miércoles, 8 de abril de 2020

Monasterio de Santa María de la Vid. Burgos



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Monasterio de Santa María de la Vid

El primer abad fue Domingo, abad desde 1144 hasta que murió en el año 1187.

Monasterio de San Pedro de Gumiel de Izan. Monasterio de Santa María de la Vid. Monasterio de Santo Domingo de Caleruega

EL MONASTERIO PREMONSTRATENSE DE SANTA MARÍA DE LA VID. Burgos. SIGLOS XII-XV. María TERESA ANGULO FUERTES, 2015


            El monasterio de San Pedro de Gumiel vende en 1277 las heredades que poseía en Vadocondes a doña Braida de Comenge, señora del convento dominico de Caleruega, que unos meses antes había comprado también al monasterio de San Pedro de Gumiel sus posesiones en el mismo lugar. Estas ventas son confirmadas por Alfonso X que dona además a la citada señora la martiniega de Vadocondes por lo que podemos constatar el beneplácito del monarca a estas compraventas. Unos años después, la aldea de Vadocondes fue vendida en 1290 por doña Braida de Comenge a la Orden de San Juan incluyendo lo que había comprado al abad de San Pedro de Gumiel, por 30.000 maravedíes, cantidad muy superior a la que ella había desembolsado pocos años antes. La venta fue confirmada por Sancho IV. En 1277, don Fernando, abad de La Vid, vende a doña Braida de Comenge unas heredades en Vadocondes por 2.150 mrs. En este año de 1277, don Fernando, abad de La Vid, autoriza a doña Braida de Comenge o a la priora y dueñas del monasterio de Santo Domingo de Caleruega en su lugar, a comprar dos yugadas de heredad a sus vasallos de Tubilla-Tubilla del Lago, entre Caleruega y Gumiel de Izan - si éstos lo quieren vender, estableciendo el pago de los tributos al monasterio de la Vid, tal como lo hacían los vasallos de Tubilla.
               
                Domingo Gómez[1] funda un eremitorio dúplice tras haber conocido a San Norberto e ingresado en la Orden de su mano, según la tradición premonstratense[2], en un sitio apartado, en la ribera derecha del río Duero, denominado Santa María de Monte Sacro, que le fue donado por la condesa doña Embrot hacia el año 1122-1124. El conquense Loperráez en su Descripción Historica del Obispado de Osma[3] señala que Gómez García y su mujer, a la que denomina condesa Embrot, donaron todas sus heredades en Revilla de Olleros, Palencia, al abad Domingo para que construyera un monasterio y mantuviera a los compañeros.
            
En 1148 se fecha la primera donación al abad Domingo en la que Melendo Armíldez y su mujer, doña María, donan una heredad en Tórtoles de Esgueva, Burgos, señalando que Monte Sacro pertenecía a la Orden Premonstratense. Era una donación para la fundación de un monasterio en Tortoles de Esgueva. Por alguna causa la fundación premostratense no llegó a buen fin y el lugar se devolvió a la familia Armíldez. En 1190 María Armíldez y su marido Gonzalo Pérez de Torquemada, sin hijos, tomaron la decisión de fundar en este lugar un monasterio y con tal fin contaron con Urraca Pérez de Torquemada, hermana de Gonzalo y abadesa de una comunidad benedictina, para llevar adelante la empresa. El 1197 la nueva comunidad ya estaba instalada en Tórtoles, ocupando la antigua iglesia de Santa María. El 1197 Alfonso VIII de Castilla dio el visto bueno a la fundación, poniéndola bajo su protección. El mismo año el papa Inocencio III la aprobó, poniendo el monasterio bajo su autoridad directa.
            
En 1150 Gutiérrez Pérez y su mujer, doña Estefanía, entregan todas sus heredades en Revilla de Olleros a Domingo, abad de Monte Sacro
            
El actual emplazamiento del monasterio de la Vid está cerca del primer emplazamiento en Monte Sacro. En el primer emplazamiento se mantuvo la fundación durante quince hasta que una aparición milagrosa de la Virgen a Alfonso VII determinó el cambio de ubicación del monasterio al lugar de La Vid, lugar donado por éste anteriormente al obispo de Osma y confirmada por el monarca en 1156. El Tumbo de la Vid sitúa la fecha de la fundación de Monte Sacro en 1132[4].
           
            En Castillejo de Robledo, a unos 9 kilómetros de La Vid, existe un eremitorio consagrado a la Virgen en el fondo de un pequeño valle que baja al Duero en un bosque de enebros. Este valle termina en una pared rocosa en la que se abre una cueva que sirvió de eremitorio. El lugar se denomina actualmente Valle de la Virgen y la ermita, Nuestra Señora del Monte, Concepción del Monte. Dada la vocación Maríana de los premonstratenses éste es un dato más a tener en cuenta para situar el monasterio. Juan Loperráez, basándose en el Tumbo, mantiene que el monasterio de La Vid “estuvo fundado en lo primitivo, con título de Monte Sacro, al otro lado del Duero hacia el norte, tres quartos de legua de distancia del actual, conservándose hoy en el sitio que ocupó la ermita con la advocación de nuestra Señora de la Concepción del Monte, en la concavidad de una grande peña. Pero se equivoca de ubicación ya que está situado en el mismo margen del Duero hacia el sureste. Algunos investigadores del Cantar de Mío Cid sitúan allí la llamada afrenta de Corpes.
            
El documento fundacional del monasterio de La Vid es un privilegio de Alfonso VII dado en San Esteban de Gormaz, en 4 de octubre de 1152.  Confirma la donación a la iglesia de Monte Sacro y a su abad Domingo, del lugar de La Vid, que antes había donado al obispo Beltrán y a su iglesia, y que el obispo  Juan había donado al abad, para la construcción de una abadía sujeta a la regla de San Agustín.

            La primera mención documental de la construcción de La Vid se encuentra en la donación que en 1151 la vizcondesa Eloiz hace al abad Domingo de la villa de Mijaradas. 1151, octubre, Burgos. La vizcondesa Eloiz dona al abad Domingo del monasterio de La Vid, con ocasión de la primera piedra del mismo, la villa de Mijaradas-municipio de Hurones en Burgos-. Diplomatario del Monasterio de San Cristóbal de Ibeas, Ibeas de Juarros, Burgos. En octubre de 1151, la vizcondesa Eloiz dona al abad de La Vid, Domingo, en presencia del infante Sancho, una heredad en Mijaradas, con montes y fuentes, prados y pastos, con entradas y salidas y con todas sus pertenencias, con ocasión de la primera piedra del monasterio. Este documento contiene la primera mención a la construcción del monasterio de La Vid y la primera vez que Domingo es denominado abad de La Vid.

