Arroyo de Valmelero
https://books.google.es/books?id=fTGDDzSOkEUC&pg=PA822&lpg=PA822&dq=arroyo+de+valmelero&source=bl&ots=zHebWD913h&sig=ACfU3U0UjkY-z5j55KMfXdl9uzI8B5M9Yw&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjO8cfRxPzoAhVRcBQKHVozAxAQ6AEwEHoECAsQAQ#v=onepage&q=arroyo%20de%20valmelero&f=false
Valmelero es un pequeño arroyo que nace en el caz que le da nombre;
sigue por Villarejo de la Peñuela y Valdecolmenas de Arriba y de Abajo, e
incorporado con el de Villar del Maestre y Villar del Saz de Navalón, sale del
partido para entrar en el de Huele y formar el río Mayor. Valmelero y sus
cercanos Fuente Ruz y Cabrejas son ahora despoblados. Fueron señoríos de los
Ribera titulares del señorio del cercano Villarejo de la Peñuela. Hay otro
arroyo de Valmelero en un cauce rocoso en el Alto Tajo, al norte de Vega del
Codorno en la serranía de Cuenca.
[1].
En 1371 Enrique
II concede la alcaldía de la fortaleza de Montalbo a Lope López, hijo de quien
fuera tenente del castillo de Huete, Alfonso Martínez de Huete. En 1385, siendo
alcaide del castillo de Montalbo, muere Lope López en la batalla de Aljubarrota
a donde había acudido, con seis lanzas y un ballestero acompañando al infante
don Pedro de Aragón, bisnieto de Jaime I el Conquistador, hijo del que por
entonces era marqués de la villa de Villena que luego sería de los Pacheco,
señores de Belmonte.
Fueron Alfonso Martínez de Huete y sus descendientes
señores en las tierras de Huete de Cabrejas, Valmelero-ahora despoblados-[2] y
Villarejo de la Peñuela por gracia de Alfonso XI, monarca que concede
igualmente en estas tierras a los Sandoval el señorío de Caracena del Valle.
De la Casa de Alfonso Martínez de Huete serán los
señores de Montalbo y los señores de Villarejo de La Peñuela cuyo octavo
titular será conde consorte de La Ventosa a inicios del siglo XVII.
Lope López fue
alcaide de la fortaleza de Montalbo y así no puede extrañar que su nieta, IV
señora de los estados de Villarejo de la Peñuela, case con el III señor de
Montalbo.
A la muerte del octavo conde sin sucesión se separa
de La Ventosa el señorío de Villarejo de La Peñuela recayendo el Señorío en
1832 en el duque del Infantado, descendiente de una hija del V señor de
Villarejo de La Peñuela, en cuyos descendientes recae el Ducado al acabar sin
sucesión la línea principal, y en cuyo Casa continua a título de honor los
títulos y posesiones de la Peñuela.
Violante de Ribera, 1420-1502, nieta de Lope López y de Violante López de
Ribera que es señora de Cabrejas y Villarejo de la Peñuela y por matrimonio será señora de Montalbo al
contraer matrimonio con Esteban Coello el III señor de Montalbo.
Don Hernando de
Ribera es el V señor. Una de sus hijas, Ana de Ribera, casa con Fernando Gómez
de Herrera, marqués de Valmediano, en el siglo XIX duques del Infantado. En
tiempos del VII señor, casado con Luisa Zapata de los señores de Barajas, se
construye el palacio de Villarejo, junto a la iglesia parroquial, casa señorial
levantada aprovechando la antigua. Muere el VII señor en 1580.
Es su hijo el
VIII señor de Villarejo. Nace en el palacio y fue bautizado en la iglesia
parroquial a 28 de diciembre de 1572. Tenía por tanto ocho años al heredar los
estados de su padre. Casó en 1607 con su prima en primer y segundo grado
Constanza de Sandoval y Coello, X señora de La Ventosa, señora de Carcelén y
Valdeganga. La portada de esta casa palacio es la del Museo de Arte Abstracto
de Cuenca.
En su casa de
Cabrejas tienen los Infantado el escudo de la casa palacio de los Ribera en
Villarejo de la Peñuela.
En Huete tenía residencia la nobleza territorial, Carrillo, Acuña, Sandoval, Parada, Ribera.
Y allí se habían establecido los Coello, señores de Montalbo, El Hito y Villar
de Cañas siendo parroquianos de la parroquia de San Nicolás de Almazán. Su casa
se ubicaba en la parte norte de la villa cerca de la iglesia de Santa María de
Atienza, junto al postigo de Santa Justa, puerta de Atienza. Como miembros
influyentes del estamento nobiliario radicado en Huete participaban activamente
en la política municipal estableciendo alianzas familiares por lazos
matrimoniales con titulares de otros señoríos de las tierras de Huete y de
Cuenca.[3].
Los Sandoval, señores de La Ventosa y Guardas Mayores
de la ciudad de Huete, tenían casas en
esta Ciudad y tambien casas en la ciudad de Cuenca desde el inicio del siglo XV.
Los Sandoval se avecinan en Huete y son vecinos de sus parientes los Coello de Montalbo[4]. Estas
casas estaban situadas frente a la
iglesia de San Nicolás de Medina del antiguo convento de Jesuitas, en la calle
Guadalupe y Plaza de San Juan. Parece que en la casa de los Coello se instaló
la considerada como la segunda imprenta que funcionó en España, donde se
imprimieron hacia 1484 ó 1485 las Ordenanzas Reales de Castilla recopiladas por
el jurista y corregidor de Murcia y Baeza Alonso Díaz de Montalvo[5]
que vive dese pequeño en Huete y aquí muere en 1499 siendo enterrado en el
desaparecido convento de San Francisco[6],
recuperándose su lapida sepulcral en el siglo XIX[7].
Montalvo era Oidor de la Audiencia Real y Refrendario de su Consejo[8]. Una
inscripción en su fachada dice que se
terminó en 1684. Los Sandoval eran feligreses de la Colación de San Nicolás
de Almazán[9]. La casa de Huete de los Montalbo se
encontraba cerca de las casas del Concejo y de la Puerta de Almazán de la
muralla. Vecinos los Montalbo y los Sandoval de los Acuña.
