martes, 7 de abril de 2020

Carrascosa del Campo. Diego de Villadiego


Diego de Villadiego. Tallista y carpintero

Es hermano de Pedro de Villadiego (Palencia, hacia 1517 - Cuenca, 1592). Pedro fue enterrado en la iglesia de San Nicolás de Cuenca. También fue Pedro entallador.

Diego se instala en Cuenca con su hermano Pedro hacia 1520, siendo Pedro muy pequeño. 

Pedro continúa las obras que dejó inacabadas su hermano Diego al morir. 

Pedro casa con en Cuenca con Elena de Saceda, cuya familia era también del oficio. Hija del maestro de carpintería Francisco de Saceda, y hermana de dos entalladores Benito y Pedro de Saceda. 

Tuvieron dos hijos Diego y Ana.  El hijo siguió también el oficio de escultor y su hija se casó con el entallador Gaspar Berruguete, sobrino de Alonso Berruguete. En el siglo XVI, era muy común el parentesco entre familias del mismo oficio. ​

En su taller trabajan Alonso de Esquinas y Tomás Vázquez, que anteriormente habían trabajado con Esteban Jamete, con este último escultor tuvo muy buenas relaciones, como lo demostró en su declaración favorable, ante el proceso que tuvo Jamete por parte de la Inquisición en Cuenca.

Para la diócesis de Cuenca trabajó en el retablo de la iglesia de Tarancón en la que también participaron los entalladores Giraldo de Flugo, Diego de Tiedra y Bartolomé Rodríguez, así como para la catedral de Cuenca entre los años 1548 y 1562, donde trabajó en la sillería del coro junto con su cuñado Pedro de Saceda, los cuales reformaron los sitiales del coro anterior del siglo XV que había tallado Egas Cueman; labró el púlpito de nogal y la silla de la sala capitular.​ También es autor del retablo mayor y la talla de San Pedro de la iglesia parroquial de Bascuñana de San Pedro. Con Giraldo de Flugo después de trabajar en la iglesia de Tarancón, también lo hizo en el retablo de la iglesia de Zafra de Záncara en el año 1558, en la iglesia de Monteagudo en 1567 y en la de Hontanillas. Villadiego se encargaba de las trazas y Giraldo de las tallas.​

Diego de Villadiego comienza a trabajar en la ciudad de Cuenca en el taller de Francisco de Coca, en calidad de oficial.

En 1525 el taller de Francisco de Coca ejecuta el desaparecido retablo de la iglesia parroquial de Valverde del Júcar. Este retablo es la primera obra conocida de Diego de Villadiego.

En 1535, colaboró con Miguel Hernández en la ejecución del retablo de la iglesia de Valdecabras, cuya pintura corrió a cargo de Gonzalo y Pedro de Castro y de Martín Gómez.

También en 1535 con Jacques Pelet, entallador francés que residía en Cuenca, concluye la obra de talla del retablo que ambos estaban labrando para la iglesia parroquial de Carrascosa del Campo.  A la muerte de Jacques Pelet  se encargó a Micael Ángel la imaginería del retablo que todavía no se había hecho. En 1936 fue quemado este retablo.
                 
En 1536, Diego de Tiedra termina la imaginería y parte de la obra de talla del retablo de la iglesia parroquial de Montalbanejo por la suma de seis mil maravedíes.

El 1 de agosto de 1539, la viuda del pintor Luis Montero le traspasó el retablo de la ermita de San Bartolomé de Cervera y el de la iglesia de Fresneda de Altarejos, para que él se ocupara de que los pintaran de acuerdo con las condiciones y precio con que las había contratado su esposo. El pintor Luis de Carrión, fiado por el platero Pedro Román, se obligó a pintar y dorar el retablo de San Bartolomé de forma semejante a como estaba el retablo de la Purificación de la catedral de Cuenca.

En 1539, Diego de Villadiego, que se había comprometido a realizar, en colaboración con Miguel Hernández, el retablo de la iglesia parroquial de Beteta, cedió  al pintor Luis de Carrión y al entallador Bartolomé Rodríguez la parte que le correspondía hacer a cambio de cuatro ducados.

En 1540, el pintor Diego de la Rambla, fiado por Diego de Villadiego y por el pintor Martín Gómez, contrató un retablo de talla e pintura para la iglesia de El Cañavate.

Diego de Villadiego debe morir sobre 1540.


Otro estupendo retablo es de la iglesia parroquial de Castillejo del Romeral. Su autor es Juan López Puerta. Del siglo XVIII. El vídeo al enlace esta hecho por Lucia López Puerta. ¿Casualidad?. Pedro López Puerta era de Castillejo del Romeral.

Tiene otros muchos sobre este pueblo.

El retablo de la iglesia de Castillejo del Romeral es el último trabajo documentado  que conocemos del pintor conquense Martín Gomez El Viejo en el siglo XVI. Bisabuelo paterno del arquitecto Juan Gómez de Mora.

Asentado y tasado en 1555 por lo que debió de ser pintado inmediatamente antes. 

Desmembrado y sustituido por otro barroco, restan cuatro tablas en el muro de la Epístola de la propia iglesia, dos en formato rectangular, con la Adoración de los Reyes y una nueva versión de la Presentación más recogida que la anterior pero con rica ornamentación renacentista, como por ejemplo en los angelotes del ara del altar, que debió de tomar de estampas, y dos tondos con las imágenes de los santos Juan Bautista y Antonio Abad.