            En un privilegio de 4 de octubre de 1152 Alfonso VII dona el lugar de La Vid a Domingo, abad de Monte Sacro, se indica que éste se hallaba super flumen Dorii, inter terminos de Penna Aranda et terminos de Suzones. Alfonso VII dona el lugar de La Vid en 1152 para construir un monasterio al que se trasladan Domingo y sus monjes. A partir de esta fecha, los documentos nombrarán a Domingo abad de La Vid. La Leyenda dice que en este lugar al Alfonso VII se le apareció la Virgen entre ramas de las viñas. Alfonso VII da el lugar de Cubilla

            A partir de esta donación, el monasterio comenzará la formación de su dominio.
            
En 1160 los monjes ya se habrían trasladado a las nuevas instalaciones. A partir de ahí, el centro monástico recibió una larga serie de donaciones.
            
La construcción del primitivo monasterio de la Vid debió durar unos ocho años ya que en 1160 estaban los canónigos en La Vid como así lo atestigua el documento de donación por el que Pedro Ximénez y su mujer, Elvira García ofrendan una heredad en Carabias, Segovia.

            
El edificio monástico sufrió una profunda renovación en los siglos XVI y XVIII por lo que de la primitiva construcción medieval sólo quedan algunos testimonios secundarios, correspondientes a los siglos XII y XIII, que se encuadran sobre los muros meridional, oriental y septentrional del claustro.

            
En el siglo XIV, Sancho IV de Castilla fue un gran protector de La Vid.
            
El cardenal Íñigo López de Mendoza, abad comendatario de la Vid desde el 1516, llevó a cabo importantes obras en el monasterio con el fin de levantar un panteón familiar. Las obras cambiaron completamente la fisonomía del monasterio, claustros e iglesia nuevos, además de enriquecerlo con obras de arte importantes. El fin de la vida premonstratense llegó con la exclaustración de 1835, perdiéndose con el abandono que siguió buena parte de su patrimonio. En 1865 el lugar pasó a estar ocupado por una comunidad agustina, que todavía lo ocupa.
            
Iñigo de Zúñiga Avellaneda y Velasco, nacido en 1489 en Miranda de Ebro, Burgos, y fallecido el 9 de junio de 1535 en Tordómar, Burgos. Bisnieto materno de de Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana. Fue abad del monasterio de Santa María de la Vid, abad de Covarrubias, embajador del emperador Carlos V en Inglaterra, obispo de Coria, obispo de Burgos, cardenal de la Iglesia Católica.
            
Los primeros documentos llaman a Monte Sacro y a La Vid iglesia y no monasterio o convento como harán más adelante, porque los premonstratenses no eran monjes estrictamente hablando, sino canónigos regulares, por lo que llamaban iglesias a sus residencias.
            
El monasterio de La Vid, como perteneciente a la Orden premonstratense debía obediencia a su casa madre, el monasterio de[5]. Y como tal Orden de Premontré estaba sometido a la jurisdicción episcopal correspondiente; en su caso, el obispo de Osma, que además le había donado el lugar en que se había de levantar el nuevo monasterio. De esta doble dependencia el monasterio vitense reniega muy pronto y generó disputas tanto con Retuerta como con el obispado de Osma.


Domingo Gómez de Candespina. Fundador y Abad de la Vid      
            
La genealogía de los siglos XVI y XVII dice que es Domingo Gómez de Candespina. Hijo del conde Gomez González de Candespina y de su mujer Urraca Muñoz, descendiente del conde castellano Fernán González. Otras genealogías le hacen de la Casa de los señores Aza, Domingo Garcés e Aza. Tambien como hijo del conde de Candespina y de la reina urraca de Castilla. Hermano bastardo del Alfonso VII. El nacimiento de Domingo debió producirse después de la muerte de Raimundo de Borgoña en 1107 y antes del casamiento de Urraca con Alfonso I el Batallador de Aragón. El niño habría sido confiado a la custodia de Pedro Ansúrez, ayo de  doña Urraca[6], lo que explicaría que Domingo viajara a Francia acompañado de Sancho Ansúrez, con el que se habría criado[7]. Domingo y Sancho Ansúrez profesaron en la Orden premonstratense en el monasterio de Laón, cuyo abad, Gualterio, les habría mandado fundar sendas abadías premonstratenses en Castilla hacia 1140. Sancho seria el fundador del monasterio de Retuerta.
            
Sancho Ansúrez, según estas genealogías de los siglo XVI y XVII, sería nieto del conde Pedro Ansúrez y de su mujer la condesa Elio Alfonso. Estos son padres de Mayor Perez[8] que con su sobrino materno Armengol VI dona los lugares de Fuentes Claras y Riva de Retorta de Riva Doro entre 1141 y 1148 para que su primo Sancho Ansúrez funde un monasterio de la orden de los Premostratenses. Sancho fue el primer abad. En 1143, Estefanía Armengol, hermana de Armengol VI, da carta de fundación de un monasterio dedicado a la Virgen María de la orden benedictina en sus lugares de Valbona y Muviedro, junto al Duero,  al abad Martín[9]. En 1151, llegan a Valbuena monjes cistercienses provenientes de Berdones, de la línea de Morimond[10]. Distan Valbuena y Retuerta 16 kilómetros.
                
El abad Domingo sentó las bases que permitieron la creación y el crecimiento del monasterio. Durante su largo abadiato La Vid obtuvo y consolidó, mediante donaciones y compras, un importante dominio territorial y jurisdiccional que le permitió la creación de numerosos monasterios masculinos y de dos prioratos femeninos, filiales de La Vid, situación que le llevó incluso a disputar la supremacía con el monasterio de Retuerta, primera casa premonstratense.
           
            Algunos autores señalan que Domingo vivió como ermitaño en Monte Sacro.
           
            Domingo fue abad del monasterio hasta que murió en 1187 y fue enterrado en la sala capitular, actual Puerta de los Leones”. En el siglo XVII se derribó la sala capitular para construir la sacristía y el panteón actuales y el abad Antonio Bonifaz, en 1651, redactó la inscripción de la actual lápida. La inscripción de la losa sepulcral del abad Domingo señala que fue abad durante cincuenta  y cinco años años, lo que retrotrae la fecha de fundación de Monte Sacro a 1132 y corrobora la hipótesis de un eremitorio sin adscripción a Orden monástica alguna.
           
            Por otro lado un tiempo como abad tan largo, 55 años, hace sospechar si hubo dos abades con el mismo nombre de Domingo.

            Dice el Tumbo vitense que Domingo era hermano del rey Alfonso VII y que “en el epitafio de su sepulcro se lee que gobernó y fue abad de aquella casa treinta y cinco.
El descubrimiento de la lápida original durante las obras realizadas en la sacristía del monasterio en 1998 confirma la veracidad de esta inscripción. En la actualidad se encuentra en el templo monástico.