Pedro Coello,
III señor de Montalbo, ya había formado parte del Concejo de Huete, cuando fue
elegido Caballero-Veinte en 1429 y 1430. También su hijo Hernando de Ribera,
señor de Villarejo de la Peñuela y Cabrejas, fue regidor entre 1489 y 1490 y Esteban
Coello, IV señor de Montalbo y hermano de Hernando, sería Caballero-Veinte entre
1490 y1491. Junto a Gutierre de Sandoval, Esteban Coello aparece como testigo
en la confirmación de privilegios que Enrique IV hace a la villa de Huete,
cuando llega al trono en 1454. El mismo año, la villa de Huete solicita de
Esteban Coello su ayuda al Corregidor para la recuperación de lugares que le
habían sido usurpados. En 1487, Esteban Coello recibe Comisión del Concejo de
Huete para entender sobre la
entrada de hombres de la villa de Salmerón, del duque del Infantado, en
Albendea-ahora Cuenca-, de donde se llevaron hasta la pila de una ermita.
Lope Vázquez de Acuña y Carrillo de Albornoz, duque de
Huete.
El primer duque
de Huete es dueño de Castillejo y su fortaleza, del término y castillo de
Anguix y del llamado por Lope Vázquez de Acuña Castil de Acuña en Huelves.
Sabemos que el Castil de Acuña en 1494 aun estaba en pie. De 1494, Al
corregidor de Huete que guarde una ejecutoria referente a derribar la fortaleza
de Huelves, llamada por Lope Vázquez Castil de Acuña. Las propiedades de Lope
Vázquez de Acuña y Carrillo de Albornoz estaban todos en la Tierra de Huete.
Lope Vázquez de
Acuña y Carrillo de Albornoz casa con Maria de Mendoza, de los Mendoza que son
señores de Cañete en Cuenca. El matrimonio tiene casa en Huete junto a las
Casas de Ayuntamiento, la Torre del Reloj y la Puerta de Almazán de la Muralla
y hace capilla para su enterramiento en el desaparecido monasterio de San
Francisco, del que quedan algunas ruinas a la entrada de la ciudad de Huete.
Fundado en el siglo XIII. Desde el siglo XVI, estaba situado a extramuros de la
ciudad de Huete. Podemos ver lo que queda de este edificio en las inmediaciones
de la estación de ferrocarril de Huete. Sus dependencias fueron en el siglo
XIX, tras la Desamortización, ocupadas por una fábrica de Harinas. En la
actualidad, los propietarios y el Ayuntamiento de Huete han llegado a un
acuerdo para su rehabilitación y la instalación en sus dependencias de
infraestructuras culturales. Hasta comienzos del siglo XVI el convento de San
Francisco estaba a situado frente al Monasterio de Jesús y María. Luego ocupado
por Monjas Clarisas Franciscanas.
El que será primer duque de Huete, Lope Vázquez de
Acuña el Viejo, estuvo relacionado con todos los sucesos políticos
relacionados con la Ciudad en el último tercio del siglo XV. Ejerció los cargos
de guarda mayor de Huete y
alcaide de su fortaleza en nombre del marqués de Villena, situándose como
cabeza de la oligarquía local. En 1464 Enrique IV entregó la villa y la
fortaleza de Huete a Juan Pacheco, señor de Belmonte y primer marqués de
Villena, tutor de su hijo el infante Alfonso para realizar la toma de posesión
en nombre del infante. Era el marqués de Villena camarero mayor de las armas y
receptor de importantes cantidades en concepto de quitación, lanzas y juros de
heredad. La tenencia de la fortaleza de Huete le fue ratificada a Lope Vázquez
de Acuña con carácter hereditario en 1465 y por ella recibía 60.000 maravedíes[10].
Fueron continuos los abusos de poder de Lope Vázquez
de Acuña sobre los vecinos de Huete. En 1470, se apoderó de algunos lugares
pertenecientes a los sexmos de la Sierra, del Campo y de Torralba. Su
militancia en el poderoso partido liderado por el señor de Belmonte y marqués
de Villena y los poderes recibidos por el infante Alfonso, así como el control
del castillo de Huete, le permitían ejercer un poder excesivo.
Lope Vázquez de Acuña el Viejo es el cuarto hijo
varón de Lope Vázquez de Acuña y Teresa Carrillo de Albornoz, y del mismo
nombre que su padre. Es conde de Viana- de Mondejar-, señor de las villas de
Azañón[11],
Anguix, y mitad de Valtablado del Río, Castillejo en Saelices y Castil de Acuña
en Huelves. Será por muy poco tiempo también duque de Huete.
Enrique IV le hizo merced de la fortaleza y ciudad de
Huete y su tierra para que la tuviera por juro de heredad por siempre jamás,
por lo que ordenó que el concejo le pusiera en posesión, propiedad y señorío
della y de todos sus pechos y derecho[12]. En los asientos
y concordia realizados entre los Reyes Católicos y el arzobispo de Toledo,
Alonso Carrillo, hermano de Lope Vázquez de Acuña, renunció en un capítulo al
título y posesión de la fortaleza de Huete[13].
Posteriormente, los Reyes Católicos, en un albalá fechado el 9 de junio de
1477, ordenaron que entregase la ciudad de Huete a Gonzalo de Huélamo del
Consejo Real a vista de Gutierre de Cárdenas, maestresala y contador mayor, y
de Juan de Ayala, “cuya es Cebolla”, y por tercero al padre fray Alonso
Guardián, del monasterio de Alcalá de Henares. Gutierre de Cárdenas y el padre
Guardián determinaron que, por dejar la ciudad y fortaleza para nos,
se hiciera merced a Lope Vázquez de Acuña de 150.000 maravedíes de juro y de
heredad para él y sus herederos, en las rentas que quisiere señaladamente:
100.000 en el arzobispado de Sevilla -con el obispado de Cádiz- y 50.000 en el
obispado de Córdoba. El 16 de diciembre de 1476 se entregó Huete a Gonzalo
Dávila. Lope Vázquez de Acuña consintió y traspasó cualquier acción que tuviera
a la dicha ciudad, y suplicó que los 50.000 maravedíes del obispado de Córdoba
le fueran situados 30.000 en las alcabalas y tercias de Azañón y Viana, 13.000
en las alcabalas y tercias de Mantiel, La Puerta, La Cereceda y Piedralveche-Peralveche-,
solicitando que estos 43.000 maravedíes le fueran pagados antes que otros,
situados en cualesquier personas, “fasta oy que son cumplidos los 150.000
maravedíes”. Los reyes aprobaron estos acuerdos. Queda con el cargo de guarda
mayor de la ciudad de Huete y su tierra, camarero mayor de la cámara de las
armas del rey y miembro del Consejo Real. Fue regidor de Huete hasta 1478,
cuando renuncia al oficio y lo traspasa a Pedro de Barrientos, sobrino del
obispo de Cuenca Lope de Barrientos.
