lunes, 14 de abril de 2008

Madrid, Villa y Corte. "Los alrededores del PRADO" .

Los Jardines del Buen Retiro ocupan 118 hectáreas del centro de Madrid entre la Plaza de La Independencia y la Plaza de Atocha y las Calles de Alfonso XII, Alcalá y Menendez Pelayo.
Los Jardines tienen su origen entre los años 1630 y 1640, cuando el Conde-Dduque de Olivares le regaló al rey unos terrenos que le habían sido cedidos por el duque de Fernán Núñez para el recreo de la Corte en torno al Monasterio de los Jerónimos de Madrid. Así, con la reforma del Cuarto Real que había junto al Monasterio, se inició la construcción del Palacio del Buen Retiro. Contaba entonces con unas 145 hectáreas. Aunque esta segunda residencia real iba a estar en lo que en aquellos tiempos eran las afueras de la villa de Madrid, no estaba excesivamente lejos del alcázar y resultó ser un lugar muy agradable por estar en una zona muy boscosa y fresca. Bajo la dirección de los arquitectos Giovanni Battista Crescenzi y Alonso Carbonell se construyeron diversos edificios, entre ellos el teatro del Buen Retiro que acogió representaciones teatrales de los grandes del Siglo de Oro, Calderón de la Barca y Lope de Vega. Perduran aún el Casón del Buen Retiro, antiguo Salón de Baile, el Museo del Ejército, antaño Salón de Reinos con sus paredes decoradas con pinturas de Velázquez, Zurbarán y frescos de Lucas Jordán y los jardines. Éstos se levantaron al mismo tiempo que el palacio, trabajando en ellos, entre otros, Cosme Lotti, escenógrafo del Gran Duque de Toscana, y edificándose una leonera para la exhibición de animales salvajes y una pajarera para aves exóticas. El estanque grande, escenario de naumaquias y espectáculos acuáticos, el estanque ochavado o de las campanillas y la ría chica pertenecen a este período inicial. A lo largo de la historia, en este conjunto se han ido efectuando modificaciones, no siempre planificadas, que cambiaron la fisonomía del jardín, como el Parterre diseñado durante el reinado de Felipe V, la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro en tiempos de Carlos III o el Observatorio Astronómico, obra de Juan de Villanueva, reinando Carlos IV. El rey Carlos III fue el primero en permitir el acceso de los ciudadanos al recinto, siempre que cumpliesen con la condición de ir bien aseados y vestidos. Durante la invasión francesa los jardines quedaron parcialmente destruidos al ser utilizados como fortificación por las tropas de Napoleón. El palacio es totalmente destruido. Tras la Guerra de la Independencia, Fernando VII inició su reconstrucción y abrió una parte del jardín al pueblo, como ya hiciera Carlos III. El monarca se reservó una zona, entre las calles de O'Donnell y Menéndez Pelayo, donde construyó una serie de edificios de recreo siguiendo la moda paisajística de la época, conservándose aún como son la casa del pescador, la casa del contrabandista y la montaña artificial. Reinando Isabel II se abrió la calle de Granada, calle que más tarde se llamaría de Alfonso XII, vendiéndose al estado los terrenos comprendidos entre ésta y el Paseo del Prado a particulares. Tras la revolución de 1868, la Gloriosa, los jardines pasan a se propiedad municipal y sus puertas se abrieron a todos los ciudadanos, comenzando una época en la cual, la ría grande y el estanque de San Antonio de los Portugueses se transformaron en Paseo de Coches. Se colocaron las fuentes de los Galápagos y de la Alcachofa, realizándose la fuente del Ángel Caído, obra de Ricardo Bellver. En el Campo Grande se edificaron el Palacio de Cristal y El Palacio de Velázquez, obra de Ricardo Velázquez Bosco. Las últimas obras de ajardinamiento fueron las ejecutadas por el jardinero mayor Cecilio Rodríguez, que diseñó la rosaleda y los jardines que llevan su nombre.