            Es curioso que en ningún documento de Domingo conste el mismo como abad premonstratense.

            La obra del abad Domingo fue fundamental para el monasterio de La Vid. Durante su mandato se constituyó la mayor parte de su dominio mediante privilegios reales y múltiples donaciones particulares.
           
            En Santa María de La Vid Alfonso VII dona al abad Domingo el lugar de La Vid para la construcción del monasterio del mismo nombre, también la villa de Zuzones y concede la exención del pago de portazgo. Igualmente confirma Alfonso VII la donación por el obispo de Osma del lugar de Cubilla dependiente de Alcozar, Soria.
           
            Su hijo, Sancho III también donó diversas heredades al monasterio.
           
            Por su parte, Alfonso VIII benefició al monasterio con la cesión de la villa de Guma y los lugares de Almaján y Torre del Rey, cerca de Talamanca, un pozo en las salinas de El Bonillo, los lugares de Mesiela, cerca de Espeja, y Rejuelas, una serna y unas viñas en Roa, el lugar de Arroyo, cerca de Guzmán, la villa de Exon, la iglesia de San Martín de Sotranca, en Camesa, la iglesia de san Martín de Lobado en Asturias, una viña en San Esteban y una heredad en Costa de Lago, entre Espeja y Hontoria.
           
            Estas donaciones animaron a los nobles quienes, con un destacado papel de la casa de Lara, contribuyeron al engrandecimiento del dominio vitense con donaciones en Revilla de Olleros, Las Mijaradas, Santo Domingo y La Salceda, Brazacorta, Zuzones, Carabias, Fresnillo, Alcozar, Medinaceli, Lomeda, Ayllón, Torredano, La Paliza, Monte de la calabaza y Quintanilla de Ricuerda.
           
            Asimismo recibe el abad Domingo el monasterio de San Miguel de Villamayor de Treviño[11] para el establecimiento de una filiación. Conjuntamente con este monasterio se le otorgan los monasterios de San Cebrián de Padilla de Abajo, San Esteban de Valderredible, Santa Juliana de Citores, y San Pablo de Sordillos, con la condición de el de Villamayor de Treviño se constituyera en abadía.

Dicho monasterio de Premonstratenses  fue fundado en 1166, poco después que el de Aguilar de Campóo. Lo erigieron en la iglesia de San Miguel de Villamayor de Treviño, agregándole las iglesias exentas de San Cebrián de Padilla, San Esteban de Val de Ribaible, Santa Juliana de Citores y el pueblo de Sordillos.

               
              La importancia económica que alcanzó el dominio durante el abadiato de Domingo se constata también en la serie de compras efectuadas por el convento en los lugares de Zuzones, Covellas, Alcolea y Torre del Conde, así como por el contrato de empréstito establecido con dos miembros de la familia Lara sobre Los Ausines por un importe de 1.000 morabetinos.
           
            El papa Alejandro III se dirige al abad Domingo en 1163 y recibe al monasterio bajo su protección confirmando en el documento las posesiones del mismo.
           
Fundaciones monásticas dependientes del monasterio de la Vid

            El monasterio de La Vid, e incluso el de Monte Sacro, fue dúplice en su origen. Tras el fundador Norberto, su sucesor, Hugo de Fosses y el capítulo general de Premontré establecieron la necesidad de separar a hombres y mujeres. En La Vid esta directiva se cumplió durante el abadiato de Domingo con la fundación de tres monasterios femeninos, denominados  prioratos, sujetos a la autoridad del abad vitense, en tres lugares cercanos al monasterio: Tórtoles de Esgueva, Fresnillo y Brazacorta.
                       
Fundaciones femeninas         

El monasterio de Santa María la Real se encuentra Tórtoles de Esgueva, Burgos. Se localiza muy cerca del monasterio de San Pelayo de Cerrato, Palencia. Está situado en la parte alta de la localidad, junto a las copiosas fuentes que sirvieron para regar sus huertas. Las monjas se trasladaron a Aranda de Duero no hace muchos años. El recinto fue terminado de restaurar en 2008. Actualmente es propiedad particular, albergando una posada rural, una quesería artesanal y una residencia de la tercera edad.
           
            El monasterio de Fresnillo, Fresnillo de las Dueñas, Burgos. Desde 1154 Frenillo se denominó de las Dueñas por el convento de monjas que había en el pueblo, de la orden de los Premonstratenses, con el titulo de Santa María del Coro. Pedro Gutiérrez y su mujer doña Elvira cedieron el lugar.

            El monasterio de Brazacorta, Burgos. Fue fundado por la condesa Ermensenda, viuda del conde Manrique Pérez de Lara, después de que el Monasterio de Santa María de La Vid, que había sido un monasterio dúplice, se convirtiera en uno solamente para monjes. Ahí pasó sus últimos días y probablemente falleció también en este monasterio el 7 de enero de 1177. El 24 de abril de 1287 el rey Sancho IV de Castilla concedió al monasterio la merced y el derecho de tomar una oveja de cada mano rebaño de ganado trashumante que pasase por el término. La iglesia del monasterio  aún existe funcionando como parroquia del pueblo. Los pocos datos que existen hablan de su penuria económica. A finales del siglo XIV ya fue abandonado por las monjas, pasando a ser parroquia.
           
Fundaciones masculinas

            Monasterio de San Pelayo de Cerrato, un antiguo cenobio del siglo X. En 1145, bajo la protección de Alfonso VII, pasa a los canónigos regulares de San Agustín y en 1159 a los premostratenses de la Vid. Se encuentra en la localidad de Cevico Navero, Palencia. Prácticamente en ruinas fue terminado de restaurar en 2019 por el grupo industrial Siro.