En 1474, Lope Vázquez adquirió rentas en la tierra de
Huete y otros lugares al recibir de Isabel Álvarez, priora del monasterio de
Santo Domingo el Real de Madrid donde había profesado una de sus hijas que
llegaría a priora, y donde profesará también una de sus nietas, el traspaso de
una merced de 20.000 maravedíes hecha por Enrique IV el 20 de diciembre de
1472, porque aquél le había dado cierta equivalencia de maravedíes. Lope
Vázquez pidió que se los situaran en las rentas de las alcabalas de Huete:
2.000 en los heredamientos, 3.000 en las alcabalas de Carrascosa, 3.000 en las
de Palomares, 2.000 en las de Villar del Águila, 5.000 en las de Torrejoncillo,
2.000 en las de Horcajada, 2.000 en las de Valparaíso y 1.000 en las de Valparaíso
de Yuso-de Abajo[14]-.
Desde 1477 a 1499, año de su muerte, Lope Vázquez de
Acuña tuvo que litigar por la posesión de determinadas propiedades, rentas y
vasallos que poseía en vida de Enrique IV al concluir la guerra civil
castellana y ponerse al servicio y obediencia de la reina Isabel tras haber
apoyado tanto él como su tío el arzobispo de Toledo a doña Juana “la
Beltraneja”.
Los monarcas habían acordado con él en las
capitulaciones que recuperaría todo lo que tenía y poseía públicamente antes de
que comenzara la guerra civil en 1469 por la sucesión al trono de Castilla.
Lope Vázquez pertenecía al Consejo Real y suplicó que le restituyeran las
heredades que poseía en linde e término de la dicha çibdad de Huete,
una merced de 1465. La reina Isabel ordenó al concejo de Huete en 1477 que no
consintiera que Lope Vázquez fuera despojado de la posesión del dicho
heredamiento, aunque este debate prosiguió hasta 1479, cuando el Consejo Real
decide que Lope Vázquez de Acuña debe renunciar a sus bienes en Albendea,
aunque no acata esta sentencia. La merced de Albendea, dada por Enrique IV en
Madrid el 25 de marzo de 1465, eran los “bienes asy muebles como rayses” que
Pedro Nieto había de heredar y los había perdido por una disputa con su padre
Juan Sánchez Nieto. También reclamó en 1477 algunos lugares como Huelves,
Torrejoncillo y el despoblado de Valdejudíos, dehesa que indebidamente había
sido ocupada por el concejo de Huete.
Enrique IV le hizo merced de la dehesa de
Valdejudíos, que estaba en término de
Huete. En julio de 1479 el noble solicitó que, a causa de los movimientos
que existían en el reino, no le habían restituido las dehesas y heredamientos
que reclamaba; se refiere, en concreto, a la dehesa que se dise Valdejudíos
e otras dehesas e heredamientos en la çibdad de Huete y su tierra, para lo
que fueron comisionados el prior de Uclés y el doctor en leyes Alfonso Díaz de
Montalbo, vecino de Huete. Posteriormente, Juan Osorio, corregidor de
Huete y Cuenca, debió hacer pesquisa sobre “el paçer e roçar en sus términos
contra Lope Vásques de Acuña e que lo restituya a la dicha çibdad”.
Andrés González Caballero, vecino y procurador de
Huete, alegó que poseían “por suyos e como suyos los términos de
Valdejudíos, aldea e lugar despoblado de la dicha çibdad, e estando los dichos
sus partes de dies e veynte, treinta, quarenta años e de tanto tienpo a esta
parte que memoria de omes non es en contrario en que esta paçífica posesyón de pacer
las yeguas e beber las aguas e roçar e cortar la yerba e caçar las caças e labrar
en los dichos sus términos e aprovechándose dellos como de propios suyos,
segund que dis que lo son e por ellos los dichos sus partes dis que pechan e
contribuyen los pedidos e monedas e otros tributos. E porque dis que, de medio
año a esta parte poco más o menos tienpo, Lope Vásques de Acuña e sus alcaydes
que tiene en las fortaleças de Castil de Acuña, Cuenca e Castillejo por su
mandado, contra toda rasón e justiçia que lo perturban e molestan”.
Acuña continuaba reclamando en 1497 la devolución de
algunas heredades en Carrascosa y el término de Valdejudíos, que algunos
labradores de Huete tenían ocupados. Lope Vázquez de Acuña también exigió en
1477 la devolución de los lugares de Mantiel, La Puerta, Peralveche y Cereceda,
Solana y Castillejo que “le habían sido tomados e ocupados” por el
concejo de Cuenca, pero éste replicó que pertenecían a” la tierra e término
e juridiçión de la dicha çibdad e no del dicho Lope Vásques”, ya que nunca
tomó posesión públicamente ni tenía merced alguna de ellos. Los monarcas
ordenaron al prior de Uclés y al comendador Pedro Ruiz de Alarcón que si
hallaban que Lope Vázquez tenía merced de Enrique IV de esos lugares, que se
los devolvieran, porque así había sido capitulado cuando se redujo a la
obediencia regia. El concejo respondió en 1478 que si el rey Enrique IV le hizo
alguna merced de aquellos lugares, “lo que niega, que aquella será e es
ninguna”, porque no podría ir contra el derecho adquirido por los
privilegios concedidos a Cuenca por los reyes de gloriosa memoria[15]. El concejo de
Cuenca notificó a la reina Isabel que Lope Vázquez había pretendido vender
las susodichas villas “al duque del Infantado, al conde de Tendilla y a otros
grandes”, por lo que Cuenca estaba “dispuesta a convocar a toda la gente de
caballo y a pie para resistir”, por lo que remitieron la causa al Consejo Real
para pedir la restitución de los términos mencionados y que cesaran las
entradas en ellos de la gente de Lope Vázquez.
Pedro
Núñez de Prado, vecino de Guadalajara, reclamó en 1477 a los monarcas la
restitución de la fortaleza y el lugar de Viana, que es en los confines
de la çibdad de Huete, ocupadas militarmente por gentes del arzobispo de Toledo
y de Lope Vázquez hacía veynte e quatro años poco más o menos. Pedro
Núñez exigía las rentas, pechos y derechos que le pertenecían legítimamente por
la defensa de la fortaleza. Lope Vázquez de Acuña fue emplazado, avisándole que
la carta sería leída ante las puertas de su morada a su mujer, sus hijos, sus
amos, sus criados o sus vecinos más cercanos para que no pudiera “pretender ignorancia”.
