El Castillo
En el cerro de La Picota, desde donde se domina el puente sobre
el Ebro y la ciudad, existen los restos del antiguo Castillo de Miranda
de Ebro.
Los orígenes de su construcción se remontan a mediados del siglo XIV: en
1358 el Obispado de Calahorra cede al Conde Don Tello, Señor de Vizcaya y hermanastro de Pedro I el Cruel, el terreno que ocupaba la Iglesia de
Santa María en La Picota para levantar un castillo que defendiese la
ciudad.
Pero no será hasta un siglo después, en 1449, cuando Pedro Sarmiento,
Conde de Salinas, ocupe la villa y obligue a los mirandeses a demoler la
vieja iglesia de Santa María y bajar la piedra al llano para iniciar
entre sus muros la construcción de una fortaleza con el fin de intentar
hacerse con el control del comercio de la sal, pero un ejército enviado
desde Burgos recupera la localidad y no se llegará a construir el
castillo.
Unos años después, el hijo de Pedro, Diego Sarmiento, volverá a
apoderarse de la villa y esta vez convertirá -“con muchos e fuertes
hedeficios de torres e cubos e almenas e barbacanas e cabas”- la Iglesia
de Santa María en fortaleza, utilizando sus capillas como establos y
profanando las sepulturas para construir los cimientos del edificios.
La
construcción estaba concluida para finales de la década de los ochenta
del siglo XV, y desde ella se logró dominar el paso de Ebro.
Hasta el siglo XVIII el Castillo será propiedad de los Duque de Híjar,
que habían emparentado con los Sarmiento, y en 1772 por una sentencia de
la Chancillería de Valladolid pasa a ser patrimonio de la Corona. Desde 1780 se utiliza como granero y
corral.
En el siglo XIX vuelve a ser nuevamente ocupado por las tropas. Durante
la Guerra de la Independencia lo utilizaron los franceses, quienes lo
remodelarán, destruyéndolo en su retirada. Con l Trienio Liberal
(1820-1823) y las Guerras Carlistas volvió a cumplir su función, siendo
reconstruido y utilizado como Cuartel General del Ejército Isabelino.
Tras la tercera Guerra Carlista volvió a quedar abandonado y se fue
deteriorando progresivamente.
En 1897 el Estado lo saca a pública subasta, siendo adquirido por el
Ayuntamiento mirandés, pero a consecuencia de la ruina que amenazaba al
edificio el Consistorio acordó su demolición parcial en 1903. Unos años
más tarde, en 1913, se construyeron sobre el solar en que se asentaba
los depósitos de agua que servirían para abastecer al vecindario.
Del antiguo Castillo se conservan un amplio tramo de muralla de la cara
este y varios tramos de la muralla, dos torreones y un contrafuerte de
la cara norte. El resto permanece oculto y enterrado bajo la superficie
de La Picota.
Desde hace varios años se viene trabajando en la puesta en valor de
este elemento patrimonio, declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
Actualmente, gracias a una subvención procedente de los fondos FEDER de la Unión Europea, se están realizando diversos trabajos arqueológicos encaminados a su estudio y recuperación. Estos permitirá obtener datos sobre la ocupación del Cerro de La Picota por los primitivos habitantes de Miranda, y de las evoluciones y fases constructivas del Castillo, elemento arquitectónico desde el que se dominaba la amplia vega mirandesa y que sirvió de punto de control del
Actualmente, gracias a una subvención procedente de los fondos FEDER de la Unión Europea, se están realizando diversos trabajos arqueológicos encaminados a su estudio y recuperación. Estos permitirá obtener datos sobre la ocupación del Cerro de La Picota por los primitivos habitantes de Miranda, y de las evoluciones y fases constructivas del Castillo, elemento arquitectónico desde el que se dominaba la amplia vega mirandesa y que sirvió de punto de control del
Puente de Carlos III
Construido en 1777 bajo la dirección de Francisco Alejo de Aranguren, consta de 6 arcos y cuenta con tajamares a ambos lados para disminuir el impacto de las aguas. Dos leones custodian el puente desde 1786, obra del escultor alavés Juan Antonio de Moraza; uno de ellos sujeta el escudo real y el otro el de la Ciudad.
Iglesia del Espiritu Santo.
Data del siglo XIII, tratándose del más antiguo de los templos mirandeses, aunque el fuero de Miranda de 1099 hace referencia a un templo más antiguo dedicado también a San Nicolás
y emplazado en el mismo lugar. Este primitivo templo de San Nicolás era
una iglesia juradera, donde los vecinos de ambas márgenes del río se
querellaban entre sí basándose en el fuero.
Existe la creencia de que el Cid Campeador oró con sus fieles caballeros en tal iglesia en el siglo XI. La presencia de un castillo y un león en los capiteles de la portada pueden representar la unión de los reinos de Castilla y León en 1230; en tal caso, la nueva iglesia ya estaría construida a comienzos del siglo XIII.
Declarada Monumento Histórico-Artístico de interés nacional el 3 de junio de 1931.
Restos de las Murallas a lo largo del cauce del Ebro.
Plaza Mayor llamada Plaza de España. Casa de los Urbina. Junto a ella la Casa de las Cadenas.
Casa Palacio de los Urbina, más conocida como la Casa de los Urbina, es un palacete del siglo XVI.
La casa solariega fue construida entre los años 1540 y 1550 por Juan de Urbina, capitán al servicio de Carlos V, y su esposa María de Frías Salazar. En ella se hospedó y falleció la virreina de Portugal, Margarita de Saboya, en 1655. En ella se hospedó en 1660 el rey Felipe IV, acompañado por su hija María Teresa, en su camino a Francia para desposarla con Luis XIV.
Casa de las Cadenas del siglo XVI.
En ella se hospedó Napoleón Bonaparte y el rey Fernando VII de España, que en 1828 colocó unas cadenas como recuerdo de su estancia.
Casa Consistorial se levanta en la Plaza de España desde 1788. El edificio es obra de Francisco Alejo de Aranguren y está revisado por Ventura Rodríguez. Se trata de un edificio de estilo neoclásico, construido en sillería. Los vanos de la balconada principal están rematados por una alternancia de frontones triangulares y semicirculares.
Iglesia de Santa María, o de Santa María de Altamira, del siglo XVI en estilo renacentista con elemento de arte gótico tardío.
Se halla en el corazón del casco histórico de la ciudad junto al Teatro Apolo y destaca su robustez, que le da un aspecto de fortaleza.
En 1358, Don Tello, señor de Vizcaya, solicitó al obispado de Calahorra (Miranda pertenecía a dicho Obispado) el terreno para construir el Castillo de Miranda en lo alto del cerro de La Picota, lugar que estaba ocupado por la primitiva iglesia. Sin embargo, las obras de construcción del castillo no se iniciaron hasta 1449, cuando Pedro Sarmiento, Conde de Salinas, ocupó el templo y lo desmanteló. El Conde de Salinas ocupó la iglesia en 1448 convirtiéndola en su torre fortaleza, pero un año después, cuando pierde el favor real, la iglesia es desmantelada y sus piedras bajadas al Hospital del Chantre donde hoy se levanta el nuevo templo.
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