            San Miguel en Villamayor de Treviño, cerca de Castrogeriz en Burgos, también fue filiación vitense. Fue fundado tras la donación de Nuño Gutiérrez y su familia de varios monasterios, uno de los cuales, san Pablo de Sordillo fue cenobio de canonesas premonstratenses. La fundación del Monasterio de San Miguel de Villamayor de Treviño fue patrocina por Nuño García y Gonzalo Pérez de Padilla[12], junto con sus familias. Se le otorga la escritura al abad Domingo de la Vid el 3 de mayo de 1166; conjuntamente con este monasterio se le otorgan los monasterios de San Cebrián de Padilla de Abajo, San Esteban de Valderredible, Santa Juliana de Citores, y San Pablo de Sordillos, con la condición que el de Villamayor de Treviño se constituyera en abadía. Aunque aceptando las condiciones de la donación, el abad de la Vid establece para el monasterio de San Miguel el rango de priorato, nombrando a Rodrigo como primer abad de Villamayor, manteniendo la advocación de San Miguel. En 1240 el monasterio tomó como patrones a Santa María, San Miguel, Santa Angustia y San Nicolás. En principio San Miguel se fundó como monasterio dúplice, pero pronto las religiosas fueron trasladadas a San Pablo de Sordillos. El 9 de enero de 1223 los patrones del monasterio de Villamayor de los Montes a 70 kilómetros  del de Treviño, García Fernández, mayordomo mayor de la reina Berenguela, y  su mujer, a doña Mayor, le dan cuando tenían en Treviño y en sus granjas. A finales del siglo XVI se levantó de nuevo el monasterio, conservando la iglesia románica. A partir de la Desamortización de 1835 y, sobre todo, durante la década de 1870-1880 el monasterio fue destruyéndose paulatinamente. Hasta 1880 quedaban en pie todos sus edificios. En la actualidad  quedan restos de la portada del compás con el escudo del monasterio, una pequeña espadaña y la cerca. Ocupadas sus tierras por explotaciones agrarias. Se puede consultar en Internet el Cartulario del monasterio de San Miguel de Villamayor de Treviño. Archivo Histórico Nacional. Códice 998. San Miguel de Villamayor de Treviño. http://www.creloc.net/admin/archivo/docdow.php?id=27

           
            Monasterio de Sancti Spiritus, extramuros de Ávila, fundado antes de 1171 por Nuño Mateo de Muñoz, en un antiguo eremitorio. Fue fundado en el año 1209.  Este monasterio fue uno de los más antiguos de la ciudad. Estaba situado en la zona sur, a orillas del río  Chico, también conocido como río Grajal o Sequillo. A largo de su historia se vio sometido a diferentes reformas, destacando la reforma del siglo XVI. Un incendio destruyó la iglesia en 1742, reedificándose poco después. La guerra de la Independencia y posteriores circunstancias hicieron que el convento en la actualidad esté en ruinas. El fundador, Nuño Mateos deseando ordenar las cosas de su alma escogió el aldea que era de Sant Pedro de Linares, tanbién lugar suyo, llamada entonces La Cortilla y de uno y otro hiço donación al monasterio de La Vid que ya tenía puestos religiosos de su instituto premonstratense en la ciudad de Segobia para que en esta granja de La Cortilla fundase un monasterio en que viniesen religiosos de su hábito premonstratense en el rigor que se usaba en los demás monasterios de su orden[13]. En siglo XX sus ruinas han sido empleadas como explotación agrícola y ganadera por la familia que lo compró en 1867.

            Alfonso VIII en 1179 donó Santa María de Tejo, ubicado entre Comillas y San Vicente de la Barquera, también filiación de La Vid. Los monjes premostratenses del convento burgalés de Santa María de Villamedianilla en Castrogeriz lo fundaron en el siglo XII. Era un  pequeño monasterio en el llamado entonces Valle de Allega. En 1179, Alfonso VIII les concede diversas heredades para su sustento y mantenimiento. En el siglo XIII este monasterio pasa a depender del de  Villamedianilla. En 1210 el mismo rey concede a San Vicente de la Barquera el Fuero de San Sebastián, declarándolo villa libre del poder señorial, y en el documento fija las concesiones territoriales que le otorga, entre las que incluye El Tejo y sus barrios, límite oriental de las tierras aforadas, por lo que el monasterio perdería lo que el propio monarca le había dado tres décadas atrás. Luego estos mismos barrios serían citados en el Libro Becerro de las Behetrías de Castilla de 1352 vinculados a la Orden de San Juan de Acre, dedicada a la protección de los caminos de peregrinación, no solo en Tierra Santa durante las cruzadas, sino extendiendo con el tiempo esta función por todas las sendas de la cristiandad


A finales del siglo XII, los monjes premostratenses de Aguilar de Campoó, ahora Monasterio  de Santa María la Real[14], crearon en Villamedianilla un dominio agrícola para asegurarse el suministro de pan y de vino. Les ayudó en el proyecto doña María de Almenara, señora de Miranda de Ebro, Almenara y Palazuelos de la Sierra y de la familia del conde Pedro Ansúrez-su bisnieta materna- y tambien ayuda  Alfonso VIII. Los monjes pusieron su monasterio bajo la advocación de Santa María de la Zarza o de Villamediana. El monasterio, cuyas ruinas todavía se pueden ver fue abadía hasta 1573, año en el que, con autorización del papa, fue enejada al Colegio de Salamanca. Sirvió de sostenimiento a dicho colegio y de descanso a profesores y alumnos. En 1835 fue desamortizado.

            Y por último, aunque de orígenes oscuros, fue filiación vitense el monasterio de Santa María de los Huertos,  Segovia. Fue fundado en 1233 por la reina doña Leonor, hija de Alfonso VIII y reina de Aragón al casar con Jaime I el conquistador[15], junto a una ermita que conmemoraba la aparición de la Virgen en un lugar muy cercano a la villa de Medina del Campo. Va a ser uno de los monasterios de más corta duración. Al encontrarse en una llanura de inundación en el margen derecho del río Eresma, el Monasterio de Santa María de los Huertos estaba sujeto a numerosas inundaciones. La más antigua de la que se tiene noticia data del año 1304, siendo abad Arnaldo, a causa del desbordamiento del río Eresma. Según la tradición, durante esta inundación se produjo el hecho milagroso de la llegada a la abadía de la imagen de Nuestra Señora de las Aguas, venerada desde entonces en la iglesia monasterial, depositada en la caja de marfil y plata en la que había llegado. La frecuencia de inundaciones en el Monasterio era tal que los monjes, cansados de sufrir repetidamente las consecuencias de las inundaciones, decidieron solicitar al Concejo de la Ciudad la cesión de un nuevo terreno para ubicar el nuevo convento en una zona alejada del río y sus inundaciones. Así, en el siglo XVII se fundó un nuevo convento con el mismo nombre (Santa María de los Huertos), primero en las inmediaciones de Santa Eulalia, y luego en la parte más alta de la ciudad, próximo al torreón de Arias Dávila. Las desamortizaciones del siglo XIX y las reformas en el urbanismo de la Ciudad hicieron que posteriormente fuera demolido, dando lugar a la conocida Plaza de los Huertos de Segovia, muy cerca de la Catedral.