Los monarcas le mandaron restituir la fortaleza y la villa de Viana a Pedro
Núñez de Prado “sin él vos deber cosa alguna”, mientras que Lope Vázquez
decía poseerla en nombre de su tío el arzobispo de Toledo”. En documento
de 1480, Pedro Nuñez comentaba que podía “aver veinte e ocho años que
Lope Vázquez había tomado la fortaleza “contra derecho e por propia
abtoridad, syn mandamiento de jues alguno“. En virtud de las leyes
ordenadas por Juan II en las Cortes de Valladolid de 1447 y por los Reyes
Católicos en las de Madrigal de 1476 contra los que entraban en propiedad ajena
por la fuerza, los monarcas ampararon a Pedro Núñez en la posesión de la villa
y la fortaleza de Viana que habían pertenecido a Juan Martínez de Prado “su
padre, de quien él ovo cabsa e título como su fijo legítimo mayo”.
La
sentencia arbitral concedió Viana y su fortaleza y la villa de La Puerta con
sus rentas a Lope Vázquez y Lope de Acuña, y obligó a Pedro Núñez de Prado a
ciertos saneamientos: que doña Mencía les diera cualquier derecho de
obligación e hipoteca de su dote y arras o de otra manera que pudiera tener en
esos lugares, por lo que otorgó su consentimiento con el juramento a Dios,
Santa María y a la señal de la cruz de guardar y cumplir todo lo que había en
la escritura. Lope Vázquez debía pagarle, por el derecho que pretendía tener,
200.000 maravedíes en cinco plazos: 20.000 en marzo de 1482, 30.000 en abril,
50.000 en junio, 50.000 el día de Navidad y otros 50.000 el día de la Pascua de
Resurrección. Pedro Núñez también tuvo que devolver ciertas cantidades de pan,
maravedíes, aceite, sal, armas, ganados y otros bienes que había tomado por
fuerza a la mesa arzobispal. Pedro Núñez de Prado otorgó una carta de pago de
87.390 maravedíes para satisfacer los papeles que debía sobre Viana. También
otorgó una carta de pago de los 200.000 maravedíes que le debía pagar Lope
Vázquez. En los pleitos sostenidos, los jueces árbitros fray Rodrigo de Orense,
prior del monasterio de San Bartolomé de Lupiana y general de la Orden, y el
doctor Tomás de Cuenca, abad de San Justo de Alcalá y canónigo de Toledo,
impusieron perpetuo silencio a Pedro Núñez para que nunca pudiera pedir
lo susodicho. Se ordenó a Pedro Núñez que renunciara sus derechos y entregara
toda la documentación tocante a la villa y fortaleza al procurador de la
familia Acuña, en virtud del poder que le otorgaron el 1 de diciembre de 1481.
En 1482, Pedro Núñez de Prado aprobó la sentencia dada por los jueces. Doña
Mencía de la Torre, mujer de Pedro Núñez de Prado, con licencia de su marido,
que había entablado pleitos contra el arzobispo Alfonso Carrillo, su hermano
Lope Vázquez de Acuña y su sobrino Lope de Acuña por la villa de Viana y el
lugar de La Puerta, renunció a cualquier obligación o hipoteca que pudiera
tener en estas villas. Los hijos del matrimonio Gonzalo, Alfonso, Pedro y
Blanca de Prado consintieron la sentencia en 1483.
En 1477, Lope Vázquez presentó una
suplicación ante la reina por las cantidades de maravedís, trigo, ganado y
otras cosas que tenía en algunos lugares del obispado de Cuenca, asy por
recabdos e obligaçiones como syn ellas, e asy mismo otras personas le
tienen entrados, e ocupados e tomados ciertos heredamientos e otros bienes
rayses que él tenía e poseya en la dicha çibdad de Huete y su tierra, y no
querían devolvérselo pese a sus requerimientos. Álvaro de Luna-cuya es
Escamilla-, pariente del Condestable, y Juan Osorio, corregidor de Huete,
fueron designados como comisarios para dilucidar la justicia del negocio. El
concejo optense envió después una relación por la que Lope Vázquez trató de
evitar tomar por juez a Juan Osorio, por su condición de corregidor de Huete, çibdad
donde más costes e daños las partes podían ser demandadas e donde mejor
e más prestamente lo podían saber la verdad”, por lo que eligió a Álvaro de
Luna. Además, éste, a petición suya, dio una carta contra 40 vecinos de
Carrascosa y Pineda, lugares de la tierra, término y jurisdicción de Huete,
para que “en la dicha carta contenydo mostrasen ante vos los títulos que
tenían a las no segasen los panes que tenían senbrados en Valdejudíos e en Naharros, términos
de la dicha çibdad, e que çiertas personas los cogiesen e toviesen
enbargados, que de nuestro deçidido término dichas tierras”.
En 1480 el concejo de Mazarulleque,
aldea de Huete, presentó una relación en el Consejo Real sobre ciertos
contratos que había firmado con el fin de conseguir el dinero necesario para
rescatar varios vecinos presos por Lope de Acuña, hijo de Lope Vázquez. Los
monarcas encomendaron al doctor Alfonso Díaz de Montalbo, oidor de la Audiencia
y del Consejo Real, la comisión de la petición del concejo de Mazarulleque:
“que al tienpo que nos mandamos ir gente de cauallo e de pie contra Lope
Vásques de Acuña, que la dicha çibdad de Huepte tenía revelada contra
nuestro seruiçio, dis que vinieron a aposentar en el dicho lugar
nuestros capitanes e gentes, de los quales dis que recibieron asas daños e
males. E dis que, partidos los dichos nuestros capitanes e gentes del
dicho lugar, que luego el dicho Lope Vásques enbió allí a Lope de Acuña, su
fijo, con fasta ochenta roçines e muchos peones a les faser todo mal e daño.
E dis que los vesinos del dicho logar se retraxeron a la yglesia del
dicho logar, e que la dicha gente les convatieron e que por fuerça les
çerraron en la dicha yglesia, e mataron a un vesino del dicho lugar e
firireron otros dentro en la dicha yglesia, e que levaron presos fasta treinta
vesinos dellos e les rescataron a dineros, e que les levaron todos los
ganados del dicho [logar], en tal manera que dis que todos quedaron
robados e perdidos. E dis que viéndose en tan grand nesçesydad por pagar
el dicho rescate, dis que ouieron de contratar con donna ¿Eçisbona?,
judía que mora en Almonaçid, e con Pedro de Sancarén e Álvaro de la Herrera,
vesinos de la dicha çibdad de Huepte, de tener dellos por conçejo tres rentas,
por dies años por dies e ocho cayfises de pan por cada un año, para que los sobredichos
los socorryesen con XII de la qual dicha renta, dis que les han pagado un año.