Museo del Ejercito.
Calle de Méndez Núñez, s/n.
Está situado sobre lo que en tiempos fue el Salón de Reinos del antiguo Palacio del Buen Retiro, construido por orden del rey Felipe IV a iniciativa del Conde Duque de Olivares entre 1632 y 1640. Concebido como un palacio de recreo para la monarquía, se situó sobre los terrenos del entonces Real Sitio del Buen Retiro; una posesión real con una superficie de casi doscientas hectáreas que se extendía desde la Puerta de Alcalá hasta el Monasterio de Nuestra Señora de Atocha, y que correspondería con el Parque del Retiro. Las obras empezaron en 1632, bajo la dirección del maestro de obras Alonso de Carbonell, con una reforma del Cuarto Real de San Jerónimo, un edificio anejo al monasterio utilizado por los monarcas como lugar de Retiro. De ahí, se prosiguió hacia el norte, estructurándose en torno a un gran patio denominado Plaza Principal. La edificación se realizó con una gran rapidez, de tal manera que hacia 1633 estaba prácticamente terminado. No obstante, las obras se prolongaron hasta 1640 añadiéndose la Plaza Grande 1634-1636, el Picadero 1637, el Casón –concebido como Salón de Baile-, y el Coliseo 1638-1640. El resultado de estas obras fue un bello y extenso palacio rodeado por jardines con estanques, lagos, canales, casa de fieras, y coliseo. Durante la invasión francesa de 1808, la vecina Fábrica de Porcelana de la China, situada en el Retiro, se convirtió en centro de operaciones del ejército de Murat; así, cuando en octubre de 1812 entraron en Madrid las tropas británicas al mando del General Hill, los alrededores del palacio se convirtieron en un improvisado frente de batalla que hizo que la mayoría de sus dependencias quedaran reducidas a escombros, salvándose únicamente el Salón de Reinos, el Casón y el Parterre. En 1841, y por orden del General Espartero, el Salón de Reinos se destinó a sede del Museo de Artillería. En la actualidad, el edificio está ocupado por el Museo del Ejército, un museo creado en 1932 en virtud de la fusión del Museo de Artillería, del Museo de Infantería que estuvo situado en el Alcázar de Toledo, y del Museo Histórico Militar. En sus salas podemos ver armamento de todas las clases y épocas, trofeos, banderas, uniformes, y maquetas; un rico fondo mediante el cual, el visitante puede comprender un poco mejor la historia militar española. Pero sin duda, uno de los principales atractivos es el edificio, en donde aún hoy, se pueden observar en su techo, las pinturas de las armas y blasones de los antiguos reinos de la Monarquía española de la época. Por último, decir que en la actualidad existe un proyecto para integrar el Salón de Reinos al complejo del Prado, lo que implicaría el traslado de los fondos del Museo del Ejército al Alcázar de Toledo. No obstante, todavía no hay nada definitivo.

























































Bolsa de Comercio.
Plaza de la Lealtad, 1.
En 1813 José I Bonaparte planeó establecer una Bolsa de Comercio en Madrid en el convento de San Felipe el Real, pero no fue hasta las postrimerías del reinado de Fernando VII cuando, en virtud de un Decreto de 10 de septiembre de 1831, se decide crear dicha institución. La Bolsa de Madrid, que abrió sus puertas el 20 de octubre de 1831, estuvo vagando por diversos edificios de la ciudad a lo largo de sesenta y dos años, hasta recalar en su emplazamiento actual. Entre sus localizaciones más significativas destacan las del antiguo convento de San Martín, la iglesia del convento las Vallecas, el teatro de los Basilios, la casa de la Compañía de Filipinas en la calle Carretas y el edificio de la Aduana Vieja, en la plazuela de la Leña. En mayo de 1893, se inauguró el nuevo y definitivo emplazamiento de la Bolsa, situado en un edificio en la Plaza de la Lealtad, no lejos de la sede del Banco de España, de otras sedes de compañías de fianzas y negocios y de edificios públicos administrativos y culturales. En cuanto al edificio, se situó sobre el solar que ocupó el teatro El Dorado. Fue obra de Enrique María Repullés y Vargas, quien ganó para tal efecto un concurso convocado por la Junta de Obras de la Bolsa de Madrid en 1884, presentando un proyecto que tomaba como modelo el edificio de la Bolsa de Viena. De planta irregular, destacan las columnas estriadas de su fachada, sus pabellones laterales y su hermosa escalinata. En el atrio existen cuatro relieves que representan el Comercio, la Industria, la Agricultura, y la Navegación. En el interior destaca la gran sala de contrataciones con ábside semicircular y cubierta de hierro y cristal.











1 comentario:

  1. Impresionante como todo lo que te leo, gracias.
    me surge una pregunta al leer este articulo, y quisiera pedirte esta información ¿ En que sitio de la c. Carretas estaba la Compañia de Filipinas?
    Por favor no dejes de escribir.
    Un cordial saludo
    J.Z

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