Otros monasterios dependientes del monasterio de Santa María de la Vid

            Convento de San Cebrián de Padilla de Abajo, Burgos. En el año 1050 había, en Padilla de Abajo, una iglesia monasterio llamada San Cebrián. En 1166 San Cebrián de Padilla es donado por la familia Gutiérrez a los frailes Premostratenses.  La familia donante se queda con el palacio y bodega. Ambas estancias pasan al Priorato a la muerte de los Gutiérrez. El Priorato de san Cebrián fue parroquia del Coto Redondo formado por los monjes y veinticinco  colonos. Pasa a ser Priorato del Convento Premostratense de San Miguel de Villamayor de Treviño, convento fundado por los Padilla.  Unos cinco kilómetros separan ambos lugares. Hacia el año 1699, los Premostratenses cierran el Priorato.  Estaba ya en ruinas en 1725.

            San Esteban de Valderredible

            Santa Juliana de Citores, Citores del Páramo[16]

            Monasterio femenino de San Pablo de Sordillos La iglesia del monasterio es la parroquia del pueblo de Sordillos. San Pablo de Sordillos fue fundado en 1166 por el abad Domingo de la Vid junto a un eremitorio, que había donado Muñoz Gutiérrez, para alojar a las religiosas premonstratenses del cercano monasterio de San Miguel de Villamayor de Treviño del que dependía. Debió desaparecer hacia 1300 aunque continuó como eremitorio. Ya a finales del siglo XVI únicamente quedaba en pie la iglesia de todo el conjunto monástico de Sordillos[17].




[1] La  losa sepulcral de Domingo Gómez es el siglo XVII y se supone sustituyó a una anterior.
[2] La Cándida y Canónica Orden Premonstratense o también Orden de Canónigos Premostratenses, es una orden religiosa católica de canónigos regulares de derecho pontificio, fundada por Norberto de Xanten ​en 1120. Su nombre se debe al lugar donde se originó, en la abadía de Prémontré (Francia). Su vida se basa en la Regla de San Agustín. Los religiosos de este instituto son conocidos por el nombre de «canónigos blancos», debido al color de su hábito, o «norbertinos», derivado de su fundador.
La antigua abadía de Prémontré, situada en Prémontré, a unos veinte kilómetros al oeste de Laon en el departamento de Aisne, Francia, fue fundada por Norberto de Xanten en el siglo XII, convirtiéndose así en la cuna de la orden Premonstratense.
La abadía fue fundada por Norberto en 1120 en un erial que había pertenecido previamente a la abadía de Saint Vincent y que los monjes habían intentado cultivar en vano. Según lo demostrado en la carta de la donación del lugar por el obispo de Laon, Bartolomé de Jur, fue llamado "Præmonstratus" o "pratum-monstratum", probablemente aludiendo a un claro en el bosque.
[3] Juan Bautista Loperráez Corvalán (Pareja, 29 de agosto de 1736 - Cuenca, 2 de septiembre de 1804). Historiador y clérigo español. Canónigo de Cuenca, miembro de la Real Academia de la Historia y destinado en la Catedral de Osma. Descripción histórica de la diócesis de Osma (Madrid, 1788), vol. I y vol. II. Colección diplomática citada en la descripción histórica del Obispado de Osma (Madrid, 1788), vol. III
[4] En torno al año 1140 Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, dos nobles castellanos, que habían profesado en la abadía francesa de San Martín de Laón regresaron a Castilla en donde fundaron las dos primeras abadías premonstratenses españolas. Sancho Ansúrez, con la eficaz ayuda de su poderosa familia, fundó el monasterio de Santa María de Fuentes Claras en Retuerta, Santa María de Retuerta en Burgos, y Domingo Gómez de Campdespina el de Santa María de Monte Sacro, situado en la orilla derecha del Duero a unos dos kilómetros del emplazamiento actual del monasterio. Pocos años después, en 1152, Alfonso VII confirmaba a la Iglesia de Santa María de Monte Sacro, a su abad Domingo y a sus sucesores la propiedad de «illo loco qui vocatur Vide», poniendo como condición que «ibi sub beati Augustini regula commorantes abbatiam constituatis». Las obras de construcción de la primitiva abadía duraron seis o siete años, según recoge alguna de las crónicas premonstratenses que se conservan en el archivo del monasterio, lo que permite suponer que alrededor de 1160 la comunidad de Monte Sacro se había instalado ya en el nuevo monasterio vitense.
[5]  El monasterio, según se desprende de la documentación, fue fundado por la condesa Mayor Pérez que el 1 de abril de 1146 donó el lugar llamado Fuentes Claras o Retuerta al monasterio, ad monasterium construendum vobis Abbati domno Sancio et fratribus una vobiscum sub regula beati Agustini, es decir, que al principio eran monjes de la orden de los agustinos y en el momento de la donación, el monasterio aún se encontraba en obras.​ En 1148, Eylo Álvarez, hija de Mayor Pérez y de su primer esposo Álvar Fañez, hizo otra donación al monasterio y en ese mismo año, su madre confirmó la primera donación efectuada en 1146 y en ese documento ya estipula que sería regido por la orden premonstratense.a​ Este documento, confirmado por el rey Alfonso VII de León, «es el verdadero documento fundacional de Retuerta como monasterio premonstratense».​ Mayor habrá fallecido después de 1148, la última vez que aparece en la documentación. En la actualidad ha sido transformado en un hotel, llamado Le Domaine, y pertenece al grupo empresarial privado Novartis.
[6] Tras el desastre de la batalla de Uclés en 1108 y la muerte en ella del infante Sancho Alfónsez, su único heredero varón, Alfonso VI concertó el matrimonio de su hija y heredera Urraca I con rey Alfonso I el Batallador. Poco después de fallecer Alfonso VI, se celebró el enlace en 1109 en el castillo de Monzón de Campos  en Palencia, cuya tenencia estaba en manos de Pedro Ansúrez que ejerció de padrino. Muy probablemente el conde Pedro, que había sido ayo de la infanta y que en su etapa de Urgel se había convertido en vasallo del rey de Aragón, aconsejara y promoviera este matrimonio que, además de fortalecer la situación del reino ante la amenaza almorávide, fortalecía su propia posición en la corte valiéndose de sus recientes amistades aragonesas.
Este matrimonio no funcionó, sin embargo, debido a la oposición de parte de la nobleza, sobre todo la gallega, del clero cluniacense y por la actitud de la propia reina a la que hay crónicas que atribuyen una actitud poco conveniente. Cuando el papa amenazó con excomulgar a los cónyuges en caso de permanecer juntos debido a su parentesco, Alfonso repudió a Urraca.
[7] Juan José Vallejo Pinedo. Domingo de Campdespina, primer Abad de La Vid, 1985.
[8] Mayor contrajo dos matrimonios. El primero fue con Alvar Fáñez Minaya, el más relevante entre los capitanes del rey Alfonso VI, si se exceptúa al Cid. De este hay constancia del nacimiento de Eylo Álvarez (m. después de 1156), quien casó en primeras nupcias antes de 1124 con Rodrigo Fernández de Castro el Calvo, con sucesión, y en segundas con el conde Ramiro Frolaz. Y de Urraca Álvarez, esposa del conde Rodrigo Vélaz,​ padres del conde Álvaro Rodríguez de Sarria, Berenguela Rodríguez, casada con el conde Gonzalo Fernández de Traba, Elvira Rodríguez, esposa de Nazareno Pérez, y, muy probablemente, Aldonza Rodríguez, la esposa de Lope Díaz I de Haro, señor de Vizcaya. Tras la muerte de Alvar Fáñez en 1114, casó en segundas nupcias con Martín Pérez, señor de Tordesillas, merino mayor de la reina Urraca,​ con quien tuvo al menos a Pedro Martínez,​ el padre de Tello Pérez de Meneses, el genearca del linaje de los Téllez de Meneses. Y a Aldonza Martínez.