E dis que sy el dicho conçejo e omes buenos del ouiesen de pagar los XVIII
cayfises de pan en cada un año de los otros IX años que quedan, se despoblaría
el dicho logar e quedarían perdidos e desposeydos segúnd el cargo que tienen de
otras rentas de otros señores de heredades”. Por tanto, solicitaban que los
sobredichos tomaran y reciban sus heredades y los 12.000 maravedíes con que los
socorrieron y anularan los contratos existentes.
En 1480,
Fernando de Gaona, vecino de Huete, también reclamó que Lope Vázquez le había
ocupado una heredad e casas e otras cosas a ella anexas que él poseía por
justos y derechos títulos en la jurisdicción de Huete, a quien le había
requerido “que le dexe e entregue e restituya la dicha su heredad”.
También se amparaba en las susodichas leyes de Valladolid y Madrigal; “Que
puede aver doce años, poco más o menos, que Lope Vásques de Acuña, por fuerça y
contra su voluntad, por su propia abtoridad e syn liçençia e mandamiento de
jues alguno, le entró e tomó e ha tenido y tiene entrada e tomada e ocupada la
dicha heredad e casas e las otras cosas della e a ella e anexas, llevando los
frutos e rentas e alquileres de todo ello”. Juan Osorio, corregidor de
Cuenca y Huete, fue encargado de este pelito.
También se conoce el traspaso en 1480 de una tierra
en Jarandilla, aldea de Huete, que es donde dizen La Rinconada, que
linda con el arroyo Vindel de una parte y del camino que viene de Vindel a
Alcantud, realizado por Lope Vázquez a favor de Diego Carrillo
Hurtado de Mendoza, conde de Priego, su pariente. El pago total ascendía
a 4.000 maravedíes y fue efectuado por Pedro Castillo en nombre del conde de
Priego.
En 1490
hubo un pleito por la jurisdicción de Anguix, que ya había sido reclamada por
el concejo de Huete a Lope Vázquez de Acuña en la década de 1430. El noble de
origen portugués, una vez que tomó el lugar, recluía en el castillo de Anguix a
aquellas personas que apresaba por estar labrando las tierras de pan llevar que
estaban en término de Anguix, a quienes incluso robó acémilas y bestias cuando
iban a labrar a esas heredades. Varios vecinos de Auñón reclamaron que tenían
títulos y habían poseído pacíficamente muchas de estas tierras, labrándolas y
llevándose sus frutos y rentas, además de pacer sus hierbas, beber las aguas,
cortar y rozar y cazar en sus términos, pagando 1.200 maravedíes anuales de
martiniega. Puntualizaban que, a causa de las recientes guerras y movimientos, no
han osado quexar del dicho Lope Vásques fasta agora, y que habían perdido
3.000 fanegas de trigo anuales que solían coger en esos heredamientos. Los
reyes determinaron que no fueran despojados ni por Lope Vázquez ni por otra
persona de sus posesiones, ni que sobre ello les ynquieten ni molesten.
Todavía
en 1495 Lope Vázquez de Acuña reclamaba que le restituyeran un heredamiento que
ovo en casamiento con doña María de Mendoça, fija de Diego Furtado de
Mendoça, ya difunto, y que le había sido entrado por unos vecinos de
Naharros aprovechando su ausencia de la ciudad de Huete. En 1498 continuaban
las reivindicaciones de Lope Vázquez frente a los vecinos de Naharros, por lo
que se pidió al corregidor de Huete que se informase si era término de esa
ciudad y si los pleitos que trataban los vecinos de Naharros con Lope Vázquez y
sus consortes, vecinos de Huete, favorecían a la ciudad y al susodicho lugar,
en cuyo caso se deberían seguir a costa de los propios y rentas de Huete. Este
mismo año Lope de Acuña reclamó la heredad de Buciagas que pertenecía al
término de Huete, al concejo de Olmeda de la Cuesta, que la tenía ocupada,
porque argumentaba que le pertenecía tras la muerte de su madre María de
Mendoza.
En 1497, el licenciado Gómez Fernández de la Muela[16],
vecino de Huete, solicitó la devolución a
los propios de la ciudad de los montes que fueron roturados y apropiados como
particulares en el tiempo que Lope Vázquez tiranizó Huete.
Lope
Vázquez de Acuña el Viejo contrajo matrimonio por primera vez con María de
Mendoza, hija de los señores de Cañete, de las segundas nupcias de Diego Hurtado
de Mendoza, y señora de Naharros[17].
Tuvieron dos hijos, Lope “el Mozo” y Hernando de Acuña, y cuatro hijas, María;
Beatriz; Inés- monja y priora en Santo Domingo el Real de Madrid-y Teresa. En
segundas nupcias se casó con doña Leonor de Aragón, pero no tuvieron hijos.
Lope Vázquez de Acuña el Mozo
fue II señor de las villas de Viana por
cesión de su tío el arzobispo de Toledo en 1482, y III señor de Azañón y la Puerta, Guarda mayor de los Reyes
Católicos, su Vasallo y de sus Consejo, fundó con su mujer nuevo mayorazgo en
1504, previa facultad Realzada en 1502. Muere hacia 1524.
El primer
duque de Huete realizó igualas y conveniencias con sus hijos por el pago
de los bienes que habían de heredar de su madre María de Mendoza, que santo
Paraíso aya. Donó a sus hijos los lugares del valle de Viana, y las
fortalezas de Castillejo, Anguix y el Castil de Acuña con sus términos en esta
propiedad el 22 julio 1483[18].
Como
herencia de sus padres el primer duque de Huete había quedado como señor de la
villa de Azañón por renuncia de su hermano Alonso; Yo, el protonotario
Alfonso Carrillo de Acuña, hijo de Lope Vázquez de Acuña, en cuyo mayorazgo se
concertó que yo oviera la fortaleza de Anguix y la heredad de Villaconejos,
como vos, mi hermano Lope de Acuña, tenéis esposa lexítima e hijos lexítimos
que puedan conservar el linaje y honra del dicho Lope Vázquez, nuestro padre.