Gonzalo Gómez (Cuenca, c. 1531-1585)  hijo de Martín Gómez el Viejo y padre de los también pintores Juan Gómez y Martín Gómez el Joven.
En 1552 contrajo matrimonio con Lucía de Moya. No obstante aún trabajaría durante algunos años en el taller paterno y probablemente hasta la muerte de este, pues los primeros trabajos documentados, retablos de Albaladejo del Cuende (1558), Villar del Águila, Alcocer y Millana (Guadalajara) (1562), obligan a ambos. 

En 1562, año de la muerte de Martín Gómez el Viejo, se hizo cargo de las puertas del retablo mayor de la catedral de Cuenca, para la que en años sucesivos realizó algunos trabajos menores, como la pintura y dorado de los cuellos de los gigantes para las procesiones del Corpus.​

En solitario o con otros artistas, como el entallador Francisco de Villanueva, el pintor Juan de Ortega o el escultor Giraldo de Flugo, contrató retablos en Lagunaseca y Masegosa (1563), iglesia de Santa María de Alarcón (1564), Sisante (1565), iglesia de Santa María de Requena (1569), monasterio de San Francisco de Albacete (1572), y de San Quirico y Santa Julita para una ermita de Torralba (1577). 

A partir de 1579 son sus hijos Juan y Martín quienes colaboran con él en obras como los retablos de la iglesia de la Trinidad de Alarcón, contratados en 1582.​

Lamentablemente, ninguna de las numerosas obras documentadas se ha conservado a excepción, quizá, del retablo mayor de Villar del Águila en el que pudo colaborar con su padre, aunque la documentación al respecto es confusa.​ 

Esas pinturas permiten identificar el estilo de Gonzalo, basado sustancialmente en el paterno aunque con recuerdos rafaelescos más avanzados, como se advierten en el retablo de la Santa parentela del Palacio Episcopal de Cuenca, en el que el grupo de la Virgen con el Niño tiene como modelo el mismo grupo en la Virgen del pez del maestro Rafael de Urbino, ahora en el Museo del Prado.

Juan Gómez (Cuenca, c. 1555-El Escorial, 1597).  Padre del arquitecto Juan Gómez de Mora.
Hijo de Gonzalo Gómez y nieto de Martín Gómez el Viejo, a partir de 1572 se le documenta como testigo y partícipe en contratos firmados por el padre. 

En 1581, ya en solitario, contrató con el escultor Giraldo de Flugo la realización de una imagen de la Inmaculada para Olmeda de la Cuesta, en la que Gómez pondría el policromado. ​ Esta colaboración con el escultor se repitió algunos años después, cuando ambos contrataron la hechura de una imagen de San Sebastián con su caja para Culebras y una Virgen con el Niño para Bólliga.

Casado en fecha ignorada con Francisca de Mora, hija de un zapatero y hermana del que sería arquitecto real Francisco de Mora, el matrimonio tuvo al menos ocho hijos, los cuatro primeros bautizados en Cuenca entre 1585 y 1590 y los cuatro últimos en Madrid y El Escorial de 1592 a 1597.​ 

También en 1585 se convierte en jefe del taller familiar, en el que al menos en los primeros momentos y cumpliendo la voluntad paterna colaboró su hermano Martín Gómez el Joven. 

Ambos trabajaron en la conclusión del retablo mayor de Zafra de Zancara, iniciado por su padre, y en el del convento de Jesús y María de Huete.

Pero, además, colaboró en alguna ocasión con Fernando Mayorga y con Bartolomé Matarana se repartió en 1587 la pintura del retablo del convento de San Francisco de Cuenca.
En 1592, coincidiendo con el ascenso de su cuñado en el favor real, se trasladó con su familia a Madrid. Inmediatamente comenzó a trabajar para el monasterio de El Escorial, para el que ese mismo año pintó un lienzo del Niño perdido por el que cobró cuatrocientos reales. 
En 1593 fue nombrado pintor del rey, con sueldo de cien ducados anuales.​ 

En tal cargo pintó algunas historias de san Jerónimo para los claustros pequeños del monasterio y retocó los altares de las reliquias pintados por Federico Zuccaro, que no agradaban al rey.​ 

En 1595 y 1596 cobró diversas cantidades por el retablo mayor y el de Vicenta, criada de la infanta Isabel, en la iglesia parroquial de la villa de El Escorial, dedicada a san Bernabé, en la que fue enterrado el 24 de noviembre de 1597, tras fallecer repentinamente a causa de una apoplejía.​
Son estas obras escurialenses, pintadas según fray José de Sigüenza en un estilo dulce, de color «harto apacible, y de mucha devoción», las únicas que se le pueden atribuir con seguridad, habiéndose perdido toda la producción documentada de su etapa conquense, a la que podrían corresponder algunas tablas del retablo mayor de Tondos o las de la vida de santa Lucía procedentes de la iglesia de la Trinidad de Alarcón.​


  • Ibáñez Martínez, Pedro Miguel, Documentos para el estudio de la pintura conquense en el Renacimiento, Diputación de Cuenca, Área de Cultura, 1990, 
  • Ibáñez, Pedro Miguel, Los Gómez, una dinastía de pintores del Renacimiento, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1991, 





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