[9] Enciclopedia del románico en Castilla y León. Miguel Ángel García Guinea, José María Pérez González y  José Manuel Rodríguez Montañés, 2002.

[10] Sede de la Fundación Las Edades del Hombre  y algunas de sus dependencias convertidas también en Balneario de la Cadena Castilla Termal abastecido por  el Manantial de San Bernardo. Las aguas del Balneario de Castilla Termal Monasterio de Valbuena, provienen de la captación de un acuífero a 386 m de profundidad de aguas mineromedicinales del Manantial de San Bernardo, del que ya los monjes cistercienses SXII aprovechaban sus aguas para regar los viñedos que hoy forman parte de la D.O. Ribera del Duero. El monasterio continuará albergando la sede de la Fundación Las Edades del Hombre. El monasterio de Santa María de Valbuena ubicado en la Ribera del Duero, en la población de San Bernardo, pedanía de Valbuena de Duero, fue fundado el 15 de febrero de 1143 por Estefanía de Armengol, hija del Conde de Urgel y nieta del Conde Ansúrez, señor de Valladolid.
La ocupación del monasterio se les atribuye a los monjes cistercienses, si en algún momento hubo duda de que el monasterio fuese fundado como benedictino, si hay consenso en adscribirlo al Cister a partir de 1151, fecha que coincide con la llegada a Valbuena de monjes cistercienses provenientes de Berdones, de la línea de Morimond.
Iniciada la vida cisterciense el monasterio vivió unas primeras décadas de prosperidad gracias a las donaciones de la propia fundadora, los reyes Alfonso VII, Sancho III y Alfonso VIII, así como por los privilegios papales concedidos por Urbano III e Inocencio III. Dichas donaciones eran un apoyo indispensable, pero las fértiles tierras de la Ribera del Duero y el duro trabajo de los monjes y conversos dan lugar a que el monasterio se mantenga en época de esplendor hasta el siglo XIII, época en la que le declive cultural y monacal empieza a ser palpable.
No será hasta el siglo XV con la reforma de austeridad llevada a cabo por fray Martín de Vargas cuando el monasterio recupere el esplendor de tiempos pasados. Es tras la reforma de fray Martín cuando Valbuena se convierte en la sede la Congregación de Castilla y deja de depender de verdona y pasa hacerlo de Poblet.
Con este nuevo impulso espiritual y económico durante todo el siglo XVI se llevó a cabo una importante labor constructiva y decorativa. No obstante no sentaría precedente para los siglos venideros, fue ahí cuando comenzó el declive que daría lugar a las desamortizaciones de principios del siglo XIX.
La decadencia prolongada en el barroco no condicionó la gran actividad edificadora, durante los siglos XVII Y XVIII se reforma la capilla de San Pedro, construcciones en torno al Patio del Compás, el claustro, dormitorio de los monjes… Esta actividad constructiva llevada a cabo por el esfuerzo y trabajo de la comunidad tuvo como protagonistas a fray Alonso de la Puente, Cristóbal de Portocarrero y Guzmán de Luna.
Con la llegada del siglo XIX el monasterio sufrió su mayor decadencia, la desamortización impulsada durante la Guerra de la Independencia (1808) y el periodo constitucional llevó a José I a suprimir por decreto las órdenes regulares y monacales. Acabada la guerra en 1814 los monjes regresaron al monasterio apenas seis años ya que con el Trienio Liberal las órdenes volvieron a ser abolida. Durante este periodo se subastaron fincas que compró el barón Carlos Kessel, periodo en que el monasterio sufre un gran deterioro.
Con la restauración de Fernando VII los monjes regresaron al monasterio por muy poco tiempo ya que la desamortización de Mendizábal en 1835 acabó con siete siglos de vida monacal. Es a partir de aquí cuando el monasterio y su entorno es adquirido en propiedad privada, en primer lugar por Carlos Kessel quien recuperó de nuevo sus tierras y años más tarde si hizo con gran parte del edificio. 
Durante este periodo el monasterio se convirtió en un centro de explotación agrícola y ganadera, lo que contribuyó a un deterioro progresivo de las diferentes instancias. Fue en 1836 cuando el edificio y tierras colindantes cambian de dueño y pasan a manos de Juan Pardo, hasta que el Instituto Nacional de colonización lo adquiriera en 1950 con el fin de crear un nuevo poblado junto al monasterio, así como la restauración de éste para que sirviera de diversos usos a los nuevos colonos. En 1954 comenzó la construcción de las viviendas para los colonos, en ese momento la iglesia monacal pasó a ser la parroquia del nuevo pueblo y a depender del arzobispado de Valladolid.
Hasta el año 1967 el arzobispado de Valladolid no comprará el resto de los edificios. La fase de intervención y restauración en el monasterio comenzó en 1961 donde el objetivo principal fue consolidar la fábrica, sustituir todas las cubiertas y picar la capa de yeso de la zona monumental. El monasterio no volvió a experimentar ninguna obra de rehabilitación hasta finales del siglo XX con el fin de que el monasterio acogiese la sede de la Fundación “Las Edades del Hombre” Esta remodelación se llevó a cabo en tres fases: la primera, que duró dos años y fue llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto Pablo Puente. La segunda y tercera, dirigidas por Jesús I. San José y Juan José Fernández, puso en valor el resto de dependencias entre las que se encuentran la antigua hospedería y la Iglesia del monasterio.
En la actualidad el Monasterio acoge el primer hotel balneario cinco estrellas de la cadena Castilla Termal, siendo este el primero de su categoría en Castilla y León.
Fray Martin de Vargas nació en Jerez de la Frontera, Cádiz. Viajó a Italia y pasó gran parte de su vida en el monasterio jerónimo de Santa Cecilia en Roma y fue confesor del papa Martín V.
Regresó a España por circunstancias desconocidas y vivió en el Monasterio de Piedra, con el pensamiento puesto en la elaboración de una reforma de la orden cisterciense cuyas costumbres se habían relajado bastante y no cumplía con estricta norma la regla. El papa Martín V le dio permiso en 1425 para construir un edificio que sirviera de reunión y trabajo a los monjes cistercienses que así lo solicitaran, para discutir sobre la reforma. Fue así como se fundó el Monasterio de Montesión, en Toledo, donde se estudió y gestionó la reforma española llamada de la Congregación de Castilla, que agrupó a todos los monasterios de la Corona de Castilla.
En 1430, el rey Juan II de Castilla y el obispo de Palencia don Gutierre le nombraron abad del Monasterio de Santa María de Valbuena2​ en la provincia de Valladolid, para que impusiera allí la reforma que se extendería por toda Castilla.
                                                                                                              