Dio a su
hijo de igual nombre, casado con María de Contreras, sus villas de Azañón y
Viana, con la condición de poder disfrutar los frutos y rentas de ellas de
forma vitalicia. Fue el primogénito del que fue I duque de Huete tan
inquieto y gastador que su padre le dio licencia para vender, Anguix, las
villas de Azañón y Viana con todos los lugares del valle de Viana a su pariente
Íñigo López de Mendoza, segundo conde de Tendilla, obligándose a darle
anualmente a su padre 52.000 maravedíes de renta mientras viviera. Lope de
Acuña y su mujer María de Contreras venden en 1485 Azañón y Viana y la
fortaleza de Viana con los vasallos, pechos, derechos, martiniegas, portazgos,
yantares, escribanías, presentes, servicios, jurisdicción civil y criminal,
montes, aguas, prados, pastos, dehesas, ejidos, molinos, batanes, viñas,
huertas, arboledas y 43.000 maravedíes de juro de heredad que Lope de Acuña
tenía situados por provisión en las alcabalas y tercias de las villas y lugares
del valle de Viana; Montiel, La Puerta, Cereceda y Piedralveche. Cada vasallo raigado
que hubiese en las villas contaba por 6.000 maravedíes; por cada millar de
renta cierta en las villas y sus vasallos, 20.000; por cada millar sobre
molinos, batanes y censo, y por cada fanega de trigo, cebada y centeno según se
suelen vender en la comarca de Azañón y Viana; por cada millar del heredamiento
de los que allí tenía salvados en las alcabalas y tercias, 8.000; por la
fortaleza de Viana y la casa de Azañón lo que fuere tasado y aprobado. Estas
ventas se elevaron a la cantidad de 1.720.000 maravedíes. Hasta 1487 no se hizo
efectivo el pago de la venta. Don Fernando y doña Isabel concedieron la
facultad a Lope Vázquez de Acuña el Joven para vender la villa de Azañón al segundo
conde de Tendilla, porque pertenecía a su mayorazgo. Alfonso Carrillo de Acuña
tío del vendedor, también ratificó la venta de Azañón y Viana así como la de
Anguix en febrero de 1487. Dos años más tarde Alfonso Carrillo de acuña ratificaba su renuncia a Anguix.
Después
de esto hubo otros conciertos por donde él ovo de faser mayoradgo a
Lope de Acuña. Los Reyes Católicos dieron facultad en 1486 a Lope Vázquez
de Acuña para hacer mayorazgo[19].
Había vendido y su hijo casi toda la hacienda que tenía en la tierra de Huete y
los heredamientos que poseyó en el término de Huete por lo que hizo mayorazgo
de apenas 314.000 maravedíes. Lope Vázquez de Acuña, de su agradable y espontánea
voluntad, por la facultad del rey hizo mayorazgo en enero de 1487 en el
castil de Acuña de la casa y fortaleza de Castillejo, que tenía por merced de
su hermano el arzobispo don Alfonso Carrillo de Acuña, por venta de Luís
Carrillo de Guzmán de los señores de Cervera, a quien se pagaron 300.000
maravedíes; la casa y huerta de Huete cercana a la Iglesia de San Nicolás de
Almazán, que era aledaña de la casa de los herederos de Pedro de Huete,
escribano, y, de la otra parte, colindaba con la calle pública y la casa de
Alejo de Sandoval, que valía 100.000 maravedíes; la heredad de Valdejudíos, por
valor de 40.000, y la de Naharros, por valor de 20.000; y los 8.000 de los
derechos sobre las escribanías de Huete que
valían 80.000 maravedíes, de los que eran pagados anualmente 43.000 de juro de heredad situados en Azañón y
Viana; de Mondejar, y los lugares del valle de Viana que, con su licencia, su hijo vendió. Su hermano Alfonso Carrillo
de Acuña, y sus hijos la priora doña Inés de Acuña y doña María, mujer del comendador Diego de Avellaneda,
renunciaron al mayorazgo, que quedó para Lope Vázquez de Acuña el Mozo. Éste y
sus herederos debían ser patrones de la capilla que su padre el I duque de
Huete había comenzado a construir en el monasterio de San Francisco de Huete.
En 1494, Lope Vázquez de Acuña entregó en mayorazgo a
su hijo y a su mujer María de Contreras la fortaleza de Castillejo-Saelices-
con todos sus montes, prados, molinos, batanes y viñas, 8.000 maravedíes de
juro en las escribanías públicas de Huete, los heredamientos de Valdejudíos y
Naharros, y una casa con huerta en Huete, cerca de la iglesia de Nuestra Señora
de Atienza. Su hijo le debía dar de sus propios 52.000 maravedíes para su
mantenimiento, aunque paresçe que con todo esto él no se podía sostener. La
mitad de los bienes del mayorazgo pertenecían a María de Mendoza, madre de Lope
Vázquez de Acuña “el Mozo”, como bienes habidos y multiplicados durante el
matrimonio. Para resolver los debates que surgieron entre padre e hijo fueron
encomendados como jueces árbitros Pedro Núñez de Toledo, cuya es Villafranca-Villafranca del castillo en Madrid-, del
Consejo Real, y el bachiller Pedro Díaz de la Torre, procurador fiscal, quienes
en la sentencia que dieron se recoge que Lope de Acuña le daría cada año 60.000
maravedíes para su mantenimiento de forma que acrecentaba en 8.000 la cantidad
inicial, pagados por los tercios de cada año, además de llevarse los frutos y
rentas de ella durante su vida. También quedaba obligado a no vender los bienes
incluidos en el mayorazgo.
En 1497
Lope Vázquez de Acuña se quejó de que, de dos años a esta parte, su hijo
Lope Vázquez de Acuña el Mozo no le quería dar ni pagar los 60.000 maravedíes y
que, además, de su propia renta le habían tomado otros 11.500, mientras
declaraba su temor a que vendiera las villas del mayorazgo, como así sucedió.
En 1499,
ya difunto su padre, Lope Vázquez de de Acuña y su mujer doña María de
Contreras obtuvieron la licencia regia para poder vender la fortaleza de Castillejo-Saelices-,
en aras de obtener ingresos para el casamiento de su hija, porque estaba
vinculada al Mayorazgo. El rey Fernando compró al Mozo la fortaleza de
Castillejo con sus términos, prados, pastos, molino y batán por
3.200.000 maravedíes.
[1] Bibliografía sobre la ciudad de Huete.
Autores, documentos, citas sobre vecinos y naturales. Acontecimientos Formada y anotada por don Manuel de Parada y
Luca de Tena. Marqués de Peraleja. Numerario de la Real Academia Matritense de
Heráldica y Genealogía, y su bibliotecario.
[2] Valmelero es un pequeño arroyo que nace en el caz que
le da nombre; sigue por Villarejo de la Peñuela y Valdecolmenas de Arriba y de
Abajo, e incorporado con el de Villar del Maestre y Villar del Saz de Navalón,
sale del partido para entrar en el de Huele y formar el río Mayor. Valmelero y
sus cercanos Fuente Ruz y Cabrejas son ahora despoblados. Fueron señoríos de
los Ribera titulares del señorio del cercano Villarejo de la Peñuela. Hay otro
arroyo de Valmelero en un cauce rocoso en el Alto Tajo, al norte de Vega del
Codorno en la serranía de Cuenca.
