de la corona y del resto de los símbolos del poder regio, elevando
en su lugar al joven Alfonso XII, que entonces contaba con tan solo 12 años.
Desde Ávila, la noticia se expandió primero a las ciudades del reino cuyos
dirigentes, urbanos, nobiliarios o eclesiásticos, estaban a favor del nuevo
rey, especialmente Toledo, Sevilla, Jerez, Salamanca o Zamora; sin embargo,
otras muchas ciudades, territorios y nobles permanecieron leales a Enrique IV.
El rey Alfonso instaló su corte en Arévalo.
En febrero de 1466,
bajo la anuencia del arzobispo de Sevilla, Alonso de Fonseca el Viejo,
alfonsinos y enriqueños se reunieron en Coca para establecer la paz. Entre los
asuntos espinosos uno se llevó la palma: el plan alfonsino de casar a la infanta Isabel de Castilla con Pedro
Girón.
Pedro
Girón (Belmonte, 1423-Villarrubia de los Ojos, 1466), también conocido como
Pedro Girón Acuña Pacheco, señor de Briones, maestre de la Orden de Calatrava
(1445-1466) y I señor de Ureña. Como maestre de Calatrava debía de permanecer
célibe, pero tuvo cuatro hijos con la sevillana Isabel de las Casas, que serían
legitimados por Enrique IV y por el papa Pío II en 1459.
La muerte inesperada
del maestre Girón frustró los acuerdos de Coca y acabó por precipitar los
acontecimientos. El rey Alfonso, a pesar de la inmensa cantidad de documentos
expedidos a las villas y nobles de su partido, se vio incapaz de detener las
banderías, escaramuzas y, en general, el inicio de nuevos conflictos, lo que
revelaba la vulnerabilidad de su posición como rey.
A ello contribuye que en
1467 Juan Pacheco une el maestrazgo de
Santiago a su marquesado de Villena.
En Olmedo, el día 20 de
agosto de 1467, tiene lugar un enfrentamiento entre las tropas de Alfonso y las
de Enrique. La batalla finalizó con un empate inesperado, pues ni dio la
victoria total a Alfonso ni derrotó por completo a Enrique. El 16 de septiembre
de 1467 los alfonsinos tomaron Segovia, tradicional feudo y corte de Enrique
IV.
La
existencia de dos reinados, dos reyes y dos cortes castellanas finalizó el 5 de
julio de 1468, cuando Alfonso XII falleció en Cardeñosa (Ávila) de manera
repentina. Los cronistas se dividen a la hora de
ofrecer la causa de su muerte: pestilencia o envenenamiento.
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