[11] Dicho monasterio de Premonstratenses y fue fundado en 1166, poco después que el de Aguilar de Campó. Lo erigieron en la iglesia de San Miguel de Villamayor de Treviño, agregándole las iglesias exentas de San Cebrián de Padilla, San Esteban de Val derredible, Santa Juliana de Citores y el pueblo de Sordillos, los nobles Muño Gutiérrez, Gonzalo Pérez y su mujer María Pérez de Padilla, Tello Gutiérrez y su hermana Mayor Gutiérrez, Gonzalo Gutiérrez y María Gutiérrez: éstos eran sobrinos de Muño Gutiérrez. Asistieron al otorgamiento de la escritura el Arzobispo de Toledo y los Obispos de Sigüenza, Burgos, Osma, Segovia, Palencia y Calahorra. Hijos de Muño Gutiérrez fueron Diego Muñoz, Rodrigo, Martín, García. Alvar y Gutierre, los cuales cedieron a Villamayor la parte que les correspondía en las posesiones fijadas por su padre como dote del monasterio. La fundación del Monasterio de San Miguel de Villamayor de Treviño fue patrocina por Nuño García y Gonzalo Pérez de Padilla, junto con sus familias. Se le otorga la escritura al abad Domingo de la Vid el 3 de mayo de 1166; conjuntamente con este monasterio se le otorgan los monasterios de San Cebrián de Padilla de Abajo, San Esteban de Valderredible, Santa Juliana de Citores, y San Pablo de Sordillos, con la condición de el de Villamayor de Treviño se constituyera en abadía. Asistieron a la firma del documento Pedro, Obispo de Burgos y los prelados de Toledo, Sigüenza, Osma, Segovia, Palencia y Calahorra.
Aunque aceptando las condiciones de la donación, el abad de la Vid establece para el monasterio de San Miguel el rango de priorato, nombrando a Rodrigo como primer abad de Villamayor, manteniendo la advocación de San Miguel. En 1240 el monasterio tomó como patrones a Santa María, San Miguel, Santa Angustia y San Nicolás.
En principio San Miguel se fundó como monasterio dúplice, pero pronto las religiosas fueron trasladadas a San Pablo de Sordillos.
Fueron importantes las posesiones de la abadía así, por ejemplo, en Roda (villa concedida por Alfonso VIII en 1176 junto con su iglesia de San Juan), Santibáñez (actualmente granjas de Olmedo e Idello) y Espinosa de Cerrato, cedida en 1170 por el noble Pedro Martines de Johas. Probablemente los monasterios de Valdegrajera, San Julián y San Clemente, considera filiales, fueron únicamente ermitas aisladas por religiosos de San Miguel.
El 9 de enero de 1223 los herederos del monasterio de Villamayor otorgar una venta a García Fernández, mayordomo mayor de la reina Berenguela, y a su mujer, a doña Mayor, de todo cuando tenían en dicho monasterio y en sus granjas.
A finales del siglo XII y la Orden debía tener problemas por los expolios y latrocinios que padecían gran parte de sus casas. Por ello, en 1199, el Papa Inocencio III concedió privilegio a todos los abades y religiosos premonstratenses de la Circaria de España y, en especial, en favor del abad y convento de Villamayor de Treviño contra los que les robaban.
Por otra parte fueron excelentes las relaciones que San Miguel mantuvo con otras fundaciones monásticas próximas a él, y buena prueba de ello son las tres donaciones de tierras y granjas que el abad y la comunidad de Treviño, según Huidobro y Serna, recibieron de las religiosas de San Felices de Burgos a finales del siglo XIII. A pesar de algún conflicto, también fueron buenas relaciones con el obispado. El 20 de noviembre de 1329 Juan, abad de Villamayor, hace promesa de sumisión y obediencia don García, Obispo de Burgos, con ocasión de su bendición abacial.
Villamayor nunca tuvo abades comendatarios, principal causa en la mayoría de los casos de la decadencia de los monasterios premonstratenses. Sin embargo, en 1443 el abad general de Prémontré encargó una comisión de religiosos franceses para visitar la Circaria y, tras inspeccionar nuestro monasterio de San Miguel, se pronunciaron en una sentencia condenando la relajación del monasterio.
A finales del siglo XVI se levantó de nuevo el monasterio, conservando la iglesia románica.
A partir de la Desamortización de 1835 y, sobre todo, durante la década de 1870-1880 el monasterio fue destruyéndose paulatinamente.
Hasta 1880 quedaban en pie todos sus edificios. En la actualidad  quedan restos de la portada del compás con el escudo del monasterio, una pequeña espadaña y la cerca. En el ayuntamiento de Villahizán de Treviño  se conservan cuatro columnas que la tradición hace pertenecer al claustro del monasterio. http://www.sandovaldelareina.com/castellano/alrededores/villamayor-de-trevinno/villamayor-de-trevinno.html Archivo Histórico Nacional. Cartulario de Villamayor de Treviño.