[3] Sobre
los Montalbo y los Cervera, La Casa de
los condes de Cervera en Cuenca. Paloma Torrijos Medina. Estructura urbana de Huete en el siglo XV. José
María Sánchez Benito, 1994.
[4] En su testamento el primer señor de Montalbo, deja a
su hijo Pedro Coello, segundo señor de Montalbo, como sucesor en el Mayorazgo,
Quedan fuera del Mayorazgo Las fincas de Tresjuncos y Alcolea, que se reservan
para su mujer, Leonor. Las casas y tierras de Almonacid, quedan para su hijo,
Payo. La casa de
Huete, en usufructo
para su esposa,
Leonor, y en propiedad
para Pedro con la condición de
que éste viva en ella y ceda la suya a Payo. Si Pedro no viviera en la comarca,
las casas de Huete serían para Juan de
Sandoval, nieto del testador. Este Juan es el que casa con la hermana
del primer señor de Cervera.
[5] Ordenanzas reales de Castilla o Libro de las Leyes de
Alonso Díaz de Montalvo. José Garrido Arredondo. Fondos bibliográficos de la
Universidad de Granada de la época de Isabel la Católica. María Amparo Moreno
Trujillo, 2004.
[6] No se sabe cuándo fue fundado
exactamente el Convento de San Francisco de Huete, pero se atribuye su
fundación al propio San Francisco de Asís. El edificio estaba situado
extramuros y fue costeado por las principales Casas de la ciudad, que colocaron
sus armas en las partes sufragadas por cada una de ellas. Se convirtió en
convento de frailes observantes en 1501. Traslada a las afueras de la ciudad desde
que quedara vacio con la Desamortización empieza a producirse el deterioro del
edificio. En torno a 1904 ya sólo quedaban algunos restos sobre los que se
levantaría una fábrica de Harinas. La fundación del convento de clarisas de la
orden de San Francisco en Huete se
remonta a principios del siglo XVI, cuando los franciscanos solicitan al
Concejo de la ciudad poder tomar posesión del que había sido convento de San
Francisco- sus ruinas las podemos al entrar en Huete en las inmediaciones de la
piscina municipal en la carretera que lleva a la estación de ferrocarril-,
trasladado a la afueras de Huete. Este convento pasa a denominarse de Nuestra
Señora de la Misericordia de Huete. Su existencia se extiende
desde 1520 hasta 1835. Piden, además, que se incorpore la
propiedad de una ermita y algunos edificios que había junto al convento. En uno
de estos locales se ubicaba la sede de una cofradía conocida como de la Misericordia.
Esta ermita había sido antiguamente un pequeño hospital. En 1503 la cofradía
cede el lugar al Concejo que a su vez lo cede a la orden para que pudieran,
finalmente, hacer la nueva fundación. Será oficial en el año 1520, cuando
cuatro religiosas del Real Monasterio de Santa Clara de Alcocer llegan a Huete
para instalarse en el nuevo convento. Permanecerían en la casa hasta el siglo
XIX. En 1835 se ven afectadas por los decretos de exclaustración de Mendizábal
que les obliga a abandonar el convento. Así, en 1836 se trasladan a otro convento
de la misma orden en el municipio de Priego, Cuenca. Pascual Madoz. Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. José
García Oro. Los Franciscanos en España. Historia de un Itinerario Religioso,
2006. En la
actualidad, los propietarios y el Ayuntamiento de Huete han llegado a un
acuerdo para su rehabilitación y la instalación en sus dependencias de
infraestructuras culturales.
[7] Casonas Solariegas de Huete. Ayuntamiento de Huete. Y
La imprenta incunable en Huete y el tipógrafo Álvaro de Castro. Paloma Alfaro
Torres, 2016. Y Álvaro de Castro, ¿impresor de bulas incunables de cruzada en
Valladolid? Fermín de los Reyes Gómez. Universidad Complutense de Madrid, 2019.
En la obra Comentario crítico-jurídico-literal a las ochenta y tres Leyes de
Toro. Sancho de Llamas y Molina. Editorial: Ed. Banchs Editor, colección
"Textos de juristas clásicos hispanos", Barcelona, 1974, se recogen
cumplida información sobre la edición de las Ordenanzas Reales de Castilla en
la ciudad de Huete.
[8] Todavía es
más lamentable la pérdida del archivo familiar del docto Montalvo, que había
ordenado en Gascueña D. Francisco Manuel
de Sandoval y Parra. No es de
extrañar que los Sandoval que son Coello y en cuya casa parece que se imprimen
las Ordenanzas Reales tengan interés en custodiar los papeles familiares del
doctor Montalvo. Este tuvo casa y hacienda en Huete y en Barajas de Melo de
donde tambien también fue vecino. Montalvo casa en tres ocasiones. En 1448,
Montalvo vivía en Huete y era Procurador del Común. Podemos leer una
interesante biografía del doctor Montalvo en la obra titulada Noticias de la
vida, cargos y escritos del doctor Alonso Díaz de Montalvo Magistrado insigne
en los tres reinados de Juan II, Enrique IV y Reyes Católicos por Fermín
Caballero que nace en Barajas de Melo y
escribe de modo vehemente sobre la Tierra de Huete en el siglo XVIII. en
la obra Alfonso Díaz de Montalvo: Juez y Jurisprudente en Castilla durante el
siglo XV. Salustiano de Dios. Universidad de Salamanca, 2016, tambien podemos
leer sobre el doctor Montalvo su vida y su obra teniendo en cuenta lo que sobre
Montalvo escribe Fermín Caballero. El doctor Montalvo pasa a vir a Huete desde
su Arévalo natal en Avila cuando su
padre se traslada a esta Ciudad en compañía de su mujer Isabel Ortiz de Cuenca
que podía ser natural de Huete. Montalvo testa en Huete en 1496.
[9] Espacio. Tiempo y Forma. 1994. Estructura urbana de
Huete en el siglo XV José María Sánchez Benito.
[10] En 1465 y 1466 recibió
70.000 maravedíes por juro de heredad, 6.000 de quitación vitalicios, 54.000
para dieciocho lanzas y otros 45.000 para quince lanzas.
[11] Fue
en 1177, a raíz de la conquista de Cuenca, que "Azagnón" (Azañón)
pasó al reino cristiano de Castilla quedando incluido en el Común de Villa
y Tierra de Cuenca, usando su fuero y estando bajo su jurisdicción.