[12] García Fernández, patrono del monasterio de Villamayor de los Montes  con importantes propiedades en Celada y Villaldemiro, en 1221 compró a los hijos de Carrasco de Celada todas sus heredades allí, heredades que debían ser sustanciosas a juzgar por el elevado precio, 1.540 maravedíes. Mediante un empeño obtuvo también heredades, al menos temporalmente, en Valdegrajera.
En 1228 Gonzalo Pérez de Padilla y su mujer Teresa González le empeñaron sus heredades en ese lugar por dos años y por 200 maravedís. En el documento que recoge el empeño se señalan las condiciones que habían de cumplirse si los propietarios decidieran vender esas heredades a García Fernández o a otro comprador. No sabemos si finalmente García Fernández las adquirió de manera definitiva, pero el empeño nos habla de su capacidad económica y de su disponibilidad para realizar préstamos, así como del ejercicio de un cierto liderazgo entre la nobleza local y regional de la zona.
[13] Aportaciones a la arquitectura y la historia del monasterio de Sancti Spiritus, Raimundo Moreno Blanco, 2016. Incluye un reportaje fotográfico de la situación del monasterio en el siglo XX.
[14] Documentalmente se ha podido saber que la iglesia de Santa María existía ya en el siglo X, y que en el siglo XII había una comunidad monástica de cierta importancia, beneficiada por las donaciones de la nobleza. Las primeras noticias documentales se remontan a 1020. Aparecen en el Cartulario de Aguilar, que da cuenta de donaciones al Monasterio al tiempo que confirma la existencia de una comunidad dúplice de monjes y monjas. 1169 es el año fundamental en la historia del cenobio al producirse la entrega del mismo por el rey Alfonso VIII al abad del Monasterio de Santa María de Retuerta, Sardón de Duero, administrado por canónigos regulares de la Orden Premonstratense. Alfonso VIII dio el establecimiento a los premonstratenses, con la oposición de la comunidad que lo ocupaba. Aquellas diferencias terminaron con la intervención del representante del papa que confirmó la donación a los canónigos premonstratenses en 1173. El monarca castellano pasó a ejercer una decidida protección sobre el monasterio, llamado en lo sucesivo de Santa María la Real. Fue entonces cuando empezó a construirse el gran conjunto monástico en estilo románico en transición al gótico. En las décadas siguientes, la abadía premonstratense fue enriqueciendo su patrimonio y riquezas con la paulatina recepción de heredades, donaciones, franquicias y otras concesiones regias y nobiliarias, llegando a convertirse en un importante centro de producción agropecuaria, amén de centro de irradiación artística y cultural. La constante expansión territorial del Monasterio fomenta la aparición de pleitos jurisdiccionales por tierras y rentas con otros establecimientos eclesiásticos. En 1222 fue consagrada la iglesia. En 1827 los premonstratenses establecieron un centro docente, pero esto duró poco; como en otros lugares, el siglo XIX llevó el cierre del monasterio con la Desamortización. Debido a la decadencia en que se encontraba, en 1833 se aconsejó su cierre temporal. En 1835, con la exclaustración el lugar quedó totalmente abandonado y comenzaba su ruina. Las tierras pasaron a manos de particulares pero no el edificio monástico, que fue víctima del pillaje. En 1964 comienza su restauración y en 1984 comenzó su actividad una escuela. En este lugar tiene ahora su sede la Fundación de Santa María la Real, en actividad desde el año 1994.
[15] De su matrimonio nació solamente un hijo, Alfonso de Aragón (1222-1260), el hijo primogénito de Jaime I el Conquistador y su heredero que premurió a su padre. El matrimonio fue anulado por el Papa Gregorio IX en 1229 a petición de su esposo, que alegó impedimento de parentesco.3​ En 1234, en una entrevista mantenida en el Monasterio de Santa María de Huerta en la frontera entre los reinos de Castilla y Aragón, entre Fernando III el Santo, sobrino de la reina Leonor, y el rey Jaime I, se acordó que la reina Leonor, mientras no se desposase de nuevo, recibiría la villa y castillo de Ariza y que mantendría todas las tenencias y usufructo que le correspondían como dote que había recibido en el reino de Aragón. El rey aragonés también se comprometía a no separarla de su hijo, el infante Alfonso, que se hallaba junto a ella. Tras la anulación de su matrimonio con el rey de Aragón, la reina Leonor se retiró al reino de Castilla, donde falleció en el Monasterio de las Huelgas de Burgos en 1244. Después de su defunción, el cadáver de la reina Leonor de Castilla recibió sepultura en el Monasterio de las Huelgas de Burgos. Sus restos mortales fueron depositados en un sepulcro que en la actualidad se encuentra colocado en la Nave de Santa Catalina o del Evangelio, y se halla situado entre los que contienen los restos del infante Felipe de Castilla, hijo de Sancho IV de Castilla y de la reina María de Molina, que se encuentra colocado a su derecha, y el que contiene los restos del infante Pedro de Castilla, hermano del anterior, que falleció el 25 de junio de 1319 en el Desastre de la Vega de Granada. Durante la exploración del Monasterio de las Huelgas llevada a cabo a mediados del siglo XX se comprobó que los restos mortales de la reina Leonor, momificados y en buen estado de conservación, yacían en su sepulcro de piedra caliza con cubierta a dos vertientes y liso, aunque en el pasado estuvo policromado. ​El ataúd en el que se hallaban sus restos, cuya momia medía 1,60 metros de estatura y se hallaba con las manos cruzadas sobre el pecho, era de madera y carecía de tapa, aunque quedaban restos de su forro exterior y de una cruz lisada realizada con galón de oro claveteado, así como de la indumentaria con la que fue inhumada la reina, entre las que destacaban tres prendas de brocado árabe, son similares a las que se hallaron en el sepulcro del infante Felipe de Castilla, hijo de Fernando III el Santo, que fue sepultado en la iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga.
[16] Según el padre benedictino Luciano Serrano, abad del monasterio de Santo Domingo de Silos, en su obra Fuentes para la historia de Castilla  de 1905, Citores fue construido con los materiales de otro pueblo desaparecido que se llamaba San Martín. Este dice que debió ser el San Martín de Ávalos que Sancho II de Castilla donó a 1068 a la sede de Oca para su restauración.​ La antigua Iglesia del pueblo de San Martín fue conservada como ermita. Siglos después únicamente se conservaba su ábside románico, que posteriormente fue demolido para construir la valla perimetral de la iglesia y del cementerio. En las cercanías de Citores, existía otro pueblo en torno a la Iglesia de Santa María Magdalena. Actualmente una cruz recuerda el lugar de este asentamiento en el camino que discurre entre Citores y Cañizar de Argaño.
[17] Una de sus pocas abadesas, quizás la fundadora, fue Radegundis. De procedencia alemana que de joven hizo la peregrinación a Jerusalén. La enviaron a Castilla, seguramente par implantar la rama femenina de la orden y fue abadesa del Monasterio de San Pablo de Sordillos, que estaba sujeto al abad del San Miguel de Villamayor. El pueblo y su orden consideraban a la abadesa una santa, de hecho tiene su altar en la iglesia parroquial de Villamayor y se celebra su fiesta el 29 de enero. Radegundis tomó la resolución de vivir como reclusa en una celdilla anexa a la iglesia. Fue sepultada en la iglesia de San Miguel, bajo el altar mayor junto a la jarra donde bebía y un salero. Allí se le veneró hasta que fue trasladada a un arca que se convirtió en pedestal de Santa Paulina.

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