Luego, en 1253, y por donación de Alfonso X "El Sabio", rey de
Castilla y León, Azañón pasó a ser, Junto a Viana, Cifuentes, Val de San
García, Valdeolivas y Palazuelos de Dª Mayor Guillén de Guzmán, Señora de
Alcocer. Más tarde, a la muerte de ésta, heredó el Señorío su hija Beatriz,
Reina de Portugal, quién a su vez, en 1283, lo cedió a su hija la Infanta Dª
Blanca. Años después, en 1312, Dª Blanca, Infanta de Portugal y entonces
Abadesa y Señora de la Huelgas de Burgos, había acordado vender el Infantado de
Alcocer, con Azañón, Viana, Cifuentes, Palazuelos y varias aldeas burgalesas al
influyente D. Juan Manuel, hijo del Infante D. Manuel, por la cantidad de
650.000 maravedíes, de los cuales, el comprador satisfizo, a cuenta, una
primera entrega comprometiéndose al pago del resto dentro de un cierto plazo,
D. Juan Manuel tomó posesión de las tierras pero incumplió el acuerdo
establecido, de forma que volvieron a Dª Blanca quien, en uso de sus derechos,
las vendió en 1314 a su primo el Infante D. Pedro, hijo de Sancho IV "El
Bravo", rey de Castilla y León. D. Juan Manuel se sintió tan ofendido que
tomó represalias, corriéndolas y arrasándolas, llegando incluso en su
resentimiento, a asolar en sangrientas algaradas, las comarcas de Huete,
Guadalajara e Hita. Finalmente, en febrero de 1316 y en el lugar de Cuéllar
(Segovia), se reunieron D. Juan Manuel y el Infante D. Pedro, y mediando entre
ellos el Maestre de Calatrava, se avinieron acordando adquirir y pagar cada uno
la mitad de las villas en litigio, correspondiendo: Cifuentes, el Val y otros
lugares a D Juan Manuel, y el Infantado de Alcocer, con Azañón y Viana a D.
Pedro. Parece ser que tras la mediación de Maestre de Calatrava se hallaba el
propio hijo de Dª Blanca, Juan Nuñez de Prado, quien poco después sucedería en
el maestrazgo de la Orden. A la muerte de D. Pedro, ocurrida en 1319, tales
propiedades pasaron a su viuda. En 1327 Azañón pasó a formar parte del
municipio de Viana, según prueba un documento dado en Sallent por la Infanta Dª
María, mujer que fue del Infante D. Pedro. En dicho documento se fijaba el
derecho de los de Azañón a nombrar sus alcaldes y jueces y el poder de actuar
en los asuntos de menor cuantía, mientras que otros de características
superiores quedaban bajo el control de las autoridades de Viana. Esta
dependencia aún se mantenía al menos en 1578 tal y como se refleja en las
Relaciones Topográficas hechas en tiempos de Felipe II. En el siglo XV, y ya
desgajados del Común de Cuenca, lo lugares de Azañón, Viana, La Puerta y
otras aldeas y villas alcarreñas, pasaron a pertenecer al caballero D.
Pedro Nuñez de Prado, noble vecino de Guadalajara. Posteriormente, en
1483, y tras una serie de pleitos y continuas usurpaciones, estos terrenos
fueron a parar a manos del Arzobispo de Toledo D, Alfonso Carrillo de Acuña y
al hermano de éste D. Lope Vázquez de Acuña, Duque de Huete y conde de Viana.
Más tarde, y por haber fundado sus padres, D. Lope y Dª María de Mendoza,
segundo mayorazgo a su favor, heredó el señorío el manirroto Lope Vázquez de
Acuña "El Mozo", luego duque de Huete y Señor de Viana, quien poco después,
en 1485, vendió parte de estos territorios, a D. Iñigo López de Mendoza,
segundo Conde de Tendilla y primer Marqués de Mondejar, en cuya casa, permanecían
Azañón, hasta el siglo XIX.
[12] El monarca exponía en este documento que a los
reyes conviene hacer mercedes a los suyos que los sirven les son leales.
y alcanzó de forma efímera el título de duque de Huete. Por tanto, por los
servicios que Lope Vázquez hizo frente al marqués de Villena como leal
caballero, era su merced y voluntad que desde el día de Navidad primero
viniente, que es en este año desetenta y quatro, vos podades llamar y llamedes
don Lope Vázquez de Acuña, conde de Viana y duque de la çibdad de Huete.
Estremera, 13 noviembre 1474, RAH,
Salazar y Castro, M-45, folios. 35v-36v y 146v-147r y D-13, fol. 300r-v.
[13] Luís Suárez
Fernández. Los Reyes Católicos. La conquista de un trono. Editorial Rialp, p.
254.
[14] El traspaso de la merced se hizo en el monasterio de
Santo Domingo el Real de Madrid, 15 marzo 1474; el privilegio fue librado en
Segovia, 28 marzo 1474.
[15] Mantiel, La Puerta, Peralveche y Cereceda
-localidades de la actual provincia de Guadalajara- pertenecían al sexmo de la
Sierra, que alcanzaba los límites del río Tajo, frontera natural entre el
obispado de Cuenca y el obispado de Sigüenza en la Edad Media.
[16] Juana de Hinestrosa, que sigue a su padre en la
posesión de La Olmeda de las Valeras, casa con Gómez Hernández de la Muela,
señor de Villar del Saz de don Guillen y de la Torre del Monje, junto a Villar.
Gómez Hernández de la Muela estaba enterrado en la capilla mayor de la antigua
iglesia del convento de Santo Domingo de Huete de la que era. Sus huesos y los
de su mujer Juana de Hinestrosa fueron desenterrados
al hacer la nueva iglesia y debido al incumplimiento de las capitulaciones de
la dotación y enviados a su nuera Florencia Mexía, señora de La Parra y
Villarejo de Periesteban.
[17] Herencia de su padre a quien viene de su primera
mujer y ultima señora de Albornoz, Beatriz de Albornoz “la Ricahembra”
[18]
DONACIÓN DE LOS LUGARES DE VIANA DE Mondejar -no de JADRAQUE- Y DE LAS FORTALEZAS DE CASTILLEJO Y CASTEL DE
ACUÑA, POR LOPE VÁZQUEZ DE ACUÑA, QUE FUE DUQUE DE HUETE, A FAVOR DE SU HIJO
LOPE VÁZQUEZ DE ACUÑA, SEÑOR DE VIANA. 1483. 22 de julio. Uclés, camino de
Huelves. M-48. Folio.115 a 116v. Bibliografía
sobre la ciudad de Huete. Manuel de Parada.
[19] La facultad regia fue
concedida en Salamanca, el 9 de diciembre de 1486 y el mayorazgo se escribió en
Castil de Acuña, el 10 de enero de 1487.
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